Scorpius amaba tocar el piano. Porque cuando él lo tocaba, podía sentir la mirada penetrante de la muchacha que lo acompañaba en esos momentos...

Con las teclas tocadas y los sonidos sonados, el corazón de Rose se hinchaba de orgullo y alegría al observar como su esposo, su amante podía tanta pasión en algo tan simple como eso...

La misma pasión que ella ponía en sus cuadros, la mayoría de ellos, inspirados en amor, felicidad y de nuevo amor, nunca tristeza o dolor, pues en el corazón de Rose tales cosas no existían...

Nunca en su vida, desde que estaban juntos, habían vuelto a ver el dolor y la decepción, hasta ese día, el fatídico día que lo cambio todo...

Fue en Julio, un día soleado y caluroso, ella iba apresurada a contarle la noticia a Scorpius, estaba embarazada, ¡de gemelos!, tan apresurada iba, que no se alcanzó a fijar en el semáforo, tan de prisa, que no vio el auto ir hacia ella, tan de prisa, que su vida paso delante de sus ojos en un segundo, y que al otro ya no sentía nada, solo paz, paz y tranquilidad... Fue un Julio, un día soleado y caluroso, cuando Scorpius recibió la noticia, que acabo con toda su felicidad, cuando lo supo, primero no podía procesarlo, luego el dolor lo invadió, luego el llanto y más dolor, y luego cuando al fin pudo parar de llorar, vino la ira, la absoluta ira.

Años ya habían pasado, desde ese fatídico día, él se alejó, de todo, de su piano, de su familia, de sus amigos, de todo lo que amaba, desde hace mucho había dejado de recibir las visitas semanales de Albus y de Lily, pero dejaron de ir con el tiempo, al darse cuenta que solo le recordaban a su preciada Rose...

Desde el cielo, una pelirroja miraba a través de un lago, a su amado Scorpius, sabia cuando le dolía, ella estaba igual, cada día desde su muerte, extrañaba a su amado, pero día tras día, trataba de superarlo, allí donde estaba siguió con su arte, creo los cuadros más hermosos jamás creados, pero estos eran diferentes, ya no había amor, o felicidad, ni siquiera la pasión que la caracterizaba antes de su muerte...

Pero ninguno de los dos puede dejar de lado el dolor, ambos se extrañan, ambos aún se aman, como la primera vez que se miraron a los ojos...

Rose sabe que algún día volverán a estar juntos, y aunque Scorpius no lo sepa, ella aún guarda un pequeño trozo de esperanza en su interior, de que algún día volverán a verse...

Porque, aunque ninguno de los dos lo sepa, aun guardan pasión en su interior…

Pasión que esperaba desesperada volver a surgir en sus corazones, y en sus mentes...