Estos son escritos que realicé para , en donde de una tabla tenías que escoger las palabras y crear, a partir de la misma, la historia. Cabe mencionar que no tienen relación alguna, tanto en fandom como quizá en temática, pero decidí separarlos.
Fandom:Ranma 1/2
La palabra de la tabla que ocuparon para él:Apostar dinero.
Era un hermoso día, los pájaros cantaban como nunca y la brisa era suave, casi escasa; sin embargo el sol tampoco era piadoso y soltaba un aura tan caliente que aquella brisa no era suficiente para apaciguar su calor, quizás con el dinero que recibiría podría comprar un ventilador.
Miró al frente y se encontró con unos ojos negros temblorosos, que hermosa era aquella reacción que provocaba en sus "ayudantes".
El chico, gruñó irritado ante tal acción.
—¡Oh, vamos! —exclamó ella mientras se posicionaba delante de él, tomando su lugar en aquella mesa mientras movía con lentitud el abanico que poseía en mano y lo miraba retadoramente con una sonrisa triunfante.
¿Cómo rayos había pensado que había hecho bien?, se recriminó el chico apretando la mandíbula. Ella quiso reír y mencionar un no destruyas más tu fea cara pero lo reprimió y apretó más el abanico, moviéndolo con agilidad… haciendo que su cabellera se moviera.
—Eres un tonto, Ranma —musitó molesta la chica de hebras azulinas—. ¿Cómo piensas salir de esto? —levantó los brazos queriendo hacer más obvia la situación.
—¡Le dije que me ayudara a escapar, no creí que cobraría tanto! —espetó el chico pelinegro mientras miraba acusadoramente a Nabiki.
No podía negar que era entretenido verlos pelear, ¿qué debería hacer si el prometido de su hermana se negaba a pagarle lo acordado? Akane quiso golpearlo y él giró inmediatamente tomando cualquier cosa como escudo, un suspiro de su parte hizo que se detuvieran. Ambas miradas pasaron inmediatamente hacia ella y, ya no lo pudo evitar, encontró una manera de hacerle pagar…
—¿Pedir? —rió por lo bajo Nabiki—. No, no, no… —prosiguió—. Ranma, tú me dijiste que si lograbas llegar antes a la casa yo no le contaría nada a Akane sobre tus encuentros con Shampoo —utilizó un tono infantil, coqueto, retador… vengativo— pero, —comenzó a cerrar su abanico— si yo llegaba antes al dojo tú deberías pagarme lo que quisiera. —Y coloco el abanico cerrado sobre sus labios, haciendo de su verdad algo más tentador para la de cabellera azul.
Saotome maldijo a la castaña.
—¿Qué tu qué? —explotó enteramente Akane parándose de aquella mesita, mirando a su prometido dolida y enojada.
—¡Fue culpa de ella! —se defendió nervioso al verla tomar su mazo caracterizador y avanzar hacia él.
Nabiki sonrió para después levantarse de su asiento y caminar hacia su habitación. Quizás, sólo por ésta ocasión, le cobraría el dinero de su apuesta al Saotome en otra ocasión, por ahora dejaría que su encantadora hermanita se encargara de aquél irresponsable y mujeriego chico.
—Por eso piensa antes de retar a la maestra —gritó mientras cerraba su puerta y se posicionaba en la cama. Tomó su teléfono, debatió y finalmente marcó el número que deseaba.
—Hola, ¿Kuno? —suspiró— Te tengo una apuesta tentadora —comenzó—, se trata sobre Akane y aquella chica de cabellera roja —una sonrisa se formó en sus labios—. ¿No desearías tratar el asunto en persona?, ¿qué tal si me invitas a almorzar? ¡Genial! Ahí estaré…
Para ella ganar dinero era esencial, aún si tenía que apostar sabía que ganaría. Porque, francamente, Nabiki es la mejor en eso.
