"Ayer sentí que el cielo eras tú, que mi vida solo pasa por ti, que mis labios necesitan besarte, que mis manos pertenecen a tu piel, que mis ojos solo pueden mirarte a ti, que mi sonrisa es tuya...que mi corazón solo puede enamorarse de ti"

Notas de la Autora:

¡Hola! Soy Idriel

Esta es una historia de amor entre unos de mis personajes favoritos del anime, Sakuno y Ryoma. Espero que sea de su agrado esta historia de romance, que estará llena de humor e intrigas. Disfruten las adversidades y problemas de este amor.

Algunos capítulos serán narrados en 3era persona y a veces en primera persona, para dar mas versatilidad a la historia Les agradecería que dejaran muchos reviews con sus opiniones y criticas, ya que es satisfactorio para un autor leerlos ya que motivan a seguir escribiendo para ustedes. Y si eres fan de Sakura Card Captor, los invito a que disfruten de mi otra historia "Open Your Heart" que también publico en esta página. Sin más que decir, los dejo con el primer capítulo.


"Conociéndote, sólo una noche de Juerga"

"No es una locura. Es algo que llama querer y te pertenece, es un sentimiento que te domina y que lleva tu nombre junto al del amor."

Sus lágrimas eran una canción de dolor, estaba recostada en su cuarto deseando que todo fuera una pesadilla. El hombre que qué se había robado su corazón, le había mandado una carta que le partía el alma.

-Tanta estúpida espera, para nada- se decía- ¿Qué puedo hacer para cambiar esta oscuridad? Cuando se marchó, se llevo mi corazón junto con él, y ahora esto-

Estaba acostada boca abajo abrazando una gran almohadón de plumas y sus lágrimas que caían de sus ojos carecientes de brillo por el dolor lo humedecían.

Sus cabellos color carmín caían desordenadamente, llevaba puesto un camisón de seda. Su dolor era inmenso y las esperanzas parecían alejarse poco a poco, junto con el sol que se va con el atardecer para darle paso a la noche.

Tocaban a su puerta fuertemente. Varios golpes que parecían traerla a la realidad, mas no olvidar su delirio.

-¡Sakuno! ¡Sakuno! - gritaba y tocaba fuertemente a su puerta una jovencita de cabellos castaños claro y su largo era un poco arriba de los hombros. Su tez era bella y suave, y era poseedora de unos ojos azules muy hermosos.

Traía un vestido muy precioso, de la parte de arriba se entallaba a su cuerpo y remarcaba sus curvas, de la parte de abajo era suelto y llegaba hasta el suelo, era de un color guinda con destellos dorados, traía su pelo lacio y accesorios dorados. Estaba radiante, pero eso no conectaba con la actitud que tenía, estaba seria y preocupada, seguía insistiendo con los golpes apresurados.

-¡Sakuno! ¡Por favor ya sal de ahí! ¡Ningún bastardo merece tus lágrimas!-

Estaba preocupada por su amiga, que desde que había recibido esa maldita carta, había estado ausente y todas sus emociones felices se habían apagado, como la luz de un farol.

-Maldito idiota- se murmuraba a sí misma- Juro que si me lo llego a topar, yo misma lo pondré en su lugar.

¡Sakuno! ¡Sakuno!

Escuchaba que la llamaban, pero todo era oscuro. Sakuno!

Tenía que encontrar de donde provenía esa voz, diviso una luz a lo lejos, estiró una mano tratando de alcanzarla, empezó a correr hacia esa luz.

¡Sakuno! ¡Sakuno!

Cada vez se acercaba mas, sentía un escalofrío cálido con un toque de esperanza que le llenaba el cuerpo. Escuchaba los gritos más cercanos.

¡SAKUNO!

Abrió sus ojos, todos llenos de lágrimas. Sentía un fuerte dolor en el corazón, quería bloquear todos sus recuerdos para alejar esa tortura, pero parecía casi imposible.

Escuchó los gritos de su amiga y sus golpes a la puerta. Se levantó, sus piernas apenas y le respondían. Camino hacia el centro de su cuarto, y se puso en frente de su espejo.

