Hola! He me aquí con otro fic nuevo titulado "because she is like that"

Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen tan solo la trama :D

Summary: Una pequeña historia de cómo los padres de Naruto comenzaron a enamorarse y amarse pese a que sean completamente distintos.

N/A: Nota de autora

—Diálogos —

Flash back (principio y fin)

"Pensamientos"

Reeditado: 18 abril 1012

Capitulo uno: Mucho trabajo y una ridícula apuesta

Era una tarde como cualquier otra; los aldeanos de la aldea de la hoja disfrutaban de una agradable y tranquila tarde de verano. Las calles de la aldea ocupadas por sus habitantes; viejos paseándose tranquilos por los parques o alimentando a las palomas; los puestos de comida y locales todos abiertos y complaciendo a sus clientes; pequeños corriendo imitando a los héroes de la aldea y jugando. Todos atentos a sus propios asuntos y conviviendo pacíficamente.

Todo era normal, incluso el hecho que una chica de estatura alta, cabello rojo y largo a la altura de los hombros, con hermosos ojos verdes y delgada corriera rápidamente por las calles esquivando a todos los que se ponían en su camino. Kushina Uzumaki era su nombre y era bien conocida por su cabello rojo, por su destreza como kunoichi y por supuesto, por su hiperactividad.

La chica corría entre las calles del centro de la aldea disculpándose con las personas con quien chocaba accidentalmente al intentar abrirse paso entre ellas en un domingo por la tarde. Kushina iba retrasada a una reunión con el Hokage quien le había pedido presentarse y cómo la chica veía las cosas, debía ser algo serio.

La pelirroja dio vuelta en una esquina y sin detenerse volteó para disculparse con el hombre a quien casi tira, así que después de gritar un "lo siento" y dedicar una sonrisa volteó al frente encontrándose con la figura de alguien a quien no pudo evitar chocando y cayendo al suelo de sentón.

—Aghh podrías fijarte por donde caminas —dijo Kushina malhumorada desde el suelo.

—¿Kushina? —llamó una voz masculina muy familiar.

La pelirroja alzó la mirada encontrándose con una cabellera rubia, unos ojos azules como y el cielo y aquella sonrisa única que conocía a la perfección.

—¿M-minato? —dijo ella embobada antes de tomar la mano que el le ofrecía para ponerse en pie —Oye Minato deberías fijarte por donde caminas, tus reflejos son pésimos —lo molestó ella jugando.

—Tu fuiste la que no se fijo Kushina, yo caminaba tranquilo y vienes y me atacas.
—Yo no te ataqué —comenzó a decir la pelirroja antes de detenerse en seco, disculparse y comenzar a correr nuevamente —Discutiremos esto más tarde… voy retrasada, el viejo quiere verme.

—¡Pero oye, hace casi dos meses que no nos vemos! —exclamó él a la chica que se alejaba.

—¡Podrás invitarme a cenar después! —le gritó ella sobre su hombro, subir a un tejado y desaparecer.

Minato sonrió y continuó su camino tranquilamente ignorando las extrañas miradas que las personas a su alrededor le daban.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Kushina no se molestó en abrir la puerta estrepitosamente. No trató en ocultar la sorpresa en su expresión cuando vio algunas cajas en la esquina de la habitación que se encontraba inusualmente vacía. Los estantes que generalmente eran ocupados por libros y pergaminos estaban vacíos. El escritorio, que generalmente estaba hecho un desorden, ahora estaba impecable salvo por la pila de papeles, el pequeño jardín zen y la pluma en su tintero. El hombre que estaba en el escritorio levantó la mirada.

—¿Querías verme, y por qué tantas cajas? —pregunta la pelirroja.

—Buenas tardes Kushina, hay muchas cajas porque me retiraré la próxima semana.

—¿Qué? ¿Por qué no me enteré de esto antes? —exclamo ella sorprendida, no tenía idea que en dos meses todo cambiara repentinamente.

—Porque, querida mía estabas en una misión, pero tranquila mi repuesto será alguien quien estoy seguro será incluso mejor que yo.

—¿Quién es? ¿Y cómo se que será mejor que usted? A pesar de la guerra usted a logrado mantener a Konoha…

—Y mi sucesor mantendrá la aldea exactamente igual, estoy cien por ciento de él y sus decisiones ten por seguro que no solo nos beneficiaran a nosotros. Y para eso debo dejar todo listo para él por lo que necesito que entregues los últimos reportes escritos de tus misiones.

