Bird set free.
ADV: no sé qué es esto.
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Vienes aquí, esfinge de mal contenidos intereses que vapulean tus alas, rojas, de naturaleza mutilada, de sol que se incendió hasta que no volvió a amanecer. Te apareces frente a él, entre la terracota de tus mejillas lisas y suaves, que se hinchan como un globo a punto de explotar cuando intentas esconder lo que brota de tu garganta,
quizás un murmullo, quizás un jadeo mal contenido cuando te hincas sobre tus rodillas y todo a tu alrededor tiembla, cuando el yeso de tus rodillas se quiebra en esquirlas que se vuelven de papel y caes, una vez más, en tus prisiones intangibles y rojas.
La debilidad te sienta bien.
Eso es lo que él piensa.
Porque el sonido de tus huesos de cerámica tronando bajo sus pulgares de brasas que quieren incinerarte hasta que te vuelvas uno con él es una melodía magnífica que lo hace chirriar los dientes bajo los labios, con una ganas cruentas y asesinas de serrucharte las alas y que te vuelvas parte de él, te de ti, de ambos—
¡Oh, terrible hipogrifo!
Que no eres nada más que un escuincle sucio y polvoriento.
Uno que está esperando a una de las inmundicias más grandes del mundo, que venga a comérselo y cercenarle la carne a trozos. Pues él no se queja, ni llora ni patalea; aprieta los labios y los ojos para no moverse cuando se acuerda de cuánto lo quería—
Igual a la preciosa, magnífica y cruel belleza de Enji tampoco le importaba.
Voy a decirles por qué—
te encantaba montar en mi escoba, cariño,
me encantaba cabalgar en campo abierto contigo, cariño,
voy a decirlo:
no soy nada más que uuuuuuuuunnnn—dijiste que te excito,
que te vuelvo loco, que te hago perder la razón.
Dijiste que te quiero de todas las formas, excepto de la tuya y mi forma es demasiado sucia para ti pero si de verdad te dejé muy mal ¿Por qué quieres a esta ave enjaulada y sucia de nuevo? Para que acabes lo que empezaste pues no soy nada más que una indeseable ave sucia de dientes carroñeros que quieren llevarse tu piel y hacer un nido con ella.
Y quizá tengo tu atención cuando estoy hincado en santísima serenidad frente al retrete, escupiendo todo lo que tú comenzaste, cuando mis propias plumas me degüellan la garganta una y otra vez hasta que bailo, deseando estar a tu lado pues ya no puedo volar.
Y lo ofreces, es una salida sencilla.
Es lo mejor para ambos, con palabras que abrasan con tu fuego frio. ¡Y eso! Asquerosa blasfemia—
No.
Se supone que somos mejores que todos, que la gente confía en nosotros y aún así ¿por qué quieres cambiarme?
¿por qué quieres partirme las costillas a la mitad con un crujido sordo? ¿quieres que sea mi propia piel la jaula que no podrás romper?
El reloj sigue corriendo, y las plumas siguen saliendo de mi garganta.
Cuando más te tardes en descubrir lo que sientes por mí, más se volverá leche agria en tus labios.
Incluso si no quieres quererme—
Apresúrate.
