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Palaven, Campo de entrenamiento 18

Sparatus estaba pensando en cuando se había bajado del transporte que le trajo aquí. El primer día pensó que no podía hacerlo, ahora era el primero de su promoción.

Nacido el segundo en una familia compuesta exclusivamente por militares, siempre había sido un poco olvidado por sus padres. Su padre prefería a su hermano mayor que había entrado en el ejercito y su madre hacia todos los esfuerzos por convertir a su hermana en la perfecta mujer turiana. Como el hijo mediano nadie había depositado muchas expectativas en el, lo cual había hecho que pasara mucho tiempo enfrascado en lecturas de todos los temas. Al principio habían sido sobre todo historias de aventura, pero luego le gusto la historia y descubrió que tenia bastante talento para la oratoria y la política.

Sus pensamientos se cortaron cuando el himno termino su último compas y les ordenaron romper filas. Sparatus se reunió con dos de sus compañeros: Ciceron Vakarian y Adrien Victus. Los tres se habían conocido en el transporte que les había traído y al cabo de unas semanas eran amigos íntimos, a pesar de que tenían orígenes sociales muy distintos

La familia de Ciceron pertenecía al rango mas superior que había, vamos sus antepasados habían estados entre los fundadores de la Jerarquía Turiana. Adrien, por su parte había nacido en una colonia fuera de la Jerarquía, lo cual había hecho que tuviese sus problemas con algunos de sus instructores, aunque al final sobresalió brillantemente.

Ahora la mayor preocupación en las mentes de los tres era donde ir a celebrar que habían terminado el adiestramiento.

Fue Ciceron quien rompió el hielo al decir:

Buenos gente, acabamos de terminar una etapa ¿Ahora que?

Adrien le respondió: Sea lo que sea lo que nos depare lo afrontaremos .

Con estas palabras, los tres se dirigieron hacia la salida del campamento, hacia dicho futuro.

12 de Enero de 2152

Santa Monica, Condado de Los Angeles, Tierra

"Voy a la playa a nadar un rato, volveré pronto"

Hannah se puso por un momento en la piel de otra persona que leyera aquel mensaje.

Le dio su visto bueno, también pensó que aquel mismo día debía hacer una prueba academica y que por primera vez en su vida no había estudiado para ella.

"Total para las 11:00 ya no estaré aquí"

Y que la tormenta que casi estaba sobre ellos la ayudaría bastante a "morir".

Hacía años que Hannah deseaba marcharse, lejos de aquella casa, lejos del recuerdo de su madre muriendo debido al alcohol y las drogas, de su padre medio loco que desde casi que tuviera uso de razón la había maltratado y dado palizas que en unas cuantas ocasiones estuvo segura de que casi había muerto. Su sueño había sido irse a Nueva York y hacerse novelista.

No se había ido antes por tres razones: sus supuestas amigas Mara, Bonnie y Shauna, de las cuales hacia solo unos días que había descubierto que eran más falsas que un dólar de goma (aunque se cuido mucho de que no supieran que lo había descubierto). El hecho de que siendo menor hubiera acabado en la calle y la razón más importante de todas su abuelo John que había sido su mejor aliado y que había muerto a dos días de Año Nuevo, había sido el quien le había dejado una cuantiosísima suma de dinero en una cuenta que solo le dijo a su nieta antes de que muriera.

Había sido en la biblioteca donde buscando formas de huir dio con ruta de escape: fingir su muerte.

Soltó el cuaderno de datos en su escritorio mientras se pasaba la mano por la cabeza (no pudo evitar la sensación de su cabeza sin pelo que se había afeitado con cuchillas aquella misma noche), cogió la toalla y se aventuro fuera del cuarto, cruzo la casa como una sombra, dando gracias de que se le hubiera ocurrido deslizar un somnífero en una cerveza a su padre con lo cual este estaba en su cuarto durmiendo profundamente.

Salió a la calle y fue caminando hasta la playa. Eran las 4:40 de la mañana pero la oscuridad y el ruido del viento y la tormenta mantendrían alejados incluso a los más madrugadores. Cuando llego a las escaleras, soltó la toalla en la barandilla, se quito la camiseta y los pantalones y solo con bañador puesto, finalmente bajo hasta el agua dejando sus huellas en la arena.

Hannah no era demasiado aficionada a meterse en un agua demasiado turbulenta ni siquiera durante el día, pero esta era su gran oportunidad y no pensaba desaprovecharla. Así que se metió en el agua.

Fue caminando hasta que sus pies ya no tocaron el suelo y entonces comenzó a nadar. Luchando contra la corriente nado hasta la primera boya a bastante distancia de la orilla y luego se desvió hacia el muelle que estaba a mucha distancia de su casa. Fue llegando al muelle que finalmente comenzó a llover, tiritando salió del agua y fue hacia donde la mañana anterior había escondido una bolsa de viaje con una toalla, ropa nueva y dinero, se seco se puso la ropa nueva, cogió la bolsa y fue caminando hasta la estación que la llevaría a Los Angeles.

Fue allí en la estación después de sacar el billete de tren bala que la llevaría a Nueva York cuando mirando las noticias salió la noticia de una joven que podía haberse ahogado y al lado aparecía una foto de un año antes.

Ya montada en el vagón de pasajeros cuando se permitió relajarse y sonreír para sí misma, al tiempo que buscaba en la bolsa el único objeto que se llevaba de su antigua vida: un larga cadena de plata en la cual había un trébol de cuatro hojas hecho con una esmeralda que había pertenecido a su abuela.

Se lo puso al cuello mientras observaba como los rayos de sol entraban por los resquicios entre las nubes y recordaba las últimas palabras de su abuelo que habían sido que el destino es la suma de las decisiones que tomamos. Su destino más cercano seria una oficina de reclutamiento de la Alianza.

Miro también el nombre que aparecía en una cuenta bancaria, su nuevo nombre:

Hannah Shepard.

Sonaba bien, mientras miraba como el tren la llevaba hacia el banco de niebla que era su futuro.