AVISO: La siguiente historia contiene tanto spoilers como alteraciones de la historia original del juego The Walking Dead.

La franquicia The Walking Dead no me pertenece, sino que es propiedad de la compañía Telltale Games (Q.E.P.D).

Esta ficción está redactada y publicada por mero entretenimiento.

La mayoría de los personajes mostrados en esta historia no son de mi autoría, salvo los que sean marcados con un "*".

Historia no recomendada para gente sensible; Contiene violencia, lenguaje fuerte y situaciones grotescas.

Disfrutenlo.

Christa: No se llamará Omid, contigo me basta y me sobra. Clem, ¿una ayudita por aquí?- Christa dirigió su mirada a la niña que los seguía unos dos metros atrás.-

Clementine: Uhh… ¿Y si fuera una niña?- la pobre Clementine se había vuelto más callada luego de lo ocurrido hacía unos meses, pero aún mantenía ese carisma y esa chispa de ternura tan típica de ella, algo extraordinariamente raro, visto y considerando el rumbo que había tomado la vida desde hacía casi un año.-

Omid: Pues entonces la llamaremos Christa.- el grupo se acercó al negocio, sin perder el hilo de la conversación.-

Christa: Pero no quiero que se llame como yo, eso sería, eh, confuso.

Omid: Entonces pongámosle Genevieve, o como sea, no importa.

Christa: ¿Como puede no importarte? No puedes estar hablando en serio.

Omid: Hey, yo me tomo TODO en serio, sobre todo el futuro del pequeño Omid.- el hombre no había perdido en lo más mínimo su tan particular humor y optimismo, y esto era algo bueno, pues estaba esperando un hijo (o hija) y debía cuidar de su mujer y de Clementine, por lo cual, ser pesimista, o excesivamente realista no era algo viable.-

Christa: Sigue así, y dormirás bajo la lluvia hoy… ¿Recuerdas esa vez en Barstow?

Omid: Fin de semana en Las Vegas...- la embarazada ingresó a uno de los baños, obviamente llevando su rifle con ella, dejando a Omid y Clementine afuera.- Eh, ¿por qué no vas y te limpias un poco en el baño de mujeres, Clem? Veo que te hace falta.

Clementine: Espero que el lavamanos funcione.

Omid: No cuentes con ello, pero asegurate de revisar tus cosas. Estaremos aquí al lado por si acaso, ¿ok?

Clementine: Ok.- la niña entró al baño al cual Christa no había ingresado.-

El lugar estaba, como era de esperarse, muy silencioso, y como todo en ese post-apocalíptico mundo, daba mala espina.

Clementine: ¿Hola?- nadie respondió, por lo que ella se puso frente a uno de los cubículos; Abrió la puerta y apuntó con su arma: Nada, solo un inodoro destrozado y mugroso.- Eugh, qué desagradable…- abrió la siguiente: Nada demasiado esperanzador: Un conejito de peluche ensangrentado sobre la mochila de otro inodoro insalubremente sucio. A Clem la perturbó ligeramente eso, pero ya había visto (y hecho) cosas infinitamente peores. Abrió la puerta: Milagro; Un baño sucio, sí, pero no se veía nada diferente a como debería verse un baño normal, y lo más importante: No había tenido que volarle la cabeza a nada al abrir la puerta, cosa que rara vez pasaba.- Parece suficientemente seguro como para limpiarme...

Una vez corroborada la seguridad (temporal, al menos) del lugar, Clementine posó su pistola y mochila sobre el lavamanos, y sacó de ella una pequeña gaza, luego extrajo su botella de agua y mojó un poco el trapo. A estas alturas, como bien dijo Omid, verificar la presencia de agua potable era una acción fútil, y no es que se perdiera algo con intentarlo, pero el resultado era más que predecible…

Clem pasó el trapo por toda su cara, dejando el pedazo de tela algo ennegrecido por la suciedad, nada raro, es decir, ¿quién tiene una higiene personal bien cuidada en medio del maldito fin del mundo?

