Desde hacía unos meses que había conocido al chico rubio. Como resultado, él, que siempre había sido un niño bueno y obediente, estaba dejando de hacer caso a sus padres y alejándose de su abrumadora protección. ¿Estaba actuando como un niño malcriado? Para algunos sí, para otros era sólo como un típico comportamiento de alguien de quince años (reacción algo tardía, ya que tenía casi veinte años). Según Naruto, él ya era todo un "bad boy", todo un espécimen revolucionario que cambiaría el mundo con sus ideales... Aunque lo decía con un obvio tono de burla. Pero Sasuke no perdía el tiempo haciendo caso a esos prejuicios, según él estaba "haciendo lo correcto" y ya no tendría remedio... Las llamas de la rebeldía crecían dentro de él y amenazaban con quemar toda su vida anterior, lo sabía, lo necesitaba y así que lo quería; necesitaba un cambio radical.
Remontándose un poco a los hechos, podríamos decir que su vida "acabó" cuando conoció a la persona que se convertiría en la más importante en su vida, por quien podría matar y morir, (o al menos eso creía).
Era un fin de semana de abril del año 1952, un año que parecía iba transcurrir como cualquier otro, sólo que deseaba que no fuera así. Necesitaba probar algo nuevo en su vida, harto de las metodologías de alta sociedad que su familia intentaba meterle a la fuerza en su cabeza y en su vida, todos aquellos inservibles modales y principios con los que lo criaron de pequeño, intentando convencerle que debía seguir con la tradición familiar, lo que significaba satisfacer todos los deseos frustrados de sus padres y vivir tal cual como su padre había hecho: Estudiar política, heredar el trabajo de la familia, conseguir una buena mujer y casarse, conformar una familia y "aportar servicio al Gobierno Inglés y la Reina".
Esa misma noche comenzó un pequeño pleito en su hogar, a raíz de una discusión sobre el tema con su padre, que no quería transar sus tradiciones por los cambios que su hijo quería en su futuro. Sasuke [decidió que fue suficiente cuando su padre le insistió hablar con sus maestros de la universidad para recomendar que mejoraran su trato con él]. Un par de gritos y un portazo y finalmente decidió irse por unas horas, quizás meditar un poco la situación y… no, eso era algo que su padre haría, lo mejor sería empezar por ir a lo que se conoce generalmente como un Bawdy House.
En los suburbios de la ciudad de Londres se encontraba uno de los prostíbulos más conocidos. Todos los muchachos de su universidad hablaban de eso cuando nadie más los escuchaba, decían cosas como que allí estaban las mejores mujeres de todo Londres y que 'hacían todo lo que le pidieras'. Hablaron también de drogas y todo un mundo que sólo conocía por las palabras de esos chicos. Ahora era el momento perfecto de hacer una visita a ese local, ya que la curiosidad lo carcomió durante semanas enteras y los rumores que seguía escuchando de ese lugar sólo le dieron más ganas de ir y conocer. Definitivamente no había mejor momento que ese momento.
Esa noche recorrió las calles con las manos en los bolsillos, intentando no parecer ansioso. Llegó hasta unas calles que estaban poco iluminadas. Excelente. Según le habían dicho aquella era una señal de que estaba cerca, ya que los "encargados" rompías los focos de la calle en un perímetro de dos cuadras. El barrio se veía de lo más derruido, las casas y edificios alrededor parecían abandonadas, seguramente por la guerra, pensó; quizás algo fantasmales gracias a la falta de electricidad, pero no tenía miedo, solo un nerviosismo que subía por su estómago al sentir que estaba cerca del edificio que él buscaba, que, según los chicos, tenía que ser el más grande y que parecía a medio construir.
Se ubicó frente al que parecía ser el correcto, donde deberían estar "the girls". Seducido por la idea y con los nervios a flor de piel, tocó la perilla de la gran puerta de madera para entrar, pero apenas rozó el frío pomo con sus dedos alguien desde dentro abrió, y una mujer se asomó por ella.
