6 am de la mañana.
Como cada mañana de cada día desde que tenía 15 años Lexa saltaba de la cama para irse a entrenar. Era su rutina. La mayoría de sus amigos no entendían como podía madrugar tanto, pero desde que empezó en el equipo de kick boxing era algo que hacía siempre. Sin ninguna excepción.
Aún recordaba cuando su padre le había regalado sus primeros guantes y protecciones, era su cumpleaños y les había rogado que la dejasen apuntarse a esas clases pero su madre se negaba decía que esas clases no estaban hechas para una chica. Mientras iba al baño recordó como fue aquel día en el que tuvo que pedir permiso para empezar a pelear.
Se dedico toda una tarde a buscar en la biblioteca y en internet artículos sobre como ese deporte estaba incluso más orientado a mujeres puesto que ellas tenían mejores cualidades. Apareció en casa esa noche para la cena con una carpeta llena de artículos para defender aquello.
- Lexa no voy a dejar que te partan la cara por mucho que me enseñes todo eso- le gritó su madre mientras juntas ponían la mesa- deberías haber invertido ese tiempo en estudiar.
Se cruzó de brazos delante de su madre, intentando aguantar la rabia que sentía por no conseguir que la entendiese. Ella no era como las otras chicas, no era una damisela en apuros que necesitaba ser salvada. No se pasaba el tiempo libre entre clases persiguiendo a los chicos del equipo de fútbol. Le gustaban las chicas. En el fondo sabía que ese era el problema en realidad, su madre quería que fuese una chica como las demás. Aún no había aceptado que le gustasen las chicas.
Su padre llego al fin a casa, las miro a ambas con una sonrisa. Se acerco a ella para darle un beso en la mejilla y no pudo evitar sonreír. Su padre era diferente. Aunque no lo había aceptado al principio después de un tiempo la comprendió.
- ¿Por qué esas caras tan serias? ¿La pequeña ha suspendido algún examen?- dijo mientras se sentaba para empezar a cenar.
- Ojala fuese eso, tu hija que quiere boxear- dijo su madre tapándose la cara con las manos y negando con la cabeza.
Su padre la miro fijamente, con solo esas palabras su madre había conseguido que su padre se pusiese serio. Lexa sabía lo que tocaba ahora, otra vez una pelea. Pero no sabía lo confundida que estaba esta vez.
- ¿Quiere apuntarse a autodefensa?- pregunto su padre incrédulo.
- No papá, quiero hacer kick boxing – dijo mirando a sus padre a los ojos intentando que la compadeciese un poco- En el instituto van a crear un equipo que competirá. Por favor.
- Lexa es algo difícil – miro hacia su madre agarrando su mano- entiende a tu madre, no es algo que sea bueno para una chica, van a golpearte pequeña. ¿entiendes eso?
- Tu hija no entiende nada- su madre se levantó de la mesa y desapareció de la cocina.
- Papá no me harán daño, no dejaré que me golpeen. Puedo cuidar de mi misma por favor quiero hacerlo.
- Lex ese deporte no es un juego, va a ser duro ¿lo sabes?- le dijo mirándola.
Lexa sonrió negando con la cabeza y le entrego la carpeta con toda la información que había buscado. Esa que su madre ni siquiera se había dignado a abrir. Su padre al contrario si lo hizo, estuvo ojeando los artículos durante un rato.
Lexa sentía que un nudo se le formaba en el estomago, su padre tenía que entenderla. Sabía que si tenía una mínima oportunidad de obtener el permiso que necesitaba era su padre.
- ¿Crees que estás preparada?- dijo después de un rato alzando la vista de la carpeta a su hija.
Lexa se levanto de la silla rápidamente y le abrazo. Su padre le rodeo la cintura con los brazos y sonrió.
- Gracias papá eres el mejor te prometo que seré la mejor no me darán un solo golpe.
- Lexa cariño, para mí siempre eres la mejor, pero prométeme que si en algún momento quieres dejarlo lo harás, no sigas por cabezota que nos conocemos. Rendirse también es una opción.
- Papá yo nunca me rindo, deberías saberlo pero lo prometo. Te quiero.
Le dio un beso en la mejilla y salió corriendo hasta su habitación, tenía que llamar a Anya. Su mejor amiga, tenía que contárselo. Lo había conseguido. Podrían ir juntas a esas clases.
Se puso la ropa deportiva y se abrocho bien las zapatillas. Agarro su ipod y la mochila con todo el equipo para entrenar. Siempre iba corriendo hasta el gimnasio, ida y vuelta más la hora de entrenamiento por la mañana. Quería estar en perfecta forma. Se puso los auriculares.
It´s time to let it go
The world's got a funny way of turning 'round on you
When a friend tries to stab you right in the face
Losing faith in everything I thought I hoped I knew
Don't sweat it, (it was) set on false pretense
Betrayed but not gonna be willing to change
And it doesn't seem likely to fade
Betrayed but not gonna be willing to change
'Cause 'cause 'cause 'cause you know…..