—¿Él? ¿Quién es? Y ¿Cuáles ultimas misiones?

—Las ultimas diez misiones que has completado, Kushina.

–Por supuesto, ¿para cuando las necesita? —preguntó ella.

—Para pasado mañana a más tardar

—¡¿Pasado mañana? —exclamó ella. —Oh vamos eso requiere semanas.

—Lo se, pero es algo urgente además de que ya haz tenido esas semanas…

—Esta bien, esta bien tenga por hecho que estarán listos.

—Gracias Kushina.

—No lo agradezca viejo, sólo dígame quien será el Yondaime Hokage.

—Lo descubrirás en la fiesta del viernes.

—¿El viernes, este viernes? Enserio espera que pueda dormir con esa duda en mi cabeza dattebayo

—Dada la situación no creo que puedas dormir mucho —comentó casualmente cambiando de tema.

—Enserio necesito que me diga, ¿Será esa serpiente? Sabe que no muchos confían en Orochimaru después de aquellos experimentos, o más bien Minato —sugirió la pelirroja— aunque no me ha dicho nada al respecto —comentó pensativa para ella misma. Sarutobi rió suavemente.

—Ya lo sabrás después, la paciencia es una virtud.

—Bien —aceptó Kushina tomando unos cuanto pergaminos en blanco —Los traeré cuando estén listos —se despidió.

—Hasta luego Kushina —sonrió el Hokage.

Entonces la chica cerró la puerta tras de sí y camino desganada. Kushina se pasó por las calles en dirección a su casa, con los papeles en un brazo y una expresión de pocos amigos. Un olor peculiar llamó su atención y giró la mirada a su derecha y he ahí su restaurante favorito Ichiraku´s.

—Hey Kushina —la llamó Minato desde su asiento frente a la barra.

—Hola Mina —respondió ella sin acercase.

—¿No querías comer ramen?

—¡Si! —exclamó acercándose al rubio y dejando los papeles en un asiento vacío.

—¿Para qué te quería el Sandaime? —preguntó él curioso con un deje de preocupación en la voz.

—Para darme trabajo —contestó ella recibiendo su tazón de comida.

—¿De qué? —preguntó él.

—De las últimas diez misiones que he hecho últimamente.

—Vaya, eso es mucho…

—¡Lo se! No dormiré nada hoy ni mañana porque son para pasado mañana —dijo ella molesta.

—¿Mmmm? —preguntó cuidadosamente, estudiando el rostro de ella.

—¿Serías tan amable de ayudarme? ¡Por favor, por favor, seré tu mejor amiga!

—Ya eres mi mejor amiga, Kushina.

—Bueno, bueno, prometo entonces jamás... hacerte una broma.

—Shina-chan no hagas promesas que no puedes cumplir —sonrió él y ella la fulminó con la mirada.

—Oh vamos, por favor, por favor —pidió y el pensó un poco.

—De acuerdo, te propongo un trato —dijo él y fue ella quien ahora lo inspeccionó cuidadosamente.

—¿Cuál?

—Te ayudaré si me acompañas a la ceremonia del nuevo Hokage, ya sabes esa fiesta formal que harán.

—¿El nuevo hokage? ¿Hablando de eso no serás tu? —empezó ella pero entonces entendió algo y sus ojos se abrieron como platos —¿Espera, esas fiestas de vestidos largos y maquillaje? —preguntó ella y Minato asintió con la cabeza agradecido de que Kushina cambiara de tema.

—¿Bromeas, cierto? —dijo casi espantada.

—Hmm no.

—¿Qué tal si limpio tu casa por un mes?—

—Hmmm... Nop

—¿Qué tal si...

—La fiesta o no hay trato —puntualizó él.

—¿¡De todo lo que pudiste pedirme tenía que ser precisamente una estúpida fiesta!— se quejó ella.

—Exacto Shina-chan, ese es mi precio.

—Arrg no gracias, estaré bien con la pila de papeles —dijo ella resignada negándose a aceptar.

—Bien, suerte con eso ahora come, se esta enfriando

—Bla bla bla —lo arremedó mientras separaba sus palillos para comenzar a degustar su delicioso platillo

—¿Kushina?— llamó él después de un rato.

