Se preguntaran ¿que paso? Lo mismo me pregunto una y mil veces... Lo sucedido ni yo lo entiendo, solo se que de un momento a otro la historia había desaparecido, borrada y ya no estaba. Fue tan desagradable y lo peor es que fueron varias.
Ahora las he vuelto a subir, solamente las que tenían respaldo, y son solo tres o cuatro. Era una gras alegría que "Beso de Satanás" lo tuviera guardado en documento word o hubiera desaparecido.
Bien, lo siento por este suceso.
Y ahora las dejo leer, espero sus comprensión.
Gabryela...
Cuando despertó... solo le vino un pensamiento a la mente "Faltan dos días para San Valentín" Para la mayoría de personas sería alegría de saber que pronto llegaría ese día del amor, único del año que se celebra sin parecer un loco enamorado u obsesionado etc...
Sin embargo para ella solo significaba que de nuevo estaría sola, sin nadie con quien celebrar, a pesar de tener amigos y verlos en el transcurso de ese día, nada se comparaba a su tarde y noche, desolador, triste y vació.
Por eso, el solo saber que en tan solo dos días sería el día del amor, le bajaba su autoestima. Y para acabarla de ajustar, estaría de descanso esos dos días, era un horror, una pesadilla... alguien la ha de odiar allá arriba.
No entendía aún porque siempre en los hombres en los cuales se fijaba nunca eran los que le convenían...
Ponía como ejemplo a Anthony, rubio, alto, de buena complexión pero que por un accidente había fallecido una semana antes de San Valentín...
También estaba Archie, un hombre elegante pero mujeriego que le gustaba su amiga Annie y se lo dijo un día antes del 14...
Otro era Neal, un maldito que la engaño un año entero y cuando lo busco un 14 de Febrero lo encontró en la cama... con otro hombre...
Y Stear, bueno en realidad, solo fueron a una cita y ambos llegaron a la conclusión que era mejor seguir como amigos, porque no se podía dar nada más, sería raro...
Albert, quien era como un padre para ella y su jefe, le dijo una vez: "Debes tener paciencia y calma, Candy. En algún momento llegara esa persona especial..."
Bien... (Sarcasmo)... esa persona parecía nunca aparecer o llegar. Se moriría sola y se había resignado a eso, pero dentro de su corazón, cuerpo y alma deseaba algo, un beso, apasionado, excitante, amoroso, fuerte pero al mismo tiempo delicado, todo eso en un solo beso, podría dárselo cualquiera, robado, prestado, educando e incluso un homosexual.
Soltando suspiros sabía nunca sería, tan mala suerte tenía en su vida...
-No importaría si un demonio me lo diera...- dijo más sabía deliraba...
...
Caminaba por el centro comercial, haciendo algunas compras, como ropa, bragas sexy que nadie nunca vería, también algún regalo que les daría a sus amigos y a su jefe, porque no importaba si este estaba casado, igual se lo daría... Ese también era otro que se le iba o más bien ya lo tenía perdido, cuando lo conoció le gusto e incluso había ideado una manera para conquistarlo y llevarlo a la cama, porque quieran o no, ese hombre era toda una creación perfecta de Dios, lastimosamente se enteró tarde que estaba casado, una pelirroja amable que se hizo amiga de ella a los pocos minutos de conocerse. Era otro que se le iba y quedaba anotado en su lista de perdidos. Debía añadirle a su lista del 14, un tarro o mejor dos tarros grandes de helado de chocolate y fresa para ahogar sus penas, esa era un buen remedio, además de comprar alguna película para que la viera esa noche de soledad, también debía comprar más baterías para su "amigo" que salía para esas noches de fría soledad. Y un regalo para Albert.
Mientras pensaba en que comprarle a su querido jefe y amigo, noto que había una nueva tienda, donde antes estaba "Dolce's" la tienda de golosinas más deliciosas que hubiera probado, ahora se encontraba "Nullam Lapides" y no tenía la mínima idea de lo que significaba, pero por el vidrio podía ver piedras preciosas en aretes, pulseras, cadenas, dijes, de todo y eso le gusto.
