Disclaimer: Digimon pertenece a Akiyoshi Hongo. Bleach pertenece a Tite Kubo.
Este fic participa en la actividad de Crossover del foro Proyecto 1-8.
Capítulo 1: Deseo
Takato sabía que no tenía ningún poder que le permitiera hacer que el tiempo avanzara más deprisa pero no podía dejar de mirar el reloj fijamente, como si esperara que en algún momento desarrollara esa habilidad o el tiempo avanzara más deprisa.
El timbre sonó y comenzó a guardar sus pertenencias con gran velocidad, feliz porque finalmente las clases hubieran terminado. Poco le faltaba para salir del salón, estaba a centímetros de la puerta cuando la profesora lo detuvo.
—Podrán retirarse cuando terminen de copiar la tarea, quiero que la traigan hecha para mañana.
—Es mucho trabajo —se quejó Hirokazu provocando que la maestra le dedicara una mirada amenazante.
Kenta tuvo que detenerlo pues temía que si continuaba quejándose la maestra se enojaría y les dejaría más tarea. Takato tenía la idea de que la maestra creía que dejándoles mucha tarea no se meterían en problemas, él solo agradecía tener tiempo para escaparse.
No tuvo más opción que regresar a su asiento. Supuso que nada cambiaría si se atrasaba algunos minutos otra vez, últimamente les dejaban mucha tarea y con los exámenes tan cerca el tiempo se volvía más limitado.
—Necesitaras tu cuaderno —le dijo Juri haciendo uso de la marioneta e intercalando sus palabras con algunos ladridos.
—Eso creo —respondió Takato ligeramente nervioso mientras sacaba su cuaderno y lápiz, el que lo hubieran detenido tan cerca de la salida ya era suficientemente vergonzoso.
—No se olviden del examen la próxima semana — fueron las últimas palabras que escuchó de su profesora antes de marcharse.
Después de copiar la tarea pudo hacer lo que deseaba desde un principio. Tomó sus pertenencias y salió corriendo, no se detuvo hasta llegar a su destino. Había esperado tanto por eso momento que no podía contener las ansias que tenía.
Visitar la guarida de Guilmondespués de la escuela era para Takato una tradición. Le gustaba ir allí y recordar los buenos momentos que había pasado con sus amigos, a veces fingía que nunca había dejado su guarida y le contaba cómo había estado su día o simplemente comía pan de Guilmon.
El pan de Guilmon era el pan más popular de la panadería, muchos lo amaban y a diario se acababa. Él adoraba prepararlo junto a su familia, lo hacía sentir más cerca de su camarada.
Intentó regresar a su vida cotidiana pero no podía, extrañaba a Guilmon, a Terriermon, a Renamon, a Leomon, a Culumon, a MarineAngemon, a Guardromon, a Cyberdramon, a Lopmon, incluso a Impmon con quien tuvo muchos problemas en el pasado pero que también llegó a considerar como a un amigo. Al principio funcionó pero con el tiempo no podía dejar de pensar en la promesa que habían hecho y en lo improbable que era el reencuentro.
Jenrya le había dicho que le había pedido a su padre que le enseñara informática y que había accedido, cuando le preguntó si había obtenido resultados lo notó nervioso, no le dio buenas noticias.
En ocasiones tenía la sensación de que el mundo se estaba olvidando de los digimons. El día anterior no habían hablado de ellos en las noticias y cada vez eran menos las veces en las que lo hacían.
Jenrya decía que era algo normal. Pasaron varios meses y era una noticia vieja, que cuando hubiera alguna novedad volvería a ser un tema del que muchos hablarían. Takato tenía la esperanza de que eso ocurriera pronto. No porque le gustara llamar la atención, extrañaba a Guilmon y necesitaba sentir que todo lo que vivieron fue real.
Muchos regresaron a su vida cotidiana, él también lo hizo. Volvió a la escuela junto a sus amigos, las clases continuaron, ni siquiera tuvieron que preocuparse del castigo, eran héroeso al menos eso pensaban sus amigos y conocidos. El incidente con el D-Reaper fue de conocimiento público pero sus identidades no, no era algo que le molestara.
De sus amigos, mantenía contacto con la mayoría. Ruki estaba en una escuela diferente por lo que no había vuelto a hablar con ella. Intentó llamarla pero la mayoría de esas veces no lograba coincidir con ella.
RyoAkiyama era más difícil de localizar. Desde que regresó se había dedicado a recuperar la vida que dejó abandonada cuando partió al Digimundo. Tuvo que tomar clases extra para estar al día con los estudios sin contar que decidió regresar al torneo de digi-cartas.
Pero no todo había vuelto a la normalidad. Con la certeza de que los digimons eran reales los concursos de digi-cartas se hicieron muy populares. Todos decían ser expertos y jugadores desde siempre, Takato lo dudaba pero prefería no decir nada.
Cuando llegó el día de los combates preliminares Takato estuvo presente. Muchos se inscribieron pero solo los mejores llegarían a los combates oficiales.
Él y Jenrya fueron los primeros en llegar. Tuvieron que buscar entre la multitud para encontrar a Ruki. Ella se encontraba apartada en una esquina, probablemente analizando a sus rivales.
—Deberían dejar la competencia —escucharon a alguien gritar —. Yo fui quien venció a Impmon y rescató a la niña en esa enorme burbuja. Lo hubieran visto pedirme piedad y llorar por su vida pero no lo escuché y mi digimon acabó con él.
