Hola, este es el primer Fanfic de Bleach que subo en esta página. Espero la historia sea de su agrado
Aclaraciones:
- Hablan
- Pensamientos
- "Recuerdos"
oOOoOOoOOo
Los personajes de Bleach no me pertenecen, son propiedad de Tite Kubo
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Sus huellas se perdían entre la fuerte nevada que azotaba el bosque aquella mañana. Sus labios habían perdido su color rosa y sus ojos enrojecidos del cansancio comenzaban a cerrarse poco a poco, sin embargo, aun así necesitaba seguir avanzando, debía llegar aquella vieja cabaña oculta entre los árboles. Ella lo esperaba, esperaba su regreso y él no pensaba dejarla esperando sola en medio de la sala de su pequeño hogar, recibiendo el poco calor que ofrecía una manta y la chimenea que los mantenía tibios en el invierno. Sus pasos se vieron interrumpidos al mirar como la puerta de su hogar estaba hecha pedazos, su corazón se oprimió al mirar aquella escena; ¿Qué pudo pasar? Se preguntaba con temer. Corrió hacia el interior de su casa esperando verla sana y salva, el fuego de la chimenea había sido apagado, el lugar estaba completamente frio; los muebles estaban esparcidos por el suelo como si alguien hubiera corrido y tropezado con ellos, camino con temor hacia el ala donde tenía la pequeña cocina que usaban juntos cada día. Allí en medio de la estancia pudo verla, su cuerpo estaba de espalda en el suelo, su largo cabello naranja se esparcía sobre su espalda, cubriendo parte de su desnudes, el piso manchado de sangre al igual que la nívea piel de su amada le hizo entender más de la cuenta que había ocurrido en aquel sitio.
Se acerco al cuerpo de la joven y con cuidado lo alzo manteniéndola sujeta entre sus brazos, las lagrimas comenzaron a derramarse de sus ojos, un grito ahogado quedo atrapado en lo más profundo de su garganta. Su mujer, aquella que tanto amaba se encontraba sin vida, alguien había profanado su cuerpo y de paso le arranco la vida. Acaricio con cuidado su mejilla quitando la sangre que resbalaba desde su frente hasta su mentón, aparto los mechones de cabello que cubrían su rostro, no aguantaba verla así.
Dejo el cuerpo de la joven sobre el suelo frio y la cubrió con su capa, golpeo el piso con frustración, sentía ganas de asesinar al maldito que hizo aquello, aquel ser que se atrevió a matarla. Alzo el rostro confundido al oír un ruido proveniente de la sala, tomo con algo de miedo uno de los cuchillos en el suelo y camino hasta la sala, en aquella estancia de espaldas a él se encontraba un hombre, su cabello largo se agitaba con el viento que entraba por la puerta destrozada, aquel ser vestía solo una capa negra que cubría todo su cuerpo.
- Me encanto comerla. – Su voz sonó ronca y extasiada. – Te llamo hasta que no quedo una sola gota de sangre en su cuerpo.
- ¡Maldito bastardo! – Se abalanzo contra su cuerpo, pero aquel hombre se giro y sostuvo su mano con fuerza y doblo su brazo hasta atrás inmovilizándolo. - ¿Por qué la asesinaste?
- Sentía hambre. – Susurro cerca de su oído. – Mucha hambre y simplemente el olor a fecundidad de una mujer llego a mí, el viento lo trajo a mí.
- ¿Fecundidad?
- No habías notado que aquella que tanto amaste esperaba un hijo tuyo. – Lamio el lóbulo de su oreja y sonrió de lado al ver como sus ojos se abrían de sorpresa. – Extraje la vida de tu primogénito.
- ¡Maldito! – Nuevamente sentía como algo dentro de él se rompía en mil pedazos al escuchar aquella revelación. - ¡Mil veces maldito!
Comenzó a forcejar con su opresor tratando de liberarse y poder vengar de paso a su familia, pero él fue más fuerte e inmovilizo su cuerpo contra la pared. Sonrió mostrando sus colmillos y lentamente se acerco a su cuello.
- Amo la furia de los seres humanos, es excitante para mí. – Clavo con furia sus colmillos en el cuello del joven. –
- ¡Suéltame! – Trato sin éxito de alejarlo de él. Su cuerpo comenzaba a debilitarse completamente. – Ran-giku… - Susurro ya sin fuerza. –
- Mmm… - Se aparto dejando caer el cuerpo del joven contra el suelo. – Ella dijo tu nombre antes de morir; "Ichigo" siento en ti las ganas de acabar con mi vida, de vengar la muerte de los tuyos.
Lamio sus colmillos y labios llenos de sangre, una sonrisa se formo en sus labios. Mordió su muñeca y bebió de su propia sangre, sostuvo con fuerza la mandíbula del joven y abrió su boca contra su voluntad para luego besarlo pasando así la sangre que mantenía en su boca. Ichigo trato de escupir su sangre, pero aquel líquido carmesí había comenzado actuar en su organismo.
- ¿Qué me hiciste? – Grito con las pocas fuerzas que comenzaba adquirir. –
- Necesitaras eso si quieres darme caza, pero recuerda esto Ichigo; yo soy tu creador, el rey de todos los de nuestra raza y te será imposible acabar con mi vida; estas aspirando alto espero que no te caigas en el intento.
Se dio la vuelta para marcharse, pero se detuvo al sentir como lo sujetaban de la pierna.
- N-no te dejare ir. – Gruño. –
- Como piensas detener al gran Aizen sousuke – Lo pateo alejándolo de él. – Disfruta tu inmortalidad Ichigo. – Dichas aquellas palabras se desvaneció ante su mirada. –
Su cuerpo comenzaba a recuperar nuevamente las fuerzas, pero aun así se arrastro como pudo hasta el cuerpo de su amada, quería ver su rostro nuevamente, pero la imagen en su mente, aquella imagen de su rostro demacrado por el terror antes de morir le impidió realizar aquel último acto. Como pudo fue levantándose del suelo hasta sostenerse de los mesones de la cocina, tomo los cerillos y las lámpara de keroseno que permanecía apagada sobre el mesón. Camino lentamente dejando caer un pequeño rastro de keroseno sobre el piso hasta la entrada, miro nuevamente las entradas aquel lugar que fue su hogar. Aquella pequeña cabaña donde escuchaba diariamente su voz, su risa y sus regaños. Encendió dos cerillos y los dejo caer sobre el rastro de aquel líquido inflamable.
Observo como la cabaña comenzaba a quemarse, dejando que el fuego se llevara consigo los recuerdos de esos días, aun se maldecía por no haberse quedado en casa con ella o simplemente por no llevarla consigo aquella mañana a visitar el pueblo. Sostuvo con fuerza su cabeza un fuerte dolor comenzaba a molestarlo, se dejo caer de rodillas dejando que las lagrimas volvieras a resbalar por sus mejillas dejando un rastro de sangre, lagrimas de sangre acompañaban su dolor y absorbían consigo la calidez de su corazón. Miro al cielo, sus ojos de un color marrón claro comenzaron a cambiar de color, la esclerótica de sus ojos pasó a ser de un color negro tan profundo como el carbón, mientras que el iris pasó a verse de un color amarillo y su pupila al igual de oscuras que su esclerótica.
- Juro que voy a matarte, no importa cuánto tarde, te matare Aizen sousuke
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Este fue todo el primer capítulo de esta historia, la cual tengo pensado no sea muy extensa. Dudas y sugerencias son bien recibidas, las criticas de mala fé por favor ahórrensela.
Espero les gustara, hasta la próxima.
