EN LA REGIÓN 439
DRAGON BALL Z © AKIRA TORIYAMA
Sinopsis: En la región 439 no solo residen escasas personas y mucha naturaleza. También hay historias, historias de la familia Son.
Nota de la autora: Si tuviera que elegir qué familia del universo del anime que sería similar a la mía, pues la familia Son es la indicada. Desde la relación entre la pareja de esposos, pasando por la personalidad de los hijos y cómo estos se llevan, toda calza en mi casa.
Así que bueno, basado en experiencias propias y otras adecuadas a esta familia, presentó una serie de historias con relaciones románticas, de hermanos y sobre todo familiares.
Capítulo único: El fin de la inocencia
Goten se metió en su cama, sin dormir. Su ansiedad era tremenda. ¡No podía esperar para salir con su padre mañana! Después de que Goku trabajara en los campos y que él estudiara aún más, habían conseguido que su madre accediera a un día de relajaciones. Gohan se libraría un día de los estudios y había arrastrado a Videl también. Aunque no parecía molesta por pasar tiempo con su hermano. En realidad, no lo entendía.
¡Pero lo importante era pasar el día con su papá!
Chilló sin contener la conmoción y empezó a golpear su cama con emoción. Algo lo golpeó. Tirando la almohada de su rostro, hizo un puchero a la cama lindera
—¿Por qué hiciste eso?
—¡Silencio, Goten...! Estoy tratando de…—Gohan se calló mientras se quedaba dormido—. Videl...—o en parte se calló.
—Gohan no es tan divertido como antes —concluyó mirándolo con el ceño fruncido—. Él debería estar emocionado también.
Pero dejando el tema de su hermano, pronto se puso alegre. Ahora si solo pudiera irse a dormir, sería lo mejor.
—Supongo que, si cierro los ojos y no pienso nada, me dormiré —pensó y procedió a hacer eso.
Treinta minutos más tarde, seguía igual.
—¡Duérmete ya, Goten! —se reprochaba mentalmente y se sacudió con violencia. Otra almohada de parte de Gohan se vino encima y esta vez su respuesta fue más severa—. ¡Hermano, eres malo!
—Tú eres malo por no respetar mi sueño —comentó, hastiado. El hijo mayor de Son Goku se incorporó de su cama y se puso en posición vertical—. ¿Qué pasa?, ¿por qué estás tan inquieto?
—Pero si tú sabes.
—¿Qué cosa?
—Mañana es el paseo con papá. ¿No te acuerdas? Invitaste a Videl, hermano —recordó con obviedad.
La mención de la muchacha de ojos azules causó estupor en el joven y un sonrojo. Era cierto que la había invitado a pasar el día con su familia, aunque evitaba pensar por qué había dicho eso y puesto nervioso por ello. Intentaba evadir sus sentimientos aflorando. Suficiente era su divagar constante con Videl.
—Sí, lo recuerdo —contestó con nerviosismo—. Pero eso no importa. ¿Por qué estas despierto? Eso no tiene que ver con Videl, ¿verdad? —explayo dejando el tema de la justiciera de lado.
—No puedo dormir. Solo eso —dijo con simpleza.
Gohan se incorporó de la cama, un poco preocupado por su hermano menor. Pasó la mano por su frente y tanteó su pulso, examinando que no tenía fiebre ni problemas en su presión. Goten lo observaba mientras se cruzaba de piernas y brazos mirando por la ventana con seriedad.
—Bueno, no estas enfermo. Solo estás ansioso por mañana —respondió, sonriéndole—. Quizás si tomas un vaso de leche tibia te relajes.
—¿Así de fácil? —Gohan le asintió y procedió a volver a su propia cama. Goten salió de la suya y corrió a tomar el pomo de la puerta—. Oh, pero Gohan...—se calló cuando escucho ronquido de su hermano. Estaba dormido de nuevo y ya no quería molestarlo—…, a mamá no le gusta el ruido en la noche.
Tenía que recordarse a sí mismo que no podía pisotear mucho. Tomó el pomo de su puerta, lentamente la abrió. La puerta chirrió.
El pequeño niño se congeló al instante. Estaba seguro de que, en cualquier momento, su madre vendría y le gritaría por andar paseando durante la noche.
—Pero no tengo sueño —murmuró pensando su excusa.
Para sorpresa suya tras unos segundos, nada de eso sucedió, la tensión dejó lentamente su cuerpo pequeño y se relajó mientras abría la puerta del todo. De un pequeño brinco ya estaba en el pasillo y todavía reinaba el silencio.
—¡Excelente, mamá está dormida! —festejo en un susurro.
Suavemente se dirigió a la cocina. En el camino, pasó frente a la habitación de sus padres. Apenas unos pasos más tarde, sus oídos percibieron un claro ruido que venía detrás de él. Eso intrigó a Goten. De repente, el niño tuvo una idea.
