Este es el primer capitulo de una historia que estuvo rondando por mi cabeza durante meses.

Esta historia ocurre más de 30 años después del final del manga, por lo que los protagonistas ya no son Amu, Ikuto o los demás, sino la siguiente generación. Pero no se confundan, los personajes si aparecen en la historia, solo que son personajes secundarios. La historia se centraría más en esta nueva generación.

Bueno, supongo que esas son todas las explicaciones necesarias para el primer capítulo. Espero que les guste, realmente puse mi corazón en esta historia.

La aclaración de siempre. Los personajes secundarios le pertenecen a Peach Pit y el resto de los personajes me pertenecen a mi.

Como es una historia distinta, les agradecería que dejen reviews, por más cortos que sean.

¡Que disfruten!


Tsukiyo no Marionetto 2

Los Tsukiyomi deberán servir a Easter hasta el final de sus vidas...

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Capitulo 1: ¿Quién es ella?

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Kyo estaba charlando con sus amigos mientras comía uno de los bocadillos que había en la carpa, vieron a las chicas juntarse y ellos decidieron acercarse, estaban dando el orden de cómo entrarían.

- Fujisaki Kyo y su pareja, entraran en quinto lugar.

Katia, su compañera y quien entraba junto a él, se acercó.

- Quintos ¿eh?- dijo en un suspiro- Estoy aliviada de no ser la primera, no manejaría la presión- le sonrió dulcemente.

- No estés nerviosa, es tu noche y esta hecha para disfrutar- le dijo él, queriendo animarla.

- Técnicamente, es la noche de todos. Es una pena que ya todo se termine- ella ocultó sus ojos tras su cabello castaño claro.

- Eh, no te me deprimas. No pienses en esto como un final, sino como un nuevo inicio- tenía que animarla, sino después dirían que él la hizo llorar.

- Si, ánimo Katia, además no es como si no fuéramos a vernos nunca más. De seguro más de uno estudiaremos en la misma universidad- Luna llegó como caída del cielo, por eso es que era su mejor amiga. Ella siempre lo ayudaba cuando se estaba ahogando.

- Solo alégrate sí- le dio una última sonrisa tentativa, desesperado por animarla.

Ella levantó la vista, lo miró por un segundo y, sonrojándose un poco, asintió mientras una sonrisa se forma en su rostro. Él y Luna suspiraron aliviados.

De repente Katia aspiró sorprendida mientras miraba hacia Kyo. Kyo notó que no era a él, sino detrás de él. Se dio vuelta a ver de qué se trataba, y allí, sobre el final de la pared del patio, estaba lo que no esperaba ver en ese momento.

- ¡Sora!- le gritó sorprendido.

Ella estaba con un pie colgando de la pared y el otro seguramente sosteniéndola sobre la misma. Cuando él la llamo solo sonrió ligeramente y saltó de la pared, para aterrizar con gracia en frente de él sobre uno de sus pies. Fue luego de apoyar su otro pie en el suelo y acomodar su mano en su cadera que se digno a decirle algo.

- Yo, Kyo- y eso fue todo lo que dijo antes de volver a poner esa misma sonrisa de lado.

- ¿Qué haces aquí?- le reclamó, en visto que ella no iba a hablar por si misma.

- No creías que iba a faltar al egreso de mi hermano ¿o si?

Varios sonidos de asombro se escucharon, tanto de Katia como de los que se habían vuelto hacia ellos al escuchar la exclamación de Kyo.

- Podrías hacer igual que en mi cumpleaños- le contestó.

La miró con rabia, y enojado consigo mismo por tener esos sentimientos hacia su hermana. Pero es que estaba cansado de esta actitud de su hermana. Desaparecía de un momento al otro y volvía para fechas importantes, a veces hasta para días normales, en los que los dos lo pasaban juntos. Kyo había estado feliz con aquello, y si no feliz, al menos satisfecho. No había notado que realmente le disgustaba, hasta que cuatro meses antes había sido su cumpleaños número dieciocho y Sora no había aparecido, o dado señal alguna de vida.

Y allí estaba al fin, mirándolo con el mismo gesto indescifrable de siempre. La miró a los ojos, queriendo encontrar algo, pero esos ojos zafiro de ella eran tan fríos y distantes, que no soporto mirar mucho hacia ellos.

