Corazón de Fuego, Corazón Vacío

Fairy Tail no me pertenece, solo mis OC.

En Álvarez son conocidos como el Cazador de Magos y la Devoradora. Así como dos de los escudos más poderosos del emperador. Ambos con un trágico pasado que involucra dragones, ambos con una misión. Infiltrarse en Fiore y destruir al Consejo Mágico ¿Podrán cumplir su objetivo o serán detenidos por Fairy Tail? ¿Por qué uno de los dos es una criatura casi tan antigua como los dragones?

La imagen del cover pertenece a Blazbaros. Pueden buscar sus dibujos en devianart. Y sip, me dio permiso para usarla.


Capítulo 1 La misión

Dos figuras encapuchadas de negro avanzaban por un largo y lujoso pasillo decorado con alfombra roja, vasijas con flores y cuadros en las paredes blancas. Uno de ellos tarareaba una melodía alegre mientras el otro guardaba un silencio hosco. Quien recitaba la música sin embargo tenía una gran peculiaridad, debajo de la capa que le llegaba hasta el suelo, salía una larga y gruesa cola de serpiente con anillas rojas y negras. El general había solicitado la presencia de ambos en el palacio de Vistarion y ellos habían acudido cuanto antes. Ya solo les faltaba una puerta para llegar.

–¿Crees que nos extrañaba? –Preguntó animada y con voz femenina la encapuchada con la cola de serpiente.

–Dudo de que nos haya solicitado terminar pronto la misión para que vengamos a tomar té–. Respondió con frialdad y serio la voz masculina de su acompañante.

–¿Por qué la cara larga, Maestro? Acabamos el trabajo sin ningún inconveniente ni daños colaterales en la ciudad–. La chica tenía ojos azules oscuros y se podían ver algunos mechones de pelo naranja oscuro bajo la capucha. Se veía preocupada por el bienestar del hombre a su lado.

El hombre, de ojos verdes esmeralda, bigote y largo cabello negro un poco ondulado tenía la vista fija en la puerta a la que se aproximaban cada vez más. –Ese es el problema. Las últimas cinco cacerías no han sido más que eliminar imbéciles arrogantes con complejo de héroes que no me hicieron ni siquiera sudar–. Explicó con fastidio.

–Tal vez hoy sea diferente. Confiemos en que nos darán un trabajo importante y lleno de peligros donde podamos encontrar un rival digno para ambos. Y hasta puede que delicioso–. Esto último lo dijo con un hilo de baba escapando de su boca.

–¿Acaso solo piensas en comer? – Le preguntó ya más calmado ante el optimismo de su compañera.

Al abrir las puertas, entraron en una gran habitación con estanterías llenas de libros y objetos antiguos. En el medio de la sala había una mesa de cedro blanco con un mapa desplegado de Ishgar. En la punta opuesta de la habitación, se podía apreciar un gran ventanal y frente a este, un escritorio con un trono de mármol blanco como asiento detrás. En el trono, aguardaba sentado un anciano que emanaba un aura tan fuerte que era capaz de asfixiar por la mera presión de su poder. Pero ninguno de los dos magos fue afectado por esto. Hasta podía decirse que el aura combinada de los dos era capaz de rivalizar con la de aquel hombre de pelo y barba blanca con túnica plateada y un largo báculo.

Ambos se inclinaron ante él y le hicieron una reverencia a la vez que se presentaban.

–Vladimir Von Teskalorius, Cazador de Magos a sus órdenes, General.

–Crystal Balkran, La Devoradora, a su disposición, August-sama.

–Sé que han estado ocupados este último mes–. Les dijo con tono apacible. –Han hecho un gran trabajo al eliminar a esos traidores y acallado todo rumor de rebelión de forma magistral. Ahora la capital podrá dormir tranquila por un largo tiempo.

–Todo sea por su majestad–. Dijeron los dos al unísono.

–Vengan, mis discípulos. Tengo una nueva tarea para ustedes. Y estoy seguro de que, a diferencia de las anteriores, esta les gustará. – Comentó el anciano mientras salía de la habitación y les hacia un gesto para que lo siguieran. Permanecieron en silencio mientras recorrían los pasillos del palacio hasta que llegaron a una sala cerrada con una sola entrada. En el suelo se podían apreciar varios círculos mágicos concéntricos y algunos superpuestos y un pedestal en el centro sosteniendo una esfera negra.

–August-sama, este lugar es…

–El teletransporte mi pequeña serpiente, sí. Les explicare la misión ahora si no les importa–. Vladimir asintió en silencio mientras Crystal solo se le quedó mirando expectante. –Viajaran al reino de Fiore y se unirán a un gremio de magos para que pasen desapercibidos. Una vez que se asienten y estén listos, investiguen al Consejo Mágico en Era. Quiero saber todos sus secretos, y la fuerza de la que disponen. En especial sus armas mágicas. El cañón satélite Etherion fue un enorme problema durante el último intento de invasión. Lo quiero destruido o incapacitado. Y cuando tengan la oportunidad, elimínenlos a todos. Sin el consejo Mágico, Fiore quedará vulnerable ante nuestro poder. Los engranajes de la guerra vuelven a girar, mis discípulos. Y son ustedes quienes tendrán el privilegio de entregarle a Su Majestad a sus enemigos en bandeja de plata.

