Con el tiempo…

Akane supo que P-chan era Ryoga.

Cuando Akane supo que P-chan era Ryoga se sintió avergonzada, avergonzada e incómoda. Las mejillas se le volvieron blancas, de blancas a rosas, de rosas a rojas. Se le vinieron todos y tantos recuerdos. Estaba en el patio, junto al pequeño estanque; pero ya no podía ver eso. Veía su habitación, su cama, se veía desnudándose y lo sentía a él como si durmiera en sus pechos. Se miró. Porque quería (necesitaba) asegurarse de que realmente no estuviera en sus senos y junto con ello deshacer a la Akane impostora que se desnudaba frente a ella. Se miró y se volvió a mirar. Y ya no era otra Akane la que se desnudaba, era ella misma desnuda. Se miró frente a él y quiso gritar. Él en su forma de cerdito no estaba enterado y solo se sacudía el exceso de agua. No gritó, no pudo en vez de eso siguió con la distorsión que le provocaba el horror.

En la realidad, frente a ella un cerdito y ante su visión el humano que había alcanzado a ver segundos antes de mojarse en el estanque. Lo miró a él. Lo miro porque ya no tenía ningún caso fijarse en su desnudez, no podía cambiarlo. Miraba un cerdo, un hombre cerdo y nada tenía que ver con el físico.

De rojas a azules, de azules a negro.

— Ryoga... —nombró, yendo hacia él, rodeada por un aura oscura.

P-chan, Ryoga, se supo descubierto e intento darse a la fuga, mas no fue muy rápido. Le siguió sonidos de cerdo y la lucha pobre por soltarse de la mano de firme de Akane.

— Cómo pudiste… —. No fue pregunta, era un reclamo —. ¡Eres un cerdo! —No solo pudo gritar, ahora también podía arrojar — ¡Largo!

.

.

— ¡Mamá, mira a un cerdo volar! —En algún otro lugar, un pequeño niño señala un cerdito negro cruzando el cielo.


.

.

Ya quería escribir en este fandom *Sonríe*. Es pequeño, pero lo hice con mucho amorsh.