Iban a matarla. Bueno, su padre iba a matarla.

Clarke Griffin miró su Mercedes Benz SL 230 Pagoda, de color rojo y carrocería color crema y suspiró mientras el humo salía por doquier.

Se suponía que media hora atrás debía estar camino a la casa de Wells en donde lo buscaría y ambo se irían juntos a Washington para acción de gracias.

Les esperaba unas 38 horas de viaje y allí estaba ella, en medio de las afueras de la ciudad de Los Ángeles, totalmente varada. Claro que Wells no estaba muy emocionado, tomando en cuenta que era una pésima conductora y hasta ella misma lo aceptaba.

El problema era, que el auto había sido un regalo de su padre cuando había entrado a la escuela de Medicina en Stanford. Clarke era una amante de las cosas clásicas como los discos de vinyl de los cuales tenía una colección enorme y los autos clásicos. Por lo que, desde que tenía memoria, había estado enamorada del Mercedes Benz que una vez había pertenecido a su abuelo.

Así que cuando había recibido la noticia de que había sido aceptada en Stanford, su padre había anunciado que el auto era suyo. Clarke había estado feliz durante toda la semana, casi sin podérselo creer (porque su padre también sabia lo mala conductora que era). Y él le había dicho que le entregaba una nueva responsabilidad y que debía cuidarlo como a su vida.

Y hasta ahora lo había cuidado casi como a una mascota (o eso creía), aún no lo había chocado, quizás solo un par de rayones porque la gente en LA también conducía fatal y nadie podía decirle lo contrario, pero el auto estaba entero ¡y completamente bien hasta hacía 30 minutos!.

Su móvil comenzó a vibrar dentro del abrigo de su chaqueta y ella miró la pantalla aliviada.

-Wells, gracias al cielo. Tengo un problema…-Contestó sin apenas saludar a su mejor amigo.

Wells Jaha había sido su amigo desde que Clarke tenía memoria, y también había venido desde la capital hasta California para estudiar Leyes.

-Se suponía que ya debías estar aquí, Clarke, tenemos muchas horas de viaje…

-Sí, si lo sé. Escucha…-Clarke se puso la mano en la frente y miró alrededor-Creo que me he cargado el auto.

Silencio.

-Repítelo…

-Que creo que me he cargado el auto.

-¿Te has cargado tu Mercedes? ¿El de colección? ¿El que era de tu abuelo?

-Calla, ya estoy lo suficientemente estresada-Suspiró.

-Muy bien, ¿Qué ha pasado?

-Estaba muy bien esta mañana, lo juro.

-Vale, pero eso no es lo que he preguntado…

-Estoy tirada en medio de la calle, y el humo está por todas partes, Wells.

-¿Humo? ¿De dónde sale?

-Te lo acabo de decir, de todas partes.

Clarke miró alrededor, los pocos autos que pasaban por las afueras de la ciudad la ignoraban completamente.

Probablemente si ella viese a alguien que no conocía tirado en medio de la calle pensaría "Bueno, eso es mala suerte", pero simplemente seguiría y dejaría a la persona justo donde estaba.

-Bien…-La voz de Wells sonaba divertida y ella casi podía verlo sonriendo-Escucha, vas a ir a ver el motor y vas a decirme exactamente qué es lo que ves.

-¿No puedes simplemente venir?

-Va a tomarme mucho tiempo llegar allí y créeme, yo si pienso llegar a casa por acción de gracias.

-Eres un traidor.

-Sabes que tengo que ir porque mi padre me necesita en un evento político.

Clarke puso una mueca, ella lo sabía.

-Pero…

-Haz lo que te digo, Clarke.

Clarke suspiró y levantó el capó del auto. El humo salió a raudales y ella tosió aun con el móvil en la oreja.

-Ah… sí, creo… vale, creo que el humo viene del motor.

-¿El auto enciende?

-Nop.

-¿De qué color es el humo?

-Creo que es… ¿azul?

-Bueno, estás en problemas.