Sonrió irónicamente, lucia devastada por tanto dolor, pero… ¿Cómo era posible? Que un hombre pudiera provocar tantas cosas en una mujer, pero, más bien, no era el hombre, si no el sentimiento generado.

Suspiró y sus lágrimas volvieron a brotar.

Ann seguía tocando fuertemente la puerta, no se iba a rendir, tenia que traer a su amiga de vuelta aunque fuera lo último que hiciera.

-¡Sakuno! ¡Abre de un buena vez si no quieres que tumbe la maldita puerta!- gritaba desesperada.

Sakuno, conociendo que Ann si era capaz de hacerlo, se dirigió lo más rápido que le permitieron sus piernas entumecidas a abrir.

Cuando Ann vio a Sakuno, un sentimiento de tristeza le embargo, ver a su amiga así, tan devastada y decaída. Corrió a abrazarla, Sakuno recibió el abrazo y sus lágrimas empezaron a caer más fuerte.

-No lo puedo dejar de amar Ann- decía Sakuno entre sollozos.- El se llevo mi vida junto con él, ya no puedo seguir, ya no puedo vivir- decía Sakuno.

Ann rompió bruscamente el abrazo que la mantenía unida a Sakuno y le dio una sonora cachetada.

-Lo Siento Sakuno, pero fue para que entraras en razón- dijo Ann muy triste y seca. - me duele más que a ti.

Sakuno se quedo anonada por la acción de su amiga, se tocaba su mejilla aún caliente por el golpe y miraba sorprendida a Ann.

-¡No me mires así! ¡Despierta! ¡Reacciona Sakuno! Ningún canalla merece tus lágrimas- dijo Ann mientras tenia la mirada gacha, una lágrima recorría su mejilla y apretaba fuertemente los puños cerrados de coraje e impotencia por no poder hacer nada mas por su querida amiga.

Volvió a abrazar a su amiga, Sakuno seguía un poco sorprendida, pero comprendió las intenciones de su amiga y aun con lágrimas en los ojos dijo un casi silencioso Gracias.

-Vamos amiga, no dejes que esa pena carcoma tu corazón, ya llegara un hombre que te valore por quien eres y ese hombre será muy afortunado ya que tu eres una gran y bella persona- dijo Ann.

Sakuno, que mas podría pedir, estaba totalmente agradecida por tener una amiga como ella, siempre en las buenas y en las malas estaba con ahí, a pesar de la adversidad. Era como su hermana mayor, siempre cuidando de ella y protegiéndola. Siempre fue así, desde pequeñas.

- Anímate chica, lo menos que puedes hacer para olvidarte de eso por unos instantes, es acompañarme al evento de esta noche. Te servirá, mínimo mantendrás alejada tu cabeza de todas esas cosas...-

-Pero, no lo creo conveniente...- dijo Sakuno.

"Y es imposible de evadir lo que siento" pensó mientras bajaba la cabeza y ensombrecía la mirada.

Ann la miro, frunció el ceño y se prometió a si misma que haría olvidar el tormentoso amor que su amiga sentía, aunque fuera lo último que hiciera en su vida. No le gustaba verla sufrir por un hombre, estaba totalmente devastada y esa hermosa sonrisa que siempre ilustraba Sakuno había desaparecido, recuperaría esa sonrisa, estaba más que decidida. No la podría comprender del todo, ya que nunca había sentido algo parecido a lo que sentía su amiga por un hombre. Si había tenido enamoramientos, pero nunca amo con tanta intensidad.

Algo si sabía, tratar de quitar ese amor seria como tratar de pedirle a un águila que ya no volara o como tratar de hacer que un pez viviera fuera del agua, pero lo lograría, no sabía cómo pero recuperaría a su amiga Sakuno.

-¿Cómo podría faltar la hermosa modelo Sakuno Ryuzaki?- dijo Ann.

-Pero...- dijo Sakuno.

-Cállate, y vamos arreglarte- dijo Ann un poco más animada. La tomo de la mano y la arrastró de nuevo hacia su cuarto.

Llegaron hacia su inmenso armario, Ann abrió las puertas de par en par y empezó a rebuscar en entre todos los vestidos, uno adecuado para la ocasión.

