El Universo de Fairy Tail y sus personajes pertenecen a Hiro Mashima.

Detalles.


Pocas cosas le impresionaban ya a estas alturas. Siempre se había caracterizado por ser una persona imparcial y dura. Y ya que estaban en ese plan. ¿Por qué no?

Pero Rufus descubriría que a pesar de todo, mientras la mirada indescifrable del mago de rayos se clavaba en la suya como con fuerza, que aún había ciertos aspectos de la vida diaria que aun podían sorprenderlo o peor, dejarlo descubierto.

— Entonces no es nada.

— Así es— el mago de creación quiso zanjar la conversación con aquello,

— No te creo— Orga trató de atraparlo cuando este hizo el amago de escabullirse por un rincón—. Llevas varios minutos haciendo eso.

— ¿Haciendo qué? — cuestionó el rubio.

— Follarme con la mirada. Es molesto.

Vale, una cosa es que estuviera mirando en su misma dirección (porque sí, lo estaba haciendo), y otra muy diferente que lo estuviera mitrando exclusivamente a él.

Vamos, que Rufus tenía curiosidad de lo que había detrás de Orga… Y eso había sonado terriblemente mal dentro de su cabeza.

— ¿Qué cosa? — Rufus se hubiera puesto colorado de no haber sido porque eso arruinaría su imagen. — Eso ni siquiera es posible.

— No para ti— el peliverde se cruzó de brazos.

— No creí que te avergonzarías o molestarías por ello— contraatacó el otro, deseando cambiar de tema.

— Me molesta que lo hagas— el mago de rayos se acercó un poco más — y no lo hagas a la vez. No sé si entiendes.

No lo hacía la verdad, porque a su entender, Orga no lo estaba ni rechazando ni aceptando. Espera, ¿lo estaba considerando? ¿Y en qué momento Rufus también empezó a hacerlo?

— No te entiendo— trató de huir con aquello; una actitud huraña era la forma en la que el mago de creación terminaba un asunto. Aunque no lograba entender la razón por la cual esto lo tenía tan incómodo. Como si el hecho de estar hablando de su homosexualidad latente no fuera suficiente como para desencajar la situación.

— Yo pienso que sí lo entiendes.

— No estaba haciendo eso que dices.

— ¿Hacer qué? — el peliverde presionó.

— Estar…— a duras penas continuó— follándote con la mirada.

— Oh— la sonrisa de Orga se ensanchó— ahora admites que estabas mirándome, ¿no lo negabas hace un minuto?

Rufus maldijo dentro para sus adentros.

— ¿Por qué haces estas preguntas? — Nuevamente, intentó desviar la conversación— ¿no tienes nada mejor que hacer?

— Esto es lo mejor que puedo hacer ahora— el tono que utilizó Orga al hablar fue irreconocible para el mago de creación.

— No te recordaba de esta forma— murmuró pensativo.

— No es como si nos conociéramos tanto realmente.

— Es probable— el rubio hizo ademán de enderezarse— en fin, debo ir a hacer algo.

— ¿Qué cosa? — De nuevo, Orga se puso en el camino.

— Apártate— con lentitud, trató de hacerle a un lado con una mano.

— No quiero.

— Me importa poco.

— A mí también me importa poco entonces.

— ¿Qué cosa?

— Eso «tan importante» que tienes que hacer.

— Orga, apártate.

— Primero saca esa mano— el mago de rayos se echó a reír con ganas cuando Rufus finalmente se coloreó completamente, si hasta se había olvidado de que aún tenía la mano en el pecho del mayor.

Una vez liberado, caminó despacio hasta la puerta, deteniéndose en el umbral, como si estuviera esperando.

— ¿Y cómo sabías que te estaba follando con la mirada? — Indagó— ¿Cómo se supone…que uno haga eso? — Al final, la duda era mucho más fuerte que el sentimiento de incomodidad.

— Oh, eso es fácil— Orga caminó hasta él, cerrando la puerta de la biblioteca con suavidad. Había cierto… toque salvaje en sus acciones — Te lo mostraré.

FIN


Notas de Autor:

Para CattivaRagazza, que le gusta esta pareja y sus deseos son órdenes (¿?)