—¿Mmm?

—Habrá ramen en la comida— anunció Minato y la chica pareció pensarlo un rato.

—Bien, bien si tanto insistes iré a esa fiesta pero me ayudarás a acabar todo esto —dijo ella mostrando la pila de papeles y Minato sonrió.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

—Bien podemos hacer los estúpidos reportes en mi casa pero es probable que te rehúses después de ver la sutileza del orden en ese lugar —decía la pelirroja cargando la mitad de los papeles, después de haberse negado a que él los llevara todos.

—Mi casa esta bien — dijo él jalándola suavemente del cuello de su blusa naranja y caminando en sentido contrario.

—Lo suponía —dijo Kushina.

Caminaron varias calles hablando de las misiones que había hecho Kushina y así facilitarle el trabajo al chico.

Una vez que llegaron a su apartamento, Minato sacó las llaves de su y abrió la puerta y como buen caballero la dejó pasar primero. No era la primera vez que ella entraba a su apartamento pero no podía evitar sorprenderse aún después de un tiempo.

—Minato ¿Te puedo hacer una pregunta algo indiscreta?

—No sería la primera vez.

—¿Eres acaso un maniaco obsesivo a la limpieza? —preguntó inocentemente dejando los pergaminos en la pequeña mesa circular del comedor.

—Probablemente— rió el rubio dirigiéndose a la cocina para poner un poco de café cargado en la cafetera.

La pelirroja se sentó frente a la mesa ordenando los papeles en dos pilas notando que era mucho más trabajo del que esperaba. Contó hasta diez evitando un grito desesperado y dirigió la mirada a la ventana, la tarde era muy agradable como para desperdiciarla en trabajo.

—¿Kushi, quieres café? —preguntó Minato dejando la cafetera y dos tazas sobre la mesa

—Iuhg no, paso —contesto ella con una mueca.

—De acuerdo —dijo él sentándose en la silla frente a Kushina, sirviendo café en su taza.

-o-o-o-o-o-o-o-

Después de horas de trabajo y varás tazas más de café Minato observo que su amiga descanzaba la cabeza en su mano y con el codo sobre la mesa.

—¿Kushina? —llamó sin obtener respuesta alguna.

—¿Shina? —dijo un poco más alto esta vez y al no obtener respuesta por segunda ocacion se levantó de la silla y se acercó a ella. Sacudió su hombro suavemente pero la pelirroja no hizo caso y él sonrió divertido ante la idea que se le acababa de ocurrir.

Acercó su cabeza a la de ella. Inspiró suavemente y exhaló ruidosamente por la boca cerca del oído de la chica para luego comenzar a correr por su vida.

—¿¡Pero que te sucede?— gritó ella persiguiéndolo por toda la casa.

—Te habías quedado dormida —explicó.

—¿¡Y qué esperabas! ¡Son las tres de la mañana!

—¿Y? Un Ninja tiene que mantenerse alerta todo el tiempo

—Arrg no me vengas con eso —dijo la chica dejando de perseguirlo y sentándose en el sofá cansada.

—Kushina si no te mantienes despierta no terminaremos— dijo el acercándose.

—Aaaaa —grito ella tapándose la boca con un almohadón del mueble.

—Por cierto ¿para qué necesitas listos esos papeles?

—Ya te dije, para que Sarutobi deje los archivos organizados al nuevo Hokage... quien me las pagará cuando todo esto termine —dijo mirándolo de reojo no sabía quien iba a ser el Yondaime Hokage de la aldea y el chico rubio, quien nunca le ocultaría nada, no le había dicho nada al respecto. Kushina sabía que el joven se merecía el puesto sin embargo, el único inconveniente era su edad y la pelirroja no quería hablar del temo por temor a hacerlo sentir mal.

—Suena como amenaza.

—Es que lo es —dijo bostezando

—¿Café? —ofreció.

—No, sabes que lo detesto además quiero dormir, ¿Podemos dejar esto y empezar mañana temprano? Por favor —pidió a Minato quien suspiró y accedió a su petición.

—¡Woo! Eres el mejor Mina-chan —dijo la Uzumaki poniéndose en pie y tomando la pequeña mochila que había traído con ella, el chico por su parte la observó extrañado mientras ella se acercaba a la puerta.

—¿A dónde vas? Preguntó y ella la observó como si fuera estúpido.