Sakuno tenía vestuarios muy variados, hermosos sin duda, pero casi no los utilizaba porque no le gustaba mucho salir a fiestas.

Su corazón estaba roto, daba vueltas en la monotonía, se sentó en su cama con la cabeza echa un nudo. Se llevó una de sus manos a su cabeza y volteo a ver la ventana.

-Lloverá- susurro Sakuno.

Callar y dejarse llevar, que más le quedaba, ahora solo le tocaba volver a ser la misma de antes, la que algún día fue. Pero eso sería casi imposible, o eso ella creía.

Siempre había escuchado que no importa si te rompen el corazón una vez, siempre te volverías a enamorar otra vez, pero ¿Sería cierto? Una ligera parte de ella le decía que no perdiera la fe, que no se dejara caer, que pronto cambiarían las cosas.

Pero solo era un ligera y no muy convincente parte. Ya no podría derramar mas lágrimas, al menos no por él, ya que la hacía lucir patética e indefensa. Ya no sentía su corazón agitarse, solo...palpitaba y ya.

Ann seguía buscando hasta que encontró un vestido perfecto, del diseñador Roberto Cavalli, que se entallaría excelente al bello cuerpo de Sakuno.

-¡Perfecto!- exclamó. Lo saco del closet y lo extendió en la cama en la cual todavía seguía sentada Sakuno. Ann se cruzo de brazos, lo contemplo y volteo a ver a Sakuno.

-¿Porque yo no sabía que tenías este vestido?- dijo Ann un poco molesta volteando ver a Sakuno. Ann al verla suspiro, Sakuno estaba aun contemplando las gotas de lluvia que empezaban a caer a través de la ventana.

"Supongo que no será fácil olvidar ese fuerte sentimiento...pero conseguiré que lo logre" pensó Ann con determinación, Sakuno reacciono y se dio cuenta de la mirada de su amiga.

-Disculpa, me perdí en mis pensamientos... ¿Qué decías?- dijo Sakuno mostrando una sonrisa triste.
Ann sonrió irónicamente.

-Que, ¿porque yo no sabía que tenias este vestido?- repitió su pregunta Ann.

Sakuno observó el vestido tendido en la cama. En verdad era hermoso. Se acercó para contemplarlo y paso sus dedos por la suave tela.

-Él...me lo compró- dijo Sakuno con una sonrisa melancólica- Fue su último regalo de él antes de partir...- En esos momentos la garganta se le cerró, no podía hablar más. Ahora que se ponía a pensar, en realidad era una chica con una sonrisa rota, que había pasado mucho dolor, no, un infierno estos últimos años.

-En verdad es hermoso- dijo en voz leve, repitiendo sus pensamientos.

Ann suspiró.

-Si algo le tengo que reconocer al idiota, es que tenia buen gusto.- dijo

Sakuno rió un poco, y Ann sintió en ese instante que su amiga si podría volver a ser la misma de antes.

Tomó el vestido con una mano y con la otra levantó a Sakuno de su cama.

-Ven, vamos a ponerte hermosa hermana- dijo dulcemente Ann- Deberé llamarle a Alec, mi amigo y estilista personal, solo el te puede arreglar en una emergencia como esta.

-O-

El Gran Salón donde sería el evento ya estaba lleno, y el, ya estaba listo para salir de su hotel, no le importaba llegar tarde, después de todo el era Ryoma Echizen, y ya tenía su mesa reservada... ¡al diablo con la puntualidad! . Estaba sentado, pensando en las emociones que le aguardaban, en… ¿Las mujeres que conquistaría? no, demasiado explícito. Se encontraba en un pequeño salón muy hermoso, decorado al estilo francés del siglo XVIII. Columnas decoraban el salón, una luz tenue lo rodeaba y un cálido aroma se mezclaba en el aire. Escuchaba los sabios consejos de su mejor amigo… muy sabios.

-¿Esta listo...?-dijo su consejero mas fiel y hermano en la adversidad.- ¿Para conquistar a unas gatitas?- Momoshiro sin duda era un tipo alegre, simpático pero a veces decía comentarios no muy apropiados. Como el de ahora.