Clementine: Mejor.- un leve movimiento del brazo de Clem terminó por tirar al suelo la botellita de agua; Clem entró al cubículo donde esta había ido a parar y la recogió.- Diu…- era algo desagradable pensar que luego iba a tener que beber de esa misma botella.-

La puerta del baño se abrió, la niña pensó que debía ser Omid o Christa, pero al mirar el espejo se alarmó; No era ninguno de ellos, sino una chica de unos quince años, más aún, había dejado su arma sobre el lavamanos, una acción estúpida de su parte. Cerró la puerta del cubículo y se paró sobre el borde del inodoro.

Pudo ver como esa chica husmeaba sus cosas y cómo tomaba su arma. La extraña se paró frente a la puerta (entreabierta) del cubículo de Clementine.

Chica: Te veo. Sal de ahí, no me vas a engañar.

Clementine: Esa es mi arma.

Chica: Ya no más.

Clementine: ¿Me vas a disparar?

Chica: Solo si eres estúpida. Ya sal de ahí.- Clementine obedeció.- ¿Tienes algo contigo?- Clem no respondió.- No voy a volver a preguntar.

Clementine: No, eso es todo lo que tengo.

Chica: ¿Esto es todo? ¿Cómo sobreviviste tanto tiempo?- Clem siguió sin responder.- Hablo en serio, ¿qué más tienes?

Clementine: Solo eso…

Chica: No me mientas, te dispararé.

Clementine: ¡No tengo nada!- la desconocida guardó silencio un momento.-

Chica: Dame esa gorra.

Clementine: ¡No!

Chica: ¿Dónde la conseguiste?

Clementine: Mi padre me la dio.

Chica: Solo dámela.- Clem hizo caso omiso, así que la malviviente se resignó y volvió a revolver la mochila.- Basura, basura, basura. ¡Mira nada más! Mierda, mierda y más mierda.- alguien más ingresó al baño.- ¿Por qué no tienes nada bueno.- Omid se asomó sigilosamente, y le echó una mirada a Clem, quién estaba conteniendo las ganas de llorar.- No eres como las últimas personas, ellos sí tenían un montón de cosas, tú sólo eres un pequeño pez.- el hombre se preparó para abalanzarse sobre la chica.- ¿Vas a llorar, pescadito?- maldita sea esa ráfaga de viento que ocasionó que la puerta se cerrase. La ladrona se sobresaltó y pegó un tiro al aire.-

Omid: ¡Agh!- el futuro padre cayó al suelo.-

Clementine: Omid… no…- la pobre Clementine ya no pudo contener las lágrimas.-

Christa abrió la puerta de un golpe y se encontró con el horror, que era nada más y nada menos que su marido desplomado en el suelo, con una mancha roja en su pecho.

Chica: ¡No quise hacerlo! ¡No quise…- Christa le metió una bala en el estómago a la intrusa, que murió casi al instante.-

Christa: ¿Omid? Por favor… háblame…- de la boca de la embarazada apenas salía un hilo de voz.- No… cielo… no…

Omid: Au…- las dos mujeres presentes ahogaron un grito de sorpresa.-

Clementine: E… ¡Estás vivo!

Omid: Hey, te… tengo sangre persa; Si los griegos no acabaron con mis antepasados, un tiro en el estómago no lo va a hacer conmigo… pero duele.

Christa: No bromees, no es el momento.

Christa: Necesitas descansar, y debo limpiarte esa herida.

Omid: Increíble, es el fin del mundo, mi esposa está embarazada y lo único que hago es ser una carga…- Omid cambió su expresión humorística por una de decepción.-

Clementine: Omid, no debes sentirte mal, yo cuidaré de ambos.

"Aww, que ternura…" pensó Omid.

Christa: Jejeje, de acuerdo Clem, estaremos a salvo contigo.- la niña sonrió. Christa no dijo esto solo para hacerla sentir bien, de verdad confiaba en que estarían bien mientras esa niña estuviera con ellos.-

16 MESES DESPUÉS

La lluvia caía mientras la noche dejaba caer su manto negro sobre el bosque. Omid y Christa ya casi no se hablaban, y cuando lo hacían casi siempre terminaba en discusiones, discusiones que muy a menudo eran interrumpidas por Clementine.

