Hola gente. Después de darle vueltas y vueltas en la cabeza a ver con qué fic me ponía ahora, he decidido que, como ya estoy con Una rosa y es de temática AU, ahora quiero volver a traducir un fic de los que yo llamo épicos, es decir, con magia, brujas, corazones fuera del pecho, y esas coas.
Así que les traigo el fic italiano Redemption de Herm735. Resumen: Cuando una nueva malvada amenaza la seguridad de Storybrooke, será tarea de Regina y de Emma intentar proteger a la ciudad. Regina quiere ser buena e intenta redimirse, pero para hacerlo debe ayudar a Emma en la lucha contra un enemigo que pondrá a prueba a ambas. Aquello que no podrían nunca esperarse es que cada paso de Regina hacia su propia redención es también un paso hacia su destrucción. Si ni la redención puede salvarla del mal, ¿qué pueden hacer? Donde todo lo demás fracasa, solo un verdadero acto de fe puede logar salvarlas.
He puesto el resumen aquí, porque después en la página de fanfiction no tengo mucho espacio. El fic no es largo, tiene 14 capítulos, pero algunos de ellos sí son largos. Espero que os guste.
Forgive me for I have sinned
Regina bajó del coche, tras haber dejado a Henry en la escuela, y se dirigía a Granny's a tomarse su acostumbrado café cuando vio a una pequeña muchedumbre reunida alrededor del reloj de la ciudad, todos con los ojos apuntados hacia las manecillas.
Se acercó, y vio que Emma Swan estaba parada delante de las personas, de espalda a la torre y las manos levantadas, con una expresión ligeramente nerviosa.
«No hay nada que ver, volved a casa o al trabajo y continuad como ni pasara nada»
Dio algunos pasos hacia delante y todos comenzaron a girarse hacia ella, murmurando en voz baja.
«¿Qué está pasando aquí?»
«Como si no lo supiese ya» llegó la respuesta murmurada, pero rencorosa de Gruñón.
«Las manecillas se han parado de nuevo» respondió Emma con una sonrisa.
La mirada de Regina se dirigió hacia el reloj, constatando que, efectivamente, el tiempo no estaba corriendo.
«Hemos ido a ver si había problemas en el mecanismo o algo parecido, pero parece que se han parado sin motivo» terminó de decir Emma.
Regina miró alrededor y vio que todos los ojos estaban puestos en ella.
«Entiendo. Y obviamente soy yo la primera contra la que apuntáis el dedo» sonrió amargamente «Tras todo lo que he hecho, está bien ver que nada ha cambiado»
Sostuvo la mirada de Emma algunos minutos, después se dio la vuelta y siguió su camino hacia la cafetería a la que se estaba dirigiendo poco antes.
«¡Regina, espera!»
Cuando la rubia la alcanzó, Regina resopló, sin ralentizar la marcha.
«Sheriff Swan, le aseguro que no tengo nada que ver con lo que le esté sucediendo a las manecillas. Puede preguntarle a Henry, si quiere. He estado con él todo el fin de semana»
«Regina, sabes que no pienso de esa manera. Sabes que yo te creo, que estoy de tu parte»
Los Jimmy Choo negros sobre los que Emma había mantenido fija la mirada se pararon de golpe cuando Regina se detuvo bruscamente, girándose hacia ella.
«De mi parte» repitió «solo no lo bastante para hacérselo saber a la ciudad. Por otro lado, ¿quién se alzará para estar de parte de la Reina Malvada? De tal palo, tal astilla»
Emma se quedó confusa con las palabras de Regina, pero sacudió la cabeza apenas ella se hubo movido, y volvió a seguirla.
«Tememos que encontrar a quien haya sido, entender qué ha pasado»
«No, sheriff Swan. Usted debe encontrar a quien haya sido. Yo ya no soy ni la alcaldesa de esta ciudad, no veo cómo podría ayudar. Y obviamente, además de eso, está el hecho de que, bueno, no quiero»
Una carcajada aguda resonó por las calles, entre las casas, dentro de los coches. Regina la conocía, demasiado bien. La sangre se le heló en las venas. Se giró de golpe, poniéndose entre Emma y la nube de humo negro que se estaba formando entre ellas y el reloj.