- Además…-estaba por seguir. Sintió una mano apretarse delicadamente sobre su brazo y cuando se fijo, pudo ver a Luna mirándolo preocupada. Miró hacia alrededor y vio a varias cabezas volteadas en su dirección, notó el gesto preocupado de sus amigos- Nada- suspiró- Sigo sin entender que haces aquí- dijo más para si mismo.

- Ya te lo dije- le contestó Sora, aún sin expresar alguna emoción.

- Pero eso no explica porque estas aquí, aquí. La familia no tiene permitido estar aquí, solo los egresados.

Sora hizo un ruido con la nariz, una especie de risa burlona.

- Lo mismo dijo ese tipo de la entrada, pensando que algo tan estúpido como eso me detendría- metió la mano en su escote, del cual sacó una llave- No me hizo falta nada para sacarle la llave de la puerta del patio contiguo a este y luego con un pequeño salto ya me tienes aquí.

- ¿Y para que quieres estar aquí?- Sora miró hacia atrás de él, directo a Katia.

- ¿Es ella tu novia?- la pregunta lo descolocó un segundo, pero luego le contesto.

- No, es solo una compañera.

- Pero entras con ella ¿no?

- Si- ella solo sonrió. Fue empujado un poco hacia atrás y cuando logró enderezarse un flash lo cegó.- ¿Pero que?- preguntó frotándose los ojos.

Cuando terminó, pudo ver a Sora con una cámara digital en sus manos y a una sorprendida Luna al lado de ella.

- Eso fue rápido- dijo Marcos apareciendo a su costado.

- Tengo mis trucos- dijo mostrando una foto perfecta de él al lado de Katia- Ahora, una de ustedes como si estuvieran a punto de entrar. Hola chicos- saludó a sus amigos.

- Um…Hola- dijo Marcos, sorprendido.

- Hola- le contestó tranquilamente Tomás.

Ella siguió indicándoles como posar, y él, sin saber muy bien porque, obedecía. Debía de ser algo de los hermanos menores obedeciendo a los mayores. En un determinado momento, ella trazó un circulo en el suelo y en el proceso reveló el gran tajo de su vestido, que le llegaba hasta el nacimiento de su pierna. Varios silbidos exclamativos sonaron y él se volvió para ver a sus compañeros mirando a su hermana con ojos nada inocentes. Les dirigió una mirada furibunda, dejándoles en claro lo que pasaría si alguno hacia o decía algo fuera de lugar. Se volvió para encontrar a Sora sonriendo burlonamente detrás de su cámara.

- Y tú- le reclamó- Deberías haberte puesto otro vestido.

- Es un evento al que hay que venir elegante. Este es de los vestidos más elegantes que tengo. No es mi culpa, no hice las reglas de esto.

- Solo saca la foto y vete antes de que los empiece a golpear- dijo frotándose las sienes.

Ella tomó la foto y luego le sonrió dulcemente. Kyo se quedó sorprendido, dudando por un instante de lo que sus ojos veían. Entonces ella se acercó y lo abrazó, paralizándolo completamente. Antes de pensarlo bien, él la estaba abrazando también y lo más cerca que podía. Con todo el resentimiento volando lejos, con todas las dudas volviéndose polvo y con el mismo cariño y anhelo que cuando eran niños y Sora lo solía abrazar en las noches en que él tenía pesadillas. Él estaba conciente de que ya no era un niño, y que, a diferencia de antes, no era ella la grande en el abrazo, pero igual no podía evitar sentirse un niño pequeño que solo quería esconderse de lo malo del mundo en los brazos de su hermana mayor.

- Me alegro de que quieras cuidarme, pero no tienes porque hacerlo. Recuerda que soy yo la que cuida de ti, pequeño Kyo- le dijo al oído.

- Te extrañe- le dijo sin pensarlo.

- Es bueno ver que tu corazón no ha cambiado- le dijo después de soltarse de su abrazo y sonreírle- Bueno, supongo que es hora de que vaya a juntarme en la mesa con los vejestorios- allí estaba la Sora de siempre, burlona.

La vio inclinarse un poco, dispuesta a saltar, él le colocó una mano en el hombro y la paró a tiempo.

- No pienses que vas a saltar y salir de aquí.

- Ya entré así, es lo lógico que salga igual.

