Disclaimer: Ni bakugan ni sus personajes me pertenecen.
A veces el destino puede ser algo cruel, pero otras, puede dar giros extraños y eso es algo que Alice tendrá que descubrir.
Los rayos del sol traspasaban ligeramente las cortinas de la ventana y la suave brisa las movía ligeramente, el despertador sonó haciendo que la paz y la quietud que alguna vez reino en aquella habitación se esfumara en un parpadeo, perezosamente una mano se posó sobre el despertador haciendo que este dejara de sonar y lentamente su cuerpo se incorporo para sentarse a la orilla de su cama. Después de haberse despertado caminó hacia el baño que había en su habitación y se dispuso a darse una ducha, se quito su pijama, tomo una toalla y se dispuso a bañarse, el agua tibia poco a poco sensibilizo mas el cuerpo de la chica haciendo que despertara del todo, al terminar de bañarse tomo su bata de baño y se dirigió a su closet y saco su uniforme el cual consistía en una playera blanca escolar con detalles en azul cielo, una falda color azul obscuro que casi parecía negra la cual le llegaba un poco más arriba de las rodillas, unas calcetas blancas y zapatos escolares. Al terminar de cambiarse se miro en el espejo que había en su habitación y comenzó a cepillar su largo y ondulado cabello pelirrojo para después arreglar su mochila para el colegio, cuando escucho que una voz la llamaba.
- Alice ya está tu desayuno, baja o se te enfriara – Se escucho decir a una voz masculina.
- Ya voy abuelo – Contestó Alice.
Alice Gehabich una chica de quince años de edad que se encontraba en tercero de secundaria, alta, de cabello rojizo, largo y ondulado, ojos marrones, de buen cuerpo y piel blanca, ella vivía con su abuelo Michael pues prácticamente él la crio.
Antes de bajar a desayunar la pelirroja tomó una cadena negra con un dije de media luna color azul brillante, la cual se veía algo desgastada, la abrocho y la oculto debajo de la playera del uniforme pues en el colegio no se le permitía llevar ese tipo de colguijes. Después de terminar de arreglarse, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina para comer el desayuno que su abuelo le había preparado.
- Buenos días abuelo – Dijo Alice mientras le daba un beso al susodicho en la mejilla.
-Buenos días Alice, parece que hoy te levantaste de buen humor –
- Si, tienes razón – Respondió mientras mordía su pan tostado – Es que hoy es un día muy lindo –
- En eso tienes razón –
- Oye abuelo – Dijo la joven rompiendo el silencio que se había formado – Runo y Julie van a ir a ver unas tiendas después de la escuela y me preguntaba si… – Antes de que pudiera terminar la frase el anciano la interrumpió.
- Claro que puedes ir Alice –
-¿En serio? ¡Muchas gracias! – Exclamó mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro y le daba un abrazo a su abuelo.
-Bueno, ahora apúrate que se te hace tarde –
-Si – Aceptó mientras lavaba los platos en los que antes tenía su desayuno y tomaba su mochila para irse al colegio.
Alice se encontraba caminando por las calles en dirección a la escuela pero al pasar junto al parque se quedo quieta y miro el hermoso panorama que se había formado, empezó a recordar viejos tiempos, cuando venía a jugar a ese parque con sus amigos. Tan inmersa estaba en sus pensamientos que no noto cuando Runo llegó con ella.
-Buenos días Alice – Dijo Runo con una sonrisa.
Runo Misaki de catorce años de edad. Iba en segundo de secundaria, tenía el cabello de color azul cielo, lacio y largo el cual siempre llevaba amarrado en dos coletas altas, de altura promedio, ojos verde claro y piel blanca, igual que Alice llevaba el mismo uniforme de la escuela.
-Hola Runo – Saludó devolviéndole la sonrisa.
Runo y Alice habían sido amigas desde la primaria y la pelirroja ayudaba a Runo en el restaurante de sus padres los fines de semana por lo que se veían muy seguido.
-Y dime ¿qué hacías en frente del parque? – Pregunto la ojiverde curiosa mientras ambas caminaban hacia la escuela.
