Los personajes no me pertenecen, son de la increíble Stephanie Meyer, yo solo juego con ellos, aunque puede que alguno me lo invente, pero lo dudo.

Jeanette: ¡Tranquilos! No me tiréis tomates tan rápido xD a ver, esto es un mini-fic de esos que se me ocurrió hacer, es que estaba yo tan tranquila hay comiendo y de repente se me ocurrió la idea y no pude dejarla pasar. Nos leemos a bajo.

El título del capítulo es de uno de los libros de Federico Moccia, tengo ganas de ti, Oh Voglia di Te, en Italiano .

Él es mío.

+ Diecisiete años después del nacimiento de Reneesme y de la llegada de los Vulturis.

+ Seis meses antes.

Tengo ganas de ti.

Jacob POV.

¡Qué día de perros! Nunca nada mejor dicho. Desde las seis de la mañana del día anterior llevo en pie, no he pegado ojo, me ha tocado hacer dos guardias seguidas, ¡Y eso que soy el alfa! Pero bueno, a la única ala que le puedo reprochar es a Leah, que no se para que quería el día hoy, a Seth no se lo echo en cara, el pobre está imprimado hasta las trancas, no le juzgo, yo también lo estoy.

-¡Eres una perra Leah! -exclamó esa voz dulce y aterciopelada que tanto me gustaba escuchar.

¿Reneesme? ¿En medio del bosque a las ocho de la mañana? ¡Imposible! ¿No?

Me acerqué hasta donde se escuchaban las voces y me quedé de piedra al ver lo que tenía en frente.

Si, era Reneesme y estaba temblando. ¿Pero qué hacia ella allí? Iba a acercarme pero un olor que conocía también muy bien me llegó y paré en seco.

-Él NO te pertenece y no dudo que esté cansado de esperarte, ¿Sabes cuánto te ha esperado niñita de papá y mamá? Te ha esperado demasiado, no dudo que se vaya con otra -dijo Leah.

No me estaba enterando de nada, ¿De qué hablaban? De lo que quisiera que hablaran no me importaba ahora mismo, lo único que me importaba era llegar hasta donde estaba mi Ángel y cercarle las lágrimas que caían por sus mejillas silenciosamente.

-¡Eso no es verdad! -gritó enfurecida y sus lágrimas pararon por un momento para dar paso a sus mejillas encendidas - Él no me haría eso, ¡Él no es así! - dijo con un sufrimiento en la voz que me llegó hasta mi.

-Já – dijo Leah con una sonrisa maliciosa – sigue pensando así y te irá muy mal pequeña Reneesme, ¿Por qué tiene que ser tan ingenua? Cullen tenías que ser, creéis que el mundo gira a vuestro alrededor, que todos están a vuestra disposición, pero no es así.

-¡No te metas con mi familia estúpida! Ello no te ha hecho nada, no vuelvas a pronunciar ese apellido en tu apestosa boca, ¡Perra! - ¿Era mi Nessie la que estaba hablando así? Nunca la había escuchado decir un taco, y menos hablar tan alterada, parecía que se iba a ahogar ella sola, estaba muy furiosa.

- Mira Cullen, Jacob no es tuyo, no te aduelles de él porque todavía hay mucho que pelear y esta batalla no tiene ganador, de momento – puso una amplia sonrisa y eso solo basto para enfurecer más a mi pequeño ángel que estaba al borde del colapso.

Así que hablaban de mí. ¿Pero porqué Leah le decía todas esas cosas a Reneesme?

Reneesme se relajó y puso su mejor sonrisa.

-Si crees que Jacob estará algún día contigo la llevas clara, él no es tan estúpido como para estar con una zorra como tú, Jacob está en tu cabeza casi las veinticuatro horas del día, y sabe lo mala que eres, ¿Crees que no me lo han contado? Sé que te pasas el día torturando a los demás, por ejemplo a Embry y a Sam.

-¿Qué?- preguntó Leah casi sin aliento.

-Sí, tú lo sabes muy bien Leah Clearwater, sabes muy bien de lo que te hablo, torturas a tus pobres hermano pensando en quien será el padre de Embry, es uno de los padres de los chicos de vuestras manadas, y todos quieren pensar que es el padre de Sam porque era el más cabeza loca, pero podría ser tranquilamente Billy, el viejo Ateara…

-¿Cómo sabes eso?