It's Sacrifice
False pretense you'll hurt again
Stop pretending to deny
False pretense you'll hurt again
Ya estaba corriendo hacia el gimnasio sin evitar poder cantar la canción que también conocía. A esas horas solo se encontraba con un par de vecinos que ya estaban acostumbrados a verla correr, y sobre todo ya se le había pasado la vergüenza de que alguno la escuchase cantar o tararear alguna canción.
Llegó al gimnasio saludando al dueño, como cada día le veía detrás del mostrador de la entrada bebiéndose un café bien cargado. Al principio Monty la había abordado cada día para preguntarle como una chica podía seguir ese entrenamiento y sobre todo ese ritmo. La mayoría de las chicas que se apuntaban al gimnasio lo dejaban al poco tiempo y las que no, no tenían ni por asomo la constancia que Lexa demostró a lo largo de todos esos años.
Llegó hasta los vestuarios, guardo su mochila en su taquilla, dejo la sudadera que llevaba colgada, las llaves y el teléfono. Miró que tenía un mensaje.
[Costia 7:00]: Buenos días preciosa, ya me muero por verte.
Sonrió al ver aquello, le encantaban los mensajes de buenos días de su chica. Llevaban varios años juntas y desde que empezaron aquella relación Costia le había mandado un mensaje de buenos días en cuanto se despertaba.
(Flashback)
La conoció en una de las clases de kick boxing. Titus, su entrenador, las puso a pelear una contra otra en cuanto se dio cuenta de que Anya y ella eran amigas. Cuando a Lexa le tocaba pelear contra Anya no daba el 100%, se cohibía, no quería hacer daño a su amiga. Titus se dio cuenta al cabo de un par de semanas y decidió hacer el cambio de parejas.
Costia estaba en su mismo instituto, iban a clases distintas y aunque la había visto alguna vez en los pasillos no habían hablado nunca hasta ese día.
- ¿Estás lista?- le dijo Costia con una sonrisa colocándose bien los protectores.
Lexa dio unos pequeños saltitos y afirmo con la cabeza, antes de que terminara de asentir el puño de Costia estaba en sus costillas. Que cabrona.
- Vaya princesita, juegas sucio.
Lexa sonrió protegiéndose y respondiendo a ese puñetazo con otro directo al hombro de Costia. Después le dio una patada en la rodilla. La chica no se esperaba el segundo golpe. Se quedo quieta agarrando su pierna. Lexa la observaba sin perder la posición de defensa.
- Ese golpe torturara tu pierna, no podrás apoyar tu peso – sonrió satisfecha. Esa chica iba a enterarse de lo que es luchar sucio.
Costia se levanto, Lexa no se esperaba que lo hiciera. Normalmente después de un golpe así la chicas con las que había entrenado se rendían. Entendían que para ella no era un juego. Empezaron a devolverse los golpes cada vez más agresivas hasta que Titus tuvo que separarlas.
- Quietas las dos, a las duchas ahora mismo-dijo gritándoles a ambas y sujetando a Lexa por los hombros- estamos entrenando dejen su rabia ahí fuera.
Ambas se fueron a la ducha sin decir nada. En silencio. Lexa sabía que tarde o temprano Titus vendría con su sermón. No era su culpa. Fue esa chica quien empezó. Fue ella quien empezó el juego sucio.
Empezó con cada uno de sus ejercicios, se sabía su rutina de memoria. Cada día intentaba superar su marca del día anterior. El tiempo se le pasó volando, amaba entrenar, sentir la música golpeando sus oídos mientras cada uno de sus músculos se tensaba y destensaba.
Volvió al vestuario, abrió su taquilla y contesto al mensaje de Costia. Volvió a ponerse su sudadera.
Estaba saliendo por el gimnasio cuando vio como un camión de mudanzas aparcaba justo enfrente del gimnasio. Detrás del camión había un coche negro, parecía que una familia acababa de mudarse allí. Observo como del coche se bajaba una chica rubia, tenía buen cuerpo. Llevaba un pantalón vaquero y una sudadera azul, tenía unas letras pero no podía leer desde donde se encontraba que ponía exactamente. Detrás de ella salió un chico que sonrió y la abrazo. Vaya parecía que esa chica estaba ocupada.
Negó con la cabeza y empezó su carrera de vuelta a casa. Normalmente no se fijaba en otras chicas, desde que estaba con Costia o puede que incluso antes de empezar no solía fijarse en cualquier chica que se cruzaba. Pero esa chica, era raro lo que sintió al verla.
Llegó a casa se dio una ducha y en cuanto termino de preparar la mochila para el instituto bajo a desayunar. Su madre ya le tenía preparado el desayuno. Desayuno rápido, aunque probó un poco de todo su dieta también era exacta, tenía ganas de irse y ver a Costia.