—A mi casa… es realmente tarde y preferiría no molestarte.

—Kushina es pasada media noche, porque no mejor te quedas —ofreció él

—Oh vamos Mina-chan se cuidarme sola.

—Preferiría que no, además podemos continuar más temprano —sonrió Minato y la pelirroja cerró la puerta.

—Bien

Kushina fue a la cocina y sirvió dos vasos de leche uno para ella y otro para él. Después de la "cena" ambos se sentaron en el sofá a ver tele. No pasó mucho tiempo antes de que ella se quedara dormida sobre uno de los almohadones. El rubio sonrió al ver la tierna y tranquila expresión de ella, apagó el televisor y llevó a Kushina a su habitación, agradecido de que la chica no era de sueño ligero, retiró unos cuantos mechones rojizos de su rostro cuidadosamente, tomó una manta de su closet y se dirigió al sillón de la sala.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Los primeros rayos de sol se colaban por la ventana acariciando su piel blanquecina el silbido de los pájaros y el molesto zumbido de un molesto aparato la despertaron. A ciegas la pelirroja buscó con la mano el maldito despertador y al no encontrarlo se tapo la cabeza con la almohada murmurando incoherentes maldiciones.

—Hey Shina ya amaneció —dijo chico rubio pelinegro ligeramente despeinado recargado en el marco de la puerta como si llevase ahí ya mucho tiempo con una taza de té ya casi terminada. La pelirroja lo ignoró por completo.

—Kushina ¿quieres despertar por la buenas o por las malas? —preguntó el sonriendo y como si tratara a un niño pequeño.

—Por las malas, entonces —dijo el chico cruzando la habitación acuclillándose al lado de ella para estar a su altura en inspirar.

—Ni siquiera lo pienses Minato —le advirtió una voz femenina observándolo con un ojo abierto. El rubio sonrió y exhaló lejos de su oído.

Kushina hizo caso y suspirando pesadamente se levantó, intentó acomodar un poco su cabello mientras observaba a Minato apagar el molesto aparato.

—Ese viejo se quiere vengar por la broma que le hice el año pasado —se quejó caminando fuera de la habitación detrás de él.

—Bueno, supongo que cualquiera lo haría, tienes suerte de que no te arrestaron —anunció entrando a la cocina a poner café en la cafetera mientras ella lo veía desde el marco de la puerta.

—¡Pero era el día de las bromas! Además ese día terminó muy mal —suspiró la chica.

Flash Back

Era ese día, el día en el que si alguien veía a una chica pelirroja de vestuario naranja lo mejor era correr por su propia salud física y mental y claro, Minato Namikaze no era la excepción a esa regla. Así que si el rubio quería salir ileso, debía esconderse de su amiga, aun cuando la idea no le agradara del todo.

¡Hola Mina-chan! —saludó Kushina apareciendo al lado de él y detrás de una pared tomándolo por sorpresa.

H-Hola —respondió él son

¿A quién espías Minato? —preguntó la chica asomándose.

A nadie —dijo él intentando parecer tranquilo.

¿Sabes que día es hoy Mina? –preguntó con una sonrisa malévola y a la vez inocente. Minato no pudo evitar sostener la respiración.

¿Uhm Miércoles?

No tonto, bueno si es miércoles pero hoy es el día de las bromas —dijo Kushina sonriendo ocasionando que Minato retrocedería por instinto.

Tranquilo, no tengo nada planeado para ti —dijo ella ya sonriendo normalmente —eso claro si me haces un pequeño favor —agregó la joven.

¿Cuál?

Verás, Aiko me pidió que comprara el desayuno del Hokage, ya que la pobre esta muy ocupada, pero yo tengo una broma planeada para Jiraiya y no tengo tiempo para llevar esto —dijo mostrando el paquete de comida en una bolsa —así que me preguntaba si podrías llevarlo tú a su oficina —finalizó ella y el rubio estudió su rostro por unos momentos antes de aceptar.

Bien.

¡Gracias Mina-chan! —exclamó alegremente antes de plantar un beso en su mejilla y salir en busca del pervertido de su maestro dejando a al chico con una sonrisa estúpida en su sonrojado rostro.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Llamó a la puerta de la oficina y una vez que le fue cedido el permiso entró a la habitación con la bolsa que le había dado Kushina.