-Ya te lo he dicho, me he enterado, ¿Piensas que Jacob te va a amar así como tú eres? –sonrió mi Nessie, le estaba haciendo daño y eso la satisfacía.

-Eres un monstruo Reneesme Cullen, eres un vampiro y un monstruo como todos los de tu especie – dijo Leah.

Todo pasó tan rápido, al minuto Leah estaba encima de Reneesme convertida en una gran loba de de pelaje gris, estaba furiosa y no tardó en clavar sus dientes en el brazo de mi pequeña Reneesme.

Reacioné tarde, ya le había hecho daño. El daño estaba hecho.

Me convertí en lobo y empujé a Leah fuera de mi pequeña imprimación, arrastrándola metros y metros del lugar en el que me encontraba protegiendo a Reneesme.

¡Leah lárgate! ¡Fuera! ¡Vamos vete! - le espeté furioso, quería llegar hasta ella y romperle el cuello, Reneesme sangraba por el brazo y eso no me lo iba a perdonar ni yo, ni Edward.

¿NO VISTES TODO LO QUE ME DIJO? - gritó Leah furiosa, pude ver que se iba a acercar.

¡Leah Clearwater, desaparece de mi vista! ¡YA! –le grité con voz de alfa y no pudo resistirse a eso, lo que el alfa decía iba a misa, y esto no iba a ser menos.

Mi ángel lloraba en el suelo. Odiaba esta situación, cuando ella lloraba una parte de mi se derrumbaba, ¿Por qué la quería tanto?

-Jake, me pica – dijo haciendo una mueca e intentado restarle importancia, en eso era igual a su madre.

Sabía que no lloraba por que le doliera, sabía que lo hacía de rabia, estaba furiosa y frustrada, muy frustrada, en eso era igual a su padre, la diferencia es que Edward tocaba su cabello desesperadamente para tranquilizarse y Reneesme lloraba.

+Presente.

Hacía seis meses que no veía a mi ángel y quería morirme. La echaba tanto de menos que ya hasta fantaseaba con ella, pero al parecer no era el único que la echaba de menos, Billy también lo hacía al igual que Rachel que había entablado una sincera amistad con ella, y ni decir de Emily, que la adoraba como si fuera su hermana pequeña, y hasta los más pequeños de la Push la añoraban, hasta mis hermanos los lobos la echaban de menos. Seth era el que más añoraba detrás de mí por supuesto, Reneesme era su hermanita pequeña, se llevaban más que bien, incluso a veces sentía celos por esa conexión que ellos tienen.

Suspiré abandonado en la pequeña cama de mi diminuto cuarto, casi no me cabía el cuerpo en la cama y los pies se me salían del colchón.

Me intenté dar la vuelta y quedé de frente a la ventana, de espalda a la puerta.

¡Maldita Leah! Mira lo que había conseguido, mi rabia crecía cada día más, apenas conseguía aguantar dos días sin ver a mi ángel como para aguantar seis meses, todavía no me explicaba como lo había hecho.

Leah seguía jodiendo la pavana por aquí, era parte de mi manada y no podía echarla, tampoco lo hubiese hecho, me era fiel, al igual que Paul, Embry y Seth.

Reneesme – susurré y volví a suspirar.

Estúpido Edward, casi me mata el día en que llevé a Reneesme a casa después de lo sucedido con Leah. Me estampó tan rápido contra la pared que no tuve tiempo a transformarme, y luego tampoco pude hacerlo, soltaba puñetazos y patatas tan veloces que ni siquiera esquivarlas podía, al final, acabé con una pierna vendada desde la rodilla a los dedos de los pies, un brazo roto, y la cara hinchada que parecía un globo, además de la ceja partida y el labio. ¡Ah! Y un desviamiento del tabique nasal, conclusión: me dejó para el desguace, pero gracias a dios, mi condición de licántropo no me defraudó y me recuperé en cuestión de semanas y quedé como estaba antes, aunque con un profundo dolor en el pecho, me juró, me prometió que no dejaría que Reneesme se acercara nunca más a mí, y sabía que lo decía en serio, lo que tuviera que ver con Reneesme en ese sentido, nunca hablaba en broma, era demasiado protector con ella, aunque estoy bonito yo para hablar.

