(Versión original - adaptado: 02/02/2015)
Shugo Chara! © PEACH-PIT (#Respect)
Hitman
'Prólogo'
Desperté y me sentí algo extraña… Todo estaba oscuro y demoró un momento mi vista para poder acostumbrarse, cuando pude distinguir las cosas en la oscuridad me di cuenta de que estaba echada en una cama, tapada con una sábana al parecer blanca. Me dispuse a quedar sentada, pero en el momento en el que me senté…
–Ahh…
La exclamación de dolor me resultó imposible de aguantar, me dolió todo el cuerpo con sólo levantar mis manos.
Como pude me apoyé de estas nuevamente y apoyé mi espalda en la pared. Así pude notar de que se veía luz a través del borde una puerta al frente mío, del otro lado se comenzaron oír dos voces masculinas, una más ronca que la otra…
–Así que la vas a cuidar–dijo la primera voz algo burlona.
–Quien sabe–dijo la segunda con un tono desinteresado–. Lo que yo haga te debería importar poco.
– ¿Porque te amargas? Sólo es un comentario.
–Tsk.
En ese momento abrieron la puerta. Pero uno de los hombres estaba de espaldas. Se giró rápidamente cuando pareció notar que el joven delante de él me miraba. Uno aparentaba ser mayor que el otro. Ambos tenían el cabello azulado, uno más largo que el otro y uno tenía una tonalidad más violácea mientras el del mayor era un azul índigo. Los pares de ojos eran diferentes, el más bajo tenía los ojos dorados suspicaces mientras que a su lado resaltaban unos intrigantes y misteriosos zafiro.
–Tu chica despertó–dijo con la misma voz burlona que había escuchado antes.
–Cállate–dijo cortante el ojos zafiro, sin perder la frialdad.
A pesar de que no los conocía, no me sentí asustada más mi cabeza me dolía a horrores con sólo mirarlos. Y muy en el fondo algo me decía que no debía estar allí. Intenté levantarme, salir de la cama esta vez, pero la voz gruesa me detuvo.
–Si haces eso, te vas a caer–dijo con un tono de voz más suave que el que había utilizado para callar al pelilargo.
–Claro, ha ella le hablas bien y a mí, tu amigo de la infancia le hablas mal–dijo ahora sarcástico.
– ¿No tenías que tomar un avión?
El joven no dijo nada sólo se fue y grito un adiós, oí sus pisadas alejarse y luego distinguí el sonido de una puerta cerrándose con fuerza.
Me percaté de que había dejado de intentar lo que quería y al momento que quise quitarme las sábanas que tenía encima de mis piernas:
–No lo hagas sino te quieres asustar–me interrumpió.
–Pero quiero pararme, me siento inútil en una cama.
– ¿A dónde quieres ir?–preguntó comenzando a caminar en mi dirección.
–No lo sé, pero no pienso estar sentada un minuto más–dije al tiempo que me quité las sábanas de encima, no miré mis piernas ya que él me lo advirtió. Puse mis pies en el frio suelo y me puse de pie aunque no duré mucho, las piernas me dolieron a horrores y por un momento pensé que se romperían. Pero en vez de que mi caída fuera impactada por el duro suelo…
–Que terca eres niña–dijo en el instante que sentí su aliento en mi nuca.
Me levantó con sumo cuidado, como si tuviera miedo de romperme, sentó en la cama y me preguntó algo en lo que yo no había pensado todavía.
–Recuerdas lo que paso…
Más que pregunta, me sonó a afirmación, pero lamentablemente, al pensar en la razón de mi dolor tenía una especie de laguna. No tenía ni la más mínima idea de por qué estaba allí, si quiera sabía algo de mí, pero hice un esfuerzo… TENÍA QUE recordar algo, no podía estar realmente falta de memoria… Una voz llamándome por mi nombre supongo y yo entrando en preparatoria… Los recuerdos llegaban pero no completos, la cabeza me daba más vueltas que antes. –Mi nombre es Amu, tengo 17 años…
–Tu apellido, ¿recuerdas tu apellido?
–No…–dije llevando mis manos a la cabeza, aún sentada, ni sabía que nombre tenían mis padres, mucho menos si tenía algún pariente, ni donde vivo. Todo provocaba más punzadas en mi cabeza, sentí una venda en ella y supuse que tal vez era la razón de mi dolor. La razón por la que comencé a llorar no la tenía clara, si era por el dolor o porque me sentía mal, derrotada, sola, sin nadie con quien contar.
Pero fue en el instante en el que él me abrazó y yo escondí mi rostro en su pecho que una luz de esperanza iluminó mi cabeza.
–Tranquila… ya lo recordarás.
Y nos quedamos así. Sólo el sonido de mi llanto.
Al menos sabía que tenía a alguien en quien apoyarme, alguien en quien confiar, alguien que estaría conmigo en este momento. Algo en su tono de voz me provocó una corriente eléctrica pero en mi cabeza las imágenes no aparecían. La sensación de que estaba me estaban ocultando algo. Obviamente, deseché la idea por completo… eran cosas mías después de todo. Él sólo quería ayudarme…
¿Verdad?
Gracias por leer ^^
Attn. Kiriha-chan
