Disclaimer: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling, yo simplemente los utilizo con fines de entretenimiento.

N/A: Estaba disfrutando de la película de Las Reliquias de la Muerte Parte 1, cuando está idea se cruzó por mi cabeza. Me pareció lo más lógico que quizás esto pudo pasar en el canon…

Espero que les guste(:


Bellatrix Lestrenge soltó una carcajada al ver que Harry Potter regresaba a la normalidad. Su pequeña y hermosa daga amenazaba al cuello de la sangre sucia, quién le sorprendió al resistirse tanto sin soltar una jodida palabra de importancia.

El famoso trío de oro estaba al alcance de su mano. Una llamada a su señor y los entregarán. Finalmente la sociedad mágica y muggle sería dominada por los sangre pura, no tendrían que esconderse más, se desharán de todos los hijos nacidos de muggles y los de sangre mestiza serían tratados como sus inferiores, los traidores de sangre pagarían la osadía de la traición.

A lo lejos escuchó un leve sonido que nada tenía que ver con su risa, no dejaba de observar a Harry Potter y al traidor de sangre, ambos ineptos creían que sus miradas eran asesinas, no conocían nada de eso. Disfrutaría de un buen crucio antes de que llegara su señor.

Esperaba que dijeran una palabra más, algo que le hiciera estirar su mano. Los iba a desconcertar por completo y daría más que tiempo suficiente para que fueran capturados de nuevo. Lucius era un terrible aliado, todo un canalla y sorprendente de que un mestizo lo desarmará antes que nadie. Y ahora tardaba demasiado en llamar a su señor.

Se aburrió.

Hasta pronto, sangre sucia —Le susurró muy bajito. Y para sorpresa de todos, abrió el cuello de la castaña.

La sangre resbaló en sus manos, mientras que la chica se desangraba y soltaba sus últimos gemidos, pocos entendibles. Bellatrix inició a saltar de la emoción y chilló de alegría como una infante; Draco, a pesar del shock, recuperó de inmediato su varita y petrificó al pelirrojo, Harry le lanzó la maldición asesina, que le pasó rozando la oreja.

—Tardaron demasiado —Y finalizando esas palabras, sintió un golpe sobre su cabeza.