Haikyuu no me pertenece.
"Soulmates Never Die"
Eligió el traje más costoso, hecho a la medida de corte italiano, eligió el mejor perfume, pensó en el peinado con días (semanas) de anticipación. En su calendario marcó la fecha, 15 de mayo, desde que había recibido la invitación.
Despertó ese quince de mayo, con pesadumbre, se miró en el espejo, aún tenía ojeras, los círculos oscuros contrastaban con su pálida piel. Su lengua se pegaba a su paladar, había bebido mucho la noche anterior, whisky, ron, tequila, vino tinto, el algún momento perdió la cabeza y su risa resonaba traviesa en la habitación de alguien más, pero como siempre, la mañana le llegó en su cama.
"Moño o corbata" pensó mientras se probaba el traje.
"corbata será" dijo al ver la pieza y textura adecuada.
Miró el buró de su habitación en ella reposaba una foto de la selección nipona, sonrió al verse en ella. Se dejó caer en su cama, aún tenia tiempo para descansar un poco más, su cabeza dolía y consideraba necesitaba reponerse para estar listo para la fiesta por la noche. Sus pesados párpados se dejaban hacer por la gravedad, el sueño profundo lo invadió
El sueño lo abrazó cálido y complaciente, la tarde le drenó las lágrimas que le restaban.
Despertó pasadas las cinco, la resaca aún le pasaba factura, comió un sándwich y bebió un litro de agua. Pesadumbre, cansancio, deshidratación, el mareo, un poco de náuseas, se mordió los labios y deseó que ese nudo en su garganta desapareciera.
El baño de esa tarde fue en la tina, pensando y cerrando los ojos. El agua tibia destensaba los músculos, el mechón más largo de su cabello llegaba a la barbilla "Debí haberlo cortado antes" pensó cuando la humedad le adhería esa fracción de cabello. Vió sus uñas un poco largas, tal vez las limaría, se quedó en la tina hasta que el agua se enfrió.
Su mente era una nebulosa confundida, era un sistema a punto de colapsar, ¿Por qué? ¿Cómo? Eran preguntas que hacían eco en su interior, deseó el tiempo transcurriera rápidamente ó tal vez regresarlo, regresar a esas primaveras donde sonreía nervioso ante el otro, donde sus roces le movían el alma, donde se reflejaba en esos ojos brillantes y oscuros, donde escuchaba su nombre ser pronunciado de esa dulce boca. La vida adulta le caía de golpe, su mente estaba cansada, perdida, agobiada, evocó el olor de la tierra mojada, en ese día de mayo cuando su boca nerviosa estructuraba frases ansiosas repletas de "te amos", recordó el tacto ajeno desprendiéndolo de la ropa, el aliento intoxicarle el alma, invadiendo cada tejido, cada célula de su organismo, esa voz aguardientosa surcar su cerebro hacer estragos en él, ahora todo era diferente, la textura de sus sueños ahora era viscosa, al cerrar los ojos no había nada más que oscuridad, no había arcoíris, ni luces brillantes, no estaba esa cálida sensación que antes ocupaba su pecho, sus piernas eran pesadas y su sonrisa poco a poco perdía esa pureza que lo distinguía, los días pasaban y su mente aún poseía esos bellos recuerdos. Su primer beso en medio de la noche, con el manto estelar cubriéndolos a ambos, con la luna acariciando sus almas, con los cerezos cayendo con delicadeza sobre ellos, aún tenía fragmentos de ese arcoíris que dibujó de su mano en la adolescencia, cada centímetro de él llevaba guardado sus besos, su cabello el tacto y sus labios el dulce sabor de él.
Impotencia, ahogo, fastidio, la comida perdía su sabor y su mirada deambulaba nerviosa a su alrededor, trataba lo intentaba con el alma, pero. ¿Cómo vivir en el infierno cuando hasta probado las delicias del más dulce paraíso? Cuando has tocado astros, cuando has tocado almas en un beso, cuando en una mirada se estremece el ser y cuando una sola palabra le daba sentido a su vida, cuando en medio de una habitación se han quedado guardados los más profundos secretos, cuando has desnudado tu cuerpo, tu alma, tu mente a alguien, él éxito no le sabía, medallas, campeonatos, el vacío estaba ahí, sus demonios se aparecían al cerrar los ojos, sus demonios yacían en su interior, aterrorizándolo, subyugándolo, destrozándole el temple, diluyendo su seguridad y amor propio, ahora sólo quedaba un fantasma de lo que era Oikawa Tooru.