Clementine: Chicos, háblemne, por favor.- Omid hablaba mucho con Clementine, mucho más que con Christa, mientras que esta no empatizaba demasiado con ninguno de los dos.-

Omid: Oh, si, lo… lo siento Clem, solo estoy algo cansado.

Christa: Agh, estoy harta de este fuego de mierda.- la ex embarazada movió un poco las brazas con una rama.-

Omid: Christa, por favor, lenguaje.

Clementine: No te preocupes, he oído cosas peores…

Omid: Jeje… aún recuerdo cuando nos reprochabas por decir malas palabras. "Omid, las groserías", "Christa, no creo que te guste que tu bebé hable así"...- Omid trató de imitar la voz infantil de Clementine (sin mucho éxito).-

Clementine: Sí, lo recuerdo.- a nadie le gustó oír hablar del bebé de Omid y Christa, pero esos recuerdos eran bastante agradables.-

Omid: O también cuando…

Christa: Omid, ¿quieres dejar de parlotear y conseguir algo de leña?

Omid: Ya Christa, no tienes por qué pedirlo así. Entonces tú quédate con Clem, griten si ocurre algo.- Omid se dispuso a adentrarse en el bosque, pero la ex embarazada lo detuvo.-

Christa: ¿Insinúas que no soy apta para ir a buscar la leña y que por eso debo quedarme a cuidarla a ella?- Christa señaló a Clementine.-

Omid: ¡No! Solo, agh, tú sabes, me has pedido que vaya y yo obedezco, ¿qué más quieres? ¡Por favor dime!

Christa: Tú deberías saber lo que quiero.

Omid: ¡¿Siquiera oyes lo que dices?! Pareces una quinceañera.

Christa: ¿Me estás llamando inmadura?

Omid: ¿Sabes qué? Si tanto te inquieta el asunto de la leña, ve a buscarla tú, estoy harto.

Christa: ¡Bien! Pero haz algo útil y trata de avivar el fuego con lo que haya.

Omid: Ok, ya, entendí.- Omid estaba muy fastidiado. Christa desapareció entre los árboles.-

El hombre se sentó sobre un tronco que servía de asiento y apoyó sus codos en sus piernas, tomando su cabeza entre las manos. Clementine, siempre tan dulce, posó su mano sobre el hombro de su amigo.

Omid: Lamento que hayas tenido que, eh, ver eso.

Clementine: No hay cuidado Omid, no te sientas mal…- ambos guardaron silencio un momento, sin saber qué decir.- Extraño a Lee.

Omid: Sí… yo también, digo, no lo conocí tanto como tú, pero, si hubiera más gente como él… este mundo estaría mucho mejor.

Clementine: Sí…

Omid: No debería decirte esto, pero… ¿Sabes cómo se siente que te disparen?- Clementine abrió los ojos como platos.-

Clementine: Ehh… nop.

Omid: Te sientes seguro, extrañamente seguro. Me vi junto a Christa, y nuestro hijo, desayunando en una casa bellísima. No sé cómo será con todos, pero supongo que así debe ser.

Clementine: Wow...

Omid: Lo siento, solo, Christa no quiere hablarme desde… necesito hablar con alguien para no perder la cordura.

Clementine: Lo entiendo. Oye, ¿podrías resolverme una duda?

Omid: Seguro, ¿qué necesitas?

Clementine: ¿De dónde vienen los bebés?- Omid se quedó helado mirando a la niña a los ojos.-

Omid: ¿Que nu…- Omid tragó saliva.- nunca te contaron eso?

Clementine: Ah ah.- Clementine negó con la cabeza.-

Omid: Ehhh… bueno… ¿Tus padres alguna vez te hablaron sobre la cigüeña que trae los bebés?

Clementine: Sí, creo que tenía seis años cuando me contaron eso.

Omid: Bien… eso ahorra tiempo…- el hombre estaba muy nervioso, pues no quería ser muy brusco.- Pues… verás: Cuando Mamá y Papá se quieren mucho, ellos…

Clementine: Ajá.- la pequeña estaba muy atenta a lo que su amigo le estaba explicando.-

Omid: Primero, se toman de la mano, tú has visto eso, ¿verdad?

Clementine: Oh sí, había veces que se tomaban de la mano como por dos horas sin soltarse mientras veían la tele, siempre me pareció raro, pues, ¿no les sudaban las manos?

