Pokémon Sun and Moon: Buscando el Poder
Por Fox McCloude.
Disclaimer: Pokémon y todos sus personajes son propiedad de Satoshi Tajiri, Nintendo y GAMEFREAK. Todos los derechos reservados.
Prólogo: Y a nuestro propio camino.
Región Kanto…
Era una mañana como cualquier otra en Pueblo Paleta. El trino de los Pidgeys anunciaba el amanecer de un nuevo día mientras el sol se asomaba detrás de las verdes colinas que rodeaban a esta pequeña población al suroeste de la región Kanto. El lugar que vio nacer al héroe de nuestra historia…
- ¡Ash! ¡El desayuno está listo! – llamó una voz femenina desde abajo.
- Hmm… – Ash se restregó los ojos con pereza, abriéndolos lentamente para encontrarse con su compañero amarillo que dormía plácidamente enrollado en su estómago, y en lo que él se movió también se despertó. – Buenos días, Pikachu.
- Pikachu. – dijo el roedor, saltando fuera de la cama para que Ash pudiese levantarse.
El entrenador se quitó de encima las cobijas y se estiró un poco antes de levantarse. El sol entraba por su ventana, iluminando toda la habitación. A lo largo de los últimos siete años, esta no había cambiado mucho: seguía estando llena de artículos de mercancía Pokémon, juguetes, artilugios, pósters de la Liga Pokémon y demás. Lo único que evidenciaba el paso del tiempo eran las fotografías con sus amigos y las placas donde se encontraban las pruebas de todos sus logros como entrenador. Casi parecía que había sido ayer aquella fatídica mañana que se levantó tarde para ir a recoger su primer Pokémon.
- ¡Ash, baja rápido a desayunar! – volvió a llamarlo Delia. – ¡Recuerda que el Profesor Oak dijo que tenía un favor qué pedirte!
- ¡Ya voy, mamá! – exclamó el chico, metiendo los pies en sus pantuflas para bajar, con su fiel compañero siempre a su lado.
Mientras comía su desayuno con más calma de lo usual, Ash reflexionaba en lo que había sido el último año. Su viaje por la región Kalos estuvo como siempre lleno de aventuras, risas, peligros, encuentros con viejos y nuevos amigos… y quizás algo más. Apenas podía creer aquella despedida. Antes de marcharse a Hoenn para probar su suerte en los Concursos Pokémon, Serena no quiso marcharse sin expresarle algo muy importante. Él, siendo tan despistado como era en asuntos del corazón, nunca se percató de que la kalosiana tenía sentimientos tan fuertes por él. No era la primera chica que lo besaba, pero sí la única que había ido todo el camino para dárselo en los labios. Él no tenía idea, pero tuvo que admitir que no estuvo del todo mal, y decidió que tenía que darle una respuesta apropiada la próxima vez que se vieran.
Con todo, su viaje tampoco estuvo exento de sus momentos tristes o dolorosos. Llegar tan lejos en la Liga Kalos solo para perder en la final, despedirse de Goodra y después de Greninja, le hizo preguntarse seriamente qué camino debería tomar a partir de ahora. Todos sus amigos habían decidido tomar el suyo propio. El de él había sido siempre el de convertirse en un Maestro Pokémon, pero después de su derrota en la Liga Kalos, ya no estaba seguro de si debería seguir haciendo lo mismo una y otra vez, solo para tener el mismo resultado.
- ¿Tienes algo en tu mente, Ash? – preguntó Delia, sentándose frente a él.
- ¿Por qué lo preguntas? – replicó Ash, pero tratándose de Delia, no podía ocultarle nada. – Bueno, estaba pensando… desde hace siete años, no he hecho otra cosa que viajar de región en región. Es decir, me encanta ser entrenador, tener aventuras, y todo eso pero…
- Déjame adivinar. ¿Te sientes mal por estar así de cerca de ganar y no lograrlo justo al final? – dijo Delia. Ash no necesitó responderle. – Eso es comprensible, hijo. Esforzarte al máximo y sentir que la victoria está a tu alcance para que se te vaya justo en el último instante.
- Supongo. – admitió Ash. – Tal vez… debería empezar a buscar otras formas de volverme más fuerte, en vez de hacer lo mismo una y otra vez.
- O tal vez, es un buen momento para que te tomes unas vacaciones e intentes relajarte. – sugirió Delia. – El descanso es tan importante como el entrenamiento, eso deberías saberlo.