-Nada en especial, solo estaba recordando viejos tiempos – Respondió la pelirroja muy alegre – Además en ese parque tengo muchos recuerdos inolvidables –
-Tienes razón, ¿cómo crees que voy a olvidar el lugar en donde nos conocimos? – Comentó Runo con nostalgia – Ha por cierto, ¿qué te dijo tu abuelo sobre ir a ver unas tiendas después del colegio? –
- Si me dio permiso – Contestó sonriente
-¿Tu abuelo y tu se quieren mucho no es cierto? –
-Sí, el es como un padre para mí –
-Sabes Alice hoy te noto de buen humor –
-¿En serio? – Preguntó inocentemente mientras entraban al colegio el cual era muy grande o más bien debía serlo para tener secundaria y preparatoria juntas, las chicas caminaron hasta una de las hermosas jardineras llenas de flores que había en la escuela, ya que veían que aun habían demasiados chicos quitados de la pena platicando en el patio dedujeron que aun no habían dado el timbre para entrar a clases.
-Sí, no sé porque pero hoy me siento muy feliz – Dijo Alice y antes de que Runo pudiera decir algo mas algo más bien alguien la interrumpió.
-¡Chicas! – Se le escucho decir a Julie mientras abrazaba sofocantemente a Alice y Runo.
-Julie ya suéltame que me asfixias – Se quejo la peliazul.
-Hay pero que delicada – Dijo mientras las soltaba.
Julie Makimoto de catorce años, estaba en segundo de secundaria en el mismo salón que Runo, de estatura promedio, morena, cabello plateado y largo el cual llevaba amarrado en una coleta de lado alta y con algunos broches de color rosa, ojos grises y al igual que sus amigas llevaba puesto el uniforme de la escuela solo que en vez de llevar zapatos escolares llevaba puestas unas botas hasta la rodilla color rosa pastel.
-¡Chicas tienen que ayudarme! – Les rogo Julie.
-¿Ahora en que lio te metiste Julie? – Preguntó Runo con fastidio.
-Se me olvido hacer el proyecto de física y si no lo entrego estaré frita – Les explico la morena un poco exagerada – Por favor Runo ¿podrías pasármelo? – Suplicó poniendo ojos de cachorrito.
-¡De ninguna manera! ayer te pase el de Historia y el de Ingles, ya es hora de que empieces hacer las cosas por ti misma –
-¿Qué me dices tú Alice? – Dijo ignorando el comentario de Runo.
-Me gustaría ayudarte pero no estoy en tu grado ¿Recuerdas? – Ante esto la cara de Julie cambió a una de resignación – Pero por que no le preguntas a Dan, ¿él también va en su mismo salón no? – Sugirió Alice tratando de animar a su amiga.
-¡Es cierto! – Gritó la peliplateada muy animada – Muchas gracias Alice eres la mejor, vamos Runo acompáñame a buscar a Dan – Agradeció mientras jalaba a la joven de ojos verdes y se la llevaba casi arrastrando.
-¡¿Pero porque tengo que ir yo? – Se quejo la peliazul tratando de zafarse del agarre de su amiga.
-Hay no te quejes que bien sabes que lo quieres ver tontita –
Julie y Runo seguían discutiendo mientras se alejaban y Alice las veía la escena divertida.
-Esas dos nunca cambiaran – Pensó la pelirroja.
Después de que sus dos amigas se fueron, Alice se sentó en una de las bancas de la jardinera y para no aburrirse empezó a ver a todos los chicos del colegio para ver si pasaba algo divertido o interesante, hasta que los vio… un par de ojos de un color café tan claro que casi parecían dorados, intensos y profundos los cuales le pertenecían a un chico alto y delgado, de piel morena, cabello negro y largo el cual llegaba hasta la cintura del chico por lo que lo llevaba amarrado en una cola de caballo baja por comodidad, su rostro se veía serio, tranquilo y sereno, llevaba puesto el uniforme de la escuela para hombre el cual consistía en una camisa de vestir blanca de manga corta la cual el llevaba desabrochada dejando ver la playera negra que tenía puesta debajo de esta, pantalón gris y zapatos escolares, el chico cautivo la atención de Alice pues ella nunca lo había visto en los tres años que llevaba en la escuela, el tan solo mirar esos ojos provocaba que un poco de rubor se apareciera en las mejillas de la chica y que su corazón palpitara como nunca, había algo en él que ella no sabía cómo explicarlo.
Al sentir la mirada de la pelirroja el chico de ojos dorados volteo y sostuvo la mirada directamente con Alice y ella al darse cuenta de lo que pasaba desvió la mirada y volteo su cara sumamente avergonzada, la reacción de la chica provoco que el pelinegro esbozara una sonrisa en su rostro, pero cuando Alice volvió a voltear hacia donde él se encontraba solo lo vio alejarse del patio lentamente, la pelirroja se quedo estática, sin prestar atención a lo que le rodeaba.
-¡Aluce! – Gritó Runo.
…Continuara…
