Esta historia no me pertenece, ni sus personajes (propiedad de Masashi Kishimoto) Yo solo escribo para expresarme y pasar el tiempo
El Siglo Magnifico- Naruto Style
Prologo
Esta historia no me pertenece, ni sus personajes (propiedad de Masashi Kishimoto) Yo solo escribo para expresarme y pasar el tiempo
El Siglo Magnifico- Naruto Style
Prologo
Esta historia no me pertenece, ni sus personajes (propiedad de Masashi Kishimoto) Yo solo escribo para expresarme y pasar el tiempo
El Siglo Magnifico- Naruto Style
Prologo
Los palacios y estructuras gloriosas se alzaban en Konoha, la nación más poderosa del mundo que, desde su sagrado origen, exponía ante el mundo a los líderes más poderosos. Sultanes que gobernaban el mundo entero desde la cuna. El cielo prolijamente despejado permitía que la luz del sol cayera suave y rebosante sobre el suelo y la gente que caminaba en las calles, realizando su día a día.
En el centro de la nación, donde todo el mundo pudiera verlo, se hallaba el soberbio palacio real del Sultan, aquel lugar de cuento de hadas que albergaba la dinastía Uchiha, la familia que gobernaba el mundo entero.
Desde la ventana de su habitación, un tierno infante de piel blanca, cabellos azabaches y orbes ónix, observaba todo cuanto se hallaba en el exterior, deseando la libertad que poseían las aves que surcaban el cielo. Perdido en sus pensamientos
Yo soy Sasuke, hijo del Sultan Izuna, nacido de la Sultana Mikoto. Nacido 24 años después de la muerte del Khan de los Khan, el Sultan Hashirama "El Magnífico". Los primeros cinco años de mi vida los pase en Otogakure, rodeado de mucha paz y amor, hasta que fui llevado al centro del mundo…Konoha, porque mi padre había llegado al trono y ahora era el gobernante absoluto del mundo.
A su corta edad había visto todo, el dolor del mundo, la oscuridad de los sentimientos humanos, había conocido la muerte a los ojos y, extrañamente…había sobrevivido a todo eso. Recordaba que, el día en que su padre Izuna había subido al trono, todo el palacio lloraba. Siendo un niño de solo cinco años para entonces, no entendía la razón de ello, no entendía los gritos de dolor salidos de los labios de las concubinas, las lágrimas en los sirvientes que atendían el palacio. Si su padre subía al trono, ¿Por qué había infelicidad?
"Qué día tan feliz" pensé. Pero…la felicidad no duro mucho.
Desde ese día, y lo recordaba muy bien, su abuela Mito Uchiha había sido un emblema en el palacio, siempre luciendo feliz y tranquila pese al dolor que cargaba. Sasuke la quería mucho pues había estado para el cuándo su padre no lo había hecho. Más, en cierto modo, le temía pues sabía que había cosas que ella no mostraba al exterior.
El día de la coronación, nuestro padre nos pidió, solo a mi hermano Itachi y a mí, subir a lo alto de la Torre de la Justicia
Su hermano mayor, Itachi, lo había acompañado hasta la torre que se hallaba al exterior del palacio, un lugar esplendido, así como alto, desde donde podía verse la entrada del palacio donde se hallaba un soberbio trono de caoba, oro y diamantes donde se sentaría su padre y sería jurado como Sultan. Siendo cinco años menor que su hermano, Sasuke apenas y había conseguido ver lo que sucedía afuera por el rabillo de sus ojos…pero el espectáculo que sucedía no era para nada agradable.
Ese día entendí que la felicidad dada a los príncipes en los cuentos de hadas no es nada salvo una mentira. O ascendemos al trono…o somos asesinados.
Recordaba con total exactitud a sus doce tíos, hermanos de su hermano Izuna e hijos al anterior Sultan, Madara…ahora cada uno de ellos estaba muerto, o bien estrangulado o decapitado en el interior del ataúd que les correspondía mientras estos eran cargados por los sirvientes del palacio en una procesión fúnebre. ¿Cómo era posible que todo aquello que era amado desapareciera para siempre?
A partir de ese día mi hermano y yo solo sentimos tristeza…y miedo. El miedo a perder la vida solo por expresar nuestra opinión, solo por no ser lo que nuestro padre deseaba que fuésemos. Si un príncipe se vuelve Sultan y tiene hermanos…la ley dicta que debe ordenar su ejecución para evitar una guerra civil por el poder.
