Los personajes son de Meyer, la trama es mía.
Holi, bueno, esto es algo que escribí en una noche de insomio... Ybueno, lean, disfruten y no se olviden de la nota final.
Un ángel en mi infierno
Capítulo 1
Miré nerviosa la hora.
Estaba a punto de llegar, encendí las velas aromáticas que había comprado esa misma tarde especialmente para este momento. Vi las luces de su auto por la ventana y nerviosamente me quité la bata de seda que tenía puesta. Debajo tenía un conjunto de bragas y sujetador de encaje color morado, el color que a él le gustaba en mí.
Me acosté en la cama y lo esperé.
Llegó unos minutos después, se veía cansado, justo cómo cada noche, y en cuanto me vio puso cara de fastidio.
Sin dejarme intimidar le sonreí con coquetería, estaba dispuesta a todo.
-¿Qué te parece?- susurré.
Se encogió de hombros y comenzó a apagar las velas.
-Bien.
-¿No quieres acompañarme?
Suspiró fastidiado.
-Bella, trabajé muchas horas, estoy sumamente agotado y lo único que quiero es dormir.- murmuró entre dientes.
Lo miré desnudarse, le gustaba dormir desnudo, solía gustarme.
Se echó a la cama sin darme una segunda mirada. Lo miré molesta, pero él me daba la espalda. Miré de nuevo mi conjunto, era casi transparente. Solíamos pelear por el hecho de que yo nunca era atrevida en ese tema, y ahora que lo era, ni siquiera le importaba. Quizás yo había dejado pasar mucho tiempo.
-Leeré algo antes de dormir- avisé.
-Cómo quieras, pero hazlo en otro lugar, sabes que odio dormir con las luces encendidas.
Mi mano se congeló sobre el libro que estaba a punto de tomar.
-Eso haré.
Tomé mi bata, me la puse y salí de la habitación dando un portazo. Bajé las escaleras hasta llegar al primer piso, tomé una de las botellas de whisky de Jacob, un vaso y un paquete de cigarrillos, mi vista se dirigió a uno de las docenas de portarretratos que teníamos sobre la chimenea. Era de nuestra boda. Me miré bien, a la vieja yo, me pregunté si en ese entonces era tan feliz cómo creía que era.
Lo tomé y lo tiré con furia hacia la pared.
Estaba harta de esto, estaba harta de todo. Mi vida era una mierda y yo misma estaba hecha una mierda.
Tomé mis cosas y salí al jardín trasero. Hacía una noche preciosa, el cielo estaba despejado y podía ver las estrellas. Caminé hacía una de las tumbonas que teníamos ahí y me senté. Estaba agotada, lo cual era irónico, hace unas horas había que creído que terminaría agotaba, pero no precisamente por esta razón.
Me serví el whisky en el vaso y le di un sorbo, jamás fui buena aguantando el alcohol así que no fue sorpresa cuando, después de terminarme el segundo vaso, comencé a sentirme mareada. Encendí un cigarrillo y me lo llevé a la boca, tampoco solía fumar, le di una larga calada. Exhalé el humo, tomé mi vaso y le di un sorbo.
Pensé en mi vida -porque eso es lo que hacen las personas borrachas, piensan en sus vidas y las jodidas decisiones que habían tomado a lo largo de ella-. Quise recordar los pequeños detalles pero mi mente ya se encontraba un poco nublada.
Un sonido detrás de mí me hizo voltear.
Era un hombre. ¿Qué demonios hacía él en mi jardín?
-¿Cómo entraste?- pregunté llevando el cigarrillo a los labios. Estúpido Jacob y su estúpido sistema de seguridad barato.
-Eso mata a millones de humanos todo el tiempo, ¿sabías?- murmuró con voz melodiosa.
Asentí restándole importancia y volví a preguntar. -¿Cómo entraste?
Él caminó a pasos lentos y se sentó a mi lado. Me observó mientras ponía más Whisky en mi vaso, y puso cara de asco cuando me lo llevé a los labios. Era un hombre guapísimo. De tez pálida y rasgos finos. Lo miré bien.
Tenía ojos rojos.
-¿Eres drogadicto?
Me miró divertido. –No.
Asentí.
-¿Perteneces a alguna secta satánica o algo así?
-No.
-No entiendo.
