Algo pequeño, quizás como un pensamiento, que se me cruzó por la mente, y simplemente tenía que escribirlo. Para referencias, diré que esta ambientado entre el OoT y el TP, aunque realmente no tenga un tiempo preciso.

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Disclaimer: Ni el Dark Lord, ni el Hero of Time/Twilight, ni ningun personaje referente al mundo de Zelda me pertenecen. Todos son propiedad de Shigeru Miyamoto, y Nintendo.

Sin más preámbulos, les dejo con la lectura :)

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Un componente directo a la inversa.

Némesis.

La otra cara de la moneda.

Da lo mismo llamar a ese elemento de una o de otra forma. Solo cabe resaltar que ese elemento es su elemento. Al menos, dentro de a lo que al rango psicológico de su mente, retorcida y estrecha, se refiere.

La verdad dicha, ese elemento aún no sabía que ya tenía un propietario. Pero eso era un factor sin importancia. Mientras él supiera que era suyo; y se mantuviera siempre omnipresente en su mente que era suyo, y nada mas suyo, ese elemento no tenía porque enterarse. De hecho, era mejor así. Revelarle ciertas informaciones a ese elemento conllevaría a la fractura de ese elemento, psicológicamente hablando, por supuesto.

Y eso sería una verdadera lástima, porque lo más atractivo de ese elemento, para él, era su mentalidad. Completamente ignorante de lo que acontece a su alrededor hasta que aquello que acontece choca con su realidad, inocente de las verdaderas intenciones tan bien escondidas por él, un negado para siempre a no saberlas, o al menos, hasta que él se lo revelara.

Pero eso nunca pasaría.

Cero.

Nada.

No estaba en sus planes.

Porque revelarle la verdad sería muy molesto, y menos si no había palabras para describir aquello que quería de ese elemento, aquello que tanto deseaba.

Con solo ver a ese elemento, con solo mirarlo, con solo chocar espadas, estando tan cerca de ese elemento, tan cerca como para respirar el aroma de su cuerpo, era suficiente.

Por eso, volvería, y volvería y volvería.

Si lo encerraban de nuevo en aquel mundo, volvería, hallaría la forma de volver, fuera como fuera.

Y volvería a aquel reino que sería su casa, su hogar, algún día.

Y volvería a llevarse a esa princesa, aquella que se entrometía entre él y ese elemento (más de una vez se le había pasado por la mente el asesinarla, pero eso perjudicaría la estabilidad mental de ese elemento, lo que le conllevaría a perjudicarse a si mismo)

Y entonces, solo entonces, con solo esperar un poco, volvería a ver ese elemento, espada y escudo en mano, y ojos decididos a exterminarle, parado, apostado, esperando en el umbral de su alcoba. Y él sin poder evitar una sonrisa maliciosa.

-Nos volvemos a encontrar, Héroe... -

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Opiniones, críticas constructivas y/o sugerencias son bien recibidas :)