Universo: Anime (2003).
Spoilers: Hasta CoS.
Advertencias: Ninguna.
CRUCES ROJAS
[Viñeta]
Cuando Edward ha desaparecido, Winry tacha el calendario de su taller con enormes cruces rojas cada día que pasa. Le parecen una alegoría a su espera y a la de Al, que cada día habla de él y tiene la certeza más que la esperanza de que él regresará y volverán a estar juntos.
Winry no está muy segura de eso.
Probablemente no sucederá.
(No para ella).
Más que no creer que Edward volverá, Winry no cree que ella pueda estar junto a él otra vez. No lo duda de Al porque esos dos hermanos siempre han tenido un lazo demasiado especial, pero su papel en la vida de los Elric se ha ido desdibujando una y otra vez hasta quedar como un personaje incómodo en la obra de teatro de sus vidas. Desde que perdieron a su madre y fueron con Izumi a aprender alquimia, ella apenas y ha estado a su lado.
Si está deprimida y lo piensa dos veces, Winry se encuentra a sí misma reemplazable. Un personaje de fondo, el papel secundario en una representación teatral que hace algo importante (darle un automail a Edward, cuidar de un Alphonse con amnesia), pero que no es relevante en sí mismo. Como si cualquier otro fulano de tal pudiera hacer lo que ella hace sin necesidad de ser ella.
Pero Winry sigue tachando los días en el calendario porque las cruces rojas le hacen sentir que hay un día en que va a suceder algo bueno. Porque tachar significa eliminar en espera de algo y ella está esperando que los sueños de Alphonse se vuelvan realidad cada vez que raya el calendario.
El día en que Edward vuelve lo marca primero en un círculo azul y luego lo convierte en un manchón de tinta terrible. Lo ha hecho con furia y resignación, dos sentimientos que no sabía que se podían combinar.
Ella lo sabía desde el inicio así que no se sorprende mucho cuando se da cuenta de que no solo se ha quedado sin Ed, sino también sin Al. Se sorprende más por tener lágrimas para derramar esa misma noche en el tren de vuelta a Rizenbull y se las limpia con la manga de la camisa para luego jurarse a sí misma que esa es la última vez que llorará por ellos dos.
Después de todo, los hermanos Elric están juntos esta vez, no hay nada qué lamentar. Lo suyo no es una pérdida real. Ella ya les había perdido desde hace mucho.
Winry deja de tachar los días en rojo luego del manchón de tinta y los cuadros se convierten en vacíos en blanco en los que ella hace cosas que al día siguiente no recuerda. Necesita escribirlo todo en una agenda para así no olvidar a quién le reparó la pierna y qué parte del nuevo brazo que diseñó ha construido ya.
Se siente demasiado vacía al saber que su papel ha terminado y que no habrá una repetición de la obra. No sabe qué hacer con sus sentimientos inconclusos ni qué debería hacer para conseguir unos nuevos. Es como si la marcha de los Elric le hubieran entumido el corazón y la sonrisa, y ahora no pudiera sentir nada más allá que un hueco en el pecho que duele y quema por los bordes.
No sabe de dónde las saca, pero un día Winry consigue fuerzas para volver a mirar los días en el calendario y volver a marcarlos con un plumón. No hace cruces rojas esta vez ni encierra fechas importantes (los cumpleaños de los Elric, el suyo propio o el 3 de octubre), sino que, todos los días antes de irse a acostar, con marcador amarillo dibuja una palomita en todo el cuadro como recordatorio de que ha sobrevivido exitosamente un día más y así quizás algún día, dentro de cinco años o de cincuenta, pueda dejar de sentir que sólo existe y comenzar a vivir una vez más, teniendo una nueva razón para tachar los días con plumón rojo.
Con los Elric o sin ellos.
[FINAL]