-¿Qué? No, no me digas eso… tengo que llegar a DC y este auto tiene que venir conmigo intacto porque si no papá va a matarme…

-Bien, pues entonces llama ahora mismo una grúa y lleva el auto hasta el taller más cercano.

-Pero quizás, si muevo algo…

-No, Clarke. Si el motor está fundido, nada va a funcionar. ¿Cómo es que te gustan los autos de colección y no sabes nada sobre cómo funcionan?

-Me gusta cómo se ven por fuera, no por dentro.

Wells rió al otro lado de la línea.

-Escucha, quizás podamos hacer que encienda y puedes llevarlo hasta el taller más cercano. Sigue al pie de la letra lo que voy a decirte.

Clarke se apresuró e hizo exactamente lo que Wells le indicó, ensuciándose bastante las manos. Aunque la verdad no le importaba mucho, como estudiante de medicina había hecho y tocado cosas peores.

-Vale…-Se sentó en el asiento y giró el encendedor.

El auto hizo un ruido extraño pero encendió.

-¡Sí!, encendió, encendió.

-Bien, ahora apresúrate. Según la locación que me dijiste debes estar a unos diez minutos de un taller, tiene un letrero bastante grande, no creo que no logres verlo. Ah, sí se vuelve a apagar, llama a la grúa-Dijo luego con una risita.

-Bien, te llamo en un rato, deséame suerte.

Clarke tosió pues el auto seguía humeando pero se encaminó hasta el taller.

Tal y como Wells le había dicho, un letrero enorme "Car's hand" apareció unos veinte metros antes y Clarke soltó el aire que había estado reteniendo, aliviada.

Pero justo cuando iba entrando al taller, el auto comenzó a hacer ruidos aún más extraños y a tambalearse un poco, tanto, que perdió el control por unos segundos, llegando casi a estrellarse con la estructura en la que había gente trabajando y arreglando autos.

-¡Mierda!-Exclamó cuando el auto se apagó completamente y sus manos se aferraban con fuerza al volante.

Observó que las miradas de dos tíos que estaban allí (y que por poco atropella) se dirigían hacia ella.

Uno reía y el otro movía la cabeza de un lado a otro.

-Hey, hola…-Clarke se bajó del auto dirigiéndose a los hombres-¿Trabajáis aquí?

Ellos negaron y señalaron dentro.

-Deberías tener un poco más de cuidado, cariño-Le dijo luego uno de los hombres.

-Iba a disculparme hasta que me has llamado cariño-El otro hombre carcajeó y Clarke entró al lugar.

Necesitaba encontrar a alguien que pudiera arreglar inmediatamente el auto.

-¿Hola?

El lugar era grande y estaba lleno de sonidos y de olor a grasa y gasolina.

-¡¿Alguien puede atenderme, es urgente?!-Preguntó y vio que alguien se asomaba detrás del capó de un Audi blanco.

-Hola, no tienes que gritar-Dijo la chica con cara de pocos amigos-¿En qué puedo ayudarte?

Clarke miró a la chica y se sorprendió.

No es que creyera demasiado en eso de los trabajos y los roles. Realmente las mujeres podían trabajar de cualquier cosa y hacer cualquier cosa, pero no sueles encontrarte mujeres en un taller mecánico.

Y menos mujeres como esa.

Alta, con unos labios hechos para el pecado, unos pómulos que pondrían celosa a cualquiera estatua griega y unos ojos verdes que la estaban poniendo verdaderamente nerviosa.

-Hey…-La chica llamó su atención levantando una mano y Clarke se sonrojó al darse cuenta de que la había estado mirando fijamente.

-Sí, hola… tengo un problema con mi auto…-Dijo señalando hacia afuera-Creo que le ha pasado algo al motor y la verdad es que necesito que alguien lo arregle lo antes posible…

Clarke notó que la chica usaba una camiseta negra sin mangas y un overol azul que solo cubría sus piernas, pues llevaba la parte de arriba colgando en su cintura.