Volví a suspirar y cerré los ojos tratando de dormir un poco, si dormía no pensaría en Nessie y me ahorraría un poco de dolor, como decía Embry, era masoca, y es que encima, ni una llamada, ni un mensaje, nada, no había tenido señales de vida de ella en seis meses, SEIS largos y angustiosos meses. Intenté acercarme por su casa muchas veces, llamé y llamé, pero siempre pasaba lo mismo, Bella lo cogía y me decía.

-Jake por favor, deja que el tiempo pase, ¿Si? Edward… ya sabes cómo es él y… no hagas esto más difícil Jacob por favor.

Y después de esas duras y crueles palabras acababa cortando la línea para hacerme sentir aún peor.

Dejé de pensar y me entregué al sueño.

Desperté cuando todo estaba muy claro, ¿Cuánto había dormido? Ni idea, pero me había dormido y todavía estaba claro.

Buah, seguro habré dormido dos horas como mucho.

Me levanté de mi pequeña cama y estiré un poco las mantas para que Rachel no se quejara, no tenía ganas de estar aguantando sus gritos histéricos y luego de estar aguantando al perreta de Paul que me decía que no hiciera cabrear a mi hermana, ¿Pero de que iba ese estúpido? El no tenía que decirme que hacer, era mi hermana.

Salí de la habitación y no caí que todavía estaba en bóxers, da igual, no importa, ya me han visto demasiadas veces así, además de verme desnudo cuando era pequeño, era mi familia.

-De verdad – dijo Rachel mirándome – no sé porque esa afición de ustedes de ir desnudos.

- No estoy desnudo – le dije y me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla, ella se había portado muy bien conmigo siempre y no se merecía que pagara con ella mi sufrimiento y rabia.

-¿Y para mí no hay beso? – dijo Paul poniendo los labios como un besugo.

-Par ti lo que va a ver es un puñetazo – le contesté y una media sonrisa que no llegó a mis ojos alumbró un poco mi cara de muerto.

-Buenos días papá – dije llegando hacia donde se encontraba Billy sentado en su silla de ruedas y le besé suavemente su mejilla arrugada por el paso del tiempo.

Billy se dedicaba a observarlo todo desde su silla perfectamente colocada en medio de la cocina y se limitaba a sonreír, a asentir o a fruncir el seño y a hacer cualquier tipo de muecas con la cara, era un maestro, adoraba a mi padre.

-Buenos días hijo, ¿Mejor? – preguntó y supe a lo que se refería.

Me encogí de hombros.

-Jake, coge tu desayuno de el microondas, con un poco de suerte todavía estará caliente – me dijo mi hermana sentada en el regazo de Paul.

¿Desayuno? ¿Cuánto había dormido?

-¿Cuánto he dormido? – pregunté en general.

-Casi dos días – dijo mi padre tranquilamente.

¿Dos días y nadie me había despertado? Bien, perfecto, de culo, cuesta abajo y sin freno.

-Hijo – dijo mi padre con una voz un poco esperanza, ¿Me querría decir algo? Me di la vuelta para mirarle y ahí estaba, sentado en su silla como siempre y con las manos entrelazadas en su regazo – Charlie me ha llamado hoy y me ha invitado a ir a pescar.

-Ah, bien, yo te llevo no hay problema, te hará bien salir de aquí – comenté y saqué mi comida del microondas.

Llegué a la mesa y la posé, corrí a la nevera y saqué algo para beber, empecé a comer como un desconsolado, tenía hambre.

-Eso no es todo – le miré – me comentó que Reneesme se estaba quedando con él unos días, Edward y Bella habían salido del país y ella les ofreció quedarse con su abuelo, quería pasar unos días con él y Edward y Bella no se lo negaron.

Le miré sorprendido, ¿Mi padre quería que la fuera a ver mientras él y Charlie estaban de pesca?

-Sé lo que piensa – dijo mi viejo padre – y la respuesta es sí, pero Edward, tan atento como siempre, le dijo a Charlie que no la dejara salir con ninguno de ustedes, así que, ten cuidado si la sacas de casa que nadie te vea, ya sabes que aquí hasta las paredes miran y hablan.

-Tengo tantas ganas de verla – comenté si mirar a nadie en concreto.