-¿Qué es lo que buscas, joven?- Dijo tratando de sonar seductora, pero en su tono solo desvelaba su indiferencia debido a la costumbre. El susodicho pudo apreciar en ese entonces que la fémina llevaba casi todo el torso y las piernas al descubierto, bajo un apretado vestido oscuro, que apenas y ocultaban las partes más provocadoras.
Se quedó sin habla, las ideas corrían rápidamente por su cabeza y llegó a la conclusión de que no sabía qué era lo que pretendía exactamente yendo allí.- Asique no estás decidido. Ven, acompáñame adentro y observa. Si te gusta lo que ves, te quedas. ¿Trato?-
Le sostuvo la mirada a modo de afirmación, y sin decir nada más la mujer se apartó y le dejó entrar, cerrando la puerta y caminando detrás de él. Pasaron por un pequeño pasillo oscuro, donde se encontraban algunas prostitutas en lo que sería su hora de descanso, fumando, charlando tranquilas y riendo de vez en cuando, quizás por alguna anécdota con sus clientes. Trató de no mirarlas directamente, creyendo que eso podría insultarlas de alguna forma.
Una puerta más los separaba de la sala principal, y cuando la cruzaron entraron al vestíbulo, y Sasuke observó con las manos en sus bolsillos el panorama a su alrededor: La sala era espaciosa, y, contrario a lo que pensaba, estaba bastante iluminada, incluso decorada con buen gusto. Por aquí y por allá se divisaban mujeres acomodadas sobre los regazos de distintos tipos de hombres, jóvenes, viejos, más o menos distinguidos, de corbata o más casual. Los sillones y poltronas de color bordó les conferían un algo de familiaridad y comodidad, como si se hallaran en la salita de casa reunidos alrededor de las mesas color caoba. Sin embargo, en esta ilusión las chicas no eran más que muebles, ignoradas por completo por los hombres que sólo tocaban su cuerpo y sonreían cuando ellas le susurraban cosas sugerentes al oído. A los costados del salón se encontraban las habitaciones, todas con puertas elegantes y de marcos dorados, prometedoras con los gemidos… Podía imaginarse perfectamente lo que sucedía allí. Luego de una mirada rápida más, notó que la mujer que le había hecho entrar (que ahora que miraba, tendría más de treinta y cinco años) se giraba para hablarle nuevamente.
-¿Quién te gustaría para esta noche?- Le dijo mirándolo de arriba abajo, catalogándolo.- Aquí tenemos de todo... Supongo que para alguien como tú estará bien una de las mejores
La mujer hizo un gesto de buscar con la mirada a alguna de las putas, pero Sasuke le detuvo (aún no estaba listo para algo como eso). Estaba mirando distraído donde se encontraban los hombres, y el ver que estaban haciendo alguna clase de transacción, su atención fue capturada. ¿Acaso eran drogas? De todas formas, sin pensarlo dos veces se acercó, y se posicionó detrás de quien parecía estar vendiendo. El chico, que era más joven que el resto de los varones en la mesa se giró y lo miró amenazante (una mirada bastante fiera para alguien que se veía tan joven). Tenía el cabello rubio, ojos azules y marcas que parecían ser tatuajes en ambas mejillas. Todo un rebelde. El pelinegro tan sólo le miró fijo y con expresión fría en los ojos, manteniéndole la mirada. Al ver la tensión en el ambiente, todos callaron.