Quizás nadie le daría un regalo en San Valentín, eso no impedía dárselo a ella misma.
Cuando entro, su cuerpo tembló por unos segundos, el aire acondicionado parecía estar fuerte, su cuerpo se acostumbró a ello. La tienda estaba llena de varios objetos, adornos, centros de mesa, una lapicera, lámparas y peceras, de otro lado estaban las joyas, aretes, alhajas, sombreros con pequeños adornos que hacían lucir más hermosas esas prendas. Estaba fascinada.
Sus ojos se iban de una a otra cosa, tan indecisa en saber que le gustaría.
Detrás de un mostrador dos mujeres observaban a la rubia. Ambas sonrieron cuando la vieron que por primera vez las noto desde que entro...
-Oh lo siento, no las vi- apenada se disculpó al estar tan distraída...
-Tranquila querida, a nosotras nos alegra que hayas entrado a nuestra tienda y te guste lo que has visto...-
-Todo es hermoso-
-Gracias cariño... mi nombre es Ponny y ella es María- Ponny era alta, ambas lo eran, cabello castaño tomado en un moño y con pequeños anteojos, María tenía el cabello castaño también suelto y ojos avellanas. Ambas eran hermanas...
-Y yo con gusto te atenderé pequeña- ambas parecían tener entre 25 a 30 años.
-Gracias María-
-Bien, y dime pequeña... ¿Que buscas en especial? ¿Algún regalo para un novio, o amigo, o pariente?- pregunto María acompañándola en su recorrido.
-Es un auto regalo- dijo murmurando... daba pena, así lo sentía. Tal vez le dirían que era patética, ella se lo repetía muchas veces a la semana.
-Oh... quieres darte un agasajo, eso no está mal. Algunas veces es bueno hacerlo...- le sonrió sin pensar en nada malo, María creía que las mujeres debían consentirse por lo menos una vez a la semana y debía ser así con todas. - ¿Que deseas regalarte?
-No lo sé, todo es tan hermoso y las piedras son tan lindas, únicas...- se hipnotizaba con cada una de ellas...
-Nuestras piedras son especiales, únicas en su estilo, no encontraras dos iguales en ninguno lado.- le mostraba cada piedra en la joyería, ninguna era igual - no decimos esto mucho, pero también son mágicas.
-¿Enserio?- no lo creía del todo.
-Claro, algunas piedras te dan confort, otras paz, armonía, otras están destinadas a causar un ambiente tranquilo en el trabajo, solo debes saber cuál escoger. Y quizás alguna cumplan deseos, no lo sabemos en realidad. Todo podría pasar.
-¿Deseos?- su mente maquinaba en lo que podría desear y solo un pensamiento abarco su mente ... -Quizás encuentre alguna piedra que me cumpla el deseo de tener un novio- dijo como broma pero María podía leer en su mirada tristeza y soledad... al ver lo que había dicho se corrigió - Digo...
-Tranquila, entiendo...-
Soltó un suspiro... -Si... pero nadie me hace caso... quizás necesito un demonio para mi sola-
...
Ponny sacaba otra joyería para ponerlas a la vista de los clientes. Desde que iniciaron ese negocio les iba bien, pero lastimosamente la renta de los locales era a veces demasiado, habían encontrado ese local más barato que otros, a su opinión lo era. A veces levantaba la vista para ver a su hermana María con la joven que había entrado a su tienda. Tenía un aura de tristeza y soledad, parecía no tener a alguien que la amara y tal vez por la cercanía de la fecha del amor se sentía más triste.
Siguió con su trabajo, cada objeto era puesto con delicadeza. Ellas creaban y cuidaban esas piedras, cada color denotaba algo. También tenía otras piedras, pero estas eran especiales, eran mágicas y únicas, raras en su espécimen. Y esas las tenía cerca del mostrador pero fuera del ojo de la clientela. Su mano coloco la última piedra color naranja con su cadena de plata. Cuando se alejó, sus ojos vagaron por todas las piedras y objetos más regreso de golpe al ver algo brillar.