En aquel momento, viendo a su hermano congelado por el miedo, Sasuke se había preguntado si Itachi, al volverse Sultan, haría lo mismo con él, si el amor que se tenían como hermanos desaparecería producto de las ambiciones, las intrigas y el poder. Al ver que su hermano había despegado la vista del aterrador espectáculo, Sasuke había retrocedido por mero instinto, temiendo que su hermano lo asesinara tarde o temprano.
Más las leyes y el deber no pueden interferir entre el inmenso amor que dos hermanos pueden sentir entre si…
Pero Itachi, acercándose a él rápidamente, lo había envuelto en un cálido abrazo, acallando sus propios sollozos y ocultando las lágrimas que querían salir de sus ojos. Ya más tranquilos, ambos rompieron el abrazo, pero Itachi le impidió despegar los ojos de los suyos.
-Te lo juro por Kami, hermano—habló claramente Itachi con un tono de voz tan serio que a Sasuke le pareció estar hablando con un adulto, -si algún día llego al trono, no seré como nuestro padre—juró el príncipe de diez años. –No matare a ninguno de mis hermanos.
Con lágrimas en los ojos, ahora fue Sasuke quien abrazo a su hermano.
No temía tanto que su hermano cambiara y lo asesinara, sino que temía que su padre los separara asesinando a uno de los dos. Si había asesinado a sus doce hermanos, ¿Qué le impediría asesinar a sus propios hijos?
Quería huir de esa vida, alejarme, ser yo mismo y no tener que rendirle cuentas a nadie…pero cuando Kami te dicta un destino que seguir no puedes retractarte. Tal vez yo tuviera la oportunidad de ser Sultan, cambiando todo lo escrito hasta entonces…pero mientras tanto solo podría guardar silencio y pelear silenciosamente por sobrevivir.
Nuestro padre quería que viéramos eso para aprender y ser precavidos, siendo conscientes de lo fácil que resultaba morir, incluso para un príncipe. Jamás podré olvidar eso…
En los años posteriores todo había seguido un cuidadoso equilibrio, él y su hermano Itachi crecían rápidamente en fuerza, talento, destreza y habilidad, practicando en secreto en un jardín privado oculto en el interior del palacio, valorando el amor que guardaban en sus corazones el uno hacia el otro, puliendo su modales y experiencias. Volviéndose príncipes dignos.
Itachi, siendo cinco años mayor que él sabía mucho más de todo y le enseñaba tanto como le era posible.
Aun siendo hermanos, las diferencias físicas y personales se hacían palpables. Cuando alcanzaron la madurez el atractivo y la inteligencia fue destacable en ambos a su propia manera; Itachi con veintiún años, era muy alto, corporalmente fuerte y de cabello largo que ataba en una coleta que no le restaba autoridad. Casi de su misma estatura, Sasuke que ya contaba con dieciséis, poseía un tono de piel levemente más claro que el de su hermano, con el cabello azabache con reflejos azulados y cierto aire rebelde. No era tan corporalmente fuerte como Itachi, pero el mismo reconocía que Sasuke crecía mejor construido de lo que él lo había hecho a su edad.
La práctica con espadas les había otorgado experiencia en batalla, fuerza física y destreza digna de los mejores soldados de la nación. Podían no ser hijos de la misma madre, pero sus pensamientos eran tan similares y ambivalentes que parecían ser hijos de la misma progenitora. La madre de Itachi era la sultana Mei, la primera mujer del Sultan Izuna, una belleza como pocas, de largo cabello castaño rojizo y rostro armonioso, muchos decían que practicaba la hechicería pero Sasuke prefería ignorarlo porque no confiaba del todo en ella. Su madre, la sultana Mikoto, era un ser inocente, una madre amorosa que siempre se preocupaba por él casi siendo sobreprotectora.
Con el tiempo y los años, pese a no haberlo manifestado abiertamente, Sasuke sabía que su hermano estaba olvidando su promesa, lo veía en sus ojos cada vez que nombraba a su padre y lo que él había hecho. Puede que la poderosa influencia de su madre y su abuela estuviera minando en él, pero Sasuke sufría al pensar en perder a su hermano que estaba a punto de cometer una imprudencia. Si bien seguían siendo unidos como hermanos, sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que su padre ordenara la muerte de Itachi.