Omid: Jejeje…

Clementine: ¿Y qué más?- ahora Clem estaba sonriendo ansiosa, y esto en parte hacía sentir muy bien a Omid, pero por otro lado le preocupaba que ella se decepcionara (o asqueara, por qué no) del resultado final de la conversación. Omid suspiró.-

Omid: Bueno…

Hombre: ¡Tiene que ser una puta broma!

Omid: ¿Oíste eso?

Clementine: Vino del bosque…

Omid: Quédate aquí, y ten tu arma a mano.

Clementine: ¡No! Yo voy contigo.- se impuso la niña.-

Omid: Clem, estos no son caminantes estúpidos, la gente es mala, y es más inteligente que esas cosas.

Clementine: ¿Dices que yo no soy inteligente?- Clementine miró al hombre algo molesta. Omid lo pensó todo a la velocidad de la luz, y vio que no tenía opción.-

Omid: No te separes de mi.

Clementine: ¡Alto! Mira…- dijo la pequeña niña en voz baja. Ambos se detuvieron detrás de unos arbustos, desde donde pudieron apreciar a tres hombres amenazando a una mujer.-

Hombre 1: ¡¿Dónde está el resto de tu grupo?!

Christa: Estoy sola, lo juro.- Christa estaba aterrada.-

Hombre 1: ¡Mentira!

Hombre 2: Está mintiendo.

Hombre 3: Déjese de tonterías, mujer.- el tipo apuntó a Christa con su arma.-

Omid: ¡No! Debo detenerlos.

Clementine: Alto…- Clementine se quedó pensativa unos segundos.- Toma- la niña le entregó el arma a Omid.- los distraeré, si ves que se pone feo, entonces dispara.

Omid: Es muy arriesgado.

Clementine: ¿Qué no es arriesgado en estos días?- no era natural que una niña de once años hablara con tanta elocuencia.-

Omid: De… de acuerdo, vé.- Clementine salió de su escondite, con una expresión de tristeza.-

Clementine: ¿Mami? ¿Qué sucede?

Christa: ¿Clem? ¿Qué… qué haces aquí? Te dije que te quedaras cuidando el fuego.

Hombre 1: ¡Dijiste que estabas sola!- el hombre apuntó su pistola contra Christa.-

Christa: Lo sé, pero…

Hombre 1: ¡Sin peros! Ahora sí me hiciste enojar, mujer.

Clementine: ¡No! Por favor, no nos hagan daño.- Clem puso ojitos de perro, con la esperanza de hacer razonar a los bandidos.-

Hombre 1: Sigue así, y te voy a disparar, mocosa.

Hombre 2: Hazle caso…

Omid: ¡Quietos!- Omid salió de los arbustos y apuntó a los bandidos con el arma.-

Hombre 1: Mierda.

Hombre 3: Carajo.

Hombre 2: Mira amigo, baja el arma, ¿ok?

Omid: ¡Y una mierda!

Christa: Omid…

Omid: Tranquila cielo, lo tengo bajo control.- en eso, una sombra se movió entre los arbustos, gruñendo levemente.-

Hombre 2: Oh no…

Clementine: Caminantes…- uno de los maleantes se lanzó sobre Omid, haciendo que la pistola soltara dos disparos.-

Christa: ¡Mierda!- la mujer comenzó a forcejear con uno de los bandidos, luego de propinarle un puñetazo en el rostro.-

Omid: ¡Clementine, CORRE!

Clementine: Pero…

Omid: ¡HAZLO!- exclamó el persa, sin dejar de pelear con el bandido. Clem se internó en el bosque lo más rápido que pudo, pero el hombre que no estaba forcejeando con nadie se lanzó tras ella.-

Hombre 2: ¡Vuelve aquí!- Clementine se ocultó tras un árbol.- ¿Dónde carajo estás?- ella sabía que no se podía ocultar ahí por siempre, por lo que corrió en cuanto el malviviente se distrajo.- ¡Ahí estás, vuelve aquí carajo!- ella volvió a evadirlo deslizándose bajo un tronco.- ¡Maldita sea!- continuó su carrera.-

Una caminante se cruzó en su camino, y ella lo esquivó con la esperanza de que distrajera su persecutor, pero éste no hizo más que aplastar la cabeza del cadáver contra la suela de sus botas.