«Miren, miren. La Reina Malvada doblegada ante su propia plebe»
Regina inspiró. No podía ser verdad.
«Afortunadamente he venido para salvarte, ¿no estás contenta? Solo he parado el tiempo hasta que logre alcanzar lo que quiero. Estaremos de nuevo juntas, amiga mía» rio de nuevo, maliciosamente, después, por un instante la voz se calló, la bruja fingió retirarse «Oh, no, espera. Lo único que creo que tendré de esta ciudad…» de la densa nube de humo salió una figura de una mujer vestida con un traje violeta y en las manos un largo báculo, tanto como ella. En un momento dejó de ser humo y se acercó inmediatamente al oído de Regina para poder susurrarle las últimas palabras «…es tu corazón»
Su figura desapareció rápidamente, no quedando de ella sino la densa nube negra.
«Pronto se desencadenarán las tinieblas, Regina. Habéis cometido un terrible error. Habéis traído a Aurora con vosotros»
La nube explotó, el humo se esparció por cada calle de la ciudad, cada carretera, cada casa. La voz que antes resonaba solo delante de ellas podía ser escuchada en toda Storybrooke.
«Vendré a coger lo que necesito y después arreglaré cada injusticia que se me ha hecho, aunque sea lo último que haga»
Un momento después, el humo desapareció.
Regina continuó mirando el cielo, preguntándose cómo era posible. La había encerrado, de eso estaba condenadamente segura. Habían sido aliadas, mucho tiempo antes, pero una vez que Regina se hubo decidido a lanzar la primera maldición, la había encerrado en una caverna, asegurándose de que nunca encontrara la salida. Y, seguramente, todavía se encontraba en la caverna, no podía ser de otro modo. Comenzó a caminar a paso decidido hacia la torre del reloj.
«¿A dónde estamos yendo?» preguntó Emma, corriendo para seguirla. Regina no respondió. Emma comprendió que las cosas eran graves, porque ni se tomó la molestia de decirle que, técnicamente, era Regina la que estaba caminando, ella no hacía otra cosa sino seguirla sin su consentimiento y meter la nariz en cosas que no eran de su incumbencia.
Tenía que temer de verdad a la mujer de dentro de la nube si tampoco protestaba por la presencia de Emma.
«¿Por qué estamos dirigiéndonos a la biblioteca?» preguntó la rubia cuando comprendió que estaban entrando en la torre. Fue cuando Regina alcanzó el ascensor y se giró hacia ella que comprendió finalmente qué estaban haciendo. «Oh, dime que no»
«Tenemos que bajar. Al túnel» concluyó Regina, dejando ver el ascensor con un gesto seco de la mano.
A Emma no le había gustado encontrarse cara a cara con el dragón que estaba allí abajo y seguramente habría evitado hacerlo por propia voluntad una segunda vez. Pero el tono de Regina no admitía réplica. Entraron dentro, tiraron hacia abajo la rejilla y miraron mientras las puertas del ascensor se cerraban con una lentitud enervante. Dentro del pequeño espacio de la cabina, había un silencio abrumador.
«Entonces» comenzó Emma, intentando romper dicho silencio «¿Qué habéis hecho Henry y tú este fin de semana?»
Regina reviró los ojos, negándose a mantener una conversación con la mujer que tenía al lado. Era el único fin de semana que Henry había pasado con ella desde que había vuelto a vivir en la villa con Regina. Su acuerdo era que estaba con ella durante la semana y con los Charmings los fines de semana, pero este fin de semana Blanca y David habían decidido tomarse un poco de tiempo para ellos y Emma tuvo que hacer de canguro del pequeño Neal, así que Henry se había quedado en su casa, contento de pasar un poco de tiempo con su madre sin tener que preocuparse de ir a la escuela al día siguiente. Habían visto películas, entre ellas Lilo&Stich, una de sus preferidas de cuando su hijo era pequeño, Henry le había enseñado nuevos comics que había comenzado a leer y Regina lo había ayudado a estudiar. Habían sido días tan normales que casi habían sido perfectos. Casi. Tanto ella como Emma eran la familia de Henry y ambas podían ver que cuando no estaba con ambas, una de las dos le faltaba. Siempre.