-¿Vas a comprar o te quedarás mirando?- Dijo al cabo de unos segundos el chico de las marcas tras sentirse observado.- Tengo negocios aquí.-
Y procedió nuevamente a seguir con sus negocios, como si el recién llegado no hubiese estado ahí , retomando la charla con los hombres. Luego de unas frases intercambiadas entre ellos, sacó del morral que tenía a su costado una pequeña bolsita opaca. Miró adentro, contó mentalmente moviendo los labios y pronunció un "Están todos. Revisen si quieren" y les ofreció la misteriosa bolsita. "Pero primero- interrumpió a uno de los varones que comenzaba a hablar- denme el dinero". Los hombres se miraron entre ellos y uno sacó de su bolsillo un fajo de billetes. El rubio entonces lo agarró y con la otra mano les entregó la bolsa y acto seguido se puso a contar, haciendo nuevamente el gesto con la boca. Cuando hubo terminado se giró a Sasuke, y con una cara que sólo delataba extremo fastidio le preguntó cortante:
-¿Qué quieres, acaso eres la policía?-
-¿A cuánto?-
-Eso no se dice en voz alta.- El rubio sonrió pícaro.- Tengo competencia. Acompáñame afuera y te diré.-
Sasuke no estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, pero las cosas se estaban dando de una forma fluida, cosa que no hizo más que hacerle pensar que aquel era su día de suerte. Quizás el mejor día que había tenido hasta ahora.
Para el momento los señores se levantaban de sus asientos satisfechos con su compra y se dirigían campantes con sus prostitutas a las habitaciones recién abandonadas. Sasuke lamentó un poco abandonar tan temprano el interior del salón, ya que, aunque no fuera el lugar más ético para estar, los macizos muebles de oscura madera caoba, los sillones y alfombra de un oscuro rojo intenso le daban al salón un aspecto único y atrayente. Divisó los últimos detalles de la ambientación para grabarlas en su memoria, como recuerdo de lo que se había atrevido a hacer por primera vez en su vida. Admiró como muchas de las cosas allí presentes eran por lo menos de principio de siglo, de seguro eran cosas que algunas personas codiciarían por considerarse reliquias salvadas de la guerra.
El chico comenzó a caminar y lo siguió. Entraron a otra habitación conectada a la sala, lo que podía reconocerse como una cocina.
Allí el chico rubio se dio la vuelta, y pudieron apreciarse ya lejos de los demás. El ruido de lo que pasaba en el salón no era más que un zumbido lejano.
-Soy Naruto.- Dijo en un perfecto acento estadounidense y le tendió la mano. Sasuke la estrechó educadamente.
-Sasuke Uchiha.-
-Como si me importara.- Dijo tranquilo y se rascó la nuca.- Bueno, ¿qué buscas?-
-Droga. Cualquier cosa que tengas.-
-¿Cualquiera?-Una sonrisa burlona se poso en los labios del rubio. Primerizo, pensó para sus adentros, qué suerte que él no fuera tan malo como los otros que pululaban en el ambiente.- Que mal informado estás. Podría darte orégano y tú ni cuenta te darías.-
-¿Importa mi información sobre el tema?-
-Vaya, se nota que eres nuevito.- Hizo una pausa: no quería reírse de él en su cara.- Te comerían vivo aquí. Suerte que me encontraste.
El norteamericano se apoyó sobre una mesa y comenzó a hurgar en su morral. Pareció dudar un momento sobre qué sacar de allí de entre todo lo que tenía, hasta que se decidió por una cosa y se la enseñó. Sasuke levantó una ceja incrédulo al ver un cigarro.
-No soy tan imbécil como para aceptarte eso.-
-Tienes pinta de aceptar cualquier cosa.-
-Sé la diferencia entre un cigarro normal y uno de marihuana.-
El chico rubio sonrió ampliamente, divertido con las contestaciones que recibía de esa persona que jugaba a ser hombrecito. Era demasiado confiado y precipitado para la situación en que se encontraba, y aquello siempre divertía a Naruto.