-Para serte totalmente sincero, yo tampoco.
Lo mié.
-Son rojos, no tiene sentido.
-Los tuyos son marrones, no hay nada que entender.
Rodé los ojos.
-Es diferente. Marrón es normal, rojo no.
-¿Sabes qué pasa? Lo que pasa es qué quieres discriminarme.
Lo miré confundida.
-¿Qué haces aquí?
Sonreí con sorna.
-Veo la desgracia pasar antes mis ojos. – respondí.
-¿Qué desgracia?
-Algo llamado: "Mi marido".
Me miró confundido.
-¿Por qué sería una desgracia alguien que amas y que te ama?
Bufé. Pobre estúpido.
-¿Amarme? Acabo de intentar por milésima vez salvar nuestro matrimonio.- abrí mi bata y le mostré el conjunto, demasiado borracha cómo para sentir pudor. –Y él me rechazó- lloré.
Las lágrimas caían sin descanso por mis mejillas.
-No hay nada más, él cree que no lo sé pero sí lo sé. Es un idiota, piensa que no lo noto.
-¿Notar qué?- preguntó, seguramente confundido por mi trabalenguas.
-Tiene una amante. Lo veo en sus ojos, en sus camisas, en sus pantalones y en todo su cuerpo.
-¿Has intentado hablar con él?
-Claro. Nosotros tomamos el té y él prometió jamás volver a engañarme, fue muy dulce.- dije sarcástica.
Mi acompañante gruñó.
-¡Él me llamó dramática y dijo que quizás era yo la infiel! ¿Puedes creerlo? – sollocé.
Sus ojos rojos ahora eran fríos. Su rostro se había endurecido.
-¿Por qué no lo dejas?
Lo miré cómo si estuviera loco.
-¿Bromeas? Jamás lo conseguiría. Él preferiría encadenarme en el sótano antes de que cualquiera pudiera enterarse que su esposa lo está dejando por ser un cerdo infiel. Su imagen le importa más que yo.
Esta vez tomé directo de la botella.
-Preferiría estar muerta.
Una fracción de segundo después él estaba sobre mí. Su cuerpo, increíblemente frío, estaba sobre el mío.
-No vuelvas a decir eso, JAMÁS.
Acerqué mi rostro al suyo y susurré:
-¿Por qué? Toda mi vida es una burla, dime tú ¿qué demonios me queda?
-Más de lo que crees- se alejó de mí a una velocidad impresionante. –Muchos te extrañarían. Estarían perdiendo a una gran mujer.
Reí. No tenía a nadie que fuese a hacerlo. Mis padres me odiaban, mi marido me odiaba, incluso yo me odiaba.
-Nadie me recordaría.
-Tu marido lo haría.
-Ese imbécil no me iría ni a dejar flores.
-Te ama, y te está buscando ahora mismo. – sonrió enigmático.
-No lo creo.
En ese momento se escuchó la voz de Jacob llamarme.
-Será mejor que entres, él está preocupado.
Volví a escucharlo llamarme.
Me levanté de la tumbona de manera tambaleante y reí cuando casi caigo, me había alcanzado a sostener del pelo de mi extraño y frío acompañante, quien, por cierto, seguía sentado en el suelo.
-Creo que estoy un poco mareada.
Él se levantó en un ágil movimiento y me sostuvo. Sus manos fueron suaves al tomar mi cintura.
-Debes entrar Bella. – su voz era cómo miel en mis oídos.
-¿Te veré de nuevo?- pregunté.
-A lo mejor. Pero debes hacer una promesa.
Asentí con rapidez.
-No vuelvas a tocar estos. – me mostró los cigarrillos.
-Prometido.
Él sonrió y me llevó hasta la puerta.
-Espera- rogué. – Dime tu nombre.
Me miró dulcemente.
-Edward.
Y desapareció en la inmensidad de la noche. Dejándome sola, aunque no triste.
Volví a escuchar a Jacob llamarme. Entré y sólo pensé en volver a verlo.
Bueno chiquillos y chiquillas... Esta historia esta completita, cuenta con 5 capis pero como les dije arriba todo fue escrito durante una noche de insomio... Asi que posiblemente cambie unas cosillas... Todo dependiendo de sus comentarios (si es que esta historia merece alguno :C )
Y bueno, los amoooo... Y nos leemos pronto.
