Los personajes aqui presentados son propiedad de Marvel Comics. Sus personalidades se encuentran un poco diferentes del canon para adaptarse al contexto de la historia. Este es un universo alterno.
Capitulo 1: Primer Encuentro.
Decían que ella siempre obtenía lo que quería. Al ser una chica de sociedad ese era el regular pensamiento a su alrededor, que las influencias movían los hilos en su vida y quizás solo alguna ocasión fue así.
Las primeras veces renegó, lloro e incluso suplico por una amistad sincera, la soledad que le rodeaba era tal que su único y mejor amigo era su padre. Vaya calamidad.
Con el paso del tiempo comenzó a ignorar las habladurías, a separar sus sentimientos de su ser sociable, y sin embargo los alegatos seguían porque ella era Janet Van Dyne y su padre un renombrado científico.
Aprendió que el trabajo duro le traería más recompensas a su persona que el simplemente actuar como todo esperaban de ella. Así que sin importar que la mayor parte de la gente la viera como una chica molesta, lambiscona y sobornadora ella se esforzó en crecer.
— Profesora Grey — la llamo alcanzándola en el pasillo a cinco minutos de iniciar su siguiente asignatura.
Noto como la pelirroja se tensaba levemente en cuento la llamara pero ya estaba acostumbrada a causar ese tipo de reacciones en los profesores de la academia.
— Señorita Van Dyne…
— Sólo cinco minutos — pidió esbozando una sonrisa y sacando una libreta, sin darse cuenta del rostro de la profesora. — En nuestra última sesión menciono que tengo un problema de aprensión con mi padre, lo cual evita que me relacione con otros varones. Sin embargo no puede ser así; he tenido varias citas y pese a que…— se sonrojo un poco— Bueno el punto es que he sociabilizado desde que nací, su diagnóstico discúlpeme debe ser erróneo.
La profesora Gray daba la asignatura de ciencias sociales, además de trabajar de medio tiempo como consejera escolar y por lo tanto psicóloga de la academia.
— Señorita Van Dyne, le habla de socializar en un término más sentimental. — Puntualizo— ahora será mejor que vaya a clase de inmediato. Con permiso. — y entro al aula dejando a la castaña con la palabra en la boca.
Janet hizo un puchero en los labios de inmediato. ¿Cómo la dejaba así sin más? Aún quedaban cuatro minutos. Negó con la cabeza y se giró para seguir con sus clases. En ese momento le tocaba la clase de gimnasia, por lo que debía darse prisa para llegar hasta el otro lado del edificio.
Llego justo a tiempo para escuchar la introducción del profesor. Se trataba de un hombre maduro de cabellos rubios y ojos azules, había estado en el ejército y con sus cuarenta y tres años ya contaba con el estatus de capitán, sin embargo había sufrido una lesión que lo incapacitaba de seguir en el ejército. Tenían entendido que se encontraba dándole clases en esa escuela con el fin de valorar quienes podrían servir al país en posteridad. Lo que a decir verdad a Janet le causaba una mala espina.
— Ha llegado el momento del calentamiento, todos darán 10 vueltas al edificio. — sonó su silbato y todos comenzaron a correr.
Si bien Janet podría decirse que tenía una buena condición física, no era del todo rápida, además de que a la larga había prendido que manteniendo un ritmo adecuado podría tener mejor resultados que si se esforzaba demasiado desde el principio. A su alrededor se encontraban las chicas que le brindaban pleitesía, porque si, Janet sabía que la conveniencia estaba de por medio en esta amistad.
— El profesor Rogers es un pesado, pero esta como quiere…
Escucho decir a su derecha, por lo que rio levemente.
— Que no te oiga o recibirás un sermón del cual no podrás escapar.
— ¡Sí es con él lo que sea!
— Hasta crees…
Una vez terminaron con el calentamiento fueron dividíos en grupos de cinco para interactuar con compañerismo en algunos deportes pre elegidos.
— Dicen que está casado… con una ex estudiante.
— ¡No puede ser!
— Dice que hace dos años que viven juntos y que al menos le lleva 20 años.
— Bueno no es para taaaaanto.
— ¿Tu qué piensas Jan?
— Bueno…— pensó la castaña por unos instantes quedándose quieta observando al profesor para luego esbozar una sonrisa discreta. — Para el amor no hay edad, y si ese hombre dio su brazo a torcer seguramente fue porque la chica valía la pena.
— ¡siempre tan romántica Janet!
— Dejen de platicar y a entrenar chicas.
Escucharon por fin la potente voz de Rogers y siguieron entrenando deporte.
Una hora más tarde salían de las duchas dispuestas a la hora de los alimentos. Sin embargo la mayor parte de los elementos del profesorado estaba temiendo este horario. Y esto se debía precisamente por Janet.
— Profesor Xavier… quería saber si…
Una sonrisa cansada se reflejó en los labios del viejo profesor de literatura.
— Señorita Romanoff… durante el examen de cálculo note que…
La parca mirada de la profesora de cálculo no demostraba en nada si le era un fastidio atenderla.
— Director Barnes ¿quería verme?