- No, cuando estos asquerosos están desesperados por ver debajo de tu vestido.

- ¿Tienes miedo de que vean que no llevo nada debajo?

- ¡Sora!

- Es chiste, supongo que iré por la puerta. De todos modos, supongo que tengo que devolverle la llave al tipo.

Y así, Sora se fue de allí, con la mitad de las personas mirándola partir. Y ella, no estaba para nada afectada, típico de Sora.

- ¿Por qué siempre tiene que ser así?- se preguntó para si mismo.

- Bueno, al menos es interesante cuando aparece- dijo Tomás.

- Eso. Mi hermana me aburre hablando de su trabajo cada vez que nos juntamos- Marcos le palmeó la espalda de manera brusca- Por cierto ¿Cuánto tiempo pasó de la última vez? ¿Te explico su ausencia en tu cumpleaños?

- Seis meses, y no. Dudo que lo haga, así es ella.

- La extrañaste mucho ¿verdad?- preguntó Luna, tomándolo de la mano.

- Si, demasiado- ella le sonrió, Marcos y Tomás le dieron pequeños golpes en el hombro- Pero ni se les ocurra decirle a ella- les advirtió.

Suspiró. Al parecer, por esa noche, Sora estaba de vuelta.

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La fiesta había ido muy bien, y Katia se lo estaba pasando genial. Pero aunque fuera la cumbre de la fiesta, su cuerpo, lamentablemente, la había llamado y ahora ella estaba en el baño. Estaba por salir del cubículo, cuando sintió a alguien entrar y sin saber muy bien porque, no salió. Se quedó allí dentro, y viendo a través de la pequeña abertura entre la puerta y el marco.

Se pensaba que ella era la única que entraría en ese momento, pero al parecer había alguien más que tampoco pudo aguantarse. Ni bien esa persona entró, solo necesito un pequeño vistazo en la dirección y supo quien era. La hermana de Kyo, Sora la había llamado él.

Recordaba como la había visto, había estado hablando con Kyo y Luna, dejando salir a luz sus nervios. Lo había escogido a él, porque sabía que él seria el único que no se burlaría de ella, que realmente la entendería y no la presionaría a que deje sus nervios. Él siempre fue así de caballeroso, algo que apreciaba de él.

Había levantado la vista de él y allí la había visto. Ella se encontraba sobre la pared, con una de sus esbeltas piernas colgando en paralelo a la pared, y la otra doblada, apoyada sobre la pared, sosteniéndola. Desde allí la miraba con un gesto burlón en el rostro.

No pudo abandonar la sorpresa de encontrar a una mujer con vestido largo y tacones que se encontraba sobre la pared cuando se volvió a sorprender al ver que Kyo la reconocía. Luego ella solo había saltado lejos de la pared y aterrizó al frente de él, con una gracia envidiable. ¡Como era posible que ella pudiera hacer eso llevando los tacos que llevaba!

Eso no fue nada hasta que la bomba cayó. Sora, era la hermana de Kyo. Eso hizo que le prestara más atención.

Algo que no debió de hacer, ya que solo la hizo sentirse mal. Reparar en Sora, en lo bella que era, la hizo ver lo poco agraciada que era ella, aún cuando había hecho su máximo esfuerzo arreglándose para el egreso. La despampanante Sora, la hizo sentirse inferior, y estaba segura que no fue la única que se sintió así.

Y no era para menos. A pesar de llevar un simple vestido negro y una pashmina color plata al cuello, Sora resaltaba. Ella era un poco más alta que la media, esbelta y de curvas pronunciadas- resaltadas por el escote de su vestido en el frente y a la altura de las piernas- además de que tenía un aura atrayente. Su rostro era como el de un ángel, con piel blanca como el marfil y lisa como el alabastro. Con unos ojos color zafiro sumamente profundos e hipnotizantes. Y lo que realmente atraía todas las miradas era aquel cabello sedoso de color rosa que le caía como cascada por la espalda, ondulándose a la altura de la cadera.

Ahora, ella estaba sola allí frente a ella, con una expresión cansada y algo adolorida en el rostro. Estaba por salir para preguntarle que le pasaba, cuando una mujer rubia y menuda entró en el baño. Katia la reconoció, era la madre de Kyo, Mashiro Rima. Lógicamente, siendo Kyo y Sora hermanos, era la madre de Sora también.

