Parecía una misión muy sencilla.
Tenían que acabar con unos cuantos hollow que estaban causando problemas en el mundo de los vivos, nada complicado, cierto?
Hasta se habían molestado en mandar al capitán de la decima división junto al shinigami sustituto. Ultimamente las cosas estaban tan tranquilas que habían llegado al punto que casi no tenían papeleo o reportes que hacer, evento más único que raro.
Si era una misión así de sencilla, entonces como rayos habían acabado en una situación tan desastrosa?!
Solo estaban peleando contra unos simples hollow, y de repente se econtraban con los mismisimos traidores, Sosuke Aizen y Ichimaru Gin. Claro, ninguno de los dos tenía la intención de huir, las ganas de peleas -y aparentemente también la estupidez y los deseos de muerte- les sobraban por varias razones , pero se trataba de dos ex-capitánes, así que de todas formas tenían que ser cuidadosos. Claro, ser cuidadoso no significaba no ser idiota.
La pelea estaba relativamente igualada, las zanpakutos se enfrentaban en un continuo intercambio de golpes y ataques que iban y venian de ambas partes sin parar, ninguno de los contrincantes se dejaba de mover, el reiatsu de todos estaba casi hirviendo por la intensidad de la pelea –bastante ironico, considerado que el del capitán de hielo congelaba-. No obstante, si se analizaba mejor la situación, los que llevaban las de perder eran Ichigo y Toshiro; aunque no fueran muy poderosos, el número de hollows que acababan de enfrentar era mucho mayor del que creían, y eso ya los había dejado algo cansados, y como si eso fuera poco, a Ichigo ya se le había acabado el tiempo de activación de sus poderes de hollow.
En definitiva, no les iba nada bien.
-Que has venido a hacer aqui, Aizen?!- preguntó Hitsugaya en el momento en el que se encontró cara a cara con el ex-capitán, deteniendo su zanpakuto con la ayuda de Hyorinmaru.
-Eso no es tu problema, capitán de la decima división.- contestó Sosuke, manteniendo su usual calma. De repente, hizo retroceder su oponente con un contrataque repentino. –Solo venía para buscar Kurosaki.-
-K-kurosaki? Y que quieres de ese tipo?!-
-Ey! Les molestaría no hablar como si no estuviera aqui?!- gritó desde lejos un muy molesto Ichigo que corría como alma que lleva el shinigami, mientras intentaba evitar los rapidos ataques de Gin; aún peleando, no pudo no escuchar su conversación, más por curiosidad que por ser el objeto de la conversación.
-Me temo que no puedo contestarte esa pregunta, Hitsugaya-kun.- respondió Aizen con un tono sin emociones, ignorando por completo las quejas de Ichigo. –No te preocupes, no tengo intención de matarlo, por supuesto, eso es solo si mi experimento sale como lo tengo planeado.- siguió, sin mostrar ningún rastro de emociones, como si lo que estuviera diciendo no tuviera mucha importancia.
La calma que no parecía abandonar nunca el ex-capitán era una barrera espantosa, que no dejaba entender en lo absoluto los pensamientos de Aizen; sus planes podían estar yendo tal como lo planeó, como podían estar fracasando totalmente, y en ningún momento lo entenderían, a no ser que el mismo Aizen lo quisiera, esa era una de las cosas más escalofriantes de aquel hombre. Hasta el muy frío y controlado Hitsugaya lograba sentirse inquieto enfrentandose a esa desagradable presencia, pero lo único que podía hacer por el momento era confiar en Hyorinmaru y en el otro shinigami.
De repente, una ligera sonrisa apareció por un instante en el rostro del traidor.
Hitsugaya no pasò por alto esa casi imperceptible señal. Y tampoco Gin lo hizo.