Recibió una mirada fría por parte del tenista, sin duda una mirada que daba miedo. Cualquiera se podría doblegar ante aquellos ojos de color ámbar. Momoshiro tragó saliva.

-Retiro lo dicho- dijo un poco arrepentido- Idiota...-susurró Momoshiro creyendo que no lo escucharía. Otra mirada asesina.

- Momoshiro...- dijo el tenista mortalmente sereno.- En primer lugar, tú sabes que este tipo de estúpidos bailes me molestan-

-Pero bien que antes los disfrutas al final cuando acabas en la cama con alguna de las invitadas...- dijo Momoshiro por lo bajo.

Ryoma escucho esto y volteo a ver a Momoshiro aun mas enojado. (¿Mas?) Quería asesinarlo, ¿porque le tenía que recalcar errores del pasado que ya no cometía? (a veces).

¿Acaso era malo saciar el deseo carnal? Bueno, si se ponía de esa forma tal vez, si. Pero, la carne es débil y no se puede evitar. Volteo a ver a Momoshiro, advirtiéndole con la mirada que se retractara de lo dicho.

-¿Dijiste algo?-

-No para nada- contesto Momoshiro llevándose una mano a la boca conteniendo una carcajada.

-Ahora... si aprendieras a pensar antes de cometer esos pecados de lujuria...

-¡No creas que no te escuche idiota!, tu sabes que eso ya quedo en el pasado...- exclamó el tenista.

"Una parte nada más" pensó...

- ¿En segunda, desde cuando tú me hablas de eso? No me vas a decir que ya te hiciste un alma de Dios de la noche a la mañana- continuo serio el tenista- Y por último, vuélveme a decir idiota...-Una pequeña llama de maldad se encendió en sus ojos Ámbar y sonrió maliciosamente- y le digo a Taylor quien se fue de parranda hace una semana y no regresó hasta después de tres días. Otra vez Momoshiro tragó saliva.

-Sabes que es broma...- respondió serio Ryoma al ver que su amigo empezó sudar frío, pero como disfrutaba hacerlo sufrir.

Un guardaespaldas de Ryoma entro al pequeño salón donde se encontraban "charlando" (entiéndase, discutiendo) Momoshiro y Ryoma.

El apuesto tenista lo volteo a ver, y el guardaespaldas se cohibió un poco.

-Señor...- dijo haciendo una temerosa reverencia- ya es hora, se le ha de hacer tarde.

-Está bien- dijo en seco- te puedes retirar- El guardaespaldas salió como un torbellino, es que, el tenista siempre infundía temor y respeto. Imponía seguridad y dominio, y tan solo con una mirada seria y cautivadora. De verdad que él no necesitaba guardaespaldas, pero solo por si las dudas, los tenia.

-Bien- dijo Momoshiro poniéndose de pie, sabía que pronto todo abría de comenzar. Una carrera que su amigo tendría que enfrentar. Una carrera que bien, Ryoma podría correr solo, pero como siempre pasa, abría tropiezos, y él estaría para darle una mano.

-¡Que el show comience!-

Ryoma dio un suspiro. Esta noche, creía saber lo que le deparaba el destino, pero estaba totalmente equivocado.

A veces, el destino nos cambia la jugada drásticamente, puede ser desde bueno o hasta algo casi devastador, ya que después de todo, la vida es un juego, y para jugarlo, no necesita tener suerte, simplemente, el único requisito, es vivir.

Ya lo que pase después, viene por parte del destino, porque todo lo que pasa, sucede por una razón. Nada es al azar. Cerró los ojos y se puso de pie, dispuesto a enfrentar el maldito baile al que su representante lo había enredado (para su disgusto) enseguida, dió otro suspiro y abrió sus ámbares, puso el típico rictus serio e imposible que lo caracterizaba.

Volteo a ver Momoshiro y después salió por la puerta.

Momoshiro recibió esa mirada como un "estoy listo" por parte del Ryoma, su mejor amigo. Siempre lo apoyaba en todo, siempre fue así, desde pequeños. Momoshiro encogió los hombros.

-Supongo que yo también- dijo y salió detrás de el.

-O-

Comenzó a preparar a Sakuno para el baile.