-Por eso te lo dijo – saltó mi hermana acariciando el pelo de Paul.

Suspiré y seguí comiendo.

-¿A qué hora? – pregunté.

-Dentro de una hora, quería haberte llamado antes, pero es que estaban tan a gusto durmiendo y hacía tanto que no dormías de un tirón que no quise hacerlo, además se que duermes porque así piensas menos en ella y…

-No te preocupes papá, gracias – y le sonreí, esta vez la sonrisa si llegó a mi ojos y él lo notó, sonriendo también.

Al fin, después de seis meses, iba a poder volver a ver a mi ángel, mi pequeño y precioso milagro, mi razón de ser.

Había esperado una hora a que Billy y Charlie salieran de la casa, debía asegurarme de hacer las cosas bien como dijo mi padre, Edward le había dado notas claras a Charlie de que no la dejara salir con nosotros.

Tenía la esperanza de que ella me echara de menos tanto como yo lo había hecho.

Llegué al porche y toqué sin pensarlo, debía verla lo antes posible, tanto tiempo había pasado sin verla, sin rozar su preciosa y perfecta piel, tenía ganas de ella.

Abrió la puerta y su pelo cobrizo se levantó por el viento.

-¿Jake? – Preguntó - ¡Jake! – gritó y acortó los pasos que quedaban entre nosotros y me abrazó fuerte, al parecer ella también me había echado de menos.

Olí el delicioso perfume de limón que bañaba su pelo, sabía que se bañaba con champú de limón, le encanta ese olor, desde pequeñita le había gustado.

La estreché más contra mí.

-Te extrañé tanto – le dije en un susurro en su oreja.

-No eres el único, pensé que nunca más volvería a verte y eso me tenía hecha polvo Jake, nunca más vuelvas a hacer eso, ¿Vale?

Sonreí, ella me extrañó tanto como yo a ella y me dijo que nunca más le volviera a hacer eso.

-No tenemos mucho tiempo – le dije – tu padre le dejó a Charlie claras las cosas de que…

-De que no me dejara salir con ustedes, lo sé, lo escuché, pero no me importa, él solo verte ya me basta – me miró con sus profundos ojos chocolate y agarró mi cara entre sus manos – Jacob yo… yo te amo.

Me quedé tan sorprendido por su comentario que no supe que decir y ella se apartó de mí.

-Lo siento, no debí ser tan atrevida pero es que, Jake… siento algo tan… tan intenso por ti – me miró y le sonreí, yo sentía lo mismo y todo era fruto de la imprimación, de la jodida y maravillosa imprimación – estos meses han sido un infierno.

-Igual para mí, yo también te amo Reneesme – le confesé –

-No de la misma manera que yo Jacob, yo es que… no es solo como un amigo…

-Yo tampoco.

Me acerqué a ella, la agarré de la cintura y le di un pequeño y cálido beso en los labios, al momento ella agarró mi cuello y junto nuestros labios furiosamente, con desesperación, como si hubiese estado esperando esto mucho tiempo, no sé ella, pero yo si lo había estado esperando tiempo, mucho tiempo.

Era mejor que en mis sueños la sensación de besarla, era tan delicada pero a la vez tan bruto, llevaba tanto amor y pasión nuestros besos.

Cuando el aire nos faltó nos separamos, pero dejamos nuestras frente unidas.

-Así te quería yo – sonrió con una sonrisa picara y me quise morir, babeaba por ella.

Nos pasamos la tarde en su cuarto, el que antes había sido de Bella, lo había redecorado y puesto a su gusto y se había quedado con él, Bella no tuvo ningún problema y Charlie menos.

Estuvimos toda la tarde abrazados y fundidos en besos, hablamos toda la tarde y me contó lo que había hecho en todo este tiempo, yo también se lo conté, aunque no tenía mucho que decir, la mayoría del tiempo me la había pasado babeando por ella, extrañándola y soñando.

Le conté lo de la imprimación, y no se sorprendió, su respuesta fue.

-Oh, bueno, debí imaginármelo, a estas alturas ya no hay nada extraño – y a continuación me deslumbró con una de esas sonrisas que le cortan la vida a los humanos porque los matan de un ataque y esa sonrisa que tanto amaba yo.

