"Tengo que comer."
Eran unas palabras que se repetían en la mente de Cloud. Se veia claramente sentado en una silla plegable, frente a una mesa de madera maciza, sobre la cual había una bandeja. Delante suya estaba Zack, que comía pausadamente, mirando de reojo al hombre que los vigilaba.
"Comer..."
Cloud sabía que debía hacerlo. Tenía hambre. Sabía que debía hacerlo, pero no comprendía el motivo. Comer, alimentarse, era ya solo parte de una estimulación cerebral completamente instintiva. Sabía que debía comer, o si no, iba a morir. Por eso se repetía una y otra vez esas palabras. Pero veia la comida frente a sí, y no sabía que hacer con ella. Cloud empezaba a estar un poco harto de aquellas situaciones, cada vez más frecuentes. Situaciones en las que él era consciente de la situación, pero no sabía manejarla. Sabía donde estaba, con quien estaba, que necesitaba, pero no sabía que hacer. Se sentía confuso y desorientado. Buscando alguna indicación, miró a Zack, que le observaba atento, con cara de preocupación. Sostenía una cuchara.
-Oye- dijo Zack -Cloud no está bien.
-Calla y sigue comiendo- dijo el guarda, levantando la vista de los informes que leia.
-Te digo que no está bien. No tiene buena cara y no come.
El guarda se acercó a Cloud y pasó su mano por delante de su cara. Cloud nisiquiera pestañeó. Zack hizo un movimiento, y el guarda se alarmó. Cogió una barra electrica y la dirigió al cuerpo del SOLDADO a modo de advertencia. Tocó uno de sus brazos y Zack dió un alarido. Aquello hizo que Cloud moviera la cabeza y los ojos. El guarda lo vió.
-¿Ves? Se mueve. Se ha movido. Si se mueve, puede comer.
Pero Cloud no volvió a moverse más. Zack le miraba mientras se agarraba el brazo agarrotado con la otra mano. Notaba el hormigueo de la corriente electrica. Pero a pesar del punzante dolor, Zack volvió a replicar.
-No está bien. No puede comer por sí solo. Hay que ayudarle.
Dicho estó, Zack quiso levantarse de su silla para acercarse a Cloud y ayudarle, pero el guarda volvió a coger la barra dispuesto a reducir a Zack. Pero antes de poder tocarle, Cloud se volvió a mover. Su movimiento tiró uno de los cubiertos al suelo. Aquello llamó la atención del guarda. Lo comprendió todo.
-Parece que no quiere que te haga daño. Se ha movido cada vez que te he amenazado con la barra aturdidora. Vaya, vaya... no parece que esté tan mal, al fin y al cabo.
-Cloud...- masculló Zack.
El guarda hizo gestos de amenaza con el arma hacia Zack. Cloud entonces empezó a mover sus brazos con un gran esfuerzo. Su cerebro le estaba dando instrucciones muy precisas: "Si no comes, Zack sufre." Cloud veia frente a sí la comida. Con manos temblorosas, como movidas por un esfuerzo sobrehumano, asió una taza y se la dirigió a los labios, pero no llegó a beber; la taza se resbaló de sus dedos y se cayó al suelo, partiendose en mil pedazos. Sus brazos se desplomaron y la silla se movió: bajo el propio peso de su cuerpo, Cloud se cayó al suelo. Sintió el dolor de la caida. Sabía que se había caido. Veia el techo oscuro.
-¡Cloud!- gritó Zack, alarmado. El guarda le recordó su presencia y le detuvo. Observó como Cloud permanecía en el suelo, boca arriba, con la mirada clavada en el techo, como una marioneta rota que se había desprendido de sus cuerdas. Era una figura bastante patética. Pero sus ordenes estaban claras. Debía garantizar el buen mantenimiento de los especímenes. Si alguno de ellos moría, tenía que ser por algún efecto adverso de los tratamientos, no por cualquier otra causa, ni siquiera de hambre. Miró a Zack y retiró la barra eléctrica.
-Levántale- le ordenó -ponle en la silla y dale de comer. Pero no quiero movimientos extraños, o te aso vivo con esto- el guarda zarandeó la barra de un lado a otro.