Ash se quedó pensando. Quizás su madre tenía razón. Los últimos siete años había pasado tanto tiempo viajando que sin darse cuenta se había habituado a ello y casi lo hacía por pura inercia. Quizás su derrota en la Liga Kalos era el punto necesario para intentar algo diferente, igual como Gary encontró su camino como investigador Pokémon después de la Liga Johto. Ash tenía muy clara su meta, pero tal vez, era el momento de encontrar un camino diferente para alcanzarla.
- Quizás tengas razón. – dijo Ash, terminando de comer y bajándose de un trago su vaso de leche. – En fin, voy a ver qué querrá el Profesor Oak. Nos vemos más tarde. ¡Andando, Pikachu!
- ¡Pikapika!
Ash dejó las pantuflas en la entrada y se puso sus zapatos para correr antes de salir de la casa, rumbo al laboratorio de Oak. Delia sonrió de ver que su hijo seguía tan lleno de energía como siempre. Sabía que la derrota en la Liga Kalos y dejar atrás a algunos de sus Pokémon le había afectado mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir en público y a veces solo trataba de aparentar fortaleza para que no se preocuparan por él. Pero ella, siendo su madre, lo conocía mejor que nadie, incluso que él mismo a veces.
Laboratorio de Oak…
Siempre que el Profesor Oak o Tracey llamaban a Ash para que fuera al laboratorio era para algo importante, y esta vez no era la excepción. Usualmente era porque necesitaban un favor de su parte, o con menos frecuencia, algún problema con sus Pokémon en el rancho. Esta vez, sin embargo, no sería ninguna de las dos cosas.
- ¿Profesor? ¿Tracey? ¿Están aquí? – llamó Ash.
- Buenos días, Ash. – El observador Pokémon peliverde apareció dando la vuelta por el umbral de la sala, y llevaba un huevo de Pokémon marrón y rojo en los brazos. – El Profesor está arriba esperándote.
- ¿Para qué me necesita? – preguntó Ash.
- Ya lo verás. – replicó Tracey. – Estaba por llevarle esto, te acompaño.
Ash y Tracey subieron por las escaleras hasta el piso superior del laboratorio. Efectivamente, en aquel momento Oak se encontraba hablando vía videoconferencia con alguien. Ash se aproximó a Oak para oír lo que estaba diciendo.
- … no tienes nada de qué preocuparte. Oh, mira eso, justo ahora está aquí, espérame un momento. – Oak de inmediato se volteó a ver a Ash y a Tracey. – Ash, qué oportuno, justo ahora estábamos hablando de ti.
- Buen día, Profesor. – saludó Ash. En eso vio por la pantalla quién era el interlocutor de Oak. Si no fuera por la piel más oscura y el pelo ligeramente más largo y distinto, casi podría haber creído que estaba hablando con un espejo o algo así.
- Acércate, Ash. – pidió Oak. – Samson, él es el chico de quién te hablé. Ash, te presento a mi primo, Samson Oak.
- ¡Alola, muchacho! ¡Un placer conocerte, fresco como un Tentacool! ¡Samuel me ha contado muchas cosas sobre ti!
A Ash le pareció ver por un momento que el supuesto primo del Profesor Oak ponía la cara de un Tentacool, pero supuso que fue solo idea suya, así que simplemente le respondió de igual manera.
- El placer es mío. – le dijo, y después se dirigió al Oak de su lado de la línea telefónica. – Disculpe que lo diga, Profesor, ¿pero para qué me necesitaba aquí?
- A eso iba. Mi primo y yo estamos llevando a cabo una investigación relacionada a las variaciones regionales en los Pokémon. En la región de Alola hay muchos Pokémon que se han desarrollado muy diferentes a Kanto y otras regiones conocidas. Y necesitábamos que nos hicieras un favor.
- ¿Qué favor? – preguntó el entrenador.
- Samson es además el director de una escuela para entrenadores Pokémon. Uno de sus profesores está buscando un asistente para que le ayude impartiendo un poco de su propia experiencia a sus estudiantes.
- Y déjeme adivinar, ¿me ofreció a mí como voluntario? – preguntó Ash ladeando la cabeza.
- Solo si estás interesado, muchacho, no tienes que ir por el camino del Herdier. – dijo Samson Oak. Esta vez Ash no tuvo duda: sí puso la cara de un Herdier. – Samuel dijo que tienes mucha experiencia, ya habiendo participado en varias conferencias de la Liga Pokémon y viajado por varias regiones, ¿no es así?
