Matrimonium in extremis

Tú no lo quieres a él dentro de ti. Lo que sientes adentro es la maldición y deseas que él también se libre de ella al oír tu canto. Que se junte toda en ti para que la erradiques con tu lealtad al Dios Tenebroso. Que él se salve, porque es tu amigo, el que suda frío y tiembla ante tu toque como si quisieras lastimarlo. No entiende que su vida no le pertenece: que es regalo y a la vez monumento para algo más grande, que quizás nunca terminen de entender. Así que te apiadas de él, lo invitas a dormir en tu cama, esta noche, ya que tu padre no está.