Haikyuu no me pertenece.

"Mojo Pin"

''A veces cuando sientes que necesitas a alguien... el universo entero te dice que debes tenerla, empiezas a ver sus programas de TV favoritos toda la noche, empiezas a comprar las cosas que ella necesita, empiezas a beber sus tragos, empiezas a fumar sus cigarrillos malos, empiezas a adquirir los matices de su voz, tu sueño a salvo es a veces la cosa más peligrosa... esto se llama Mojo Pin''
- Jeff Buckley (Astoria, London, UK, 18.01.95)

"Tooru chan.. te veo después del partido"

Comenzaba el silbato del árbitro, daba un largo respiro, un pase largo seguido de un remate por parte de Hanamaki, los extraños del otro lado de la cancha eran fuertes aves rapaces que no dejaban caer el balón, una sonrisa retorcida seguida de una mirada aguda que aseguraba el puntaje para el equipo de Oikawa, un tiempo donde él daba indicaciones precisas y exactas de lo que se haría a continuación, su sangre fluía y sus labios los sentía vibrar de la emoción en la cancha. La lucha fue reñida durante el primer tiempo, el balón se desistía a la gravedad, los poderosos brazos de Hajime no dejaban caer el balón…

Un silbato asegurando el set a favor de los de uniforme negro.

El segundo tempo llegó y yo al extremo de la cancha, me sentía poderoso, fuerte, invencible, afilaba la mirada en búsqueda de un buen punto donde lanzar el balón, mis ojos afilados buscaban el punto exacto de impacto, mi lengua se paseaba sobre mis labios deshidratados, sonreía con toda la seguridad del mundo.

Entonces sucedió.

Un salto que proporcionaba una fuerza descomunal, un balón siendo estrellado en mi palma, un trayecto directo a un lugar dentro de la cancha.

Punto a favor de nuestro equipo. Mi rodilla entonces comenzó a doler, crujía con cada salto, un nuevo saque asesino nos dio una ventaja de dos a cero. El tercer saque fue recibido por el equipo contrario, entonces mis brazos comenzaron a armar jugadas con exactitud milimétrica, era como si yo previniera todos los movimientos de mis compañero, parecía tener un tipo e telepatía con Hajime, Issei y Takahiro, Pequeñas señas, miradas de confidencia con las que confirmaban hacia donde lanzaría el balón, en ese momento me sentía el órgano principal del equipo. Las aves rapaces se resistían a perder su puntaje y nuestro equipo no se quedaba atrás.

"Uno más .. un punto más " repetía con el cuerpo al tope de adrenalina, con todos los sentidos alerta, un pase largo logró que Takahiro anotara un punto más, Hajime recibió un remate de ace, conecté con Issei que sin trabajo alguno anotó otro punto más…

20-18 a favor de nuestro equipo …

Apareció él. Número doce de los de uniforme negro… su mirada era fuerte, había determinación y hambre de triunfo en ella, pero sobretodo una extraña familiaridad y calidez que desconocía, mi corazón saldría de no tener la boca cerrada, aseguro hubiera escapado por ella. El susodicho sujetó el balón con sus finas manos.. al sonido del silbato le siguió un pequeño salto, apenas y el necesario para tomar impulso, su mano se estrelló grácil sobre el balón, un balón con un rumbo incierto, la expectación e incertidumbre reinaba en nuestro lado de la cancha, yo sólo recuerdo mis piernas como gelatina y mis ojos casi saliéndose de su orbe.

"Fuera" Pensé al ver el balón en dirección a mí.

Todo se tornaba confuso, la cancha oscurecía, dejaba de usar ese uniforme color turquesa, las voces parecían distantes y abrumadoras, No respiraba, mi garganta se cerraba, mis pulmones no reaccionaban, todo era borroso, lo último que alcancé a ver fue el número doce del otro lado de la cancha. Mi pecho se oprimía.

"Te veo después del partido Toru chan"

Ese era mi sueño recurrente en mi tercer año de universidad.

Constantemente, noche a noche tenía la misma sensación….

.

-De nuevo tienes la cara hecha mierda Kusokawa – Dijo Hajime el "Sin tacto" Iwaizumi.

-No he podido dormir bien - contesté bostezando, y así fue el sueño lo tuve entre las dos y tres de la mañana el resto de la noche no pude conciliar el sueño.

-¿Te sucede algo? - dijo Hajime levantando una ceja.

-Volví a soñarlo, esta vez había mucho dolor, incluso sentí el ardor de la rodilla, sentí como crujía al caminar, te vi a ti emocionado, Matsun y Hana parecían tan felices, como si fuera un partido importante.

-Deja de decir estupideces Kusokawa, ¿Tú, bueno en los deportes? - dijo con voz socarrona.