- Supongo que es cierto. – dijo Ash, rascándose detrás de la cabeza. Él no creía que sus logros fuesen la gran cosa, pero significaba mucho que su viejo mentor hablara tan bien de él.
- ¿Qué opinas, Ash, te gustaría tomar el trabajo? – preguntó Samuel Oak. – El próximo semestre comenzará en dos semanas, si vas ahora sería una buena oportunidad para que te vayas acostumbrando al lugar. Además, con eso nos haces otro favor. ¿Tracey?
- Claro. – El observador levantó el huevo que traía. – Ash, necesitamos que lleves este huevo de Pokémon de vuelta a la región Alola y se lo entregues al Profesor Samson Oak. Es parte del experimento que estamos haciendo, así que tienes que cuidarlo bien.
- ¿Qué clase de Pokémon es? – preguntó Ash.
- Tendrás que esperar a que eclosione para averiguarlo. – dijo Oak. – Eso asumiendo, claro está, que decidieras aceptar el trabajo.
- Bueno, no veo por qué no. – dijo Ash. – Tendré que hablar con mi mamá de esto primero, pero conociéndola, seguro que no tendrá ningún problema.
- ¡Espléndido! – dijo Samson Oak. – ¡Te estaremos esperando, muchacho, como un _! ¡Hasta la vista, Alola!
Y dicho esto, Samson Oak puso fin a la videollamada. Después de que Samuel Oak y Tracey terminaran de darle algunos de los detalles, Ash se dirigió a casa, preparado para contarle a Delia. Un viaje a una nueva región, pero por lo visto este sería diferente. Enseñar y compartir de su experiencia con otros aspirantes a entrenadores Pokémon… tal vez no sonaba tan mal después de todo. Podría hasta ser interesante y todo.
Tres días después…
Como Delia siempre estaba preparada para todo, ya le tenía lista ropa y mochila nueva a Ash en caso de que decidiera volver a irse de viaje Pokémon. Sin embargo, al enterarse que iría a la región Alola, la madre de Ash tuvo que hacerle algunas modificaciones de último minuto, ya que según se decía, la región Alola era un lugar muchísimo más caluroso que Kanto. Específicamente, tuvo que recortar un poco los pantalones, y a la camiseta le quitó las mangas. Tampoco le entregó los guantes sin dedos, pues en una región como esa serían muy incómodos.
Por lo que le había dicho el Profesor Oak, Alola no tenía su propia Liga Pokémon ni tampoco gimnasios, pero eso no le molestaba. Tal vez era tiempo de experimentar algo diferente, algo nuevo, y como de costumbre, se llevaría a su fiel compañero eléctrico consigo. Antes de marcharse, decidió juntarse con sus compañeros en el rancho, y como lo hizo al volver de Unova, decidió tomarse una foto de recuerdo con todos ellos. Ash estaba sentado en el medio de todos con Pikachu, mientras Tracey llevaba una tabla de notas donde pasaba la lista.
- Sceptile, Scraggy Snivy, Snorlax, Staraptor, Swellow, Talonflame, Tauros, Torkoal… ¿dónde está Torkoal? – preguntó el observador cuando la tortuga de fuego no respondió.
- Ya, sal de ahí. – dijo Ash, sacándolo de detrás de Snorlax. – No seas tímido.
- ¡Torkoaaaaal! – La tortuga se echó a llorar a mares, haciendo que tanto Ash como Tracey sudaran un poco.
- De acuerdo. Totodile, Torterra, y Unfezant. – dijo Tracey. – De acuerdo, ya están todos aquí.
- Cuando estés listo, Tracey. – dijo Ash dándole un pulgar arriba.
- ¡Pikapika! – agregó Pikachu de la misma manera.
Tracey asintió y se dirigió hacia una cámara de fotos colocada sobre un trípode. Midiendo la distancia y el enfoque hasta asegurarse de tener a todos los Pokémon de Ash dentro del radio de la lente (excepto la manada de Tauros, pues solo el líder actuaba en representación de todos para efectos prácticos), se colocó detrás de ella.
- Muy bien, todos, ¡una sonrisa de Glalie!
Y con un click en el disparador, capturó la fotografía de Ash con todo el grupo de los Pokémon. Incluso los que no podían sonreír realmente hicieron un esfuerzo por al menos aparentarlo lo mejor posible. Terminado esto, Tracey retiró la memoria de la cámara.
- Listo. Tardaré un poco en imprimirla y enmarcarla, puedes volver por ella más tarde. – dijo Tracey.