Una de esas piedras raras y únicas estaba brillando, esa era la más especial. Se acercó a ella para verla más de cerca, brillaba con más fuerza cuando una voz se alzaba más y reconoció cual era, la niña rubia con algunas pecas en su rostro.
"¿Podría ser?... Significa que... has completado tu búsqueda"
Estaba tan feliz que podría llorar de la emoción. Esa piedra tenía su historia y al fin obtuvo su brillo que tanto necesitaba...
-María- su voz no se alzó mucho... necesitaba a su hermana ahora mismo... -¡María!-
Ambas voltearon a ver a Ponny quien hacía señas a la morena para que se acercar con rapidez.
-Disculpa Candy, mi hermana me necesita. Ahora vuelvo-
-No se preocupe María-
María casi corrió con su hermana, parecía alarmada y preocupada, también feliz y aliviada...
-¿Que pasa Ponny?- pregunto preocupada de que algo malo haya pasado con alguna de las piedras...
-María... mira- en una caja de terciopelo rojo, Ponny, le mostró la piedra a su hermana.
Sus ojos se abrieron de par en par, la piedra, esa piedra que nunca en toda su vida que ella recordara, y era muy larga, brillando ahora lo hacía. Involuntariamente llevo sus manos a la boca, parecía haber hecho un descubrimiento que salvaría al mundo de muchas enfermedades o así se sentía.
En realidad no importaba como ella o su hermana se sintieran, le piedra estaba brillando y eso solo significaba una cosa, fueron muchas en realidad pero solo una importaba. María volteo a ver a Candy, quien sostenía en sus manos un espejo adornado con piedras rosas, lo que significaba belleza natural, parecía estar muy entretenida con ello. Su vista volvió a la piedra, la cual brillaba aún más cuando la rubia se acercaba...
-Ponny- miro a su hermana quien sonreía suavemente -es ella.
Se miraron por escasos segundos, hablándose en silencio con la mirada.
...
Había encontrado un joyero con una hermosa piedra verde pero no se decidía aun que quería, todo era tan hermoso y estaba a su presupuesto, mas no sabía cuál llevarse.
-¿Has encontrado algo, Candy?- María volvió a ella, sonriendo delicadamente.
Negó con la cabeza... -Todo es tan hermoso, no se cual comprar...
-Ese es un dilema... sabes quizás tenga algo que te gustaría mucho... Ven-
Tras el mostrador Ponny las esperaba.
-Candy, te he visto tan indecisa y decidí mostrarte una de nuestras piedras más exóticas y única en todo el mundo. Ve-
Abrió la caja de terciopelo rojo, los ojos verdes de Candy quedaron prendadas de la piedra, solo con verla se enamoró. La piedra era del tamaño de un dedo meñique pequeño, con forma de gota, de color azul océano con toques de rojo oscuro. Su cadena era de oro blanco. Era tan delicado, tan frágil que le daba miedo tocarlo y quebrarlo.
-Es hermoso- murmuro.
Ambas hermanas vieron con fascinación como Candy quedaba prendada de la piedra. Eso era bueno.
-¿Te gusta Candy?- pregunto María.
-Si- estaba hipnotizada por su color. Pero se veía tan caro que dudaba poder comprarlo... ¿Y... cuánto cuesta?-
Ya empezaba a imaginar el precio, solo un millonario podría comprarlo. Bien... (Sarcasmo otra vez)... todo le iba mal cuando se acercaba esa fecha.
-Nada- le informo Ponny.
-¿Eh?- se sorprendió... -¿No puede ser posible?
-Claro que si Candy- le dijo Ponny -Sabes nuestras piedras son únicas y también sus dueños, tú has contemplado cada objeto como un ser precioso y rara vez alguien lo hace. Tratas a nuestras hermosas piedras con fragilidad y eso me gusta. Además tu aura se ilumina con solo verla y eso es un gran cambio.