Itachi hablo muchas veces con nuestro padre, recordándole cuan amado era por el ejército y que, de desearlo, podía disponer de él para liderar cualquier campaña militar. Yo le advertí que vanagloriarse de tal poder era peligroso pero él me ignoro. Creía que intimidar a nuestro padre con reemplazarlo en el trono limitaría su autoridad y crueldad…pero era lo contrario.
Antes de irnos a dormir, esa misma noche, me pregunto si mi teoría tenía fundamento. Si era posible que nuestro padre lo asesinara solo por tal diatriba. No me atreví a contestarle por miedo a que me odiara y me considerara un traidor por no advertírselo cuando yo ya lo había hecho muchas veces. Le mentí diciendo que no, que no podía asesinar a sus hijos…más yo sabía que eso no lo detendría. Quien es capaz de asesinar a sus doce hermanos puede, del mismo modo, matar a uno de sus hijos sin titubear siquiera.
Con más fuerza que nunca se rumoreo que Mei Sultan, la madre de Itachi, practicaba hechicería para que él alcanzara el trono y mi hermano sabía que su sentencia de muerte ya estaba firmada, al menos fui feliz al saber que, creyendo en mí, mi hermano no me había llamado traidor. Fui feliz al saber que sin importar lo que sucediera siempre seriamos hermanos.
¿Cómo podía prever que sería la última vez que lo vería vivo?
Esa noche Sasuke no había conseguido dormir, dominado por la angustia más profunda, a altas horas de la noche había salido de su habitación rumbo a los aposentos de su hermano, esperando acallar sus miedos al encontrarlo vivo y bien…con la interminable sensación de la presencia del ángel de la muerte en cada rincón del palacio.
En su marcha, había vislumbrado a los verdugos que, al menos diez pasos delante de él, se dirigían hacia la habitación de su hermano con cuerdas en las manos. De la manera más eficiente y sigilosa posible los siguió, implorando a Kami llegar a tiempo para impedir que esos hombres cumplieran su cometido.
-¡Hermano!
Detenido en la entrada de la puerta por uno de los verdugos, se vio forzado a contemplar como estrangulaban a su hermano hasta arrebatarle la vida por orden de su propio padre.
Mi propio padre, el Sultan Izuna Uchiha, ordeno estrangular a mi hermano mayor…
El dolor más grande para un corazón es la pérdida de un hermano. Y desde ese momento me jure a mí mismo que viviría, que sería Sultan y cambiaria todo aquello que había hecho mi padre, protegiendo al único hermano que aún me quedaba.
Yo soy Sasuke
Por tres meses se había recluido, apenas había comido y no había aceptado ver a nadie salvo su madre y Fugaku Pasha a quien consideraba su verdadero padre.
Dominado por el dolor y la tristeza, no veía inicial sentido a su existencia, al porque había sobrevivido si su hermano estaba mucho mejor preparado para ser el Sultan que obviamente todos querían. ¿Por qué no había muerto él en el lugar de su hermano?, ¿Qué lo hacía diferente?
Mi abuela, Mito Sultan, me llamo a su presencia justo cuando yo creí que no podría volver a ser feliz. Ella estaba triste por mí y deseaba que yo pudiera volver a sonreír
En una habitación repleta de joyas, retratos, espadas, trofeos de guerrera y todo cuanto se pudiera desear, su abuela le había ofrecido todo aquello cuanto deseara, pero Sasuke consideraba todo aquello como algo innecesario, más su escasa curiosidad lo hacía analizar todo con atención; las espadas de oro con joyas y las vasijas no llamaban su atención, ni tampoco la pila de retratos que representaba a líderes del mundo, doncellas de imagen casi divina o escenas dignas de imaginar y plasmar por el mejor de los artistas…pero algo llamo su atención.
Y en ese momento, una luz apareció en la oscuridad…
Acercándose a dicha pila de retratos, extrajo uno de tamaño mediano que había llamado su atención; en él, la imagen misma de la inocencia se reflejaba en el rostro de una joven de, aparentemente, su edad que toda vestida de blanco sostenía un pequeño cordero igual de blanco entre sus brazos. Sus largos cabello rosados caía sobre sus hombros, adornados por una corona de flores blancas y sus ojos jade brillaban con luz propia.
