HISTORIAS PERDIDAS DE LOS ASGARDIANOS.
DISCLAIMER: Los nombres de los personajes y la historia pasada de cada uno de ellos pertenecen al señor Stan Lee, y a MARVEL.
Aunque los tres personajes principales de esta historia, Thor, Loki y Sif, pertenecen a su vez a la mitología nórdica.
Lo único que me pertenece es la historia que aquí les presento.
Nota del Autor: Ciertos acontecimientos conocidos sobre la vida y relaciones de algunos personajes han sido modificados según la historia aquí presentada.
Capitulo 1: Secretos Prohibidos.
Thor estaba allí entrenando en los jardines del palacio de Asgard, junto a Hogun, Fandral y Volstagg, los Tres Guerreros. Sin ninguna dificultad el poderoso Thor podía vencerlos, aunque la batalla allí instalada era puramente amistosa, y sin ningún deseo de causar daño alguno.
Por mi parte, me encontraba sentada a una distancia considerable de ellos, pues sabía lo intensas que esas batallas amistosas solían ponerse cuando Thor los vencía. A mi lado, se encontraba Loki, el hermano menor de Thor, él no era un guerrero, en realidad no tenía tanta suerte en las luchas físicas, pero era extraordinariamente bueno en hechicería, y pasaba horas estudiando sus libros. Nadie lo aceptaba por eso, y por las bromas y maldades que él acostumbraba a hacer. Después de todo era considerado el dios de las travesuras.
De reojo lo había estado observando, desde el momento en que él se había sentado al lado mío, no éramos buenos amigos, de hecho él era bastante solitario, pero entre nosotros había una enemistad de años. Algunos años atrás, cuando éramos más jóvenes, Loki había cortado mi cabello rubio, por simples celos o envidia, y a pesar de que él fue castigado, y que logró que mi cabello creciera de nuevo, este se volvió opaco y se tornó oscuro como la noche, y desde ese día yo había perdido el respeto que tenía hacia el príncipe más joven de Asgard… o realmente eso era lo que yo les hacía creer.
Si bien yo no era tan buena mintiendo como Loki mismo, había aprendido a ocultar mis sentimientos cuando los descubrí. No recuerdo que día, pero hacía mucho tiempo que yo estaba engañando a buena parte de los asgardianos, excepto a mi hermano Heimdall, el guardia del Bifrost, pues él era capaz de escuchar incluso el más leve de los susurros.
Yo estaba enamorada, completamente enamorada de Loki, pero eso estaba en contra de mi destino, de ser la futura esposa de Thor.
Loki sabía que yo lo estaba vigilando, pues con su voz fría, la que siempre usaba contra mí, me dijo:
"Tranquilízate Sif, no tengo intenciones de cortarte el cabello nuevamente."
Sus palabras estaban llenas de una burla intencional que me molestó, más allá de los sentimientos que yo tenía hacia él, yo debía guardar las apariencias y le repliqué con voz cortante:
"Ocúpate de tus asuntos Loki."
Cuidadosamente, y con mucha calma, él cerró el libro que estaba leyendo y me miró fijamente, aquellos ojos verdes fijos en los míos:
"Si dejaras de observarme de esa forma, tal vez pueda "ocuparme" de mis asuntos de mejor manera."
¿Cómo se había dado cuenta que lo estaba observando? Una cosa muy distinta era notar la postura defensiva que tenía junto a él, pues era visible, pero ¿cómo se había dado cuenta que mis ojos estaban recorriendo su rostro, sus manos cuando daban vuelta las páginas, sus gestos?
"No sé de que hablas." –me limité a responderle.
Él sonrió satisfecho, con aquella mueca burlona en sus labios y susurró para que los demás no pudieran escucharnos: "Tú sabes muy bien de lo que hablo. No has dejado de vigilarme, de observar cada movimiento que hago. Y eso me hace querer saber, ¿Por qué la futura esposa de mi hermano está tan interesada en mí?"
Mantuve mi expresión seria, y tranquila, para no revelar nada sobre la verdad, sobre porque yo lo había estado vigilando y le dije: "Loki creo que tienes el ego demasiado grande para creer que yo pudiera estar interesada en ti."
