Capítulo Uno
BULMA
Tomó la caliente taza de té y dio un pequeño sorbo, giro la página del viejo álbum fotográfico que descansaba sobre la reluciente mesa blanquecina que servía de comedor. Sus ojos azules se clavaron en una de las fotografías de su adolescencia y una sonrisa nostálgica se posó en su rostro.
- Cuan joven éramos. – Soltó en un susurro. Instantáneamente, recordó cuando conoció a ese pequeño niño de cabellera alborotada, todas las aventuras que vivieron juntos, los buenos y los no tan agradables recuerdos; así como cada sonrisa que se dieron.
Siguió ojeando el álbum, mientras, las memorias seguían llegando. Repentinamente una de ellas se instaló en su mente, todo gracias a una de las viejas fotografías.
- Era un día lluvioso,- recordaba. Una pequeña lloraba porque su globo había escapado de su mano, llegando hasta un árbol. Ella intento ayudarla sin tener éxito, cuando de la nada apareció un joven -bastante alto y corpulento- se sonrojo al recordar.
- Desde ese momento, causaste un gran interés en mi, Goku –pensó, y prosiguió con su monologo interno; claro, sin dejar de observar la imagen en la cual se veía a un Goku adolescente.
- ¿Sabes?, muchas veces desee que fueras mi novio, porque siendo sinceros, ambos hubiéramos hecho una hermosa pareja ya que somos muy atractivos, -sonrió traviesamente. Pero además de eso, yo necesitaba sentirme protegida y amada, cosa que definitivamente no sentía con Yamcha; y de algún modo pensaba que contigo lo podía tener…
- Pero nunca imaginé que aparecería esa joven guerrera reclamando una promesa que le hiciste cuando eran niños. En ese momento me asombre, por supuesto; pero confieso que cuando la escuche, no pude evitar soltar una risotada. Y es que es bastante torpe pensar que un hombre cumplirá una promesa de niños, y más aún, uno que ni siquiera tenía idea de lo que significaba "tomar por esposa" a alguien, ¿cierto?... Pues no, rápidamente me dejaste callada y anonadada; ¡le pediste matrimonio en la plataforma del torneo de las artes marciales! ¡Delante de toda esa gente!...
- En ese momento, me invadió un sentimiento de tristeza; supongo que fue debido a que ya imaginaba una vida contigo. Reconozco que aún sabiendo que estabas casado y que ya tenías un hijo con ella, en mi interior albergaba la tonta idea de que algún día te fijarías en mi y probablemente dejarías a Milk… ¿tan necesitada de amor estaba?... Supongo que sí.- dio un leve suspiro y se río de sí misma.
- Ahora quien pecaba de ingenuidad, era yo. –Retiró la vista de la fotografía solo para ubicarla en su humeante taza de té, la tomó entre sus manos, aspiró su agradable aroma y bebió un poco. Cerró sus ojos y estuvo así por unos cuantos segundos. Prosiguió…
- Es verdad que con Yamcha, pase muy hermosos momentos, pero también momentos terribles... En el ocaso de nuestra relación las peleas eran cada vez más intensas, yo siempre terminaba golpeándolo, llorando, exigiendo explicaciones… y él… él simplemente terminaba en algún bar bebiendo y conquistando mujeres.
-Para mí, nada de eso tenía sentido. Era una mujer joven, hermosa, atractiva; que podía tener al hombre que quisiera… bueno, no. Definitivamente, no te tenía. Eso poco a poco me fue apagando, hasta que de pronto… -Continuó ojeando el álbum hasta que llegó a una foto en la que se encontraba ella en la cama y Vegeta a su lado cargando a un pequeño de cabello azul.
- … apareció él. No es que no lo haya visto antes, eso es obvio. Pero el verlo entregarse con tanto ímpetu a su entrenamiento, el querer llegar a ser más fuerte que tú, comenzó a llamar mi atención.
- Ahora que recuerdo, Yamcha se quejaba de que él viviera en mi casa: "¡Es un peligro latente, no sabemos en qué momento intente matarlos!", o "¿acaso te gusta, por eso no quieres echarlo de aquí?", me decía. Por supuesto, yo siempre lo negaba y es que, para mí, Vegeta no representaba peligro alguno, es más llegué a sentir lástima por él.