- ¿Qué estas haciendo aquí?- le dijo de manera brusca a Sora. Katia se encogió ante el tono que usó, ¿es que iba a presenciar una pelea familiar?

- ¿Es que me equivoqué de baño y entré al de los hombres?- el sarcasmo se escuchaba en la voz de Sora- ¿Y que haces tú aquí si es el baño de los hombres?

- Deja de tontear Sora, sabes muy bien que te pregunté.

- Es el egreso de Kyo, él es mi hermano menor, es lo lógico que estés aquí.

- Lo mismo aplica a su cumpleaños, y no estuviste allí. ¿Y que fue todo eso de tu internación? ¿Sabes que difícil fue ocultarle la verdad a Kyo, cuando el día de su cumpleaños recibimos una llamada preguntando quien iría a cuidarte, ya que necesitabas un acompañante? ¿O no contarle nada después, para no preocuparlo? Cuando fuimos a verte, tu ya no estabas allí, todo estaba pagado y nadie nos daba información de lo que te había pasado.

- Sobre eso, me hice una liposucción y al parecer necesitaba un cuidador. No te preocupes, unos amigos me retiraron y pagaron todo. Y lo de la información, bueno, esas son normas del hospital, no pueden andar dando esa información así como así.

- ¿Esa es tu explicación? ¿Una liposucción? ¿Por eso faltaste al cumpleaños de Kyo?- Rima seguía reclamándole, con un tono cada vez más alto.

- No era mi plan, no fui conciente de toda la situación después de la operación- y en contraparte de Rima, Sora contestaba todo con una tranquilidad que rozaba la indiferencia, ¿realmente le importaba tan poco haber faltado al cumpleaños de su hermano? Katia se sintió triste por Kyo.

Rima se acercó más a Sora, y la tomó fuerte del hombro, moviéndola para que la viera a la cara. Cuando hizo eso, movió la pashmina que caía por la espada de Sora y Katia pudo ver una cicatriz horrible que comenzaba cerca de su cuello, siguiendo hasta más después de una de las tiras de su vestido. Ella aspiró aire sorprendida, sin embargo Rima pareció no notar la cicatriz.

- Sabes que nunca te dije nada- comenzó a hablar Rima- A pesar de que me desagrada tu actitud. Pero callé ya que Kyo siempre estaba feliz cuando estaba junto a ti. Pero no puedo permitir que lo lastimes. No puedo dejar que lo mismo se repita…- Rima se calló, mirando al suelo y con los puños cerrados. Sora desvió la mirada, y por un segundo Katia temió que la descubriera, pero no lo hizo.

Cuando Sora volvió la mirada hacia Rima, traía la misma sonrisa burlona que cuando la vio por primera vez.

- ¿Asustada Mashiro? ¿Con miedo a que el Fuun'na kuro neko haya vuelto?- Rima levantó la cabeza y abrió los ojos asustada.

¿Qué había sido eso? ¿Qué era lo que Sora había dicho? ¿Y por que había asustado tanto a Rima?

- Me lo imaginaba- habló Sora, al ver que Rima no hablaba- No te quemes la cabeza, Mashiro, Kyo es mi hermano menor y siempre lo voy a proteger. Y no te necesito a ti para que me lo digas.- se movió, saliendo del rango de visión de Katia, y se escuchó el ruido de una puerta- Y ahora, si me disculpas, quisiera poder usar el baño en privado.

Katia oyó el sonido de los tacones de Rima saliendo del baño y la puerta cerrándose, luego volvió a aparecer Sora frente al espejo. Katia decidió quedarse allí hasta que ella se vaya, no podía salir ahora y fingir que no había escuchado todo eso.

Sora se quitó la pashmina plateada de alrededor del cuello, dejándole ver a Katia que no se había imaginado lo de la cicatriz. Allí, cerca de su cuello comenzaba una horrible cicatriz como de garras que parecía no tener fin. Ella se bajó la tira del vestido, revisándose la herida. Efectivamente, esa cicatriz no tenia fin, parecía seguir más allá de su costado hasta cerca de su estomago y luego volver de nuevo a su espalda.

- Maldita Mashiro, para ser tan pequeña tiene bastante fuerza- maldijo Sora- por un segundo pensé que las heridas se podrían haber abierto. No me la hubiera podido sacar de encima si hubiera comenzado a sangrar- se masajeó la carne cerca de la cicatriz.