Su pelo, de un castaño claro, estaba recogido a los lados de su cabeza, pero suelto en la parte de atrás.

Oh dios santo.

Era la cosa más sexy que había visto jamás.

Además la grasa que había en sus manos y en parte de su cuello hacía que a Clarke se le subiera la temperatura.

La chica miró hacia atrás, como si esperara que alguien más apareciera y se hiciera cargo del auto de Clarke, pero solo había un par de chicos más, que no estaban prestando demasiada atención.

Suspiró y dejó una llave de tuerca que tenía en la mano derecha a un lado y pasó junto a Clarke, quien solo pudo observarla, para luego darse cuenta de que quizás debía ir con ella porque la chica iría a ver su auto.

Mientras la seguía, Clarke pensó en cuando se había dado cuenta de que le gustaban las chicas.

En realidad había sido cuando tenía unos diecisiete años. Aunque siempre lo había sabido inconscientemente, no había sido hasta que había tenido un enamoramiento enorme con una compañera en el último año del instituto cuando se había dado cuenta de que las chicas no le parecían guapas o sexys solo porque admirara la belleza de estas, sino porque real y sinceramente se sentía atraída por ellas romántica y sexualmente hablando.

Esta última parte aun no la había explorado. No porque no quisiera, sino porque las oportunidades que había tenido, habían sido extrañas y nunca se habían concretado. Por lo que podía decir que en ese aspecto aún era virgen… casi.

-Bonito auto-Escuchó decir a la chica. Y se dio cuenta de que su voz era… tan jodidamente sexy como toda ella.

Bueno, esto era nuevo. Nunca se había sentido tan sexualmente atraída por alguien.

Porque eso era lo que sentía exactamente.

-Sí, es un clásico.

-Mercedes Benz SL 230 Pagoda-Respondió la chica. Y que de alguna forma lo supiera hizo que a Clarke le latiera rápidamente el corazón.

Aunque si trabajaba con autos era normal que conociera de ellos.

La chica abrió el capo y más humo salió. Ella no tosió, pero movió la mano para dispersarlo.

Clarke la vio concentrada y notó que se mordía el labio inferior de una forma bastante adorable.

Cuando la miró, su rostro era serio y sus ojos seguían poniéndola nerviosa.

-El motor está fundido. Necesita una reparación a fondo…

-Vale-Clarke asintió-¿Cuántas horas tardará?

Los ojos de la otra chica parecieron divertidos, pero no sonrió.

Clarke se preguntó porque siempre estaba tan seria.

Además, ¿Cuántos años tendría?

No parecía mayor de los veinticinco.

-¿Horas?, querrás decir días…

-¡¿Días?!-Clarke se acercó enseguida a ella, quien dio un paso atrás sorprendida por la reacción de la rubia.

Bueno, era algo que solía sucederle. A veces solía hacer cosas con las que la gente se sentía incomoda. Pero diablos, así era ella, y no podía evitarlo.

-Tengo que revisarlo a fondo. Probablemente los pistones están desgastados, o quizás está completamente jodido y tienes que comprar un motor nuevo.

-Mierda, mierda-Clarke se colocó la mano en la frente-¿De cuántos días estamos hablando?

La chica miró hacia dentro del taller, probablemente evaluando la cantidad de trabajo.

-Quizás unos seis… siete-Dijo tranquilamente.

-¡¿Siete días?!-Clarke bufó-Vale, te pagaré el doble, te pagaré lo que quieras… ¿Cuál es el mínimo de días en el que puedes arreglarlo?

-Siete-Respondió rotundamente- Lo siento, no puedes colarte delante de otros clientes-Se cruzó de brazos con el ceño fruncido-Hay más autos que debemos arreglar.

Oh, woah, chica malhumorada a la vista.

-No, lo sé, pero de verdad lo necesito pronto.

-Estoy segura que todos los demás están en el mismo problema que tú, princesa.

Princesa.