-Dispara hasta la muerte, Shinsou!- su ataque fue rapido y preciso. Kurosaki estaba demasiado concentrado en su pelea contra Aizen como para darse cuenta a tiempo de la hoja de la zanpakuto que se le estaba acercando; el capitán usó su shunpo para lograr acercarse lo más posible a Ichimaru para detenerlo, pero lo único que logró fue desviar el golpe.
-Ah? El pequeño capitán quiere unirse al juego?~ dijo Gin volteandose a verlo, su sonrisa retorcida alargandose mientras dirigía su nuevo ataque hacía el chico. Aún no había podido ver que tan grave podía ser la herida de Kurosaki, y cualquier cosa tuviera planeada Aizen con el, no era nada bueno, pero ahora no tenía tiempo para eso. Los ataques de Ichimaru eran muy rapidos, y Hitsugaya empezaba a cansarse. Tenía que hacer algo rapido.
-Reina sobre los cielos congelados, Hyorinmaru!- el majestuoso dragón de hielo salió de la zanpakuto, helando el aire con su presencia. La criatura de hielo rugió al cielo antes de lanzarse contra sus enemigos; Ichimaru no pudo hacer nada a tiempo, y se quedó atrapado en el hielo del dragón.
Lo siguiente que sintió Hitsugaya, fue la espada de Ichimaru atravesandole el estomago desde atrás, y el rojo de la sangre manchando su uniforme de shinigami. Frente a el, Aizen sonreía con su zanpakuto en la mano, anulando la ilusión.
-Lo siento, Hitsugaya-kun, pero me temo que no puedo permitirte arruinar mi plan.-
-Detente!- Ichigo jadeaba y apenas lograba sostener a Zangetsu, muy malherido y cansado. Aunque la pelea con Aizen no fue para nada bien, eso no le iba impedir darlo todo para proteger a sus amigos, no le importaba mucho si estaba a punto de morirse intentandolo.
-No seas estupido, Kurosaki! No estás en las condiciones de seguir- el pequeño capitán soltó un gruñido y tosió sangre al sentir como Gin le daba vuelta a la espada adentro de su herida. Cuando miró hacia su estomago, se dió realmente cuenta del daño que había sufrido, y hizo un esfuerzo por acercar la mano y sacar la hoja de la zanpakuto de la herida.
-Los niños no deberían meterse en los asuntos de los adultos, sabes?~ y entonces el peliblanco retiró su arma, solo para prepararse a atacar otra vez.
-C-callate, Gin!- exclamó con odio Hitsugaya, como si se tratara de veneno; aún no olvidaba todo lo que había pasado Hinamori por culpa de los dos ex-capitanes, y también Matsumoto había sufrido mucho por culpa de Ichimaru desde que el se fue; definitivamente no los perdonaría. La herida en el estomago le dolía y seguía sangrando, pero aún así insistió en ponerse de pie y sostener Hyorinmaru, sin intención de rendirse. Solo necesitaba una buena oportunidad para sacar su ultimo as.
-Gin, encargate de el, yo tomaré nuestro objetivo.- habló Aizen con su tanto usual como molesto tono calmo y apatico. Un dragón de agua y de hielo pasó en frente de el, decidido a no dejarlo pasar.
-Tu oponente seré yo, Aizen!- gritó Hitsugaya, ignorando su cuerpo que ya le decía a gritos que había alcanzado su limite. Si tenía una oportunidad de matar aquel traidor, definitivamente la habría aprovechado, sin importar el daño que tuviese que soportar en el intento.
Ante el obstaculo, Aizen no se inmutó, ni pareció sorprenderse. Era casi como si se esperara esa resistencia. Sin nisiquiera voltearse, preparó su zanpakuto.
-Tenía que imaginarlo, no me dejarías nunca ir tan facil, Hitsugaya-kun. Es por Hinamori, cierto?- Toshiro ni se molestó en contestar, ya no lograba contener la rabia que hervía en su sangre, ni su reiatsu que amenazaba con congelar el lugar. Sin decir ni una palabra, levantó Hyorinmaru, esforzando al maximo su malherido cuerpo e ignorando el dolor que lo alertaba.