- La primera vez que me preocupe por él, fue cuando tuvo el accidente dentro de la máquina de gravedad. Curé sus heridas, le puse los vendajes necesarios y baje su fiebre. Días después de eso, mi relación con Yamcha terminó para siempre… Aunque no lo creas, de alguna manera, agradezco sus infidelidades... - bebió del té.
- A veces me preguntaba si mi decisión de estar con Vegeta, era porque realmente sentía algo hacía a él, o porque de algún modo intentaba verte en él. Después de todo son Sayayin y comparten ciertos rasgos, ¿no?
- Pero afortunadamente, hace mucho que todo se aclaro para mí, y esas dudas que tenía se disiparon puesto que me di cuenta que Vegeta y yo, fuimos hechos para estar juntos.- Una brillante sonrisa adorno el rostro de la peli-azul.
- Y es que; el haberme casado contigo, no me hubiera permitido seguir creciendo, porque con Vegeta lo he hecho, él me impulsa a seguir superándome; creando maquinas que le ayuden con sus intensos entrenamientos, y yo soy inmensamente feliz porque puedo hacer dos cosas que amo: ayudar a mi esposo y seguir aprendiendo y creando cosas nuevas. Después de todo, soy una excelente científica.
- Además… Definitivamente tu ingenuidad hubiera hecho que perdiera los estribos a cada rato, Goku, tal vez al punto de querer divorciarme – la mujer de ojos azules, soltó una pequeña risa- y tampoco me imagino viviendo en una montaña, y estoy ciento por ciento segura que tu tampoco te hubieras adaptado a vivir en esta casa, en la ciudad, así como tampoco hubiera sido lo suficientemente fuerte para aguantar tus largas ausencias.
- Así que finalmente, entendí que sí, Goku… A ti y a mí nos une un fuerte amor, pero no un amor de pareja, sino un amor de amigos, de hermanos… porque así es como me siento cuando estoy contigo, como si fueras mi hermano pequeño y yo tu hermana mayor…
- ¿Qué haces, Bulma? – la aludida dio un respingo ante la imprevista voz varonil que le llamaba. Giro sobre su silla y lo vio recargado sobre el marco de la puerta, con su eterna pose de brazos cruzados. Por lo visto acababa de darse una ducha, puesto que llevaba una tolla sobre los hombros.
- Ah, nada. Solo veía nuestro álbum fotográfico. – le sonrió a su esposo.
- ¿Sabes?, se me acaba de ocurrir una grandiosa idea– espetó triunfante. – Invitare a Milk y Goku a pasar este fin de semana con nosotros en la playa, ¿qué te parece?
El hombre hizo una mueca.
- Vamos, hace mucho que no visitamos el mar. Además, podrías entrenar un poco con Goku, ¿no crees? –decía mientras guiñaba un ojo.
- Arrw, está bien. Le diré a Trunks que vaya preparando su maleta.
- No amor, solamente iremos nosotros. – río con malicia y observó al hombre. Definitivamente amaba verlo sonrojarse cada que le hablaba con palabras cariñosas. El por su parte actuó como si no hubiera escuchado ese "amor", desviando su mirada y regalando un hermoso perfil a su esposa.
- Y, ¿quién cuidará de Trunks?, tus padres no están.
- Mmmh… ya sé, - golpeo la palma de su mano con el puño de la otra- hablaré con Gohan.
El hombre de cabello negro enderezo su cuerpo dispuesto a retirarse de aquel lugar.
-De acuerdo – dijo mientras giraba su cuerpo para seguir su camino
- Amor, ¿quieres que te ayude a empacar tus cosas?
Aquella frase hizo que el príncipe de los sayayin parara en seco y un ligero rubor se acentuara en sus mejillas.
- Si quieres – puntualizó y siguió su camino a la habitación matrimonial.
Bulma alegremente observó a su marido alejarse mientras tomaba el teléfono para hacer las llamadas necesarias.
Nota de la autora: Hola! Espero que hayan disfrutado de esta historia así como yo disfrute creándola. Recordé el episodio en el que Goku se reencuentra con toda la pandilla después de 3 años, justamente en el torneo de artes marciales. El todo un jovenzuelo ya, y la reacción de Bulma al verlo. Así nació este fic.
Por supuesto que continuara...