-Oye, deja de hablar así por estos lugares. No estás en condiciones de hacerlo
Sasuke calló, aceptando de mala gana el consejo camuflado de advertencia proveniente de Naruto. Tenía un poco de razón de todos modos, ahora que lo notaba estaba vestido demasiado formal para el lugar donde se encontraba, observando todo con su mirada gélida. Pero no podía echarse la culpa, había sido criado como todo un buen muchacho inglés de excelente familia; era imposible no notar el contraste entre Naruto, cuya vestimenta estaba constituida por unos jeans desgastados y una camiseta blanca sencilla, y Sasuke. Su traje parecía un poco exagerado y fuera de lugar. Si realmente quería sobrevivir allí, tendría que aprender a resaltar lo menos posible, bajar la mirada y no enfrentarse a nadie. Naruto sólo se le quedó mirando, devorándole con los ojos sin que el otro chico se percatara de ello. Sonrió pícaro y dijo:
-Así que, ¿Lo tomas o lo dejas?-
-Lo tomo.- Dijo Sasuke estirando el brazo, pero Naruto retiró el suyo rápidamente.-
-Paga primero.-
-¿Cuánto?-
-Lo que tú consideres.-
-Dime una cifra.- Se estaba impacientando y el rubio no quitaba su sonrisa burlona.
-Te lo dejo gratis esta vez si vienes conmigo.-
-¿Dónde?- Siguió preguntando el pelinegro. Una vez puestos al juego…
-salgamos de aquí.- Dijo el americano mirando a su alrededor.- Hay un sitio que me gusta mucho, fuera de Londres. ¿Te gustaría ir a la playa?-
El pelinegro sólo le sostuvo la mirada. ¿Qué clase de oferta era aquella? Trató de no parecer demasiado estupefacto.
-¿Por qué habría de aceptar ir con un drogadicto como tú?- Dijo cortante.
-No lo sé… Quizá porque estás a un paso de convertirte en uno.- Se encogió de hombros e hizo una pausa.- Venga, ¿qué tal si nos divertimos esta noche?-
Sasuke no respondió, pero le siguió mirando. Luego de unos instantes Naruto se separó de la mesa y le hizo una seña para que le siguiera fuera de la oscura cocina para salir del prostíbulo. Cuando pasaron por la sala pudo sentir como las personas allí vivían en su propio mundo, apartados e ignorando lo que ocurría alrededor. Todo lo que pensaba que era la vida no se aplicaba en lugares como esos, la sociedad era completamente distinta: Tenían sus propias reglas y nadie los detenía... Y si las cruzabas, oh, las consecuencias serían terribles.
Naruto le sostuvo la pesada puerta de madera abierta y le indicó con la mano que le siguiera, luego de salir él. En la calle todo estaba oscuro, nada podía verse o escucharse esa fría noche de primavera. Unos pocos grillos y el ahogado bullicio dentro de los escasos salones, bares y prostíbulos de la zona era el único murmullo nocturno de por allí.
Para Naruto, aquélla era su vida de todas las noches desde que había llegado a Inglaterra, y aquélla era 'The Land of Lust' como él le llamaba. Además amaba divertirse de vez en cuando con los 'newbies'; aquél había sido su terreno desde hacía mucho tiempo. Y aquél chico no se salvaría de su "diversión". Se dio media vuelta mientras caminaba, para ratificar que el pelinegro efectivamente le seguía, mirando a su alrededor con suma desconfianza.
-Descuida.- Dijo, y el chico apenas se sobresaltó.
-¿Dónde me llevas?- Respondió, deteniéndose en seco.
Naruto sólo se detuvo y miró sereno a sus costados, como si realmente no se encontrara a solas con un desconocido, en un lugar que sabía de sobra que nadie le salvaría si algo le ocurriese. Ya nada le atemorizaba. ¿Qué era lo peor que podría pasar?