Le soltó el cabello y se lo plancho para que le quedara bellamente lacio, le dejo un flequillo al frente de lado.

-Solo a ti se te ocurre llamarme en una emergencia, tenía una reservación, pero por ti amiga, ¡Soy capaz de cruzar el mundo de rodillas!- exclamo Alec, el estilista- Pero claro, no significa que en efecto lo vaya a hacer.

Ann se echo a reír, su amigo a cada rato le sacaba sonrisas. Estaba observando cómo arreglaba a su amiga lo más rápido posible. Sin duda, era un mago en la belleza. Checó su reloj de mano para ver la hora, aun estaban a tiempo. El estilista observo de reojo.

-Si eso significa que me apure, pues ríndete, porque yo apurada, no trabajo bien.- exclamo Alec, mientras maquillaba a Sakuno.

-No, no, para nada, solo veía la hora- dijo Ann, disculpándose por una acusación falsa.

Le coloco sombras con colores durazno y blanco en los ojos para que resaltaran con el vestido, el maquillaje fue ligero, sin exagerar. Después, le arreglo las pestañas y se coloco unos aretes de plata que le iban perfectamente. Ya para acabar la sesión de belleza y ponerle la cereza al pastel, Sakuno vistió la prenda.

Alec miraba extasiado su obra maestra y Ann estaba emocionada. Sakuno tenía una belleza muy exótica, y gracias a ella, se convirtió en una modelo reconocida, pero nunca se había arreglado de tal manera, solo en las pasarelas, pero eso no contaba.

-¡Ay! ¡Estoy tan emocionada!, tuve el placer de arreglar a la hermosa top model, Sakuno Ryuzaki- exclamo encantado el estilista.

Se veía sensacional. El vestido era color durazno con un escote en V y era más o menos del mismo modelo que el de Ann, entallado al cuerpo de arriba y suelto de abajo. La espalda iba destapada dejando ver la piel blanca de Sakuno al descubierto. Estaba radiante.

Si bien se ponía vestidos, pero nunca tan provocadores. Se sonrojo y Ann sonrió.

Salto hacia ella aplaudiendo.

-¡Estas hermosa!- grito emocionada- Si no conquistas algún hombre esta noche, querrá decir que los invitados estarán ciegos-

-Y me guardas uno para mí, pero no me gustan muy altos- comento Alec.

Se comenzaron a reír, Sakuno suspiro y se vio en el espejo.

Un remolino de emociones lleno su corazón, tan devastadores como un huracán, tan calientes como una hoguera. Emociones que amenazaban con liberarla del capullo donde se encontraba atrapada. Dibujó una sonrisa en su rostro.

"Acaso este... ¿Será el primer paso para olvidarme de él?" pensó

-O-

Todos los coloridos invitados estaban el Gran Salón.

Unos se encontraban charlando, la música rítmica sonaba mientras otros invitados bailaban, y las grandes luminarias seguían desfilando por la alfombra roja. Era un evento muy importante, organizado por un reconocido empresario y no cualquiera asistía, solo los más famosos y millonarios de la sociedad.

Los muchachos, buscaban entre las jovencitas su pareja ideal de baile, los más ancianos comentaban acerca del baile, la cena, y de las "horrendas" costumbres de las generaciones de hoy en día, y sobre todo de aquel magnifico tenista tan joven que acababa de ganar un Grand Slam, Wimbledon hacia apenas el mes pasado y que ya se colocaba en el ranking de los mejores tenistas del mundo y que por cierto, asistiría a la fiesta.

-De que te quejas Ryoma...- comentó Momoshiro que se encontraba sentado a un lado de él en la limusina.- Tendrás a todas las damas a tus pies, eres la estrella del momento!- dijo con un tono un poco celoso. Ryoma rió irónico ante el comentario, primer intento de sonrisa amable que había tenido durante todo el día.

-Eso es lo que me molesta Momoshiro, tener que ser el centro de atención y no quiero es que estas...ilusas- hablo el tenista recalcando la última palabra- Crean que es un baile al estilo cenicienta donde, por un solo vals bailado, crean que ya son mis prometidas o mis novias.- dijo Ryoma un poco molesto.