–Voy a necesitar una larga provisión de lacrimas para esto–. Comentó Vlad mientras hacia una lista mental de cosas que necesitaría en su viaje.

–Si nos vamos a Fiore, tendré que llevar mi armadura, además de una reserva de Jewels enorme para la comida–. Se puso un dedo bajo la barbilla mientras repasaba su propia lista.

–Todo lo que necesitan ya está preparado en sus habitaciones. Recojan sus cosas y vuelvan de inmediato.

–Sí, Maestro–. Hicieron una reverencia y se alejaron con paso veloz.

La habitación de Vlad era el vivo reflejo de un coleccionista de trofeos. Artefactos extraños y armas antiguas colgaban de las paredes. Cada una emanaba un aura de odio cada vez que el Cazador de Magos entraba, sensación que le resultaba agradable en su retorcida y siniestra mente. Cada trofeo había sido tomado de uno de sus enemigos mientras aún estaban con vida y los había convertido en el arma ejecutora.

Debido a que sabía de sobra que su último objetivo iba a ser débil para sus estándares, había dejado la pelea en manos de su compañera mientras leía un libro sobre magia de re-equipación. Un gran baúl negro rectangular aguardaba en el medio de la habitación. Al abrirlo, Vlad sonrió complacido.

–Me conoces bien, August. Hasta pusiste las nuevas lacrimas concentradas que te pedí. Veamos… rifle de largo alcance modificado, balas mágicas de alta velocidad, balas de hierro explosivas, cañón de mano, capa de invierno, catálogo de magia olvidada. Bien, solo falta la bolsa de Jewels. Pulsando un botón en la cerradura el baúl empezó a plegarse sobre sí mismo y encogerse hasta convertirse en un dado negro. Lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón negro. Se quitó la capa negra de viaje y buscó su armadura favorita. Un petó negro ligero con decenas de nombres escritos con letras blancas. Tomando una capa negra con dibujos de fuego blanco en el borde inferior salió con paso ligero de vuelta a la sala del teletransporte.

El cuarto de Crystal continuaba siendo el mismo desastre que cuando había salido una semana atrás. Todas sus remeras y sostenes yacían tirados sobre su inmensa cama y parte del suelo. Era una habitación normal, con sillones y estanterías decorándola en armonía con el desorden de la otra mitad. Sobre el respaldo de su cama, se apoyaba un colosal espadón hecho de un metal oscuro y cubierto con vetas carmesí en todo el largo de la hoja. Lo contempló un momento mientras leía en silencio la inscripción tallada en la empuñadura. "Cuando Ishgar y el cielo sean desgarrados por igual, corta a la bestia que encarna tu mal". Se quitó la capucha y la tiró a un rincón. Tenía puesta una remera blanca de mangas cortas con un dibujo de una calavera negra siendo aplastada por las fauces de una serpiente roja y dorada. Encima llevaba un chaleco rojo sin mangas y flamas negras dibujadas hasta la mitad inferior. Usaba una pollera negra ajustada donde su cintura humana daba paso a su cuerpo de serpiente.

Comenzó a tirar la ropa y almohadones por doquier mientras preguntaba al aire y refunfuñaba –¿Dónde está? Sé que lo guarde aquí la última vez–. Luego de dar vuelta la habitación entera por completo, se rasco la cabeza tratando de recordar. Al final se le ocurrió revisar sobre su mesa de luz. Frunció el ceño al ver que lo que había estado buscando estaba sobre una nota en papel dirigida a ella que decía:

Crystal

Aquí está tu baúl rojo portátil. De nuevo lo dejaste tirado con tu ropa sucia. Tu armadura se haya guardada dentro. La funda para tu cola también. Deje una bolsita con tus bocadillos favoritos para el viaje. El dinero está a tu disposición, pues los dos sabemos el problema de Vlad cuando se trata de esto.

Atentamente: August

–Ahh, August-sama. Me conoces tan bien–. Guardó el dado rojo y levantó el ultra espadón con una sola mano como si no le pesara y reptó con calma a la sala de teletransporte.

Los dos volvieron a la sala donde August los esperaba complacido –Rápidos y al punto como siempre ustedes dos. Ojalá los demás escudos fueran así de eficientes.

–Solo cumplen ordenes porque les conviene. Después de todo ¿Quién se atrevería a desafiar al gran August, La Calamidad o a la Desesperación Escarlata? –Afirmó solemne Vlad.

–Cierto. Ni siquiera nuestra magia combinada es capaz de vencerlo, August-sama–. Agregó ella.

–No se desestimen tanto. Aun son jóvenes y pueden mejorar. La magia que poseen es única y pondría a cualquier mago contra las cuerdas. Ahora colóquense en posición–. Les ordenó el anciano.

Vladimir y Crystal se colocaron junto al pedestal con la lacrima negra. August empezó a recitar un conjuro y los círculos mágicos brillaron de un color purpura oscuro mientras la esfera brilló con una luz blanca cegadora. Un sonido similar a un trueno los aturdió un instante y lo próximo que los dos supieron fue que estaban cayendo.


Esta historia comenzara justo antes del arco de Phantom Lord y seguira el canon con algunos toques personales. Esta es mi primer historia en FANFICTION por lo que me gustaria saber sus opiniones. Como mencione antes Fairy Tail no me pertenece, solo mis OC. Quiero llegar hasta el mismo punto que el manga, por lo que va a haber para rato. Disfruten y comenten.