«Concéntrese, Miss Swan» fue todo lo que Regina respondió «Podríamos tener que usar la magia, debe estar preparada»
Emma suspiró
«Sí, Su Majestad» murmuró en un tono casi inaudible.
El ascensor se abrió rápidamente poco después.
Regina avanzó con paso rabioso, levantando la rejilla. La rubia nunca comprendería cómo podía estar siempre tan segura de sí misma, decidida y orgullosa sobre un par de tacones de doce centímetros. Ella hubiera estado tan ridícula. Pero, en efecto, cualquier cosa que Regina hiciera, siempre estaba elegante. Regina fue la primera en alcanzar la caverna y entrar, con Emma pisándole los talones. Ambas estaban preparadas para enfrentarse a cualquier cosa que se les pusiera por delante, pero aquello era fundamentalmente el problema, allí no había nada contra lo que combatir.
«Vacía»
Emma no comprendió bien por qué aquella sencilla palabra murmurada por la morena la hizo desear abrazar por última vez a las personas queridas. Regina sí que sabía inducir el terror con el más pequeño gesto.
«Se ha escapado»
«Eso explica la nube de humo»
«Tenemos que salir, encontrar a Aurora y a sus padres»
Emma asintió, siguiéndola apenas comenzó a girar los talones.
«Para alguien que no quiere ayudar, te estás empeñando bien» le dijo, con media sonrisa de satisfacción pintada en los labios.
«Cállese, Miss Swan»
«Regina»
El nombre fue dicho con firmeza. La mujer se giró, y miró a la sheriff a los ojos. Después de Neverland, después de la Reina de las Nieves, después de todo lo que habían afrontado juntas, también ella podía admitir que sonaba un poco ridículo.
«Emma» se corrigió
Se habían hecho amigas, gracias a la constancia con la que Emma había logrado que Regina se volviera a fiar de nuevo de ella tras haber traído a la casi difunta mujer de Robin Hood del pasado. Emma recordaba claramente el momento en el que Marian se había despertado, en el que Hood había elegido volver con ella, dejando que Regina se enfrentase sola al dolor. No era justo. No era justo que todos se dieran por vencidos cuando se trataba de ella, solo por culpa de su pasado. Emma no lo haría. Continuaría luchando para que la mujer que tenía al lado pudiera tener su final feliz, fuera cual fuera este.
Cuando salieron de la biblioteca, el doble de personas que antes estaba esperando a los pies de la torre del reloj. Apenas las vieron salir, Blanca Nieves se dirigió a ellas.
«¿Qué ha sucedido? Hemos escuchado la misma voz por toda la ciudad. Y las manecillas del reloj se han parado»
Emma se giró hacia Regina.
«Ha vuelto»
Blanca la miró confundida, desviando la mirada de una a la otra, haciendo una muda pregunta.
«Maléfica»
Habían reunido prácticamente a toda la ciudad en el ayuntamiento. Regina estaba apartada con Henry a su lado. La sala rebozaba de murmullos, nadie era capaz de mantener sus hipótesis para sí. Cuando Blanca se puso en pie y comenzó a hablar, el silenció caló inmediatamente.
«Como muchos de vosotros habréis escuchado, las manecillas de reloj de la ciudad se han parado. Estamos de nuevo bloqueados»
Aquella admisión hizo que comenzaran de nuevo los rumores.
«Muchos de nosotros nos hemos preguntado quién sería el responsable, algunos llegaron a conclusiones un poco apresadas» su mirada si detuvo más de lo necesario en Gruñón, que se encogió de hombros, desviando la mirada «en todo caso» continuó Blanca «pronto la culpable se dejó ver, revelándose a la ciudad entera. Y es con un inmenso pesar que os comunico que Maléfica está de nuevo en libertad»
Nadie se atrevió a proferir palabra.