Buenos días Hokage-sama

Buenos días Minato, ¿qué puedo hacer por ti?

Nada, he traído el almuerzo, pues Aiko esta un poco ocupada —explico el rubio colocando la bolsa sobre el escritorio.

Oh muchas gracias, no te hubieras molestado.

No es ninguna molestia.

El hokage hizo a un lado los pergaminos abriendo el paquete para comenzar a comer.

¿Gustas?

No gracias, acabo de desayunar.

Tu te lo pierdes —dijo Sarutobi llevándose a la boca una buena cantidad de fideos, masticó varias veces y tragó. Fue entonces cuando notó una terrible quemazón e incluso ardor en la lengua y labios.

¿¡Aaaaaa Minato que le pusieron a los fideos!- gritó tomando la botella de te verde helado y bebiéndola desesperado intensificando la terrible sensación.

¿Se encuentra bien? —preguntó el rubio preocupado.

¡No— gritó el Hokage disparado al baño por un poco de agua del lavabo.

Minato sudó en frío y una sensación extraña paso por su espina cuando sintió un chakra que conocía a la perfección. Volteó hacia la ventana abierta y se encontró a su amiga pelirroja sentada en la rama de un árbol riendo a carcajadas. Oh por kami como pudo haber sido tan estúpido.

¿K-kushina?

¡Hey Mina! Gracias por darle mi pequeña broma al viejo, suerte con el castigo. Prometo ayudarte más tarde –le dijo Kushina antes de saltar de la rama justo antes de que el Sandaime regresara con una expresión molesta.

¿L-lo siento?

o-o-o-o-o-o-o-o-o

La imagen que contemplaba Kushina era un tanto divertida, a decir verdad, era incluso mejor que el circo; el observar a Minato pintar una barda y quitando los graffitis de vándalos no era cosa de todos los días.

Vaya, esperaba que el viejo te pusiera otro castigo como entrenar hasta morir o algo parecido, sin embargo el viejo se ha lucido esta vez —mencionó la chica haciéndole compañía sentada en otra barda y Minato la ignoró.

Oh vamos, ¿Sigues molesto?

Incluso aún si te dijera que Jiraiya esta colgado de un tobillo en un árbol con su libro de pervertidos fuera de su alcance?

Eso depende, de donde esté —habló Minato por primera vez.

Kushina sonrió macabramente y contestó.

En los campos de entrenamiento más alejados, donde Tsunade hace esos estragos y rara vez alguien se pasa por ahí —dijo sonriendo inocentemente haciendo sonreír al chico también.

¿Ya no estás molesto? —pregunto Kushina ensanchando su sonrisa.

No, es difícil enojarme contigo —confesó él —¿Qué le pusiste a su comida? —preguntó curioso.

Y a su bebida —aclaró— Lo que le puse fue picante, tu sabes uno de esos chiles habanero que generalmente no se cultivan aquí —nos lo sirvieron en una comida cuando estábamos de misión y después de ver sus… efectos sabía que tenía que usarlo este día —explicó.

Ay Kushina —suspiró Minato resignado.

Anda ceniciento no pierdas el tiempo y limpia, te sigo esperando.

Dijiste que me ayudarías.

Y así fue, sin embargo no dije cuando.

No pasaron más de dos minutos antes de que la pelirroja tomara una brocha e hiciera varios clones de si misma para acabar la tarea más pronto.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

¿No quieres ir a comer algo? —invitó le rubio mientras caminaban por las calles de la aldea con residuos de pintura en sus ropas.

Umm no lo creo, estaba pensando en ir a relajarme —dijo Kushina.

Podemos comer en el bosque —insistió.

Bien, toma —aceptó ella sacando dinero de una de las bolsas del pantalón pero cuando alzó la mirada el rubio ya estaba lejos de ella.

¡Adelántate te alcanzaré pronto! —gritó él.

Kushina fue a uno de los campos de entrenamiento y buscó una pequeña área donde sentarse a esperar. Minutos después escuchó unos pasos y miró en esa dirección pero no encontró nada.

¡Aaaa! —gritó la pelorroja al escuchar el molesto sonido a causa del aire exhalado ruidosamente en su oído. Por reflejos y muy hábilmente la chica saltó lejos de Minato y aterrizó a medio metro, sin embargo una cuerda se cerró alrededor de su tobillo y quedó viendo todo al revés con su rostro a la misma altura que el de el rubio. Él y su maldito jutsu.