- Gracias, Tracey. – dijo Ash, y luego se volvió al resto de los Pokémon. – Muy bien, amigos, ya es hora. Seguiré en contacto por videollamada, pero de todos modos pórtense bien durante mi ausencia, ¿de acuerdo?
Todos los Pokémon respondieron de manera afirmativa. Antes de marcharse a Alola, el chico decidió llevarse una foto de recuerdo con todos sus Pokémon en el rancho, como una manera de mantenerlos cerca y un recordatorio de que sin importar donde fuera ellos siempre estarían allí para él. Despidiéndose de Tracey, el entrenador salió del laboratorio y se dirigió a su casa para recoger su equipaje. El autobús para el aeropuerto internacional saldría en dos horas, así que decidió darse una última vuelta por el pueblo antes de irse. Con tanto de viajar alrededor de los años, casi había olvidado lo que se sentía estar en casa, y definitivamente lo iba a extrañar.
- Esto es todo, Ash. – dijo Delia, empacándole un almuerzo en una vianda y metiéndoselo en la mochila. – Intenta no comértelo todo de una sola vez.
- Ni soñarlo. – dijo Ash. Iba a ser el último almuerzo preparado por su mamá que comería en una larga temporada. – Te extrañaré, mamá.
- También yo, cariño. – dijo la mujer, abrazándolo. La mujer se sentía nostálgica, ya no tenía que agacharse para abrazarlo. En un par de años, tal vez hasta tuviera que pararse de puntas para poder alcanzarlo. – Ya lo sabes, báñate todos los días, cepíllate los dientes y no olvides cambiarte los…
- ¡Ya lo sé, ya lo sé! – exclamó Ash, antes que fuera a sacar de nuevo ese vergonzoso consejo. – Mamá, ya tengo diecisiete años, sé perfectamente cómo cuidarme. Y Pikachu estará conmigo para cuidarme las espaldas pase lo que pase.
- Nunca se es demasiado cuidadoso. – insistió la mujer, dándole un besito en la mejilla. – Que tengas un buen viaje, llámame en cuanto hayas llegado.
- Lo haré. Mimey, cuida bien de mamá. – dijo dirigiéndose al Mr. Mime con el delantal, que como siempre andaba con la escoba en la mano.
- ¡Mime, mime! – asintió el Pokémon tipo Hada/Psíquico alegremente.
Arrastrando su maleta, y sin querer prolongar su estancia más de lo necesario, Ash se dirigió de vuelta al laboratorio de Oak para las instrucciones finales, y para recoger los dos objetos que tendría que llevarse consigo: el huevo Pokémon en la cápsula y la foto enmarcada con todos sus Pokémon. Despidiéndose de Oak y Tracey, el entrenador se dirigió a la parada de autobús a esperar el que lo llevaría al aeropuerto. Revisó por última vez su bolsillo para asegurarse de tener su boleto. Desde su asiento, miró por la ventana como dejaba atrás una vez más su pueblo natal.
- Adiós, Pueblo Paleta. – dijo con nostalgia. – Pikachu, ¿cómo crees que sea la región de Alola? ¿Crees que veremos a muchos nuevos Pokémon?
- Pikapika, pikachu. – replicó el roedor.
- Sí, es cierto. – dijo Ash, como si entendiera la respuesta. – Siempre me siento mejor cuando inicio un nuevo viaje, pero ahora… ya no estoy tan seguro.
El autobús avanzó por la carretera. Empezaba un nuevo viaje, y por primera vez en su vida no se sentía tan entusiasmado o emocionado como en ocasiones anteriores. Como Alola no tenía su propia Liga Pokémon, tal vez pudiese hacer algo diferente ahora.
Horas más tarde, sobrevolando los cielos de la región Alola…
- Damas y caballeros, les habla su capitán. Estamos ahora sobrevolando nuestro destino, por favor permanezcan sentados y ajústense el cinturón, que pronto aterrizaremos en el Aeropuerto Internacional de Melemele. Esperamos que hayan tenido un viaje placentero, gracias a todos por volar con nosotros.
Ash había permanecido dormido casi todo el viaje. El tiempo de verdad había volado. El anuncio por el altoparlante lo sacó de su letargo, y miró por la ventana. Ya podía ver la isla. Por fin habían llegado a la región Alola. Tocó a Pikachu en su regazo para despertarlo, y el roedor también observó por la ventana.
- Mira eso, Pikachu. – dijo Ash. – Se ve increíble, ¿no lo crees?
- Pika… – se maravilló el roedor.