—Sí mis papás están despiertos tal vez quieran leche tibia como yo.
Con la idea esa en mente, retrocedió a la habitación matrimonial. Primero tenía que asegurarse de que estaba escuchando correctamente, para eso, apoyó una oreja contra la puerta y escuchó atentamente.
Sus sospechas eran ciertas, sus padres estaban despiertos. Estaba seguro de que podía oírlos hablar entre ellos de forma baja y acalorada. Un detalle llamó la atención de Goten, fue un sonido su madre suspirando y su padre gruñendo.
—¿Están discutiendo? —cuestiono y apoyó la oreja con más fuerza contra la puerta—. Es extraño que peleen ahora. Mamá generalmente grita y papá se asusta.
El hijo de menor de Goku se dejó caer en el suelo, reflexivo. ¿Por qué no hacían el ruidoso espectáculo que siempre solían hacer? Se encogió de hombros. ¡Tal vez es porque no querían despertarlos!
Goten era inocente y eso formó un plan en su cabeza para resolver el problema. Él entraría allí y los calmaría a los dos. Mañana saldrían y se los recordaría. Era un día para relajarse y no pelear.
—Y después tomaremos leche tibia —concluyó, feliz.
Así que, sin vacilación, Goten irrumpió en la habitación.
Eso fue justo cuando Milk gritó.
—¡Sí, Goku, sigue así!
Eso detuvo a Goten que se paró en su lugar, rascándose la parte posterior de su cabeza. Se preguntó por qué su madre le decía que sí a su padre cuando se suponía que estaban discutiendo.
—¿Qué está pasando? —agudizando su vista, pudo ver que las sábanas se movían con rapidez—. ¿Por qué están bajo las sábanas? Tal vez sea un juego.
Goten asomó una sonrisa leve, si era un juego, quería participar con ellos.
—¡Papá, mamá! ¿puedo unirme al juego? —Goten soltó una risita de pie en la entrada—. ¿A qué están jugando?
Dos cabezas salieron de debajo de las sábanas. Ambos estaban cubiertos de sudor y mejillas sonrojadas. Sus ojos estaban repletos de horror.
Goten los había atrapado teniendo intimidad.
—N-nada —fue lo primero que Milk comentó, adquiriendo un tono más profundo de rojo. Ella entonces comenzó a temblar de ira.
Goku sintió como su esposa comenzaba a enfadarse y rápidamente formó un plan. No permitirá que su hijo, por más que lo quisiera, arruinara su noche de pasión.
—Están jugando algo, ¿no? —insistió frunciendo el entrecejo—. ¡Quiero unirme! —Goten hizo un puchero pisoteando con su pie.
—Goten, este juego es de dos personas —soltó Goku.
—No importa, puedo esperar mi turno —contestó tranquilo. En su cabeza era simple—. Solo tienes que explicarme…, ¡y corriendo las sabanas será más fácil!
Goku se puso más nervioso cuando su esposa se encogió más debajo de las mantas, enfureciéndose más por minuto. Su vida marital estaba pendiendo de un hilo.
—¡Goten, espera! —el padre de Goten chilló. El niño se detuvo, a un pie de la cama con cara de pregunta—. Cuando sea tu turno te explicare, ¿quieres?
—¿Por qué? ¡solo quiero aprenderlo! —Goten discutió, acercándose.
La cabeza de Milk apareció de nuevo, una mirada enojada en su cara. Los mechones de cabello negro azabache empapados de sudor estaban pegados al mismo.
—¡Goten, estamos…! —Goku puso una mano sobre la boca de su esposa.
—¡Gohan! —gritó el saiyajin por su hijo mayor.
—Papá, ¿qué es no puedo ver? —Goten gimió, confundido—. Y no es necesario que Gohan venga, puedo aprenderlo de ti.
—¡Gohan! —Goku llamó de nuevo. Él estaba desesperado. Si su esposa se enojaba, ¡no tendrían intimidad en una buena temporada!
Finalmente suspiró con alivio cuando el ki de Gohan se acercaba. Entretanto, su esposa intentaba retorcerse, intentando morder sin éxito la mano de su esposo. Goku tuvo que aumentar el ki en su mano para evitar que la mordida fuera a doler.
—Solo quiero pasar el rato contigo...—Goten bajó la cabeza, apenado. Esto debería funcionar para que quisieran explicar el juego.
—Papá, ¿qué es lo que...-AHHHHHHHH! —gritó horrorizado, cubriendo su cara. Enseguida supo que estaba sucediendo. Se dio cuenta que su hermanito estaba de pie junto a la cama con la cabeza gacha—. ¡Goten!, ¿qué haces ahí?
La cabeza del niño pequeño se volvió hacia la cara de su hermano mayor que, curioso, increpó.