Feliz día de las bromas, Shina-chan —dijo Minato sonriendo antes de sentarse en el suelo y levantar la vista. La pelirroja observó como el rubio sacaba el paquete de comida y comenzaba a comer frente a ella, saboreándolo de forma teatral.

Sabes Minato, hay una gran diferencia entre broma y tortura, y esto claramente entra en la segunda categoría.

¿Enserio?

Bájame.

Hmm… no —contestó el sonriendo.

Bájame —repitió ella.

¿Qué te hace pensar que accederé a la segunda si no accedí a la primera?

Bájame, bájame, bájame —pausa— ¡Bájaaame!

No, no, no… no —respondió Minato tranquilo intentando ignorar el hecho de que la holgada playera de ella había bajado por la posición en la que estaba dejando mostrar el plano vientre de ella decorado por un sello alrededor de su ombligo. El rubio sacudió la cabeza se llevó varios fideos a la boca. Kushina lo fulminó con la mirada.

¡Bien! —dijo molesta doblando su torso para alcanzar el kunai atado a su tobillo antes de cortar la cuerda sin esfuerzo alguno, se sentó al lado del rubio tomo su propio plato y palillos y comenzó a comer.

Idiota.

Fin del Flash Back

—¿Nadie saldrá ileso ese día, cierto? —volteó a verla sobre su hombro.

—¡Exacto! Ni siquiera el nuevo Hokage, sea quién sea ya tengo planeado algo —sonrió Kushina y automáticamente se arrepintió de haber hablado cuando observó a Minato tensarse.

—¿Sabes que terminarás recibiendo un castigo, verdad?

—No, si no me descubren. Además bien lo valdría

—Kushina, odio arruinar la charla pero…

—Ya se, ya se tengo una pila de papeles que completar —aceptó ella caminando a la mesa. Observó por un rato los pergaminos frente a ella con una sin mostrar expresión alguna antes de tirar la frente a la mesa. Tiempo después recobró la compostura y comenzó a escribir.

—Me alegra que lo sepas —dijo poniendo dos tazas de café en la mesa. Uno negro, cargado y ligeramente azucarado mientras el otro era dulce, ligero y con crema.

Un par de horas de horas después cuando ambos terminaron su café Minato habló.

—¿Quieres algo de desayunar?

—Pensé que nunca preguntarías.

—Bien, vamos

—¿Espera, podría ducharme antes? —pidió.

—Claro — contestó el dirigiéndose a su recámara seguido por ella para darle un juego de ropa.

—Ten es lo más pequeño que tengo.

—¿Qué insinúas?

—No creo que te quede mi ropa.

—¿Me estás llamando enana?

Minato suspiró negando con la cabeza, le dio también una toalla y la condujo al baño de su habitación.

Minato suspiró y negó con la cabeza, le dio una toalla y la condujo al baño.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Kushina llegó a la cocina dando saltitos donde se encontró con el rubio de espaldas a ella cocinando algo, algo que olía bastante bien.

—¿Qué cocinas Mina-chan? —preguntó acercándose a él y poniéndose de puntitas para echar un vistazo sobre su hombro

—Arroz con curry —contestó.

—Mmm ¿falta mucho?

—No, ya esta, ¿podía pasarme los platos?

—¿Dónde están?

—En el estante izquierdo, arriba.

Kushina se acerco al estante y se puso de puntitas para abrir la puerta de este, con un poco de esfuerzo lo logró pero después se vio afligida al no alcanzar los platos que formaban una pequeña pila.

Se estiró más pero no podía cogerlo. Eso era ridículo, ella era una kunoichi y una de las mejores el no poder alcanzar dos platos era de lo más estúpido. Kushina observó como otra mano tomaba los plato sin dificultad alguna con los talones ya en el suelo la pelirroja se giró encontrándose con el rubio sonriéndole.

—No es justo —dijo haciendo un puchero

—Oh vamos, era más rápido a que tener que esperar media hora, auch —dijo recibiendo un golpe en el brazo.

—Te lo merecías —dijo ella arrebatándole los platos con una expresión indignada

Kushina hizo a un lado los papeles antes de poner los platos y vasos, tiempo después llegó él a servir el desayuno.