Su sonrisa burlona desapareció y su rostro se tornó frío e indiferente. Sus ojos verdes me clavaron dagas invisibles en los míos, si había lastimado su ego al decirle eso, y me sentí mal por un momento, aunque mi rostro no demostró esos sentimientos, debía seguir ocultando mis secretos prohibidos. Él tomó su libro, y poniéndose de pie, murmuró mientras se alejaba: "Por supuesto que no, Sif la mejor guerrera de Asgard no podría estar interesada en un simple hechicero."
Noté un grado de recriminación en sus palabras, y tristeza y eso empeoró mi humor, lo había lastimado seguramente, pero él tenía la culpa por ser así.
"Si tan solo supieras…"- pensé interiormente, sin decir aquellas palabras, si mi hermano Heimdall escuchaba algo más sobre mis sentimientos hacia Loki, él ya me había prometido contarle todo a Odin, y yo no podía permitir que nadie supiera sobre eso, me traería demasiados problemas, y seguramente sería el objeto de burla de Loki para siempre si él se enteraba de lo que yo sentía por él.
Estaba por levantarme del asiento, cuando Fandral se acercó a mí sonriendo: "Lady Sif, ¿me honraría en tener una lucha amistosa conmigo?"
Le sonreí amablemente, aunque no me sentía de buen humor, y le respondí: "Fandral, si lucharas conmigo con el humor que tengo, créeme que no sería una lucha amistosa."
Al escuchar esto, Thor se acercó a nosotros, me tomó delicadamente una mano y la llevó a sus labios para depositar un beso allí, luego me miró directamente a los ojos y con una voz más seductora me dijo: "Mi Lady Sif, ¿quién ha perturbado tu humor? ¿Quién será el hombre que deba enfrentarse a mí?
Sonreí aún más, ruborizándome, a pesar de que yo no estaba enamorada de Thor, era imposible no caer ante su forma de seducción: "Mi buen amigo, no deberías gastar tus energías en tonterías que no tienen importancia, además no puedes enfrentarte a ese hombre sin lastimar a tu hermano."
Thor frunció el ceño, y Fandral río levemente, este último conocía bien que la única persona que siempre me hacía enfadar era Loki.
Los ojos de Thor recorrieron el jardín buscando a su hermano, seguramente, pues mencionó: "Cuando lo encuentre, él va a escucharme."
Quería detenerlo, incluso lo miré casi rogándole que no dijera nada, que no tuviera palabras con su hermano, pero no me atreví. Si Loki me había faltado el respeto, sabía que yo no tenía ninguna oportunidad de persuadir a Thor para que no le prestara atención, sin poner en peligro mi secreto. Pero me sentía fatal, porque en realidad había sido yo quién había lastimado a Loki, y por esa razón, no me encontraba de buen humor.
Decidí entonces que sería mejor, arriesgarme: "Loki ya ha recibido suficiente de mi parte, no es necesario que tú hables por mí."
El dios del trueno asimiló mis palabras como yo supuse que lo haría: "¿Así que tú has puesto a mi hermano en su lugar?"
"Técnicamente." –me limité a responder.
Él soltó una risa alegre y palmeó mi hombro despacio: "Bien hecho Sif."
Apenas le devolví una leve sonrisa.
Horas más tarde, me encontraba frente al trono de Asgard, esperando a Odin, quién me había llamado para informarme de una nueva misión, cuando sentí la presencia de alguien detrás de mí, y estuve a punto de sacar mi espada, cuando escuché una dulce voz: "Lady Sif, me gustaría discutir algunos asuntos contigo."
Me giré más lentamente al reconocer aquella voz, era la reina Frigga, la madre de Thor y madre adoptiva de Loki. Me incliné entonces en una leve reverencia, y asentí: "Por supuesto mi reina."
Amablemente ella me regaló una sonrisa, y me invitó a que la siguiera, abandonando de aquella forma, la sala del trono, para dirigirnos a uno de los pasillos desde donde podías contemplar la ciudad de una forma magnífica. Me tenía inquieta la razón por la cual Frigga quería hablar conmigo, pero no quise ser inoportuna, o exigirle que comenzara a hablar, eso sería demasiado descortés y ella era la reina.
