Disclaimer: Blah, blah, blah... No soy Rowling, así que no tengo derechos sobre esto.
Un pequeño momento entre Hermione y Tom Ryddle. Sin precedentes, estan en todo el derecho de ubicarlo donde quierán.
Poison
Tom Ryddle sonrió de lado, pensando en que la ingenuidad de la castaña no tenía límites.
—Granger, Granger… ¿No crees que si yo hubiera querido matarte, lo habría hecho desde un principio? No seas tonta.
La chica lo observo de forma desafiante. Lo odiaba, él lo sabía, pero no le importaba para nada. Lo suyo iba más del odio, más del amor, más de lo carnal. Habían reinventado cada uno de esos sentimientos, los habían traspasado; No les importaban los limites. En un momento podían estar una acalorada discusión y al siguiente sus bocas estaban más que unidas.
—Ryddle, a ti te gusta jugar con tu presa.
Los ojos de Tom se iluminaron, ella tenía razón.
—No sabía que tú eras la presa, Granger.
La chica lo observo. Lo sabía, ambos eran predadores, jamás se rebajarían al papel de presa.
Tom se acercó a ella, retrasando lo inevitable. Acarició su mejilla, le sostuvo el mentón y después, sonrió de nuevo. Hermione odiaba su sonrisa, esa sonrisa encandiladora.
— ¿Sabes lo qué pasara ahora, no? Yo te besaré, me corresponderás y cuando terminemos el beso, me dirás que soy un pervertido sin sentido del respeto. Yo reiré, siempre lo hago Granger; No es como si estuviera haciendo algo que tú no quisieras.
Hermione bajo la mirada por un segundo, pero instantáneamente se volvió a fijar en los ojos de su acompañante, ahora eran rojos. Ahora siempre eran rojos, no quedaba rastro de aquellas pupilas azul oscuro.
Medito las palabras de Tom y se dio cuenta de que era cierto, ese era el ritual de siempre.
—Eso no es…
El chico le puso un dedo sobre los labios, callándola al instante.
—Granger, no trates de negarlo.
La chica rodo los ojos…
No pensaba negarlo, tan solo cambiar un poco lo que había comentado Ryddle, solo eso.
Hubo un momento de silencio, en el cual ninguno de los dos tuvo la necesidad de rellenarlo con un ataque o un reto.
Tom la observaba directamente a los ojos, y ella le resistía la mirada. Lo hacía para no parecer débil, pero a decir verdad, el tono rojizo de las pupilas del chico la aterrorizaba bastante. No sabía cuanto más soportaría su mirada, esperaba que él se cansara y tomara el primer paso para cometer lo inevitable.
Tom entendió su mirada, de nuevo.
Acerco su rostro a ella, apretó más su mentón lastimándola en el acto: Quería demostrar que él llevaba en control. Cuando sus narices se rozaron, el corazón de ambos se agito. Hermione cortó la distancia entre sus labios, para la sorpresa de él.
Ambos se envolvieron en un beso furioso, apasionado, que destilaba odio y sensualidad.
Tom encajo sus garras en la cintura de la chica y le pego contra de él, haciendo saber a Hermione las reacciones que causaba en su anatomía. Ella removió sus caderas, por instinto; y aprovechando el momento, enredo sus largos dedos en el perfectamente peinado cabello de él, jaloneándolo.
La lengua de él invadió su boca, investigando cada recoveco y saboreándolo en el acto. Mía, mía… Era lo único que pasaba por la mente de Tom, ella era suya. Le pertenecía, ambos lo sabían, y ninguno de ellos se oponía a eso.
Ryddle metió las manos debajo de la blusa destruida de la chica, buscando los hoyuelos lumbares de ésta. Granger, por otra parte, estaba desabotonando la túnica de él. Cuando lo logro, la lanzo fuera del cuerpo del chico y poso sus palmas sobre los hombros de él.
Lentamente, dejo de besarlo y fue bajando sus labios hasta su cuello, soltando pequeños besos. Tom sufrió de un escalofrió, malditos instintos carnales.
Volvió a sostener su mentón, re direccionando el rostro de ella al suyo.
—Tus labios son un potente veneno, Granger… —Ryddle tenía la voz ronca, quizás por la excitación. O quizás por el terror que le causaba saber las sensaciones que la chica le causaba.
Sin embargo, la volvió a besar. Dejando todo atrás, olvidando por completo sus planes y el hecho de que Granger lo había arruinado.
Caricias, rasguños, gruñidos, una danza imparable entra las lenguas de ambos.
Tom se volvió a separar de ella, y la observo directo a los ojos.
—Me he equivocado Granger, toda tú eres veneno.
A él le gustaba saborearla, aunque sabía que ella era veneno. Que su amor lo era, que su odio lo era, también su indiferencia. Era un veneno que Tom Ryddle era capaz de soportar, pero su inmunidad tenía un precio, y ese había sido la adicción éste había creado en él.
Tom hubiera preferido no tocarla, olvidarla y continuar con sus planes. Pero ella estaba debajo de su piel, como un veneno latiente que no ha terminado su efecto.
Tom lo sabía, tarde o temprano, ella lo destruiría todo.
Era un reto, ver quien resistía más.
No le importaba luchar contra ella, aceptaba el reto.
Ella era veneno…
Pero Tom no quería un antídoto.
Lo escribí mientras escuchaba Poison de Alice Cooper... La señora Cooper, una de mis favoritas. Vale, no.
Espero que lo hayan disfrutado, a mi me gusto escribirlo. Me gusto mucho.
Vale, avadas kedabras, crucios y tomatazos son más que bien recibidos...
Muggle-Almost-Witch