En ese retrato vi lo más hermoso que he visto en mi vida entera. Era como si ella me mirase con esos ojos inocentes, tiernos y encantadores. Por primera vez en muchos meses volvía a sentir paz
No pudo evitar sonreír al contemplarla, sin siquiera saber quién era…le devolvía las fuerzas y lo hacía sentir felicidad. Con sus dedos, por sobre la pintura, trazo las líneas que formaban su rostro, sus ojos…sus labios. Estaba tan concentrado que no sintió como su abuela colocaba una de sus manos por sobre su hombro, sonriendo por lo bajo al ver la atención que le daba a esa niña pintada en el retrato.
-¿Quién es?—no pudo evitar preguntar, observando embelesado el rostro de aquella chica.
Mi abuela dijo que su nombre era Sakura.
Sakura…
Días y noches enteras pasaron, ¿Sería igual de hermosa en persona? No lo sé. He oído que hay mujeres más bellas, pero no fue su belleza habitual lo que me cautivo, sino su encanto único, su inocencia y su absoluta perfección. En ese retrato lo que me enamoro fue su espíritu, su pureza y bondad.
Un amor que me hace olvidar las penas, y una inocencia que nadie puede destruir…
Esa misma noche había colocado el retrato en un lugar de honor en su habitación, donde pudiera contemplarla en todo momento tanto al despertar como al dormir, alumbrada por la luz de una vela que hacia billar a sus ojos como dos joyas y a su largo cabello como si fuera la seda más exquisita y sedosa al tacto.
Durmiendo esa noche, había soñado con tenerla en frente, con tenerla a su alcance, entre sus brazos, saber que ella ineludiblemente correspondía a los sentimientos que él tan devotamente sentía por ella, encontrándola sentada en el trono que algún día seria suyo cuando fuese Sultan, logrando obtener un beso que solo había podido anhelar hasta entonces...
Con aquel sueño en su sistema, había despertado agitado por las emociones que había sentido, por el deleite de haber creído que su fantasía había sido verdad, pero encontrando el sereno rostro de ella pintado en aquel retrato, devolviéndolo a la calma.
Kami me había dado una señal…pero una diferente
Escucho con toda claridad los pasos en el pasillo fuera de su habitación, despertando su miedo y haciéndolo temblar de pavor. Cubriéndose con las sabanas y mantas, fingió estar dormido, ocultando su miedo como la daga que yacía bajo su almohada y la cual sujeto como su tabla de salvación. Si quería vivir tendría que pelear de ser necesario.
Los pasos se aproximaban más y más a cada instante…hasta que ya no escucho nada salvo un absoluto silencio que no consiguió tranquilizarlo.
-Príncipe….
Estuvo a punto de sentir el tacto de una mano sobre su hombro cuando extrajo la daga y la coloco sobre el cuello del individuo que había entrado a hurtadillas a su habitación. Su sorpresa fue grande al encontrar a Orochimaru, el encargado de los guardias, delante de él, asustado por la reacción que había provocado en el joven Uchiha.
Sasuke sabía que su mejor estrategia de defensa, hasta entonces, no había sido adecuada, pero tampoco tenía otra a su alcance.
-Soy yo, príncipe—intento tranquilizarlo Orochimaru, aun sintiendo la presión de la daga contra el costado de su cuello.
-Orochimaru…
Jadeando, Sasuke intento calmarse, aun temiendo que la presencia de viperino guardia no fuera sino una estrategia para deshacerse de él. ¿Cómo podía asegurar que su vida estaba asegurada?
-Me ordenaron llevarlo con el Sultan—informo el guardia para terror del príncipe.
Su sentencia de muerte, era lo primero en lo que Sasuke podía pensar. Su hermano había caído en desgracia tan pronto que ahora seguramente era su turno. ¡No! No quería morir, quería cambiar las cosas, no quería morir siendo solo un príncipe inútil. Orochimaru irguió su postura apartándose de la peligrosa trayectoria de la daga que el príncipe no había movido en lo absoluto de su posición original.
Jadeando aún más asustado, Sasuke se preguntó una y mil veces porque su padre quería verlo. No tenían una relación muy comunicativa ni nada pero al menos Sasuke contaba con el beneplácito de que no desobedecía a su padre. ¿Eso sería suficiente para sobrevivir? Levanto la vista hacia Orochimaru que sostenía la ropa que debía de ponerse para estar ante su padre.
¿Acaso el sabia la razón de ese llamado?