Como si fuera capaz de leer mis pensamientos, la reina asgardiana, se volvió hacia mí y comenzó a hablar: "Lamento tanto misterio, pero aquí es el único lugar donde podemos hablar sin ser escuchados."
Asentí, aunque preguntándome que sería tan importante que debía guardarse en secreto. Instintivamente miré hacia el Bifrost pensando en mi hermano, y ella notó lo que yo estaba pensando, pues dijo con una sonrisa: "Estoy segura de que tu hermano el buen Heimdall, ya conoce estos secretos. No hay nada que se escape de su oído."
Sonreí, sin duda ella tenía razón, y la dejé continuar.
Ella se acercó a uno de los balcones, contemplando la ciudad, de forma pensativa: "Me gustaría hablar contigo, sobre mi hijo… Loki."
Ante esas palabras detuve mis pasos a unos centímetros de distancia, ella, quería hablar conmigo sobre Loki. Pero ¿por qué? ¿A caso Loki le había dicho lo que había pasado en el jardín horas atrás? Pero si eso no había sido tan importante, habíamos tenido peleas mucho peores, y Loki no era del tipo de persona que hablaba de eso con su madre, o al menos, nunca lo había hecho antes. Sorprendida le pregunté: "¿Sobre Loki?"
Frigga asintió mirándome con gravedad: "Si Sif, he visto como miras a mi hijo, y Heimdall, no dudó en decirme todo."
Mi secreto había sido descubierto, me sentí apenada, y avergonzada, no sabía como defenderme ante eso, era obvio que si mi hermano se lo había dicho, no era una mentira, entonces no podía tratar de reparar ese error. Suspiré y balbucee sin saber que decir, por suerte ella volvió a hablar: "Tranquila, Loki no se enterará de esto, y tampoco Thor. No quiero poner en riesgo tu futura boda con mi hijo mayor. Entiendo que estés enamorada de Loki, pero debes abandonar ese capricho, tú estás destinada para Thor, y no quiero que alguien más lastime a Loki."
"¿Capricho?" –murmuré frunciendo el ceño, ciertamente lo que yo sentía por Loki no era capricho, era amor, amor que jamás había sentido por Thor, a quién quería, sí como todos los asgardianos lo hacían, y como un buen amigo. No podía contradecir a Frigga de todas formas, por lo tanto solo asentí, aunque seriamente: "Así se hará mi reina."
Ella notó la tensión en mis ojos y sonrió levemente: "Querida, hay veces que debemos sacrificar nuestra felicidad…"
La interrumpí, enojada, algo que normalmente no haría: "He sacrificado mi felicidad durante años, pero Thor no es el hombre que amo, y ¡nunca lo será!"
La mirada de Frigga me demostró que había cometido un error, y me incliné en una reverencia rápidamente: "Mil disculpas mi reina, me he dejado llevar…"
Ella sonrió complacida: "Veo que el amor hacia mi hijo Loki es mucho más fuerte que lo que pensaba. Mi querida Sif, ojalá pudiera ayudarte, pero los planes de Odin ya están puestos es marcha."
Suspiré, siempre había sabido que Loki era mi amor prohibido y qué más da, si de todas formas él me odiaba, no tenía esperanzas, mi única esperanza era casarme con Thor, como Odin quería. Sonreí a Frigga y le rogué: "Por favor que Loki nunca sepa sobre mis sentimientos."
Ella asintió: "Quédate tranquila Sif, no le diré nada."
Asentí de nuevo, y me incliné en una reverencia antes de irme. Ni siquiera esperé a Odin como debía hacerlo, simplemente caminé lejos de allí.
Aturdida por aquella conversación, viéndome obligada a casarme con el hermano del hombre que yo tanto amaba, me dirigí a mi habitación y cerré la puerta en silencio, recostándome sobre la misma, sintiendo lagrimas en los ojos. No era una persona que llorara con facilidad, pero había momentos, como este, donde era inevitable.
"Lo único que queda es arrancarlo para siempre de mi corazón, ya él hará otra de sus travesuras y podré odiarlo como lo hacía antes." –pensé mientras me enjuagaba el rostro.