Me contó con sumo detalle lo que había pasado aquella mañana en el bosque con Leah, y lo mucho que la odiaba aunque bueno, no era la única que lo hacía y no lo digo solo por mí, no es que la odiara, solo sentía un poco de rencor…

También me contó cómo había estado Edward con ella de sobreprotector durante estos seis meses, y cuál había sido la reacción de Bella, no había hecho nada, no había movido ni un musculo para ayudarla, pensaba igual que el chupasangre.

También me contó los intentos de Emmett, Alice y Esme por convencer a Edward de que la dejara salir e ir a verme a la Push, pero no funcionó nada, ni ruegos, ni lágrimas, nada.

Edward se había hecho de piedra en estos últimos años, porque nada más ver a Reneesme llorar cuando esta era más pequeña era desarmarse y venirse abajo, no soportaba ver a su hija llorar, y le daba todo lo que quisiese con que solo ella lo pidiese.

También me contó que seguía estudiando con Edward y Carlile, y que estaba aprendiendo a hablar alemán, y que los protones y los neutrones la tenían loca, y que la célula era la unidad anatómica, funcional y de origen de los seres vivos, y que no soportaba la ecuaciones, y que el número másico y el número atómico la tenían hasta la coronilla, y que la tabla periódica era un rollo, y que El Cid Campeador era un bobo – vete tú a saber quién era ese – y que Gandi fue un gran hombre, y que bla bla bla, en resumen, se puso a contarme todo lo que estaba estudiando, y me pareció magnifico que me lo contara, eso era que había confianza.

Antes de irme, me prometió que me vería, que ahora que lo nuestro era forma y oficial no dejaría de verme, ¡Y a ver como lo iba a hacer!

Edward me iba a matar, esta vez sí lo iba a hacer, pero me daba igual, la satisfacción era mayor, el cariño superaba todo y el amor me hacía olvidarme de que Edward existía.

Además, Reneesme ya era mayor de edad y podía hacer lo que ella quisiese, si quería estar conmigo, pues estaría conmigo, ya sus padre no podrían prohibirle algo y ella no hacerlo, dieciocho años.

-Te amo – me gritó desde la puerta mientras yo me alejaba.

-Yo también te amo – le dije alejándome, pero sé que lo escuchó porque sonrió y se sonrojó, luego cerró la puerta y volví a caer en la incertidumbre y en el dolor.

Quería volver atrás y llevármela conmigo, no podía dejarla allí, no sin saber cuándo volvería a verla, aunque me prometió que nos veríamos pronto, no podía estar seguro, Edward… Edward, él siempre tenía que meter las narices en medio y joder mi felicidad.

¿Por qué no me dejaba ser feliz?

Lo odié más de lo que antes lo odiaba y llegué a la Push más rápido de lo que pensé llegar.

Estaba feliz y eso nadie lo fastidiaría, no, no hoy porque Reneesme era mía, mía.

Sonreí ante escucharme decir eso, era mía, y ni Edward, ni Leah, ni Bella, ni la oxigenada de su tía Rosalie lo cambiaría, ella me amaba, me lo había dicho, y yo la amaba a ella.

Mi paz no duró mucho al llegar a casa de Emily, allí todos discutían en voz alta y cuando llegué se callaron de repente.

-¿Qué pasa? – pregunté al llegar.

-Tenemos reunión del consejo Jake – dijo Sam hablando primero – y no pinta nada bien.

-¿Porqué? – pregunté.

-Es Seth – dijo Quill.

Genial, mi felicidad no había durado mucho hoy, y yo que me sentía el hombre más feliz en la faz de la tierra, que me sentía capaz de volar, de mover el Sol con solo sonreír.

Si es que, ¿Por qué no me dejaban un ratito en paz? Me estaba empezando a hartar, esto era inhumano, yo quería ser feliz, y tenía todo el derecho.

¡Agh! – sacudí la cabeza enrabietado – genial, ahora a reunirme con el consejo para terminar de estallar, esplendido.

Bueno, ¿Qué? ¿Reviews?

Si me dejan como cinco reviews, subo el otro capítulo, venga anda, tampoco son tantos, solo son cinco reviews, no pudo mucho (:

Esto es un mini fic, no tendrá más de cinco capítulos.

Un beso. Saludos.