Isla Melemele, la isla más al noroeste de la región Alola y una de sus cuatro más importantes. Incluso desde esa distancia el lugar tenía todo el aspecto de un paraíso tropical, perfecto para unas vacaciones. Si no supiera que en realidad iba más bien a "trabajar", casi podría sentir que a eso iba, a unas vacaciones. Pero tal vez estaba bien, alejarse un poco de las cosas antes de volver a las batallas competitivas parecía la mejor manera de renovarse.
Ash no tenía manera de saber que le aguardaba algo realmente grande al llegar a esa isla, algo que le ayudaría con mucho a reavivar sus ánimos, y renovar su sueño de convertirse en un Maestro Pokémon.
En el próximo capítulo… un nuevo comienzo…
Notas del autor:
¡Hola, amigos! Bien, es oficial, por fin arranqué mi AU del anime de Pokémon Sol y Luna. La idea de hacer esto surgió por varias razones, la primera y principal que esta nueva serie, si bien se me ha hecho divertida, a rasgos generales la calidad la siento muy inferior a la saga anterior. Dejando de lado el diseño de los personajes (especialmente el de Ash) y las caras que ponen, tampoco estoy nada feliz con que nos lo hayan vuelto a resetear después de que mostró toda esa habilidad y madurez en Kalos, así que pensé en tomar un reto de fic de Crossoverpairinglover (autor original de Pokémon Reset Bloodlines), excepto que decidí intentarlo con la región de Alola en lugar de la de Kalos. El reto era combinar entrenar a los nuevos Pokémon y rotación con los veteranos, aunque dando más enfoque a los primeros y los segundos como mentores para ayudarles a entrenar. Me pareció interesante así que decidí intentarlo, haciendo una continuación más directa de XY&Z y con Ash reteniendo su experiencia, ¿qué les parece?
Bien, creo que es mejor aclarar algunos puntos. Primero, Ash ya dijo en esta historia explícitamente que tiene diecisiete años de edad. En mi headcanon, cada una de las regiones "principales" es un año entero, excepto las Islas Naranja y la Frontera de Batalla, que por el número de episodios les doy solo seis meses a lo mucho, lo cual sumaría un total de siete años desde que Ash sale de Pueblo Paleta por primera vez hasta que regresa de Kalos. De una vez para que nadie me pregunte por ese lado. Segundo, los eventos "principales" del anime (capturas de Pokémon, evoluciones y pruebas) se mantendrán en secuencia, y los episodios de relleno mayormente planeo saltármelos (salvo uno o dos por ahí que me gustaron). Tercero, y más importante, quienes me conocen ya saben esto, pero quienes no, ya les digo que en mis historias la regla de los cuatro movimientos se va al diablo. Si pongo un límite, normalmente no lo hago de manera explícita pero lo suelo dejar entre seis u ocho, así que tampoco quiero que me señalen eso. Echo de menos que las primeras temporadas las batallas podían ser más impredecibles al no tener esa limitante con el arsenal, y así es como me gusta hacerlas. Y en una nota menor... usaré al mínimo posible a Samson Oak. No tienen idea de lo difícil que es sacarle sus bromas y expresiones faciales XD
Supongo que puedo darles algo de trivia antes de terminar: originalmente, tenía pensado hacer que Ash no hubiese liberado a Greninja y que hubiera ganado la Liga Kalos, pero después de mucho considerarlo decidí mejor apegarme a lo que sucedió (aunque me dieran rabia esos eventos). Esto no quiere decir que no vayamos a ver a la rana ninja, pero si llega a suceder, será mucho, mucho más adelante. Y quién sabe, puede que otros de los Pokémon liberados de Ash hagan también alguna aparición por allí. El título del prólogo, es en referencia a la línea final que se ve en el último episodio de XY&Z, y habrán notado también que coloqué en lugar del tradicional "Esta historia continuará" al final en referencia a lo que se veía en los episodios finales de las sagas anteriores. Pensé que sería la mejor forma de iniciar y por dar un pequeño recuerdo nostálgico. Y por último, el subtítulo de la historia "Buscando el Poder" viene de otro proyecto que intenté hacer hace años (también relacionado con Pokémon) pero que lamentablemente no llegué a concretar. Este es digamos su "sucesor espiritual", por así decirlo.
En fin, eso ya es todo. Espero que disfruten de esta historia. No sé hasta dónde la llevaré, pero intentaré que sea lo más lejos posible y que ustedes disfruten del viaje sea lo que sea que dure. Nos vemos en el próximo capítulo.