-Bankai! Tensa Zangetsu!- antes de atacar, sintió algo empujandolo y dejandolo caer al piso, y las señales de dolor volviendose locas en su costado herido, pidiendole a gritos que se detuviera. Empezó a levantarse despacio por el dolor, con una mano sobre la herida intentando detener el sangrado. Frente a el, Ichigo con su bankai activado estaba poniendo todas sus fuerzas en detener la zanpakuto de Aizen.
-I-idiota!- exclamó Hitsugaya, intentando contenerse para evitar mostrar cuanto le dolian las heridas. -Largate de aqui de inmediato!- terminó, apoyandose en Hyorinmaru para ponerse de pie.
-Y dejar que maten a un enano idiota como tu? Ni loco! Además estoy seguro de que hay mucha gente a la que le harías falta.- le dijo Ichigo sin voltearse a verlo, todas sus fuerzas concentradas en alejar al enemigo. Por su lado, Aizen no se veía molesto en lo absoluto, muy seguro de que su plan ya no podría fracasar. Lo único que tuvo que hacer fue esperar a que las reservas de energía del shinigami sustituto se agotaran para dejarlo inconsciente, y desafortunadamente, eso no tardó en suceder, y Hitsugaya observó horrorizado como Kurosaki caía al suelo mientras la sonrisa en el rostro de Aizen se alargaba.
Ichigo luchaba por no desmayarse y volver a ponerse de pie, pero eso era más difícil de lo que creía: su vista estaba borrosa, había perdido mucha sangre, y aparentemente sus heridas no tenían ninguna intención de parar de sangrar. El shinigami sustituto no podía entender bien lo que estaba sucediendo a su alrededor por más que se esforzase, hasta que escuchó ese grito.
-Bankai! Daiguren Hyorinmaru!-
Y mientras una gélida calma se apoderaba de su cuerpo, todo se volvió negro.
Holaaa! :D Pues si, esto llevaba bastante tiempo entre mis trabajos en progreso pero se me había olvidado terminarlo xD pero bueno, aqui esta :v siento que no sea muy largo, pero normalmente mis prologos no son muy grandes que digamos xD tranquis que mas adelante se iran alargando los capitulos :v bueno la verdad no tengo mucho mas que decir, asi que nos vemos a la siguiente y aqui les dejo el omake del dia :3 hasta la proxima!
-I-idiota!- exclamó Hitsugaya, intentando contenerse para evitar mostrar cuanto le dolian las heridas. -Largate de aqui de inmediato!- terminó, apoyandose en Hyorinmaru para ponerse de pie.
-Y dejar que maten a un enano idiota como tu? Ni loco! Además estoy seguro de que hay mucha gente a la que le harías falta.- le dijo Ichigo sin voltearse a verlo, todas sus fuerzas concentradas en alejar al enemigo. Por su lado, Aizen no se veía molesto en lo absoluto, muy seguro de que su plan ya no podría fracasar.
Por lo menos, eso parecía. Hubo solo una cosa que Aizen no tomó en cuenta: la ley de Murphy.
Justo cuando iba a terminar la pelea, una pequeña cosa transparente se cayó del ojo del ex-capitán. Todos se quedaron en blanco al ver que era: un lente de contacto.
Ichigo y Hitsugaya miraron primero al lente de contacto, después a Aizen y al final entre ellos. Mientras tanto dicho traidor buscaba y rebuscaba un remplazo para esa malvada cosa, una misión nada facil con mitad de la vista borrosa. Y al ver a su enemigo en problemas, una sonrisa de las más perversas y retorcidas que pudiera existir se dibujó en los rostros de los dos shinigami, rodeados por la más oscura aura imaginable.
Aizen solo logró soltar unas palabras no muy amables antes de la masacre.
