No se sabe cómo llegó, pero se dirigió con pasos firmemente calculados a la puerta del aula y llamó.

—Buenas tardes. Mi nombre es Akame Hokori.

—Oh, bienvenida. La estábamos esperando—comentó el muchacho pecoso con gafas— Si no le importa, Hokori-san, puede sentarse en un pupitre vacío, cuando acabe la clase le atenderé.

La aludida cerró los ojos y suspiró, y con pasos lentos pero firmes recorrió la parte delantera de la clase para detenerse frente a un pasillo que había entre los pupitres, y avanzar hasta la tercera fila, donde se sentó. Las miradas de los demás alumnos siguieron los movimientos de la muchacha pelirroja que acababa de interrumpir la clase, incrédulas. El profesor tuvo que llamarles para desviar la atención de la extraña presencia de la chica recién llegada, y luego prosiguió con su clase.

Cuando esta acabó, los escasos alumnos que había en el aula se pusieron a charlar animadamente mientras Akame se acercaba con pasos vacilantes a la mesa del profesor pecoso. Cuando lo hizo, no advirtió que varios pares de ojos se clavaban en ella y su uniforme masculino con curiosidad. El profesor les instó a que salieran del aula.

—Okumura, mira a ver si puedes averiguar algo de ella, tú que tienes enchufe—susurró el chico del pelo rosa al moreno. Éste asintió y fingió quedarse rezagado mientras el resto de alumnos salían del aula.

—Bien, Hokori-san… ¡bienvenida a la academia de la Vera Cruz! Soy el profesor Yukio Okumura. Aún no he leído su ficha de recomendación, pero estoy seguro de que su presencia será positiva para la escuela. Cuando me rellene este formulario, ya estará todo en orden.

La aludida chasqueó la lengua, molesta, y tomó el papel y la pluma de la mano del pecoso. Mientras tanto, tanto el chico que se había quedado parado en la puerta como su gemelo, el profesor, se quedaron atónitos al ver que la muchacha se metía serenamente bajo la mesa del profesor, aún con el papel en la mano.

—Etto… disculpe… —comenzó el de las gafas. La aludida le chistó, mientras se quitaba la chaqueta y se la ponía por encima de la cabeza ante la mirada perpleja de los hermanos. El de las gafas estaba tan confuso que no se había dado cuenta de la presencia de su hermano hasta que este se acercó a la mesa y se asomó un poco, curioso— ¡Oye! ¿Qué haces tú aquí?

—Ah, eh… nada… —dijo llevándose una mano a la cabeza— Sólo una cosa, Yukio… ¿quién es esa?—le susurró quedamente al pecoso.

—Sólo es una alumna nueva. No tienes de qué preocuparte.

—¡Pero es muy rara!—dijo bajando aún más la voz, prácticamente sólo movía los labios sin emitir ningún sonido.

—¡Te he oído!—sonó desde debajo de la mesa. Los dos hermanos se miraron, sorprendidos. Justo después, vieron salir a la pelirroja de debajo de la mesa, con la chaqueta aún sobre la cabeza y los papeles en la mano. Tras entregárselos al atónito profesor, se quitó la chaqueta de la cabeza y se la ató a la cintura —Bueno, creo que está todo en regla —dijo tranquilamente, como si nada hubiese pasado.

—Uh… bien… Bienvenida a la academia, Hokori-san.

—Sí, ¡bienvenida!—dijo el hermano, sonriendo un tanto incómodo —Soy Rin Okumura, encantado de conocerte.

—Igualmente—dijo Akame mecánicamente mientras pasaba por su lado y desaparecía tras la puerta del aula.

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—¡¿Huh?—exclamó Yukio cuando empezó a leer la ficha de Akame.

—¿Qué pasa?—preguntó Rin levantándose de un salto de la cama al ver la cara de perplejidad de su hermano.

—¡Aquí dice que Hokori es ciega!

—¡No…! … uh… ya lo sabía—dijo tranquilamente.

—¡¿Cómo?

—Sí, cuando pasó por mi lado antes vi que tenía los ojos opacos.