«No esperamos que actúe contra nosotros rápidamente, pero tampoco que no dé señales de vida. Os pedimos, sea lo que sea, que volváis con tranquilidad a vuestras casas, esta noche, y a vuestros trabajos mañana por la mañana. No hay nada por lo que alarmarse, de momento»
«Entonces, ¿debemos estar mano sobre mano?» cortó Ruby
«Parece más o menos lo mismo que hicimos con la Reina de las Nieves. Y Cora. Y Peter Pan» dijo Belle «No funcionó exactamente bien las otras veces»
«Quizás deberíamos esta vez dar el primer paso» propuso el Hada Azul «Buscar un acuerdo, para evitar una batalla y víctimas»
«Si acaso logramos encontrarla, creo que enfrentarla conllevaría un montón de víctimas» respondió Aurora «Creedme»
«¿Entonces la dejamos elegir por dónde comenzar, a quién matar en primer lugar?» preguntó, incrédulo, Gruñón «Yo digo» continuó «que nos quedemos juntos hasta que la encontremos»
De nuevo, en la estancia se alzó un ruido de voces. Blanca y David se miraron, sin saber qué hacer, cómo poner de acuerdo a todo el mundo.
Entonces, Regina se puso en pie y habló
«Si se me permite, quisiera subrayar que un ataque directo con Maléfica, aunque podría resultar la única arma eficaz para determinar su destrucción, es también muy peligroso y podría culminar en una veloz, aunque dolorosa muerte, para cualquiera que se atreva a aventurarse en el interior de la Fortaleza Prohibida»
Por unos pocos segundos, nadie habló.
«Bah, habéis escuchado lo que ha dicho» alentó a todos Gruñón «Si la Reina Malvada dice que no vayamos a atacar a Maléfica, no hay duda de que ir a matarla es exactamente lo que tenemos que hacer»
Regina reviró los ojos, resoplando, Henry se puso en pie, listo a intervenir.
«Si no queréis escuchar un consejo de mi parte, al menos escuchad la respuesta de la sheriff Swan»
Emma fue cogida de sorpresa.
«¿Mi respuesta a qué?»
«¿Quién ha sido a la única persona que Maléfica ha amenazado esta mañana, señorita Swan? La única persona en quien Maléfica está interesada, a quien ha amenazado con robarle el corazón, la única en peligro. ¿Quién es?»
Emma dudó. Deseaba, más que cualquier cosa, poder mentir o eludir la pregunta. Porque sabía qué estaba intentando hacer Regina. Pero no le había dejado elección. No podía hacer otra cosa sino responder, todos los ojos fijos en ella no le dejaban otra salida.
«Tú, Regina»
Ninguno sabía cómo responder ante aquella confirmación.
«Así que ya veis» concluyó la mujer como si fuera obvio «Podéis volver a dormir tranquilos en vuestras casas, en vuestros trabajos, continuad vuestras vidas como ha sugerido Blanca Nieves. La única persona en esta estancia que, de momento, corre peligro soy yo. Apuesto a que nadie está dispuesto a combatir ahora, ¿verdad?»
Tras un largo minuto de silencio, una sonrisa burlona se formó en los labios de Regina.
«Como pensaba» murmuró
«Para mí no cambia nada» Ruby se puso en pie «Regina es una de nosotros, ahora. Merece nuestra protección, nos ha ayudado a destruir a Cora, a Pan y a Ingrid. Es nuestro turno de protegerla»
«Miss Lucas, siéntese» murmuró Regina. Su intento de no mandar a media ciudad a un suicidio estaba a punto de ser estropeado por una muchachita en minifalda. Frustrante para una reina.
«Ruby, has luchado en una guerra contra ella. ¿Cómo puedes olvidarlo tan fácilmente?» preguntó Ashley
«No he olvidado la guerra contra ella» respondió con decisión «Pero no he olvidado tampoco las tres que he luchado a su lado. Si no estáis dispuesto a protegerla, no estéis tan feliz de aceptar su ayuda cuando es la única que puede salvarnos»
«Combatir ahora es de todas maneras absurdo, Ruby» intervino Blanca «Podemos formar turnos, patrullas de búsqueda, para proteger a Regina» propuso «Pero no comenzaremos otra guerra»
Su tono dejaba entender que no se aceptaban réplicas.
«No necesito vuestra ayuda. Sé apañármelas bien sola, gracias de todas maneras» intervino Regina, sacudiendo la cabeza «Puedo encontrar a Maléfica, tratar con ella y ninguno de vosotros tendrá que meterse en esto, esta vez»
Blanca movió la cabeza, pero Regina estaba decidida a no discutir.
