Disclaimer: No soy dueña ni de la pairing, ni de la saga, sólo de la trama.
Claim: Charlie/Renée —woHoo!
Advertencia: Uhm, nada, si soy de lo más inocente (?) Una de las cosas más cortitas que he escrito. Hope you don't mind, Hizzé
Notas: Para Hizz, por su cumpleaños, atrasado pero seguro ;D. ¡Feliz cumpleaños número catorce, muchacha! Desde acá, Buenos Aires, Argentina, te mano un enorme beso y a los hermanos Winchester en paños menores, juntos y bañados en chocolate *cejas* Que la pases de maravilla, que te regalen mucho chocolate y que disfrutes cada segundo de este día especial que es sólo tuyo :D Te amo, futuraesposadebodatriple (que nunca se realiza xD). Espero que te guste mi regalito :3
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Parte de su vida
Ella era una sonrisa todos las tardes al recibirlo luego del trabajo, tardes que desaparecieron rápidamente. Era un 'Buenos días, cielo' melodioso, alegre y cálido todas las mañanas, con el desayuno siempre listo -un desayuno que variaba y no siempre resultaba comestible- y una mañana iluminada (pero el sol decidió ocultarse, la oscuridad lo devoró todo y el buenos días murió luego). Era picardía en los ojos celestes tan infinitos como el mismo cielo, despejados, tan cristalinos como el agua, que le dejaban ver todo lo que por ellos se cruzaba, sincerándola siempre (y luego la tormenta vino, oscureció el cielo de sus ojos y dio turbulencia a sus aires, le ocultó la verdad y él no pudo ver el huracán que se escondía en ellos).
Pero por sobre todo, Renée era la representación exacta de la más pura rebeldía y libertad que Charlie alguna vez pudo ver. Y él no lo supo entender a tiempo. No pudo darse cuenta que luego del nacimiento de la pequeña Isabella, todo comenzaba a irse por la borda.
— Déjame —había dicho ella, y él no pudo decir nada al respecto.
Charlie la dejó ser libre. Tuvo que hacerlo, no podía retenerla, porque sabía muy bien que ella no podría soportarlo.
Y ella se fue, se llevó consigo todo. Aquellas tardes, la melodía de sus mañanas, el sol y los días despejados, la armonía y la paz de su vida. Se llevó la picardía, la alegría, el amor. Se llevó a Isabella.
Y él se quedó con la angustia hecha un nudo en la garganta, se quedó con un recuerdo que parecía no morir nunca y que le atormentaba, se quedó con el espacio vacío en la cama, las fotos que perdieron brillo y vida, se quedó solo.
Ella se había llevado parte de su vida.
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