La niña, de reaccionar rápido, tomó una raíz puntiaguda de un árbol caído, y se dispuso a enfrentar a su atacante. Éste se precipitó contra ella, pero logró esquivarlo, y el hombre casi choca contra el árbol caído. Clem hirió el pecho del bandido con la rama.

Hombre 2: ¡Agh! ¡Tienes que estar bromeando.- esto solo logró ganarle algo de tiempo, el cual no desaprovechó, y corrió tan lejos como su estado le permitía.

Llegó hasta el borde de un pequeño acantilado, y miró hacia sus espaldas; El hombre estaba por alcanzarla. Tenía que saltar o luchar, y ninguna de las dos opciones parecía viable.

Hombre 2: ¡Te tengo!- el sujeto apresó a Clementine entre sus brazos.-

Clementine: ¡Déjame en paz!

Hombre 2: ¡Deja de retorcerte de una puta vez!- Clem no tenía de otra; Mordió el pulgar de ese tipo con todas su fuerzas, aplicó toda la fuerza de su mandíbula sobre ese dedo, hasta el punto de hacerlo sangrar.- ¡Argh!- el hombre la dejó caer al suelo, pero se abalanzó sobre ella otra vez.- ¡Pequeña puta!- Clementine le propinó varias patadas al sujeto.- ¡Deja de patear de una jodida vez! ¡Agh, estoy empezando a perder la puta paciencia!- un caminante se enredó en una roca que estaba detrás del agresor, por lo que Clementine le dio un empujón con el pie, dejándolo al alcance del muerto viviente.- ¡Mierda!

Clementine volvió a correr, pero un caminante la agarró del brazo, afortunadamente este monstruo estaba trabado en un árbol (parece que los caminantes ese día se habían vuelto especialmente imbéciles…). Ella jaló y jaló, tratando de escapar, y vaya que lo logró, quitándole la extremidad al caminante. Clem cayó al piso por la inercia, y vio como otro muerto viviente se dirigía hacia ella, por lo que dio un rápido movimiento hacia la izquierda, dejándole el paso libre hacia su atacante, que ahora estaba tirado en el suelo. El hombre fue devorado por ese caminante.

La asustada chica se arrastró hasta el borde del acantilado, otra vez el mismo dilema: Huir o luchar. No tenía oportunidad de ninguna forma. Tomó una piedra y se la arrojó a un caminante, aunque con resultados nulos.

Por accidente, resbaló y terminó cayendo a las aguas del río, siendo arrastrada por la corriente, y alejada cada vez más de cualquier oportunidad de encontrar a Omid y Christa, si es que aún vivían…

Luke: ¿Cuánto crees que falte para que Rebecca tenga al niño?- luego de cinco minutos de caminar sin que nadie pronunciara palabra, Luke decidió romper el silencio.-

Pete: Pues, ya se cumplen los nueve meses dentro de poco, no debe tardar mucho. Pero eso no me preocupa.

Luke: ¿Y que es entonces?

Pete: Ese puto loco de Carver, es putamente desesperante tener que lidiar con esta mierda, imagínate lo que debe ser para Rebecca.

Luke: ¿Y qué hay de Sarah? Carlos no la deja salir ni al pórtico, y pretende que ella sobreviva así.

Pete: Carlos es un buen hombre, pero demasiado frío para ser latino.

Luke: Tú dirás, yo apenas lo conozco a él.

Pete: Yo tampoco soy un gran conocedor de gente latina, pero tuve un amigo mexicano que era muy buena persona, y con especial talento para trepar, si sabes de lo que hablo…- Luke se detuvo en seco.-

Luke: Mierda…

Pete: ¿Qué? ¿Qué ves?

Luke: ¡Allá! Es… ¡Es una niña! No puede ser, la van a matar.

Pete: ¡Corre! Yo te cubro.- Luke se precipitó hacia el caminante que estaba encima de la niña, sacó su machete y le rebanó el cuello a la criatura de un solo tajo, mientras que Pete perforó la cabeza de dos caminantes con sus flechas.-

Luke: Tranquila niña, ya estás a salvo.