—¿Pero no te extraña?—inquirió el pecoso—¡¿Cómo demonios crees que ha podido rellenar el formulario si es ciega?

—¡Anda…!

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El pecoso salió corriendo del cuarto seguido de su ruidoso hermano.

—¡Eh Yukio! ¿Adónde vas?—gritó mientras corría detrás de él por los pasillos de la residencia.

—¡A buscar a Hokori, por supuesto!—le respondió ya sin aliento—Acaba de llegar y no puede ver, ¿no te parece que puede estar perdida por la academia o por la residencia…? ¿Y cómo crees que va a saber qué habitación es la suya?

—Oh, claro—concedió el medio-demonio—pero ates en clase se ha apañado bien… ha sabido encontrar un sitio vacío ella sola—rió. Su gemelo le respondió con un silencio—Ah, espera. Tú lo que quieres es averiguar cómo ha sido capaz de rellenar tu formulario—Yukio volvió a responder con un silencio, algo abochornado—no te preocupes, ¡si yo tengo la misma curiosidad!—soltó una carcajada mientras adelantaba a Yukio en su carrera, pero a las pocas zancadas se detuvo de golpe. El pecoso chocó contra él.

—¡Oye! ¿Pero qué te pasa ahora?—se quejó frotándose la nariz, dolorido.

—Etto… ¿dónde se supone que vamos, exactamente?

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La pelirroja se tiró pesadamente en la cama, y se puso a mirar el techo, o eso haría si pudiera ver. Ni siquiera se molestó en deshacer la maleta, aunque sabía que había entrado en la habitación correcta. Después del largo viaje lo único que le apetecía era dormir. Sacudió los pies para quitarse las zapatillas, se aflojó la corbata y se la sacó sin deshacer el nudo, y empezó a desabrocharse la camisa…

De pronto el suelo empezó a temblar, y la puerta de la habitación salió despedida del marco. Por el hueco apareció un agitado Rin, gritando.

—¡Akame Hokor- -!—se cortó cuando vio que había entrado en la habitación correcta—¡Bien! Estás aqu- - —se volvió a cortar al darse cuenta de que estaba a medio vestir y se dio la vuelta rápidamente, un poco sonrojado. Ella simplemente se volvió a abrochar la camisa tranquilamente. El Okumura se removió un poco en el sitio, incómodo, y observó el estropicio: la puerta fuera de los goznes, un trozo de pared desmenuzado por el suelo, una silla aplastada bajo un montón de escombros y al lado una maleta reventada con su contenido desparramado alrededor—Eh… voy a avisar a mi hermano de que te he encontrado—dijo, y salió corriendo de nuevo por el pasillo, dejando a la invidente desorientada en medio del caos, esperando allí de pie sin saber qué hacer, y aunque no lo sabía, le esperaba un interrogatorio por parte del pecoso profesor.


¡Muy buenas! Aquí mi persona, marii-vamp, subiendo más chorradas! (?) Bien, eh... xDU Empiezo un nuevo fic, esta vez de Ao no Exorcist *-* En serio, estos meses me he enamorado de esta serie, tanto manga como anime... y de Rin *-* Al principio imaginé un personaje para rolear en dA, pero empecé a pensarle una historia... y esta escena... y claro, en los roles que veo de AnE nunca están los personajes originales, así que decidí hacerle un fic ^^ No tengo ni idea de qué narices va a salir de aquí, pero bue xDD De momento, ya tengo un poco... bastante escrito, entre clase y clase xDD Bueno, espero no dejarlo estancado, últimamente estoy escribiendo mucho, pero seguro que un día me abandonan las musas (noo, no os vayáis, queridas~~~ *marii persiguiendo un ente invisible*)

Como no tengo ni idea de qué rumbo tomará esta historia (?) he puesto de momento que es RinxOC, pero no es seguro... a ver, lo más probable es que sí, pero no lo leáis pensando en que se va a convertir en eso, por favor xDU Principalmente me gustaría desarrollar una historia de aventuras en la academia :3 (Que me salga es otra cosa, pero bueno xDU)

Bueno, pues eso es todo, espero que os guste ^^

(¡Todas las reviews son bienvenidas!)