Zack agarró a Cloud por su brazo izquierdo y se lo rodeó al cuello. Le levantó sin apenas esfuerzo. Luego, con cuidado, le sentó de nuevo en la silla plegable. Cloud se sentía mal. Se sentía patético. Se había caido de la silla de la manera más tonta, y ni tan siquiera pudo levantarse. No podía hacer nada, nada... nada... ni siquiera pensar con claridad. Vió como Zack cogía los cubiertos y luego miraba a Cloud. Le sonrió. Cloud se sintió reconfortado con aquella sonrisa, despreocupada, dulce. Una sonrisa que parecía liberarle de todo su sentimiento de patetismo. Una sonrisa que parecía liberarle de cualquier sentimiento de culpa que pudiera tener por su estado.
-Vamos amigo, tienes que comer si algún día quieres salir de aquí.- dijo Zack en voz queda, pretendiendo parecer paternal -Abre la bocaaaaa...aaaah...
Zack, con mucha paciencia, ayudó a Cloud a comer. Se sentía un poco idiota, pero debía hacerlo por su amigo. Sentía rabia por lo que le estaban haciendo. Sonreia, pero por dentro estaba furibundo. Le producía una tremenda impotencia, una pena indescriptible ver a Cloud en un estado tan lamentable. Además, sabía que no debía encontrarse demasiado bien. Seguro que sentía nauseas, o algo así. O quizás no sentía nada. Ni siquiera sabía si era realmente consciente de quien era y que hacía él. "Quizás sea mejor así" se dijo a sí mismo. "Quizás no recuerda nada de lo que pasó. Quizás no recuerde la destrucción de su pueblo natal y la pérdida de sus seres queridos. Yo desde luego, querría olvidar..."
Pero lo cierto es que Cloud no había olvidado. O al menos no todo. Sabía que había perdido su casa. Su familia. Incluso Tifa. Que no le quedaba nadie. Se acordaba especialmente de su madre y de Tifa. Pero no se sentía mal del todo. Aún le quedaba Zack. Él todavía estaba allí, con él, y era lo que le daba fuerzas. Todavía le quedaba la sonrisa de Zack, esperanzadora, que de alguna manera le decía "todo va bien". No estaba del todo solo. Y aunque poco a poco sentía que de alguna forma, estaba dejando de ser él mismo, se sentía feliz de que, al menos, una persona querida para él permaneciera su lado. Una persona importante. No era su madre, no era Tifa. Pero era su amigo. Era su consuelo.
Cloud escuchaba muy lejana la voz de Zack. Comía, aún tenía fuerzas para masticar y casi lo hacía inherentemente. Pero se empezó a sentir como si en realidad el no estuviera haciendo nada. Se sentia como si observara su propio cuerpo desde lejos, comiendo, pero que él mismo no hacía nada. La voz de Zack, que le hablaba animandole a seguir comiendo, sonaba cada vez más lejos... como si se bajara el volumen de una canción. Solo escuchaba un pitido, y el latir de su propio corazón. Era un pitido insoportable. Su corazón latía muy rápido, y lo escuchaba palpitar muy fuerte, ahogando la voz de Zack, que le miraba con preocupación mientras le zarandeaba. Un pitido. Su corazón. Un latir rápido e incesante. Un pitido.
Cloud abrió los ojos. Solo veia a su alrededor el color verde del mako. Supo que volvia a estar en el tubo. Lo último que recordaba es que estaba comiendo, y de repente, estaba allí. Cloud notó como su vida parecía ultimamente solo dar saltos. Estaba en un sitio, y de repente abría los ojos y estaba en otro. Pensaba en algo, y de repente abría los ojos y estaba pensando en otra cosa. Ahora, solo había verde mako, zumbido de maquinas, su corazón, su respiración. La canción que oia desde el primer día que estuvo allí. Le provocaba terror.
Se removió un poco, pues quería ver a Zack. Quería ver su sonrisa. Pero no podía verle sonreir, pues estaba de espaldas a él, tumbado. Notaba que se movía. Al removerse, Cloud escuchó un sonido fuera de lo normal. Un tintineo. Miró en dirección a aquel sonido y comprobó que era un trozo de algo. Entonces identificó el fragmento; provenía de la taza que antes se le había caido. Seguramente, al precipitarse de la silla, cayó sobre alguno de los trozos rotos y se le había quedado enganchado entre los pliegues de la ropa. Cloud llevó su brazo hasta la pieza y la cogió con la mano. La paseó un poco entre los dedos, intentando imitar un viejo juego de manos que solía hacer cuando era niño. Pero estaba algo afilado, y le produjo un pequeño arañazo de donde salió un hilillo de sangre. Sangre. La sangre era una señal de que seguía vivo. Estaba vivo. Sabía que estaba vivo.