-A mi coche. Dijiste que te gustaría ir a la playa…- Dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
-Olvídalo. Este lugar es demasiado…-
Sasuke volvió a mirar para todos lados demostrando su nerviosismo, pero ni siquiera amagó a irse. En vez de eso, le dedicó una particular mirada, como si fuera a asesinarle allí mismo, y acto seguido mordió su labio nervioso. Se quedó allí tieso, mirando un punto fijo a la derecha, decidiendo que hacer en completo silencio. Naruto no supo bien cuánto tiempo estuvo meditando, pero le pareció una eternidad. Luego de lo que parecieron ser dos minutos, cuando pudo oírse cerca de los dos jóvenes un pequeño ruido, como rasguños rápidos en el pavimento, seguramente causados por una rata, Sasuke pegó un pequeño bote y automáticamente siguió caminando, haciéndole un rápido gesto con su cabeza al rubio para que siguiera caminando. Estaban a tan sólo pasos del coche de todos modos. A tan sólo pasos del comienzo del viaje.
El rubio comprendió el mensaje y dijo:
-Vamos.- Mientras abría la puerta de copiloto, sonriendo pícaramente.
Aquél chico pelinegro era muy joven, a sus claros ojos parecía ser demasiado inocente e ignorante del turbio mundo donde se estaba metiendo, pero aún así le daba igual... Uno más o uno menos, cuando estás dentro nada más importa. Ambos se subieron al auto, y el rubio aceleró incluso antes de que terminaran de cerrar las puertas. Le miró nuevamente de reojo, curioso por aquél chico.
-¿Cuántos años tienes?- Le preguntó el rubio sin saber el por qué.- Pareces muy joven.-
-Diecinueve.-
-Y dime...- Se detuvo un momento para recordar su nombre.- Sasuke, ¿me dirás tu verdadera edad?, realmente no soy tan estúpido.-
-¿Ahora tú eres la policía?- Respondió cortante, mirándole molesto. Volvió la vista al frente, y observó las luces al costado del camino pasando rápido.- Además sí tengo diecinueve.-
-Woah. Relájate un poco.- Le devolvió la mirada y sonrió pícaro.- Sólo quería saber de ti. Pareces más joven, como si tuvieses dieciséis, o diecisiete.-
Sasuke calló y Naruto supo que sería mejor que él también lo hiciera, pero pasaron los minutos y volvió a hablar.
-Bueno, Sasuke, sírveme de algo y saca dos cigarros de la guantera, vamos adelantándonos.-
Sasuke hizo caso al pedido, abrió la guantera y sacó dos de los cigarros que había allí. Los prendió con su encendedor de bolsillo y le tendió uno a Naruto, sonriéndole sensualmente.
-¿Sabes, Naruto? No me gusta que me lleven. Prefiero manejar, pero haré la excepción sólo contigo.- Dijo Sasuke, y le dio una larga calada a su cigarro.-
Pronto pudo ver cómo las luces del camino se intensificaban, pero no cegaban sus ojos. Una sensación de adrenalina subió por todo su cuerpo y rió fuerte por primera vez en meses enteros. El rubio sólo miró cómo la droga hacía un muy rápido efecto en el joven y sonrió de lado, pudiendo ver que llevaba consigo a aquél tipo de chico que seguía actuando como si tuviese quince años, pero que guardaba el fuego, la ira y la rebeldía únicos capaces de cambiarlo todo.
Nota de autoras
*Bad boy: Chico malo.
*Bawdy house: Prostíbulo.
*the girls: "Las chicas".
*The Land of Lust: Tierra de Lujuria.
*newbees: Neófito.
Hola! Antes de que hayan confusiones, debo aclarar que esta cuenta, "Alani Rowan", es una cooperación creada por Kanari Shinobu y Uchiha Nicore V.
Un honor estar aquí publicando de nuevo, esta vez junto con Kanari Shinobu c: (Quien escribe ahora es Uchiha Nicore V.)
Quería comentarles que este fic, que al principio intenté escribirlo solita, (y hasta llegué a publicarlo en mi cuenta pero es un asco :P) lo terminaremos haciendo cooperativo :D y esto quedó.
Espero que les guste la historia :3
Nos leemos!
Alani Rowan
