¡Hola! No sé ajsksd es la primera vez que me animo a escribir un fic de Corazón de Melón y espero que no sea tan nefasto a como lo imagino. Éste es el prólogo, en realidad no estoy dando muchos detalles porque ya tengo escritos algunos capítulos así que a lo largo de estos días publicaré el primer capítulo. Y sí, notarán que estoy malditamente obsesionada con Nathaniel pero no sé, me gusta su lado yandere (?)

El nombre que usará Sucrette será el de mi propia Su: Nat. Si quieren buscarme es Natt04, just in case.

No tengo mucho más que decir.


Disclaimer. Personajes y demás pertenecen a ChiNoMiko y Beemov.


Prólogo

Cuando mis padres avisaron que se irían de viaje y que, por consecuencia y no por voluntad propia, me iría a vivir con mi tía… no pensé en lo mucho que cambiaría mi vida. Por supuesto que pensé que haría nuevos amigos, que tendría que acostumbrarme a un nuevo hogar y que tendría que buscar cómo encajar en un nuevo grupo social. Digo, todos pensamos eso cuando nos dicen que nos cambiaremos de residencia.

Pero, para mí, eso no fue lo único que cambió.

Desde el primer momento en que mis pies pisaron el suelo de baldosas del Instituto Sweet Amoris (el nombre más ñoño del siglo para todos sus alumnos), las cosas cambiaron abismalmente. Una nueva directora —bastante gruñona, he de agregar—, nuevos profesores —muy peculiares—, y compañeros totalmente diferentes a mi antiguo instituto —excepto Ken, él se cambió de escuela conmigo—.

Y sí, literalmente desde el primer momento en que puse un pie ahí todo tuvo una perspectiva diferente.

Porque a la primera persona que me encontré al entrar a este nuevo centro educativo había sido el delegado principal, encargado de darle la bienvenida y explicarle las reglas a los alumnos nuevos: Nathaniel. Lo primero que vi de él fue su sonrisa amable, que me inspiraba confianza. Quizá por eso era el encargado de los nuevos, o simplemente era una más de sus tantas tareas como delegado.

No importaban las razones, desde ese momento quedé perdida, irremediable y completamente prendada de su sonrisa.

Me había enamorado del delegado principal.