-Pero... no puedo hacerlo. Yo no...
-Hazlo Candy, tómalo como regalo nuestro para ti. Además si lo luces con tus amigas ellas vendrás a nuestra tienda y eso sería agradable.- le dijo María.
Estaba entre uno y sí. La piedra parecía llamarla y no podía negarse.
-¿Recibirás nuestro regalo, Candy?- pregunto Ponny, sabiendo ya cuál sería su respuesta.
-Está bien- tomo la pequeña caja -Gracias-
-Es un placer Candy. Solo déjame decirte que esta piedra no solo es única por su color, sino también es mágica. A veces cumple los deseos de las personas buenas.- Ponny sonrió mientras en susurros recitaba palabras -Venit ad te, et ad illam. Separavit únirra nihil appetat et amet.
Candy no logro escucharla al estar perdida en sus pensamientos.
"¿Deseos?" pensó, ella podría pedir un deseo... ¿cómo cuál? Entonces recordó lo que tanto deseaba, un beso. "Desearía un beso, suave, exótico, placentero, excitante, rudo... de un hombre, cualquiera, incluso podría besar a Satanás. Un beso de Satanás, eso deseo." lo último había sido sarcasmo, pero todo podría pasar.
...
Regreso a su casa, con sus compras y su regalo de las dos hermanas. Parecían raras a la hora de que se despidió, le habían que se pusiera de una vez su cadena y lo hizo para complacerlas, desde entonces se sintió diferente, de buen humor y ya no pensaba en lo sola y aburrida que estaría el 14.
Estaba cansada y decidió tomarse un baño eso la relajaría enormemente, fue al baño lleno la tina con burbujas y sales relajantes. Quito toda la ropa y su cabello tomado en una cola. Al entrar al agua soltó un suspiro de satisfacción, ahora que lo pensaba en verdad necesitaba sexo, llevaba dos años sin tenerlo y eso la tensaba. Bien, todo la tensaba, si pensaba en su mala suerte. Tomo espuma con su mano y la jugo, tomo otro poco y se la unto en su cuello, hombros y cubrió sus pechos desnudos, no se había quitado la cadena y el agua mojo la piedra. En un abrir y cerrar de ojos observo a su piedra brillar por un segundos y después nada. Lo adjunto a su imaginación, tenía bastante e incluso a veces su imaginación le mostraba a hombres que la desearan pero no eran reales.
Le gustaba su cadena y la piedra.
Venit ad te, et ad illam. Separavit únirra nihil appetat et amet.
Creyó haber escuchado algo, pero tampoco le tomo importancia.
No supo cuánto paso, pero en ese tiempo sintió que había alguien más en el baño, que alguien la miraba y su mirada penetrante la erizaba. Con el corazón latiendo a mil por hora, giro su cabeza hacía la derecha, donde la puerta del baño se encontraba. Lo hizo y regreso a su antiguo lugar. Sin embargo volteo bruscamente al percatarse que había alguien en su baño.
-Ahhhh- grito espantada y tratando de cubrirse. En su agitación noto a la persona, era un hombre alto, con el pecho desnudo, unos pantalones de cuero, un tridente negro en su mano derecha, unos cuernos rojos saliendo de su frente y una cola que se meneaba detrás de él y era larga... ¡Oh Dios.. Era Satanás!.. - Dulce Serafín... - se desmayó. Resbalando en la tina hasta perderse en el agua.
-Grr...- un gruñido retumbo en el pecho del hombre... -genial pide a Satanás y se desmaya... - se quedó unos segundos quieto, esperando que esa chica saliera del agua, pero al parecer no lo haría. -Debo sacarla de ahí o se morirá. ¿Porque demonios me toco a una mujer tan asustadiza?-
Tirando su tridente, metió sus brazos al agua y saco el cuerpo inconsciente de la rubia, viendo en su cuello colgando la cadena de plata blanca y la piedra que brillaba.
-Al menos aún está viva... Ahora me tocara ser su niñero... Tan bajo he caído...-
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Continuara...