Estaba harto. Harto de estar alli. Queria irse. Queria dejar de no saber si era dia o noche, queria dejar de escuchar el mismo zumbido de las maquinas, queria dejar de escuchar el latir de su propio corazon, ese latido incesante que le recordaba a cada momento que seguia vivo, dentro de aquel infierno de resplandor verde. Entonces, casi inconscientemente, y sin saber de donde sacaba las fuerzas, Cloud alzó su brazo hacia el cristal y empezó a rayarlo con aquel trozo de porcelana.
Durante un momento lo único que se oyó en aquel espacio era el debil sonido chirriante del cristal al ser rozado. Cloud no sabe por qué, pero agradeció escuchar por fin algo distinto, aunque a veces su propio estado de seminconsciencia le impedia reconocer que era él mismo quien producia ese sonido. Por un momento dejó de oir su corazón, su respiración pausada y debil, el ruido de las maquinas funcionando. Aquello le tranquilizó. Llegado un momento, las fuerzas abandonaron a Cloud y su mano dejó caer el trozo de taza. Al dejar de escuchar el ruido del roce, reaccionó, abrió los ojos y levantó la vista. Zack no se habia movido un ápice. Se fijó en las marcas que habia hecho en el cristal. Leyó, en un estado que podría calificarse casi de sorpresa, lo que inconscientemente habia escrito mientras lo rayaba: En letras claras, aunque torcidas, se leia, nitidamente "Quiero irme de aquí".
Cloud volvió a despertarse de una de esas frecuentes ocasiones en las que ni siquiera sabia cuando habia perdido la consciencia. Hizo lo que siempre hacia cuando abria los ojos; mirar hacia donde estaba Zack. El sotano estaba oscuro, aun asi debiles luces seguian resplandeciendo dejando a Cloud adivinar donde estaba. Yacia apoyado en el cristal, encogido, con la cabeza sobre sus rodillas, seguramente durmiendo. Su tratamiento habia acabado hace rato y ahora descansaba. Esto seguramente pasó cuando Cloud estaba inconsciente. Cloud cerró los ojos y los volvió a abrir. Esperaba que cuando los abriese, Zack le estuviese mirando. Pero no fué así. Y un sentimiento de desasosiego le invadió, se sintió intranquilo, notó como la boca se le secaba por la ansiedad. Temió que Zack no volviera a moverse. "Vamos, mirame, mirame y sonrie como haces siempre..."
Pero Zack no se movió. Cloud notó arder sus ojos. Volvió a leer las rayas en el cristal. "Quiero irme de aquí." "Quiero irme de aquí." "Quiero irme de aquí." Aquello no tranquilizó a Cloud en absoluto. No sabia por qué, pero en aquel momento le invadió un terrible pesimismo. Pensó que moriría allí. Que no volvería a ver la cara de Zack. Que no volvería a ver la luz del sol. "Mamá... Tifa... Quiero irme de aquí... ¡Quiero irme de aquí...!"
Cloud cerró los ojos. Una lágrima rodó entonces por su cara. Tenia miedo. Miedo de volver a abrirlos. Le costó mucho esfuerzo volver a hacerlo. Empezaba a notar de nuevo aquella sensación de no ser él, de estar allí, pero no estar, de estar despierto, pero inconsciente. Esperando una última oportunidad de no sabía quién, abrió nuevamente sus ojos. Pero la mirada de Zack no estaba allí. Él seguía en la misma postura en la que le había dejado. Sin embargo, Cloud notó algo diferente.
Pero no en Zack. Sin saber como, su mirada fué conduciendose sola hasta algo que parecia unas marcas... unas marcas como las que Cloud habia hecho con aquella pieza rota... pero estas eran mas débiles. Sin embargo, el triste resplandor de las bombillas perfilaban sus formas dejándolas leer claramente.
"Mañana, a la hora de la comida, será nuestra oportunidad."