-Iwa chan, lo digo en serio hasta teníamos uniformes, las letras eran borrosas, sólo pude a verlo a él del otro lado de la cancha, sonreía mientras palmeaba a alguien, no sé ¿Me estoy volviendo loco Iwa chan?-

-Creo que has estado consumiendo mucho azúcar y tu cerebro trabaja de más por la noche –

-Iwa chan-

-Trata de no pensar en ello, no necesitas más presión que la de tus exámenes finales y la de tu trabajo, por cierto, Bokuto me dijo que te esperaba en la noche para cenar –

-¿Estará él?

-Es lo más seguro - Hajime dio un sorbo a su café y acomodó las hojas de su trabajo -En cualquier caso ya han pasado tres meses, en algún momento tendrás que ver a Kuroo de nuevo –

-Estúpido Kuroo chan, debió de haberme atesorado como lo más preciado –

-Estás siendo peor que tu sobrino –

-Frío, siento mucho frío -Hajime arqueó una ceja.

-Estamos a cinco grados Oikawa-

-Ugh. Detesto el invierno.

-Detestas las sensaciones térmicas extremas Oikawa,

Hajime caminó en dirección al baño, el muy maldito tenía barba y se la rasuraba todos los días.

-Debiste haber hablado con Tetsuro, terminar bien, hablar civilizadamente sin cometer homicidio en el proceso.- Hajime hablaba desde el baño, por el tamaño del departamento podíamos hablar desde cualquier punto y escucharnos perfectamente, eso no es necesariamente bueno, el departamento es diminuto, las habitaciones lo son también a excepción de la cocina que es mi lugar favorito, hay ahí un comedor de seis sillas regalo de los papás de Hajime. Electrodomésticos que jamás hemos usado y un refrigerador que alberga cerveza y jugo de naranja.

-Ese gato sarnoso no escucha terceras opiniones.

-Bien, bueno, ya sabrás como solucionarlo.

-El punto es que no hay una solución para eso Iwa chan, no puedo tener una amistad con él.

-Bueno preocúpate por cosas importantes.

-Producir dióxido de carbono cuenta?

-Podrías volver a pintar.

-No, aún me duele.

-Bien, Kusokawa, lo intenté, no sé que más decirte, Tetsuro ya está con alguien más, ¿Sabías? Prepárate para verlo con ese alguien por la noche, no sé que clase de persona sea, pero no puede ser peor que tú. - Yo arqueé una ceja.

-No me duele el abandono de Kuroo, me duele que no pueda sentir más allá, que no me haya dolido lo suficiente como para retenerlo a mi lado.

-Eres un egoísta, siempre lo has sido.

-Sólo quiero enamorarme Iwa chan ¿Es eso muy egoísta?

-Como sea, mejor toma el desayuno por que se te hará tarde

-No tengo clases ahora, hasta las diez.

-No pierdas tu tiempo entonces-

-¿Eres mi mamá?

-Soy tu peor pesadilla - dijo Hajime con gesto desafiante mientras se arremangaba el suéter.

-Eres un tonto Iwa chan

-Pasaré a tu trabajo a la salida.

-No he confirmado que iré

-Iras, por supuesto que lo harás - Hajime se puso de pie y me dejó solo en la cocina. -Deja de comportarte como un puto crío.

Los pasos de Haijime sonaron detrás de mí, sonreí al ver el sándwich que me preparó sobre la mesa, cerré los ojos un momento, nuevamente aparecía el dolor en mi muñeca izquierdas, ese ardor en las articulaciones que se intensificaba con el frío, el dolor salía de mi médula y se extendía por la extremidad, cerré el puño, lo abrí y escuché como crujían los huesos desde las uniones de los dedos hasta la muñeca, era inevitable pensar en que mi cuerpo me pasaba la factura de aquella lesión en la preparatoria, minutos después el dolor se fue dejando únicamente una estela de incomodidad.

"Be bop a lula she's my baby" tarareé ante s de comenzar a desayunar el clima y esas ganas terribles de permanecer en cama me abrazaron. El invierno, el maldito invierno se sentía en el pequeño departamento que compartía con Hajime, la estructura vibraba cada vez que el tren pasaba, no podía recordar otro invierno tan frío como ese, sabía mal el ser remplazado tan rápido, sabía mal volver a ver a la persona con la que hasta hace unos meses había compartido todo tipo de experiencias.

-Estúpido gato - gemí mientras mis dedos apretaban con fuerza el sándwich. -Estúpido sueño – observé mi mano, los dedos alargados, las uñas cortas, todo era tan vívido, las voces animándolos, mi mano estrellándose contra el balón, mis respiración agitada en el partido, incluso la desconcertante familiardad con la que el chico pecoso me sonreía, nunca había sentido mi corazón contraerse de esa forma, la sensación de quererlo tocar, el anhelo que sentía mi piel por la ajena. Vaya mierda esa la depresión post ruptura.

"Estoy volviéndome loco" era lo único que agobiaba mi mente en esos momentos.

.

Caminé por el enorme jardín para llegar a la facultad de ciencias exactas, como siempre evitando las grietas y uniones en el suelo, "No necesito más mala suerte de la que ya tengo" era mi justificación cuando Hajime me veía con sus ojos verdes juiciosos, bufaba y me decía que estaba idiota. Tres capas de ropa apenas y eran suficientes para abrigarme, mis dedos se guardaban en los bolsillos del abrigo.

