Título: Por correspondencia
Claim: Tenjouin Asuka, Yuuki Juudai
Notas: Post-series.
Rating: K+
Género: Friendship
Tabla de retos: San Valentín
Tema: 02. Confesión
Asuka escondió la carta entre los pliegues de su uniforme con toda la delicadeza posible, haciendo pasar el movimiento de sus manos por un simple gesto al rascarse el antebrazo, pero lo cierto era que estaba un poco nerviosa, cosa clásica en esos días del mes de Febrero a los cuales su querido hermano la había predispuesto tras varios años de tratar de conseguirle citas y hacerle regalos estrambóticos, que sólo le habían ganado el apodo de la Reina de Hielo (benditos apodos, ¿no podía deshacerse de ellos, ni siquiera en América?) para con todos aquellos que la veían salir hecha un vendaval, rumiando amenazas contra Fubuki.
Pero la carta que tenía entre sus manos, el sobre o lo que fuera, no lo mandaba su hermano, que estaba en Hollywood probando suerte (y tenía que admitir que le estaba yendo bastante bien) sino otra persona, una que la ponía mucho más nerviosa que la ropa interior que le había enviado Fubuki el año pasado, toda llena de encajes y con una nota que le decía que esperaba que la usase pronto. Juudai rara vez se ponía en contacto, su estilo era más de caer de sorpresa un buen día en su apartamento o el de su hermano, o con quien estuviera más cerca, siempre sin avisar, siempre como una sorpresa grata. Y aún así, escondida como un tesoro, su primera carta desde siempre, desde que se conocían había llegado unos días antes de San Valentín. ¿Quizás Fubuki había tenido algo que ver? ¿Quizás le había dicho algo a Juudai o pedido un favor concerniente a ella? O quizás... ¿Quizás encontraría la caligrafía de su hermano nada más abrir el sobre, para hacerle una broma (de mal gusto) que sólo él consideraría divertida?
Se sentó en el pupitre de siempre, aquél que tenía vistas hacia la jungla pavimentada de Nueva York, donde la única música de fondo provenía de los automóviles pitando y sus compañeros charlando a su alrededor, inmersos en sus preparaciones festivas. Quería abrir el sobre pero no estaba segura, no cuando no había calma en ese lugar, calma como en sus dormitorios de Obelisk, donde el único sonido era el del mar y las gaviotas, pero a la vez, se moría de curiosidad, porque Juudai y ella nunca habían sido de demasiadas palabras, nunca se habían comprendido el uno al otro y Asuka sabía (lo supo desde esa confesión fallida en su último año) que en realidad tampoco lo conocía. Y aún así, sus ocasionales visitas, su tono siempre amigable, esa carta, todo seguía ahí, como una prueba de su amistad, extraña y diferente de la que él sostenía con Shou o incluso con Johan, pero verdadera.
El profesor se estaba demorando, lo supo cuando alzó la vista hacia el reloj que coronaba el pizarrón, blanco e impoluto como sus pensamientos y nadie le hacía caso, además. Sus amigas estaban muy ocupadas consiguiendo citas para el día de San Valentín y no había ningún molesto pretendiente alrededor, si quería leer la carta, ése era el momento.
De nuevo con toda la naturalidad del mundo, fingiendo que no era nada de importancia para no atraer la atención, sacó el sobre blanco con su dirección en él (que había encontrado nada más despetarse en su buzón y que había llevado a la escuela porque se le hacía tarde) y lo rasgó con cuidado para encontrar un trozo de papel lleno de letra un tanto infantil y ladeada, lo que le hizo preguntarse si Juudai no estaba a bordo de un barco mientras escribía o haciendo alguna acrobacia extraña digna de él. Pocas palabras se derramaban por el papel, pero fueron suficientes como para descartar alguna extraña confesión de amor o un plan de Fubuki. Era sólo la típica carta de un amigo, la cual no podía regresar pues nunca sabía su paradero y tampoco muy bien qué decirle.
¿Qué hay, Asuka? ¿Cómo estás? ¡Espero te estés divirtiendo en tus clases, debe de ser pesado, ¿eh? No te olvides nunca de tomar un desayuno extra para aguantar, así lo hacía yo antes y me dio resultados, aunque no creo que haya clase más aburrida que la de Daitokuji-sensei así que supongo estarás bien... Gracias por dejarme quedar en tu casa la última vez. ¡Nos vemos!
No tenía su firma, pero no la necesitaba para saber que era genuina, sólo Juudai podía escribir de manera tan desinteresada, con lo primero que le cruzara la mente, eso sí, no carente de sinceridad. No hacía alusión alguna al Día de San Valentín ni mandaba regalos o frases empalagosas dignas de la época y eso la alivió tanto que lanzó un suspiro. De nuevo no entendía qué se le había metido en la cabeza al castaño (nunca lo entendería tampoco), sin embargo, la hacia feliz ser acreedora de su amistad y se prometió, mientras el profesor entraba y la clase se ponía en orden, que la próxima vez que lo viera le daría las gracias, pues ése era, por mucho (y descontando los regalos de sus otros amigos, que iban más encaminados al merchandising de la época), el mejor presente que había tenido.