Su padre la dejo en el instituto como cada día y allí estaba Costia, sentada en las escaleras de la entrada junto a sus amigos. Anya, Gustus e Indra. Siempre se esperaban para entrar en clase.
Se acerco abrazando a Costia por la cintura y besándola. Está respondiendo a su beso introduciendo su lengua. Sonrió mientras terminaba el beso.
- Vamos dentro empalagosas, tenemos examen- dijo Anya bromeando.
Llegaron hasta su clase, a primera hora tenía un examen de matemáticas, Lexa lo llevaba bien. No se podía permitir suspender ni un examen o sus padres dejarían de darle su permiso para pelear y competir con el equipo. El profesor Pyke entro por la puerta con la misma cara de pocos amigos que tenía siempre. Se sentó en su silla y comenzó a hablar.
- Sé que todos veníais entusiasmados con realizar el mejor examen de vuestras vidas pero- cerró el maletín donde normalmente llevaba los exámenes- os vais a librar por hoy, tenéis que darle las gracias a vuestra nueva compañera.
Todos en la clase empezaron a remover asientos, Costia la miro desde el asiento de al lado poniendo los dedos en uve imitando un gesto de victoria. Estaba claro que su chica no se había preparado el examen como ella. Le devolvió la sonrisa.
Dejo de hacer caso a lo que decía Pyke , estaba realmente intrigada con quien sería su nueva compañera de clase. No solía mudarse mucha gente allí, era un pueblo bastante pequeño. Se perdió en sus pensamientos mientras miraba a Costia que por primera vez prestaba atención a las palabras de Pyke.
El director entró en el aula acompañado de una chica rubia. Llevaba el pelo ondulado, estaba vestida con unos pantalones oscuros, una camisa azul que hacía que sus preciosos ojos azules resaltasen aún más y unas zapatillas blancas. El directo hablo un momento con el profesor indicándole cosas que los alumnos no podían escuchar desde sus asientos y se despidió dejando a la chica rubia y a Pyke con todo el mundo mirándolos. Lexa sabría todo esto si hubiese estado prestando atención pero ella seguía mirando a Costia. Podía pasarse todo el día observándola, era preciosa. Era suya.
Pyke carraspeo, se coloco al lado de la nueva apoyando su mano en el hombro de la chica.
- Alumnos, esta es vuestra nueva compañera de clase, acaba de mudarse aquí con su familia. Chica, preséntate. – le susurro al oído a la nueva- les has librado de un examen seguro que vas a hacer muchos amigos.
La chica se puso un poco roja mirando, metió sus manos en los bolsillos. Estaba muerta de vergüenza. Pero al final tomo fuerzas y comenzó a hablar.
- Hola a todos, me llamo..- dijo con una voz muy dulce se notaba que le daba un poco de corte hablar delante de todos- acabo de llegar y mi mayor afición es pelear.
Esto hizo que Lexa reaccionase y la mirase de arriba abajo. ¿Pelear? ¿Había dicho pelear? Recorrió su cuerpo con la mirada esta vez más despacio que al principio. Se notaba que se cuidaba, tenía un cuerpo increíble. Era realmente guapa.
No, Lex, centrate. Eso no es importante.
Sintió como la boca se le secaba, esa chica era realmente sexy pero había algo en ella que no le gustaba. Ella era le mejor luchadora de todo el instituto no quería que nadie llegase a quitarle ese puesto. Mucho menos esa chica. ¿Cómo había dicho que se llamaba?
- Costia – le susurro acercándose a ella- ¿Cómo ha dicho que se llama?
Costia sonrio y le dio un timido beso en la mejilla mientras observaba a la rubia que se estaba sentando ocupando un pupitre libre en la primera fila. Era jodidamente sexy, el lunar que tenía encima del labio le daba un toque sexy que iba en contra de la delicadeza que le daban los demás rasgos. Sintió celos. Lexa nunca se interesaba por nadie pero estaba claro que esa chica le había interesado.
- ¿Esa novata?-le dijo moviendo los labios.
Lexa afirmo con la cabeza mirando a su novia a la espera de una respuesta. Pyke ya había empezado su explicación.
- Señoritas un poco de silencio allí atrás o voy a tener que separarlas.
Costia miro a su libro y en cuanto Pyke aparto su mirada de ella le hizo un gesto a Lexa para que entendiese que se lo diría luego.
Lexa se moría de ganas por saber el nombre de esa chica, no podía ser que alguien viniese a luchar en su equipo y ella no lo supiese. No. Tenía que saber todo de ella. En el fondo de su interior sabía que su interés por esa rubia no era solo porque pelease, le gustaba. Pero era algo que no admitiría ni bajo tortura.
He vuelto O_O! No actualizaré a diario pero intentaré que sea lo más constante que me sea posible. Espero vuestros comentarios sobre que os parece la historia y que opinais de los cap. Un saludo!
Twitter: eli_gon_23