"Si tan sólo me hubiera aferrado a él con más fuerza" pensaba mientras se secaba, si tan sólo hubiera dado más, quería cambiar las cosas, quería continuar escribiendo su vida a lado de esa persona tan maravillosa, detener el tiempo, pintar todo de colores nuevamente, cantar desafinado en la mañana para él, quería regresar a los maratones de Aliens, quería llorar nuevamente en su regazo por que E.T partía, quería volver a prepararle café amargo como a él le gustaba, verlo jugar desde las gradas, hundir los dedos en las sábanas por las sublimes sensaciones que ese cuerpo le daba, esos torbellinos en su pecho, ese verano en su piel. Se vistió, se puso una corbata de seda suave y fina, el perfume que tanto amaba él, estilizó sus cabello dejando las ondas naturales caer con gracia sobre su rostro demacrado. Bálsamo de fresas en los labios y correctos para las ojeras, se miró, se sintió atractivo pero no lo suficiente, era una belleza a medias, sin brillo, era una luz opaca y él lo sabía perfectamente. Se limó las uñas antes de salir. Tomó sus llaves y el regalo. Condujo al recinto donde se llevaría acabo la fiesta. Takahiro le sonrió con incomodidad. Un par de palmadas en la espalda por parte de Issei, frases sin sentido rompían el silencio. La mesera ofreció tragos, bebieron la primer copa de espumoso de la noche, sentía la efervescencia tranquilizarlo. Respiraba, respiraba. "Todo va bien" "si continúo jugando profesionalmente" contestaba a las preguntas que le hacia, su mirada se movía vacilante por todo el lugar. El cuarteto de cuerdas interpretaba alguna canción, pero sólo escuchaba el bullicio como algo incómodo.
La voz del anfitrión del evento anunciaba la entrada de los protagonistas de la noche, el brazo fuerte de Hajime sujetaba un delicado brazo femenino, el alma se le partía a Oikawa, su corazón hizo una pausa dolorosa en su ser, era plomo inerte en la mesa, Issei lo sujetó por el brazo "Estás bien?" Tooru no contesto, observó el caminar calmado del moreno, sus miradas se cruzaron, un hilo de plata descendió por el rostro del castaño, un lágrima pura, con apenas y una muestra de sus sensaciones, sintió un terremoto destrozarle el pecho, sintió su ojos apagarse y el deseo irse para siempre, sintió por primera vez en el mundo perderlo todo, sintió la oscuridad invadirlo en un abismo de infortunio, sintió sus sueños caerse a pedazos, el dolor en su forma más pura corroerle el alma, sonrió con tristeza y esa pequeña lágrima dejó un húmedo camino en sus pómulos, se limpió con el pañuelo y se esforzó por dibujar una autentica, le regaló una donde sus ojos creaban arrugas y sus hoyuelos se pronunciaban de manera inocente, Hajime lo sintió y devolvió un gesto similar. "Que mierda esta la de estar enamorado" pensó mientras se tomaba una segunda copa de golpe. Issei Y Takahiro se miraban silencio incapaces de articular algo, el dolor de Oikawa se hacía el de ellos. "Estarás bien?" preguntó Issei al ver a Tooru de pie. "Issei, estaré bien, lo estoy" contestó sonriente, caminó luciéndose como nunca. Llegó a la mesa principal y le dio un fuerte abrazo a Iwaizumi, una palmada fuerte, con todo el amor fraternal que podía demostrar, a ella la abrazó y besó con delicadeza su mejilla. Los felicitó a ambos por igual. El organizador le entregó el micrófono, Tooru haría un pequeño brindis por los recién casados, decisión de él y de nadie más.
"Iwa chan! Te acuerdas cuando éramos niños?, cuando eras un niño inquieto corriendo por el campo recolectando insectos? En ese entonces no sabíamos que era el amor, sólo nos preocupábamos por no llegar tarde a casa o tú, tú te preocupabas por encontrar un escarabajo más grande que el anterior ¡UGH! ¡Que asco me daban esos insectos! Cuando crecimos, no eras popular con las chicas, todas me miraban a mí, cuando fuimos descubriendo el amor en la adolescencia, ¿Recuerdas esas largas pláticas que teníamos? Donde planteábamos como era encontrar a tu alma gemela, decías que cuando la encontrabas el mundo se llenaba de colores, que tus ojos se llenarían de estrellas al verla, que no podrías vivir en un mundo donde ese alguien no esté, que tu corazón dolería si tan sólo intentaras alejarte, también decías que esa persona despertaría los más dulces sentimientos en tu ser, Sabes Iwa chan cuando los vi juntos por primera vez, pensé ¡Dioses ellos están hechos el uno para el otro! Ese brillo en tu mirada era único, ¡Iwa chan! La persona que nunca sonríe ahora lo hace!, eso me llenó de felicidad, el saberte feliz y completo a lado de ella, ahora que tiene a esa persona, tu labor es cuidarla, Iwa chan tienes muchas estrellas en los ojos ahora, puedo ver galaxias en ellos. Tienes que protegerla, cuidarla, atesorarla, mimarla, ahora ella será tu mundo, ella será tu vida, tienes que amarla como a nadie, Alisa, Iwa chan es un cascarrabias, pero uno bueno, es un amargado protector y serio, tan serio que a veces abruma, Tu sabrás mejor de eso que yo, cuídalo y ámalo siempre ahora Iwa chan es tu mundo y tú el de él, desde el fondo de mi corazón les deseo la felicidad más pura del mundo"
Levantó la copa y los aplausos resonaron en el lugar, Alisa lloraba a mares. Iwaizumi clavaba la mirada en el castaño, un último abrazo después del brindis.
"Tu eres las estrellas en mis ojos Kusokawa" dijo contra su oído. Oikawa lo sabía Iwaizumi era su alma gemela. Por un segundo su mundo se llenó de colores nuevamente.