—¿En serio? —preguntó Ruki, en su voz se notaba la molestia —. ¿Cuál era tu compañero?
—Beelzebumon —respondió con orgullo —. Un digimon tan genial como yo.
—¿Sabes que Beelzebumon es la digievolución de Impmon —respondió Ruki con una sonrisa suficiente — Repetir lo que dijo el D-Reaper no te hace ser un experto en el tema y mucho menos un tamer.
No volvió a decir nada y a nadie le importó. Ruki lo había dejado como un mentiroso, nada de lo que pudiera decir lo haría quedar mejor.
La mayoría de las batallas fueron aburridas y es que muchos de ellos eran principiantes. No vio a muchos esforzarse, incluso aquellos que ya habían competido, no había nada que los impulsara a esforzarse.
Al día siguiente regresó a la guarida y le "contó a Guilmon" lo que habían hecho. Cuando estaba por retirarse notó algo extraño, una pequeña risa que lo hizo devolverse. Cuando se acercó y descubrió lo que era tuvo que pellizcarse para asegurarse que no era un sueño.
Después de tantos meses había encontrado un portal al Digimundo. Era una pequeña luz que fácilmente podría pasar desapercibida. Sería difícil viajar por ella pero Takato tenía la esperanza de que creciera con el tiempo.
Una inmensa felicidad comenzó a crecer en su interior. Corrió y no se detuvo hasta llegar a su casa. Sus pulmones le dolían al igual que las piernas pero no era algo que le importaba, solo quería preparar todo lo que pudiera llegar a ocupar para viajar al Digimundo.
Lo primero en lo que pensó fue en el pan de Guilmon, debía llevarlo pero se dijo que debía esperar, su compañero amaba el pan pero prefería llevarle pan fresco y él no sabía cuándo podría hacer ese viaje.
Cuando regresó a la guarida de su compañero no estaba solo. Reconoció a Yamaki y a varios de los agentes de Hypnos en el lugar. Dejó caer su bolso para llegar al lugar, no esperaba que se enteraran tan rápido.
Pudo notar que lo que estaban observando era el portal que él mismo había encontrado anteriormente. Sabiendo que era inútil ocultarlo decidió preguntarle si podría servir para abrir las puertas al Digimundo. No obtuvo la respuesta que esperaba.
—Es demasiado arriesgado para nuestro mundo, los digimons deben permanecer en el Digimundo. Será mejor que permanezca cerrado.
Aquello molestó a Takato. Él le había hecho una promesa a Guilmon y estaba dispuesto a cumplirla. En aquellos momentos no le importaba si era peligroso o no, solo deseaba volver a ver a sus amigos.
Ignoró las palabras de Yamaki y regresó al lugar donde se encontró el portal. Se aseguró de llevar todas las provisiones que podría llegar a ocupar en un viaje largo y mucho pan de Guilmon. Faltó a clases pues no podía esperar más.
Los de Hypnos no estaban pero habían dejado algo que le impedía acercarse, un Firewall que si bien al principio logró evitar su objetivo, llegó a desaparecer. Takato sospechaba que los digi-gnomos estaban involucrados del mismo modo en que lo estuvieron en el nacimiento de Guimon.
Estaba preparado para viajar al Digimundo y para buscar a sus amigos digitales pero nuevamente Yamaki lo detuvo. Nunca supo cómo se enteró de sus planes, solo que al día siguiente había un enorme muro cubriendo lo que fue la guarida de Guilmon.
—No deberías faltar tanto a clases, hoy la maestra nos dejó mucha tarea. Ya nos perdonaron el tiempo que estuvimos en el Digimundo, dudo que vuelva a suceder —le regañó Juri en cuanto le abrió la puerta, ella había ido a dejarle la tarea a la panadería.
—Encontré una forma de abrir las puertas al Digimundo —respondió Takato mientras le indicaba la entrada a su amiga —. Pero los de Hypnos no quieren que me acerque.
—Quizás tienen un motivo importante —respondió Juri después de una larga pausa. Hasta ese momento no había tenido ninguna noticia sobre el Digimundo.
—Los digimons son amigos —respondió Takato ya más calmado, le era difícil enojarse con su amiga.
—Y si no es seguro para ellos —continuó hablando Juri.
—No lo entenderías, tú no tienes un compañero Digimon que te espere —le dijo Takato, estaba demasiado enojado como para entender el peso de esas palabras.
Se marchó sin esperar una respuesta de Juri, estaba demasiado molesto como para notar las lágrimas que comenzaron a formarse en el rostro de su amiga. No tenía un rumbo fijo, solo quería alejarse del lugar.
Cada vez que cerraba los ojos escuchaba a Guilmon pidiéndole que regresara. Le había hecho una promesa y quería cumplirla. Era lo que más deseaba en el mundo. Sin que fuera consciente de ello había llegado a la guarida de Guilmon.
Y al igual que el día en que Guilmon nació, algo extraño pasó. Dentro del muro brillaba una luz con gran intensidad. Takato sintió que quedaría ciego pero esta desapareció de unos instantes. Restregó sus ojos para que estos se pudieran acostumbrar al cambio de luz.
Cuando pudo volver a ver con normalidad Guilmon estaba a su lado. Los digi-gnomos habían cumplido su deseo. Abrazó a su camarada, feliz por volver a verlo y sin darse cuenta volvió a llorar, eran tantas las emociones que tenía que manejar.
—Te extrañe, Takatomon.
—Yo también, Guilmon. Es hora de volver a casa.