Le había dicho princesa. Y aunque lo había dicho para picarla, a Clarke le había parecido divertido… aunque molesto a la vez.

-Lo siento, creo que me has entendido mal…

-Creo que no.

-Solo te pido que por un poco más de dinero… ¿Cuál es tu problema de todas formas? Voy a pagarte.

Ella pareció ofendida.

-Aparentemente tu actitud de que querer venir y exigir y creer que todo se arregla con dinero, es mi problema ahora mismo.

-No estoy exigiendo nada. Solo estoy pidiendo que consideres…

La chica se acercó con los dientes apretados.

-No hacemos excepciones, ni siquiera por niñas ricas ¿entendido?-Clarke se sorprendió por su cercanía y porque su tono había parecido un rugido.

Antes había dado un paso atrás cuando ella se había acercado. Pero ahora había sido la misma chica la que se había acercado y tenía su rostro muy cerca del suyo.

Clarke no pudo evitar mirar sus labios.

Carnosos y tan apetecibles

-Tienes un muy mal genio, amiga…

-No soy tu amiga.

-Claramente-Ambas se miraron con las mandíbulas apretadas.

-¿Qué está pasando?-Un hombre muy grande, robusto y con una barba larga y espesa se acercó.

Llevaba el mismo overol azul que la chica y también estaba manchado de aceite y grasa.

-El motor del mercedes está fundido y le estoy explicando a… esta chica-Clarke sintió ganas de pegarle de repente. Era una chica muy sexy, pero con muy mal genio y mala educación- Que lo tendremos listo en unos siete días porque tenemos otros clientes.

-Vale, entiendo eso totalmente, enserio, pero le estaba preguntando si quizás por una mayor suma de dinero podrían hacerlo una prioridad…-Se defendió Clarke sin dejar de mirar los ojos verdes que la miraban furibundos.

Los ojos del hombre brillaron.

-¿Qué tal el doble de dinero y lo entregamos el doble de rápido? Unos cuatro días, quizás 3…

-Hecho-Dijo Clarke rápidamente.

-Tío, Gustus…-Se quejó la chica.

-Lexa-El hombre la miró y se acercó susurrándole algunas cosas en un idioma que Clarke no logró identificar.

Lexa… era un nombre extraño y extraordinario y Clarke lo adoró.

Los ojos duros y fríos de Lexa se clavaron de nuevo en Clarke, pero no agregó nada más. Solo la miró molesta.

Clarke no entendía que había hecho que pudiera enfadarla tanto. Ella solo quería su auto lo antes posible.

-Tenemos un trato, señorita Griffin-Dijo Gustus extendiendo la mano. Clarke la tomó feliz de que al menos no iba retrasarse una semana.

No estaba segura de sí podría llegar a tiempo para acción de gracias… pero al menos su padre no iba a matarla al enterarse de que había fundido el motor del auto. Podría excusarse diciendo que había tenido un examen de más y que llegaría un día después… o quizás dos.

Bueno, ya se le ocurriría algo. Aún tenía una semana entera antes de acción de gracias.

-Muchas gracias.

-¿Lexa?-Una chica que estaba con ropa mucho más pulcra que Lexa y Gustus apareció en la entrada. Lexa caminó rápidamente hacia donde estaba ella y la chica le susurró algo.

La expresión de Lexa cambio rápidamente y su máscara impenetrable de malhumor y seriedad, dio paso a algo parecido al… ¿miedo?.

Le susurró algo de vuelta a la otra mujer y se quitó el overol allí mismo, dejando a la vista unos vaqueros desgastados que se ajustaban a su figura (la cual no pasó desapercibida por Clarke). Y cuando Clarke pensó que no podía ser más sexy, se subió a una motocicleta y la encendió con maestría, yéndose del lugar.

Gustus miró a la chica.

-¿Qué ha pasado, Anya?-Preguntó.

Y esta solo dijo un nombre:

-Aden.


Hola! bueno esta es mi primera historia Clexa. Agradecería cualquier comentario y que me hagan saber sus opiniones ;).