—¿Qué? ¿quieres unirte? No sé si quieran, hermano, ¡a no me dejarán ver-EEEEEEEE!
Goten fue interrumpido cuando Gohan lo agarró y salió de la habitación a una velocidad impresionante que los situó en el cuarto que compartían. Cerró la puerta con el pie y colocó a su hermano en que la cama mientras pateaba.
—¡No hagas eso otra vez! —fue todo lo que dijo Gohan mientras giraba. En el fondo, se escuchaba un golpe sordo—. Perdona papá, no pude salvarte. Otra vez —a todo esto, la imagen de sus padres en pleno acto—. ¡Ay, ay, ay! Una cosa es estudiarlo y otra verlo. Quedare traumado de por vida.
—¿Por qué no puedo verlo?, ¿qué estaban haciendo? —Goten preguntó trayendo a su hermano a la realidad. Todo se estaba poniendo extraño.
Gohan continuó caminando, estaba sin dormir y ahora cargaba un trauma. Mañana no estaría con todas las luces para ver a Videl. ¡Gran problema!
—Goten, papá y mamá…, ellos —dejó escapar un gran bostezo, ya soñoliento de nuevo—. Estaban haciendo un bebé —respondió sin más, desplomándose en su propia cama y roncando al instante.
El tiempo se detuvo para Goten. Su cabeza se quedó en blanco mientras procesaba lo que acababa de decirle su hermano. De repente, se sintió invadido por oleadas de emociones cuando los recuerdos volvieron a él y distintas escenas comenzaron a calzar en su mente. Su boca cayó al suelo y gritó. Gohan brinco del susto y su cabeza dio al techo, provocando un agujero en el proceso.
Milk entró en la habitación y se detuvo al pie de la cama del pequeño. Goku entró, poco después, frotando un chichón en su cabeza.
—¿¡Gohan, que le hiciste a mi precioso techo!?
—Perdona, mamá. Fue el momento —contestó saliendo del hueco y cayendo a su cama, impecable.
Milk sonrió, levemente. Posó la mirada en su hijo menor.
—Goten, tenemos que hablar...—se detuvo, finalmente viendo la mirada de sorpresa en la cara de su hijo—. ¿Qué pasa? —sus ojos se llenaron de preocupación.
El chico no respondió, la mirada seria aún adornando sus facciones. Gohan enarcó la ceja, confundido. Goku se encogió los hombros en el mismo estado.
—¿Goten? —Milk posó una mano en su hombro—. Dime que...—fue interrumpida de nuevo por la cara del pequeño que se balanceaba hacia la de ella.
—Gohan me dijo que estaban haciendo un bebé —expresó con desgano. Su labio inferior sobresalía—. Me mentiste, mamá.
La mujer de cabello negro retractó su mano con mucha velocidad.
Gohan chilló, entrando en pánico.
—¿Qué...?, ¿Qué-qué? —Milk se trastabilló de la sorpresa hacia atrás. Goku la sujeto antes de cayera y la tambaleó hacia adelante.
—¿Qué vas a decir…? —su esposo cuestionó. Él también quería saberlo. Esto es interesante—. Tengo que escuchar esto...
Gohan tragó saliva.
—¿De qué estás hablando, Goten? Si tú sabes que…
—¡No, tu mentías! —grito tajante y enfadado—. ¡Dijiste que nosotros fuimos un deseo a Shenlong!
—¡Oye, Goten, pero es verdad! —defendió su madre.
—¡No, no mientas, mentir te hace crecer la nariz y parecer Uranai Baba! —reprochó, herido y traicionado.
Goten se tumbó en la cama y metió la cara entre las almohadas. Goku cayó de espaldas con un ruido sordo. Milk se puso roja.
El silencio en la habitación era ensordecedor.
Pero esa tranquilidad se alteró cuando se hizo el sonido de una sartén enojada que golpeó a un objetivo que ya se lo veía venir.
Al día siguiente, Videl Satán descendía en la frente a la residencia Son y golpeaba la puerta. Su espasmo fue notorio al ver a Gohan con un chichón en la cabeza y la cara marcada con una sartén.
—Gohan, dime, ¿Qué ocurrió? —preguntó preocupada. Posó su mano en la mejilla del chico que rápidamente se retiró, la zona le ardía.
—Solo te diré algo —exclamó, haciéndola pasar—. Nunca dejemos que nuestra hija nos pille en la intimidad.
—Si, lo que digas, espera… ¿dijiste nuestra hija?
—¡¿Qué?! ¿¡tú también, Gohan?! —aulló Goten de pronto. Tenía el ceño fruncido y mirada a ambos jóvenes con molestia—. ¡También vas a hacer bebés con Videl!
—¡Ah, dios no! —y el techo volvió a tener un hueco gracias a Gohan que huyó con su maestro Piccolo. Nunca volvería a perturbar la inocencia de su hermano.