«Blanca» le dijo con firmeza «Tengo que hacerlo. Es así. No estoy orgullosa de lo que hice en el pasado, del dolor que causé, de las personas que…» su mirada se posó brevemente en el muchacho a su lado, recordándole que no era ese el momento de confesar sus pecados «…de las personas que he herido. Nunca podré remediar todos los errores que he cometido. Ni aunque viviera otras diez vidas podría ser de nuevo la persona buena que un tiempo fui, que tú conociste. No puedo volver atrás, Pero no quiero tampoco continuar viviendo con sangre inocente en mis manos. Maléfica es mi problema. Deja que lo resuelva yo, dame esta oportunidad. Es la única que quizás tenga. Es mi única oportunidad para redimirme» sin añadir más, posó una mano en el hombro de Henry, haciendo que se levantara y conduciéndolo hacia fuera del ayuntamiento, hacia el coche.
Cuando estuvieron dentro, él le agarró la mano
«Estoy orgulloso de ti, mamá. Estoy orgulloso de que quieras ser buena. Pero debes saber que no estás sola. No te lo dejaremos hacer»
«¿Quién no me lo dejará hacer?»
Henry sonrió, y en ese momento alguien golpeó la ventanilla del Mercedes de Regina por la parte del conductor. Ella la bajó solo para encontrarse delante de Emma.
«No me rendiré contigo, Regina. Ya te lo he dicho. No nos rendiremos» precisó, haciéndose a un lado, permitiendo que Regina viera a Blanca y a David.
El agarre de Henry sobre su mano se reforzó.
«Somos una familia, mamá. No se abandona a nadie…»
«…ni se olvida. Lo sé» respondió Regina en un susurro, reconociendo la frase de una de las películas preferidas de Henry. Aún no se había acostumbrado a que las cosas hubieran cambiado.
«También nosotras queremos ayudar» la voz de Ruby captó la atención de todos
Al lado de Blanca y David se habían colocado ella y una muchacha asiática que Regina recordaba haber visto una sola vez en el campamento de Robin Hood.
«Ya me las he tenido que ver con Maléfica» les dijo la muchacha «Con sus maldiciones y con sus víctimas. Quiero ayudaros, como vos ayudasteis a regresar a Emma y a Blanca del Bosque Encantado, si para vos está bien» dio un paso hacia delante «Mi nombre es Mulan»
El rostro de Henry se iluminó
«¡Mulan! ¡Eres mi princesa preferida!» precisó
«¡Hey!» protesto Blanca Nieves incrédula
«Perdón, Blanca» murmuró al darse cuenta de su error «Pero Mulan era el guerrero más fuerte de toda China» continuó en voz baja.
«Gracias, Emma» susurró Regina «Sé que es mérito tuyo. Aunque tenga que soportar a los dos idiotas»
«¡Hey!» intervino Blanca por segunda vez «¿Sabéis que sigo aquí, no?»
Emma sonrió a la mujer al volante, mirándola encender el motor del Mercedes, para después verla detenerse pocos metros más adelante.
«Y, Miss Lucas, se lo ruego. Pónganse faldas que no dejen ver su ropa interior si tiene que estar presente. La mujer vestida como un hombre y el príncipe de la impulsividad pueden venir, a condición de que la cuenta secretos se quede en casa»
Emma sonrió, reconociendo finalmente a Regina y esperando escuchar que otro adjetivo le dedicaría a ella.
«Mulan, también usted es bienvenida, obviamente» concluyó, antes de tomar la dirección hacia Mifflin Street.
Emma resopló con expresión de incredulidad, apoyando las manos en la cadera.
«¿Entonces yo soy la mujer vestida de hombre? Yo no me visto…» miro hacia abajo, hacia sus botas negras, sus estrechos vaqueros, la camiseta blanco y la chaqueta de cuero, prendas que si las comparamos a los tacones y el traje sastre gris de Regina no eran tan femeninas. Revirando los ojos, resopló de nuevo, escuchando reír a Ruby «Ni una palabra»
¿Qué tal? Tenemos nueva villana en la ciudad, y como muchos queríamos, Maléfica. Me encanta este personaje. Viviremos muchas emociones con este fic, y por supuesto no todas buenas. En algunos momentos el fic pasa a ser angst (tortura hacia un personaje), pero se puede aguantar. En fin, espero que me sigáis también en esta aventura.
