Disclaimer: Nada nada de esto es mio, los personajes son de J.K. Rowling, quien es la persona mas perfecta de todo el mundo mundial, y claramente no soy ella. Bu bu.

Este fic participa en el reto "Hogwarts a través de los años" para el foro de "La noble y ancestral casa de los Black".


De dorado y escarlata

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Temple

Godric Gryffindor

"Godric Gryffindor, padre de esta casa, tus virtudes son las que nos convocan".

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Desde ese momento, desde que lo vieron, erguido frente a sus ojos, brillantes por lágrimas que no se atrevían a derramar, desde ese momento lo supieron.

Hogwarts sería su último hogar.

Cada uno de ellos lo supo de distinta manera.

Helga lo supo mientras agitaba su varita, meciéndose por los pasillos del antiguo castillo, antiguo incluso en ese entonces. Daba vueltas y tarareaba, dándole vida a todo aquello que con su magia tocaba, haciendo que los olvidados y recónditos rincones de ese castillo, de esos muros de solida piedra, volvieran a la vida, haciéndole adquirir todo su olvidado esplendor; devolviéndole la magia faltante al mundo.

Cuando lo supo Salazar no está claro para muchos, quizá incluso no lo estuvo nunca para él mismo. Todos conocían, en cambio, la respuesta que recibirían si se le preguntara: ninguna. Simplemente se le pediría, siempre calmada y educadamente, que se interesara en los asuntos propios. Pero si uno se fijaba bien, si uno se quedaba durante las noches planeando junto a él en esos días en los que no estaban seguros de si funcionaría, de si el colegio alguna vez llegaría a existir de verdad, se veían en sus ojos ese resplandor de quien lucha por lo que se quiere de verdad.

A diferencia de lo que se cree, Rowena no lo sabe todo. Ella no supo que quería esto, que de verdad lo quería, hasta que fue capaz de tocar con sus propios temblorosos dedos las paredes del castillo frente a ella. Porque a ella solo le fue preguntado si le interesaba participar, y ella, al no ver nada malo en esto y en cambio si varios beneficios, decidió aceptar. Pero no se dio cuenta hasta ese mismo momento de cuanto en realidad lo deseaba.

Fue Godric quien quiso esto desde siempre, fue él quien lo supo desde el principio. Fue él quien comenzó con un sueño, un sueño que atesoró, que cuidó, regó y podó para que creciera y se fortaleciera, fue él quien, a pesar de su fama de bruto e insensible, derramó una solitaria lagrima que se entremezcló por sus barbas pelirrojas al admirar la gran puerta antigua que guiaría a generaciones de magos por los pasillos y torres y aulas ya terminados, donde se impartiría el conocimiento a todo aquel que estuviera dispuesto a escuchar.

Los cuatro se quedaron en su lugar, sin moverse, apenas parpadeando; absorbiendo la vista que frente a ellos se presentaba, reinando el paisaje, ahí estaba, Hogwarts. Un sueño, una ilusión. Un imposible vuelto posible.

Las puertas se abrieron entonces no solo para ellos, sino que para estudiantes, para jóvenes y niños que estaban deseosos de aprender, de mejorar, deseosos por empaparse de la sabiduría de otros, que querían superarse.

Se llenó de sueños, y de risas, y de ilusiones.

Se llenó de vida.

Pero, mientras la escuela más crecía y se expandía, mientras llegaban más alumnos y alumnas, también crecían más las diferencias entre aquellos que crearon ese segundo hogar, entre los fundadores.

Lo que al principio parecía que sería todo felicidad, poco a poco se iba convirtiendo en algo muy diferente a eso.

Las peleas aumentaban, las discusiones subían de tono, los desacuerdos estaban a la orden del día y parecía no podían llegar a un acuerdo nunca. Rowena tan solo quería aceptar en el colegio a aquellos de mente abierta, que pudieran cumplir con las más altas expectativas intelectuales y que fueran talentosos magos. Salazar tan solo quería a aquellos que fueran de sangre limpia y de ancestrales familias de magos de renombre. Godric prefería a aquellos que no mostraran miedo ante lo desconocido y que fueran de corazón puro. En cambio Helga, la buena Helga, quería aceptar a todos aquellos que decidieran acercarse a ellos, pues todos tenían el mismo derecho de aprender.

Y todos lo recuerdan, aquel fatal día, nadie lo podría olvidar jamás; nadie que haya participado en el, al menos.

La paz reinaba en el lugar, la calma antes de la tormenta. Era un fin de semana de Hogsmade, por lo que el castillo se hallaba bastante desierto, dejando a los profesores en una inacostumbrada tranquilidad.

—Aun creo que es una mala idea —dijo Godric entonces, levantando la mirada del tablero de ajedrez frente a él.

Salazar, tan elegante y etéreo como lo era siempre, se quitó con parsimonia sus anteojos y miró a su amigo, a su viejo amigo, a los ojos. —No creo que sea una buena idea discutir esto una vez más, Godric —su voz era calma, con solo un atisbe de frialdad en ella.

Godric puso los ojos en blanco y se llevó la mano a la frente, fruncida. —Tenemos que hablarlo alguna vez —afirmó, con fuego en sus ojos verdes —. Sé que crees que eso es lo mejor para todos, pero no opino lo mismo. Todos aquellos con magia en sus venas deberían de tener la oportunidad de estudiar en este colegio, sea su sangre pura o no.

—Conozco tu opinión en el asunto con bastante claridad, y tengo que decir de desacuerdo contigo. No creo que sea una buena idea mezclar a los puros e impuros; trata de entender, sería un asunto de gran controversia —

— ¿Es eso todo lo que te importa? ¿Lo que dirán? ¿La controversia? —explotó Gryffindor, parándose y tirando su silla al suelo de paso —. Lo siento, Salazar, pero no creo que alguien a quien le importe tanto la opinión de los demás sea adecuado para instruir a los jóvenes que representan nuestro futuro, ¡Es hora de dejar los prejuicios atrás!

Slytherin se levantó con elegancia, sin prisas, y miro a su amigo, a ese viejo viejo amigo, a los ojos una vez más. Y aunque no se comparaba en altura a Godric no se dejó intimidar por esto. —Si esto es así, entonces creo que lo mejor será que continuemos en caminos separados —declaró con rotundidad.

—Quizá eso sea lo mejor.

No hubo drama, ni enojos, ni resentimientos; solo el click de una puerta al cerrarse, solo el vacío que deja un amigo al marcharse.


¡Eso es todo por ahora! 1,009 palabras en Word sin contar titulo, ni disclaimer, ni eso. Y yo se, quiza no me centre demasiado en Gryffindor, nada para serles sincera, pero no se. Me gusta asi, creo, quiza, tu tri. Como sea, espero que les haya gustado, que la musa ha decidido tomarse vacaciones bastante seguido, cosa que no me agrada para nada.

Mi unica recompensa son sus reviews, ¡asi que definitivamente no me quejare si me dejan uno!

-A.