Janet se sentó frente al director prestándole toda su atención.
El señor Barnes estaba muy bien conservado, era bastante serio y dentro de lo que cabía intimidante ¿A quién engañaba? ¡Era el hombre más intimidante del colegio!
Janet apretó contra si misma su carpeta de apuntes de una forma defensiva lo que provoco que el señor Barnes solo le observase en silencio por cinco largos minutos.
Por fin se decidió a hablar justo cuando Janet pensó que le daría un ataque de pánico.
— Señorita Van Dyne… han llegado hasta mí, ciertas quejas de sus profesores.
Aquello fue suficiente para desaparecer el temor en las facciones de la castaña, dejándola con una duda enorme.
¿De qué se quejarían?
Participaba, entregaba los trabajos, hacia trabajos extra y todo lo necesario para aprobar de una forma ética.
— ¿Perdón? ¿Exactamente de que tratan las quejas?
Quizás no era la primera en sus clases, pero su promedio era envidiable para la mayoría del cuerpo estudiantil.
— Si bien he ignorado las quejas de sus compañeros respecto a actor ilícitos dentro de la institución de su parte, dado que no hay una prueba real de ello. No puedo pasar de largo los comentarios de sus profesores.
— ¿Qué comentarios?— insistió ahora con más molestia que duda.
El director Barnes soltó un suspiro cansado y le observo esta vez con benevolencia o un intento lo cual solo le causo un escalofrió a la castaña.
— La interrupción que realiza en horario fuera de clases para solventar sus dudas.
— Pero…
— Señorita Van Dyne, es una estudiante bastante buena, a decir verdad no creo que necesite clases extra y las preguntas que realiza durante las clases son suficientes para tener al corriente su historial.
— Señor…
— El ser quien es no le da el derecho de robar tiempo que también les pertenece a sus compañeros. Así que sus dudas serán solventadas durante el horario de cada materia, puede asistirse de su asesor de clase pero es todo. ¿Entendido?
Janet bajo el rostro con molestia e indignación, simplemente asintió con la cabeza y espero que el director le permitirá retirarse. Una vez fuera pasaron solo unos segundos para que sonara el término de la hora del almuerzo y comienzo de las clases de la tarde.
La siguiente clase se trataba del club de teatro. No era precisamente la mejor en esta clase y la profesora Nelson tenía demasiado "carisma" para que cualquiera pudiera prestar demasiada atención. Decidió entonces saltarse la clase e ir directamente a hablar con sus asesor de clase; el profesor Richards.
Sabía que en ese horario el profesor solía encerarse en el laboratorio de ciencias, vamos que ella tenía todos los horarios de los profesores, razones por lo que sabía en qué momento podía encontrarlos. Si bien el hombre era bastante amante de la física y totalmente distraído en el momento en que se le pedía consejo de índole personal Jan sentía que si podía reclamarle a alguien y salir bien parada seria con él.
Cuando llego le pareció extraño escuchar voces en el aula. Sin embargo aun así se acercó.
— … entonces…¿Qué hay de unas clases privadas?
— Y-Yo… este…
— Esta tarde por ejemplo… mi casa estará sola.
La sorpresa se pintó en el rostro de la castaña ¿estaban acosando al profesor Richards? ¡Por Dios! Se lo imagino un momento, aquel hombre que solo amaba la ciencia, que se sentía mas cómodo hablando de reacciones y ecuaciones a tener una conversación banal. Siendo acosado por alguien.
Por un instante recordó a una maestra que tuvo cuando tenía ocho años y como ponía de excusa las "bajas calificaciones de Jannie" para ir a darle clases extra a casa y como se desvivía para hablar con su padre. Ese le molesto de sobremanera y sin pensarlo mucho entro al aula.
— ¡Perdone la espera ya estoy aquí! — dijo de inmediato mirando en primer lugar a la acosadora.
Se trataba de Rappaccini, una de las estrellas de ciencias del colegio y que había adelantado hasta último año aun teniendo la misma edad que Janet. ¡Jamás se lo hubiera imaginado de una nerd!
— Van Dyne… yo llegue primero.
— Pero a mí me llamaron. — contrataco de inmediato tomando lo que parecía la bolsa ajena y dándose a la chica frente a ella. — tengo entendido que tienes clase con el profesor Parker y ya sonó la campana hace cinco minutos.
— Stalker…
— Como sea… adiós…
Con molestia Rappaccini se marchó azotando la puerta del salón lo que solo estremeció un poco a Jan.
— No puedo creer que sea una acosadora…
Escucho como alguien se aclaraba su garganta detrás de ella.
— No se preocupe profesor yo… — al girarse se encontró con unos profundos ojos azules, y un rostro un poco sonrojado pero juvenil. Un rostro desconocido.
Las mejillas de Janet comenzaron a sentirse calientes.
— Gracias… señorita…
— Van Dyne… Janet
— Me ha salvado Van Dyne… ah disculpe… soy Henry Pym el nuevo becario del Profesor Richards.
Y entonces la vida de Janet dio un giro de 180°
Desdicado a Legendary