Luego del desayuno la pelirroja insistió en lavar los trastos y luego de que él limpió la mesa comenzaron a trabajar nuevamente.

—¿Ya hemos terminado? —preguntó la pelirroja abriendo los ojos sorprendida mientras una sonrisa tiraba de sus labios.

—Ya —contestó él dejando la pluma en la mesa.

—¡Pensé que esto sería eterno, vamos Minato tenemos que celebrar, yo invito! —exclamó alegremente.

—Espera, tenemos que llevarlos antes

—Hai, hai, vamos pues —dijo ella tomando su pequeña mochila, parte de los papeles y salió a la puerta dando saltitos contenta con el rubio siguiéndola.

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Kushina entró ruidosamente a la oficina del hokage sin molestarse por tocar como habitualmente lo hacía y Minato la siguió adentro.

—Que tal, viejo —saludo la pelirroja

—Buenas tardes Kushina, Minato, ¿en qué puedo ayudarlos?

—Aquí están los reportes —dijo la chica dejando su pila de papeles y Minato la imitó.

—Pero si, si has terminado.

—Lo se, pero no lo he hecho sola Minato me ha ayudado.

—Ya veo, supongo que ambos están preparados para lo del viernes cierto —dijo observando a Minato quien se encogió de hombros.

—Por cierto, ya díganos quien será el Yondaime Hokage pregunto ella ansiosa.

—Si, díganos —pidió Minato acercándose también al escritorio pero guiñando un ojo, gesto que Sarutobi entendió a la perfección.

—Eso es una sorpresa.

—Oh vamos viejo, no puede ser así de malo.

—No, Kushina enserio no quiero arruinarlo —insistió el Sandaime— ahora chicos, gracias por los documentos, ya todo esta listo y si me disculpan tengo una pequeña junta con…

—Por supuesto —cedió el rubio tomando a la pelirroja de la mano y llevándola consigo fuera de la oficina a pesar de sus protestas.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

—Minatoooo.

—¿Mmm?

—Me aburro —dijo ella tumbándose en el pasto observando las nubes blancas y esponjosas.

—¿Qué se te ocurre hacer? —preguntó Minato y Kushina sonrió malignamente.

—Juguemos cartas.

—Yo no traigo cartas conmigo —dijo él y ella sacó una caja antes de arrojársela y él la atrapó antes de que impactara con su rostro.

—Bien —dijo el rubio repartiéndolas sobre el césped.

Pasaron varios minutos y ambos ya tenían perfectamente armada su jugada, solo tenían que arriesgarse a mostrarla y ver quien ganaría.

—Mina-chan.

—¿Mmmmm? —preguntó él sin despegar la vista de sus cartas.

—¿Qué te parece si hacemos esto más divertido?

—¿Qué quieres apostar? —dijo volteando a verla cuidadosamente.

—La ridícula fiesta del viernes.

—Olvídalo, ese asunto ya esta zanjado.

—¿Y? Esto es una apuesta, anda.

—¿Bien y que apostarías a cambio? —preguntó el rubio sosteniendo la mirada de ella.

—¿Una semana de esclavitud?

—¿Tan desesperada?

—Piénsalo podemos pasar ese tiempo en mi casa o en la tuya, no es obligatorio que vayamos.

—Bien, acepto la semana de esclavitud si yo gano, pero si pierdo no irás a esa fiesta.

—Iremos, te quedas conmigo —sonrió.

—De acuerdo.

Kushina sonrió de oreja a oreja y enseñó a Minato su jugada.

—Vaya que eres tramposa —le dijo el chico.

—¿Eso piensas? Déjame ver lo que tú tienes —Minato sonrió ante esto y le mostró su jugada la cual, claramente era la victoriosa.

—¡Eso es imposible! —se quejó sacando una carta de su manga.

—Igual que tu jugada —dijo el chico sacando una de corazones rojos, que al igual que ella, la tenía escondida. —Así que al haber hecho los dos trampa, se considera un juego limpio y por lo tanto gané, vendrás conmigo a esa fiesta —sonrió Minato.

Continuara…

Yo creo que lo dejare hasta aquí por el momento. La he mejorado notablemente así que sean lindos y díganme que piensan.

Espero les haya gustado el cambio que le he hecho, aun cuando este sea minúsculo y solo me enfoque en una mejor redacción y ortografía.