Destinos Cruzados

Disclaimer: Si Digimon me perteneciera no tendría que escribir esto a modo de terapia.

I. No es amor.

No fue hasta esa noche que llegaste hasta mi puerta con los ojos rojos e hinchados de llorar que lo supe. Tu maquillaje estaba corrido; tu blusa favorita, completamente empapada por la incesante lluvia. Pareciera que las nubes quisieran acompañarte en tu llanto.

Sin musitar palabra alguna, tus manos zarparon hacia mi cuerpo en busca de un abrazo. No pude hablar, no quise hablar. Tomé tu delicado entre mis brazos y permanecimos un largo rato en el umbral de la puerta sin mediar palabra. No me importó que mi camisa quedara empapada, ni que las marcas de tu maquillaje quedaran impregnadas en mi hombro. Una vez te hubiste relajado, te encaminé hasta el baño de mi pequeño estudio, no sin antes dejarte prestada una muda seca. Antes de que cerraras la puerta, mis labios dejaron escapar un casi inaudible «te espero en el salón.»

Me serví la cuarta taza de café en lo que iba de noche, necesitaba mantenerme despierto. Masajeé mis sienes en un vano intento de tranquilizarme. No necesitaba escuchar lo que había pasado de tu boca; era más que obvio. Yamato. Siempre Yamato. ¿Cuánto tiempo más pensabais seguir engañándoos? ¿Cuántas lágrimas te quedan por derramar? Tú lo das todo, mientras que él no da nada. Tú te repites que él te ama, él te lo recuerda antes de irse cada mañana, pero las palabras sólo son palabras. Es una pena que el amor haya perdido su significado.

Porque sí, lo ha perdido. El amor ha pasado de ser el más puro de los sentimientos a un simple complemento, un trofeo que exponer en tu vitrina de «grandes Triunfos». Yo nunca te diré te amo cada mañana al despertarme o cada vez que nos despedimos al finalizar una llamada. No te haré promesas de amor vacías, ni te regalaré un estúpido oso de peluche que ponga te quiero en un enorme corazón rojo.

No tendría el valor de hacerlo, y tampoco quiero tenerlo. No quiero llamarle así a la cálida brisa que azota a mi corazón cada vez que pestañeas o a las largas noches en las que tu melena acaricia mis brazos cuando te duermes sobre mi hombro. No te lo mereces. Inventaré nuevas palabras que solo lleguen a tus oídos y le den nombre a esto que yo siento. Porque esto, no es amor.


N.A: Y con esto, doy comienzo a mi primera colección de drabbles. Esta idea me llevaba rondando la cabeza un par de días y hoy me decidí a intentar darle forma. Desgraciadamente, el resultado no me convence demasiado. Es casi seguro que terminaré editándolo.

De todos modos, espero que lo disfruten. Acepto críticas y sugerencias, y por supuesto, cualquier idea para futuros 'capítulos' en esta colección de drabbles será bien recibida. ¡Que tengáis un buen día!