-¿Por qué su majestad quiere verme en medio de la noche?—pregunto levantándose de la cama, -mi padre va a matarme, ¿cierto?
El hombre ante él, con una emoción extraña en el rostro que jamás le había visto, no negó ni acepto su pregunta
Saliendo ya vestido de su habitación, Sasuke se repetía a cada segundo; Voy a morir
Apretaba fuertemente las manos a sus costados, sujetando la tela del Caftán que traía puesto, rezando silenciosamente que sus pensamientos estuvieran equivocados. Pidiendo de todo corazón que el momento de su muerte no fuese esa noche.
Si moría…
No podría ver a su madre una última vez, ni tampoco a Fugaku Pasha, ni a su abuela, ni a sus hermanos pequeños; Yosuke de ocho años y Rin de doce, ni nunca podría conocer a Sakura, nunca sabría si era tan hermosa en persona como lo era en pintura, no sabría si ella podía llegar a sentir lo mismo que él sentía por ella…
Se detuvo en la mitad del pasillo que lo conduciría a los apartamentos de su padre, era como si sintiera la sangre congelándosele en las venas, como cada uno de sus músculos se volvía roca inamovible. Pero, recordando como su hermano había aceptado la muerte de todos modos, inspiro profundamente y continúo caminando hasta llegar a la puerta de los aposentos del Sultan donde los dos guardias jenízaros le abrieron la puerta.
En su interior lo recibió un silencio sepulcral, encontrado a seis concubinas vestidas de negro al pie de la cama, reconoció a cada una de ellas como las favoritas de su padre, más ninguna de ellas había conseguido darle un hijo. Junto a la cama, el médico personal del Sultan revisaba a su padre que, tumbado sobre la cama, había cesado de moverse.
Su vida de crueldad y desmanes había terminado
-Príncipe.
Choji, el consejero y guardia personal de su abuela le indico el balcón donde, según veía, se encontraba Mito Sultan, observando como la luna perdía su lugar en el horizonte. El príncipe Uchiha avanzo sin saber si sentirse feliz o triste por la muerte de su padre. Había vivido con el permanente temor de la muerte hasta entonces, ¿Qué sucedería ahora?, ¿Quién sería el Sultan?, ¿Él, que tenía dieciséis años o su hermano Yosuke que solo tenía ocho?
El luto de todos los sirvientes a su alrededor lo hizo sentir incomodo en cuanto alcanzo a su abuela y vislumbro la presencia de todos por el rabilo del ojo. Con las manos apoyadas en la baranda de marfil del que era el mejor punto de visión del palacio, Mito observaba todo cuanto estaba a su alcance, reparando dese luego en la llegaba de su nieto que, de pie a su lado, esperaba lo que ella fuera a decirle.
-Mi Sasuke—hablo maternalmente la matriarca de los Uchiha, aun sin encararlo para revelarle lo que ahora se cernía sobre él. –Mi valiente nieto. Desafortunadamente…- trago saliva a causa de la tristeza que se sumaba a su vida; su esposo Madara, tres hijos que habían sido ejecutados al ascenso de su hijo Izuna al trono. –Mi amado hijo…tu padre, el Sultan Izuna Uchiha, ha partido de este mundo.
Sasuke, más incrédulo que nunca, volteo a ver la cama de su padre que, desde el balcón, enseñaba con toda claridad la mortaja de su padre que, hasta hace solo unos momentos, había sido la imagen de una vida agonizante. Sabía lo que eso significaba pero…¿estaba en lo correcto?
-Este es su ocaso—hablo Mito al ver como el sol aparecía desde el este, bañando todo con su luz como si se tratara de una verdadera señal. –Este es tu amanecer.
Eso significaba que….
Su abuela volteo a encararlo por completo, ocultando perfectamente la tristeza que hasta entonces había mostrado.
-Desde ahora—Sasuke cerro los ojos esperando escuchar lo que diría su abuela, -el sagrado trono de la suprema dinastía Uchiha…es tuyo.
Todos, incluyendo a su propia abuela, lo reverenciaron bajando la cabeza, haciéndolo sentir más abrumado de lo que jamás hubiera creído posible. Observando el amanecer como lo había su abuela momentos antes…creía imposible que su meta hasta ese entonces por fin hubiera sido alcanzada tras años de duras batallas y perdidas.
Yo Soy el Sultan Sasuke, el que ascendió al trono cuando menos lo esperaba