Pete: ¡Tómala y vámonos, estoy sin munición!- Luke cargó a la pequeña en brazos y junto con Pete se retiraron del lugar lo más rápido que pudieron.-

Luke: Espera, detente.

Pete: Uff… creo que estamos a salvo. ¿Estás bien?- le preguntó Pete a la niña.-

Niña: Creo… que sí…- los adultos guardaron silencio y reanudaron el camino de vuelta a casa.-

Pete: ¿Qué haces aquí afuera?- Pete otra vez le preguntó a la niña.-

Luke: ¿Dónde está la gente que te, eh, cuidaba?

Niña: Fuimos atacados, y me separé de mis amigos, y ahora… no sé donde estén.

Luke: Oh… lamento oír eso.

Pete: Soy Pete, un placer, y él es Luke.

Niña: Me llamo Clementine, un gusto.

Luke: Igualmente. Muy bien, Clementine, por ahora vamos a llevarte a nuestro grupo. Tenemos un doctor así que tal vez… ¡OH MIERDA!- Luke dejó caer a Clementine al suelo.-

Pete: ¡Luke! ¿Qué infiernos sucede?

Luke: E… ella está… mo… mordida. Mierda, mierda, ¿qué hicimos hombre? No puede ser, ¡carajo!

Clementine: ¡No! Fue un perro, créanme.

Pete: Pues yo no he visto ningún perro por aquí, Clementine.

Luke: No mientas niña, estabas con un grupo de merodeadores ahí, ¿y esperas que nos traguemos esa historia tuya?

Clementine: ¡Entonces ven y míralo tú!- Clem estaba empezando a perder la paciencia; Había tenido que escapar de la muerte hacía unas horas, y había tenido que arrebatarle la vida a un pobre animal, demasiado como para que la acusen de haber estado mordida por un caminante.-

Pete: Déjame verlo.- Pete se acercó a Clem y examinó la herida de su brazo.-

Luke: Wow, hey, ten cuidado.

Clementine: Púdrete.- espetó la niña.-

Luke: ¡Oye!

Pete: Luke solo está asustado, no te enojes con él.

Clementine: Ok...

Luke: ¿Y bien?

Pete: Hmmm, bien, PODRÍA ser un perro, pero no estoy seguro. Entonces, ¿dónde fue este "perro?

Clementine: Yo… lo maté…

Luke: ¿Es en serio? Un perro te ataca, ¿y tú lo matas? ¿Así nada más?

Pete: ¿Qué habrías hecho tú?

Luke: ¡Pues no lo sé!

Clementine: ¡Él me atacó!

Luke: ¡Igual! Uno… uno no mata perros.- todos guardaron silencio.-

Pete: Clementine…

Clementine: ¿Sí?

Pete: ¿Estás diciéndonos la verdad? Mírame A LOS OJOS cuando respondas.

Clementine: Sí.- Clementine fue tajante, y esa prueba fue más que suficiente.-

Pete: Ok, Clementine, eso es suficiente para mí.

Luke: Ah, por favor, ¿qué más iba a decir?

Pete: Tengo un detector de estupideces, Luke, por eso no me ganas jugando al póker.

Luke: Tú no me… sea como sea, ¿cómo puedes estar seguro?

Pete: Estoy seguro de que somos lo suficientemente humanos como para no dejar a una niña sola cuando tenemos un doctor que puede revisarla.- Luke se quedó meditativo por un momento.-

Luke: A Nick no le va a gustar esto, no después de…

Pete: No hace falta que me lo recuerdes, chico.

Luke: Sí, lo siento, Señor.- Pete le dio una suave palmada en el hombro al joven.-

Pete: Bien, vamos.- el pequeño grupo siguió su caminata, pero esta vez Clementine también se desplazó a pie.- Clementine, ¿estás bien?

Clementine: Sí… solo… estoy cansada.

Luke: Pues resiste, porque ni modo que te vaya a cargar con esa cosa en tu brazo.

Clementine: No te preocupes…- la vista de Clem se tornó borrosa otra vez, y las piernas le flaquearon.-

Pete: Oh, mierda.- de pronto, todo fue a negro.-