Este Oneshot sería como una parte inédita imaginada por mí del Oneshot "Iusiones y promesas, que siempre terminan rotas" de LonelyDragon883, que la pueden encontrar en mis Autores Favoritos.

¡Jamóh, ya lo escribí!

Tambiéh hay frases de la canción que tiene el mismo título de Fic. (The Lost… Etcétera, ¡lean el título, sabozht!:c).


II.

The Lost One's Weeping

...

No importa cuánto tiempo pase,
nos intoxicaron descuidadamente
por hipnosis.

Irremediablemente siempre me escondo detrás
de la arrogancia del poder que ya no tengo.

...

The Lost One's Weeping – By; Rin Kagamine.

.
.


No es ficción, es la vida real.

Escuchaste esa oración cerrando tus ojos, como si eso fuera a ocultarlo todo y fingir. Fingir que eso no era verdad y vivías en un cuento de hadas.

Que tú príncipe azul viniera a tu lado y se quedará para siempre, sin traicionarte ni romperte. Qué vivieran felices por siempre.

Este amor débil y sucio rápidamente se descubre, haciéndolos reír a todos por tu propia ingenuidad.

No es ficción.

Retumbaron fuertemente en tus oídos, produciendo así tu risa, una risa amarga y cínica.

A veces… no, siempre. Decir que estamos tristes, ¿es decir que estamos solos?

Seguiste tu camino, sin preocuparte por todas las miradas que recibías.

Esas miradas de preocupación fingida que hacían, si, eran esas de las que más odiabas.

Chocaste con Mirajane, culpa de no mirar hacia delante. Débilmente; murmuraste un ―Lo siento. ―y nuevamente seguiste con tu marcha.

Una marcha silenciosa que corrompía toda la felicidad restante.

Era todo una ilusión lo que él te decía y supuestamente sentía. De nuevo, te sentiste como una verdadera estúpida al creerle. Te sentías sucia, idiota, imbécil, ilusa, creyendo en todas las palabras que te habían dicho una y otra vez… que nunca cumplían.

Siempre supiste que él nunca te quiso verdaderamente, que él solo había amado a aquella albina, pero tuviste esperanzas.

Esas malditas esperanzas que habían nacido en tu interior al salir con él y escucharlo atentamente, sintiendo ese sentimiento más fuerte que antes, cuando el de él solo disminuía fuertemente.

Tomaste las llaves de tu bolsillo y, abriste la puerta de tu departamento. De esa habitación que él estuvo e impregno todo su olor, dejando una firma de "estuve aquí, idiota", el cual nunca desaparecería completamente.

Agarraste una toalla, yendo a la ducha, sintiendo el tacto del agua recorrer todo tu cuerpo, para limpiar la suciedad que contenías. Estabas lleno de eso, y lo sabías. Hiciste una ducha larga, muy larga, notando tu cuerpo arrugarse y marcarse por el agua.

Tu habitación era completamente rosa y lleno de regalos.

Un espejo estaba arriba del tocador, observándote a través de aquel objeto.

No tenías una cara. No tenías una personalidad.

No tenías felicidad.

Un cartel blanco colgaba sobre toda tu cara, notando tu palidez y las ojeras, esas horribles ojeras. Los pares de ojos, rojos de tanto llorar.

Habías llorado en la ducha, sin importarte mucho si lo escuchaba la dueña o no.

No soportaste tu imagen, aquella que representaba tu personalidad que no se encontraba, tomaste en tus manos aquel perfume que amabas… Que él te había regalado y lo observaste una vez más, sintiendo las lágrimas transcurrir tus mejillas nuevamente y lo tiraste contra el espejo con lo poco de fuerza que te había quedado.

Gritaste fuertemente, tirando y rompiendo todo lo que él había tocado. Tu garganta te ardía al igual que tus ojos y tus piernas temblaban como gelatina, no podías soportar más peso.

Caíste al suelo sin más, haciendo una posición fetal, tapando tu llanto desgarrador.

Quien era, tiñó este corazón de negro… Oye, ¿quién era?

Sentías una cuerda apretar todo tu cuello, dejándote muda, sin palabras ni gritos.

Lo sabías todo… Qué no podrías soportar esto una vez pase, aún así, lo hiciste todo. A pesar de saber las consecuencias de aquel juego de ilusiones que tú misma habías empezado, lo hiciste.

Asentiste y aceptaste todo de él, ¿pero por qué te dejó?

Hiciste todo lo posible para gustarle; ropa, perfume, estilo, personalidad… Te convertiste en lo que no eras solo por él… Aún así… ¿Por qué? Es lo que te preguntas siempre.

¿Qué es lo que hice mal?

¿Tal vez fue el máximo amor que le podías dar? ¿Él había llegado a su límite y decidió romperte así sin más?

No… Claro que no; tú tenías toda la culpa por formarte ilusiones que no eran, fantasías que no existían.

Un día como cualquier otro, despertaste sin saber quién eras, solo por él y para él.

Cambiaste todo, ¡quedaste sin nada de tu verdadero ser por él!

Pero solo fue por ser idiota.

¿Está bien que permanezcamos así? Fue lo que siempre se preguntó muy, muy dentro de ella, en lo más profundo de su corazón. Pero no quería aceptarlo; quería que esas ilusiones se convirtieran en realidad poco a poco… Cosa que nunca pudo ser.

Todo terminó cuando lo descubrió.

¿Qué debería hacer?

Gimió del dolor lo más que pudo y las lágrimas escurrieron de sus ojos sin parar, por más que las tapará o tratará de parar, siempre volvían. Como esos pensamientos. Finalmente, sin ganas de hacer nada, te tiraste como una basura en el piso, confundiéndote con todas las cosas destrozadas que se encontraban allí.

¿Oye, qué debo hacer?

―Ya no importa… ―murmuraste apenas. Una voz rasposa e irreconocible fue la que escuchaste salir de tus labios.

Sentías a todos reírte de ti, a personas que no conocías e incluso a tus mejores amigos.

Nunca debió de creer en nada… ¿Entonces… qué fue lo que la convirtió en idiota?

Ah, sí. Fue el amor falso y débil que sentía por Natsu.

Dice que queremos desaparecer, ¿Dice que queremos morir?

Te levantaste de allí, sintiendo el cuerpo pesado como ningún otro y corriste, corriste como nunca lo habías hecho.

No querías despedirte de nadie, aun así lo hiciste.

―El mundo estará mejor.

No fue una despedida como todos se imaginaban, pero lo hiciste… Solo con Levy–chan.

Observaste minuciosamente por última vez su cara confundida y sonreíste en lo muy profundo de tu negro corazón.

Fuiste corriendo con prisa, mientras tus ojos palidecían completamente. Tu destino era simple, el acantilado.

Todos los sentimientos de soledad y amargura desaparecieron, dejando solamente el sentimiento de la furia, el enojo.

Al llegar cerraste tus ojos por última vez, recordando tu primer beso, al igual que todos los recuerdos que tuviste con él, incluso el último horrible momento.

Sin dudar, a paso lento, te lanzaste con gracia al vacío que se encontraba.

Te abrazaste, reíste, lloraste y recordaste por última vez.

"¿Él llorará por mi muerte?"

A centímetros del suelo, reíste con amargura y respondiste al aíre un;

―No lo creo.


¿Fin?


Jamóh cc: Estaba escuchando canciones que compuso Neru y quise escribir esto que estuve prometiéndote desde siempre. ( :3JL)

Aquí táh la tan esperada y profundizada versión mía de los pensamientos de nuestra Lucy.

¡Nos leemos luego!

De pie, reverencia, ¡AYE SIR!