Mis piernas son largas, me gustan, mis pestañas con largas y espesas, mi mandíbula es perfecta, mis ojos son grandes, no hay hombres atractivos en las ingenierías, eso me hace ser el centro de la atención del público femenino que a su vez es escaso, de ahí que muchos de los varones sientan recelo con mi persona. Estoy rodeado de mucha gente, no recuerdo el nombre de la mayoría, pero siempre se ven tan felices, me saludan mientras toman sus desayunos sentados bajo el jardín, una pareja se sienta y comen mochis, ella lo mira con intensidad y el sujeta la blanca mano con si fuera un objeto precioso llega a mi mente el recuerdo de Kuroo y yo caminando bajo cerezos apenas y nuestros dedos se rozaban con timidez, me pregunto si el me miró con esa intensidad, si alguna vez pensó en mi como algo precioso, si en algún momento irradiamos amor como esos chicos frente a mi lo hacen, siento un aroma dulzón en la punta de la nariz y unas ganas imbatibles de ser abrazado, recostar mi cabeza en un abdomen mientras mi cabello es acariciado. Mis ojos se humedecen y sólo pienso en el maldito clima como justificación para mi estado emocional. "Estúpido frío que me pone sensible".

-O estoy loco o huele a repostería fina Kiyo chan?.

-Lo siento Oikawa, lo único que huelo es a tristeza de finales de semestre. - Contestó Kiyoko, sin abandonar la vista de su computadora. Sus ojeras eran pronunciadas y tenía la punta de la nariz roja.

-¿Terminaste tu reporte Oikawa?-

-¿tú no? – pregunté malicioso, sonriendo y apoyando los codos en su pupitre.

-Por supuesto que lo terminé - dijo respingando la punta de la nariz.

–¿Quieres ir a una cena por la noche Kiyo chan?

-Si no colapso en el transcurso de la tarde, sí, además es viernes supongo que estará bien ha sido una semana muy difícil –

–Hajime pasará por mi después del trabajo, te espero en el café a las ocho.

–Ya llegó el doctor Ukai - dijo moviendo su delicado rostro en dirección a la puerta, tomé asiento junto a ella, la clase era pequeña, éramos menos de veinte alumnos en el curso todos ellos con caras demacradas, algunos tomando café y los más audaces bebidas energéticas escribían y tipeaban, lanzaban gemidos de cansancio y fastidio. Ukai saludó, abriéndose paso con fuerza en la clase, sus pasos eran fuertes, llevaba una coleta a media espalda y masticaba goma. Comenzó la clase con una presentación de un tema nuevo, mi mente era un caos, seguía pensando en mi sueño y mis ojos se movían de un punto a otro, pensamientos inconexos, silbatos sonando y ese aroma dulzón que no se iba de la punta de mi nariz, sentí un poco de nauseas abracé mi estómago con ambas manos y apoyé la cabeza sobre el pequeño escritorio, mi ojos se clavaron en la laptop de Shimizu, impecable, sin ningún sticker cursi sólo el logotipo de Apple en ella, sus manos perfectas, blancas y con un manicure perfecto en colores pastel, pensé entonces que existían las mujeres sobrias como ella, de pensamiento frío, mujeres que se apasionan por la física como ella, ella era mi mejor amiga, nos conocimos el primer día en la universidad, los silencios con Shimizu con cómodos, no pregunta cosas obvias y se ríe cubriéndose la boca, ella no sucumbe al cotilleo que considero caracteriza a las mujeres jóvenes. Shimizu es de pocas palabras. Las suficientes nada más. Si yo fuera mujer definitivamente sería hermosa, me gustaría ser como ella, usar esmaltes color pastel y lentes de montura gruesa, labios nude y un bonito delineado, pero estoy seguro que de haber sido mujer usaría colores llamativos, no me resistiría al cotilleo y le pondría los stickers más cursis a mi laptop, me hubiera enamorado de Iwaizumi Hajime y no de Kuroo Tetsuro.

Ukai terminó el discurso de teoría y recordó la fecha para el siguiente examen antes del periodo vacacional de invierno. Se creó un largo silencio antes de que cualquiera de ellos pudieran objetar la fecha de examen, y que ese mismo día tendríamos dos más.

-Ser conscientes de la fragilidad ajena, ser conscientes de las sensaciones del individuo que tenemos a un lado nuestro, experimentarlas como propias se le conoce como empatía. Empaticemos Dr. Ukai.

Negociamos una mejor fecha para el examen. Una preciosa compañera me sonrió, las arrugas de sus comisuras me recordaron al chico del número doce, le regresé el gesto con calidez por un momento mi corazón latió o se paralizó por la similitud entre ella y el fabuloso chico de mis sueños.

"Número doce me estás volviendo loco" pensé mientras guardaba mis cosas y salía del aula con Shimizu.