Suspiró y volvió a colocarse la pashmina encima, asegurándose de que esta y el cabello taparan cualquier rastro de la cicatriz. Pero le faltó una parte, Sora no podía vérsela,pero Katia sí.

La puerta se abrió de golpe y ella saltó del susto, al igual que Sora.

- ¿No te dije que quería usar el baño en privado?

- Kyo anda buscándote, solo vine a ver si seguías aquí o habías desaparecido de la nada, como siempre- era Rima, aunque no pudo verla.

- Mierda, podrías ser más dulce de vez en cuando. No sé como Nagihiko te aguanta.

Sora se movió fuera de su campo de visión.

- ¿Qué es esa cicatriz?- sonó la voz de Rima. Al parecer ahora si la había notado.

- No es nada, una cicatriz que obtuve cuando caí de la cama mientras tenía sexo.

- ¡Sora!

- Ya llevas mas de diez años aquí y aun no abandonas las costumbres de Japón ¿eh?- Sora volvía a burlarse de Rima- Necesitas liberarte un poco.

- Tú al parecer no tuviste problema en dejar atrás las viejas costumbres- le contestó Rima de manera enojada.

- Supongo que es la sangre. Volviendo a la caída, es algo gracioso si lo piensas. Descubrí que al parecer no soy como un gato, ya que no caí de pie- la burla se escuchaba en la voz de Sora- Pero si es cierto eso de que los griegos son amantes vigorosos.

Después de eso, la puerta se cerró y los pasos de Rima sonaron antes de que la puerta se abriera y cerrara otra vez. Katia esperó unos segundos antes de salir y suspiró aliviada al ver que se encontraba sola. Luego cayó en cuenta de lo mucho que se había pasado allí y salió corriendo para no perderse más de su egreso.

Salió y evitó responder cuando le preguntaron sobre porque había demorado tanto.

En la hora del vals, mientras bailaba junto a su padre, pudo ver a Kyo bailando felizmente junto a Sora. Katia sonrió dulcemente, era obvio que era lo más importante para Kyo y se alegraba de que sea lo que sea que hizo que Sora apareciera haya pasado.

Todo parecía alegría a su alrededor, y ella aún seguía roja del vals que había compartido con Kyo. ¡Es que había sido tan inesperado! ¿Pero porque se había sentido así? ¿Es que acaso le gustaba Kyo? Se puso más roja al recién enterarse de sus sentimientos, y luego miró en dirección a Sora, que parecía haberlos notado mucho antes que ella misma.

Sora estaba sentada en una mesa distinta a la de sus padres, ahora algo aburrida mirando la copa de vino en sus manos. Pero en un instante su gesto cambió a uno serio que miraba con el ceño fruncido hacia la puerta. Katia se fijo y allí habían unos tipos en traje y lentes oscuros. Volvió a mirar a la mesa y la vio levantarse cansadamente, para acercarse a ella.

- ¡Felicidades de nuevo amiga!- le dijo acercándosele y abrazándola. ¿Qué estaba pasando aquí?- Solo sígueme la corriente- le dijo al oído- Lamento mucho tener que irme ya, pero ya me vinieron a buscar- volvió a hablar normal- Seguí disfrutando de tu egreso, pronto nos volvemos a ver ¿si?- ella debía admitir que esta actitud de Sora, daba algo de miedo. Demasiado feliz- Ah, casi me olvido. Toma- le entregó la cámara- son las fotos que les saqué a todos. Quédatelas y pásaselas a tus compañeros si quieres. Otro día busco la cámara. Bye, bye.

Se dirigió decidida hacia los hombres, les dijo algo.

- Sabes lo que tienes que hacer, Sora Tsukiyomi- dijo uno de ellos, lo bastante alto como para que ella oyera.

¿Tsukiyomi? pensó. ¿Ella no era Fujisaki? Estaba perdida.

Sora solo asintió. Luego comenzó a dirigirse a la salida, con esos hombres siguiéndola. Y Katia creyó haber visto que uno de ellos la tomaba del brazo, de manera firme, para luego casi acarrearla mientras salían. Aunque eso bien podía ser una mala jugada de sus ojos.

La observó irse mientras se preguntaba qué grandes misterios habían detrás de Sora.