-Es tu culpa por ser tan buen tenista y ser tan guapo- dijo Momoshiro molesto.

-Calla- dijo enojado Ryoma.

No quería ilusionar a nadie, simplemente, no estaba listo para tener una relación formal, ya que, el era un hombre joven y libre y lo único que quería era divertirse y jugar tenis.

-Estúpido Ryoga...- dijo Ryoma por lo bajo. Como odiaba a su hermano mayor, y más al recordar lo que había hecho.

-Pff, ¡Jajajaja! ¿Ahora es la culpa de Ryoga?- comento divertido Momoshiro.

-¡Si!- dijo un enojado Ryoma que volteo a ver a Momoshiro con una mirada que decía " O te callas, o...".

Momoshiro entendió y paro de reír, pero aun así, eso no le impedía seguir riéndose en sus adentros.

- ¡Si, es toda su culpa! ¡Es un cobarde por comprometerme a venir a este estúpido evento!- Ryoma iba alzando mas la voz cuando escucho el motor de la limusina apagarse que le indicaba que ya habían llegado al evento y debía prepararse para salir.

Esta ultima charla, lo había puesto más de malas de lo que ya estaba, y tomo una posición seria y molesta.

-Ya que...- dijo Ryoma, bajo de la limusina seguido de Momoshiro

Enseguida, los flashes comenzaron a inundar a un enojado Ryoma y a un alegre Momoshiro. Este regalaba sonrisas traviesas a los paparazzis que no dejaban de tomar fotos, Ryoma roló los ojos y lo arrastro, a pesar de las protestas de Momoshiro, y cruzaron la alfombra roja rápidamente y sin dar entrevistas. La prensa adoraba la actitud altanera de Echizen.

Las puertas se abrieron para permitir la entrada de Ryoma y Momoshiro. Se veían realmente guapos.

El salón comenzó a murmurar por debajo de la música y las muchachas instantáneamente comenzaron a cuchichear entre ellas, cosa que notó Ryoma mientras entraba al baile, y solo puso sus ojos en blanco. Ryoma automáticamente se alejo de Momoshiro y comenzó a pasearse por el salón para encontrar la barra o algo con que entretenerse. Las muchachas y no faltaba una que otra señora se pasearan coquetamente por donde él pasaba, cosa que exasperó a Ryoma pero no lo demostró, simplemente se alejaba rápidamente.

"Estúpidas" pensó

Pero, ¿Por qué se tenía que meter en todo esto?

Sin duda, extrañaba Inglaterra, a pesar que solo estuvo durante el tiempo que Wimbledon, en ese país solo era un joven de 21 años, buscando diversión y porque no, disfrutando de un poco de sexo, claro, sin que su representante se enterara, porque si no, pegaría el grito en el cielo. Por lo menos, en Inglaterra, los paparazzis no lo molestaban tanto como en Estados Unidos, bueno, eran más francos al respecto.

-O-

A las afueras de la recepción donde se llevaba a cabo el evento, llegaba un hermoso Mustang rojo del año a toda velocidad. Sea lo que sea, los padres de la conductora se la debieron haber pensado antes haberle regalado ese costoso auto, ya que, por mucho que sea el amor fraternal, también debieron de haber pensado en la pobre gente que se cruzara con su hija manejando.

Se estacionó violentamente pero como si fuera toda una profesional, hizo que su carro quedara perfectamente estacionado y acomodado.

Todos los paparazzis se pusieron expectantes para ver que celebridad saldría de ese magnífico auto.

Del carro, se bajaron dos hermosas jovencitas, una castaña y la otra pelirroja. Y enseguida los flashes comenzaron a parpadear. La castaña se bajo más que satisfecha y mostrando una serenidad inmensa, mientras que la pelirroja estaba pálida y mareada. Sin duda, para lo próxima ocasión, Sakuno se la pensaría dos veces para volverse a subir en un carro en el cual Ann fuera la piloto.

-¿No te parece extraordinario mi auto?- dijo Ann sonriente. Sakuno la volteo a ver como diciendo "¿Estás loca?", respiraba y se llevó una mano al corazón, ya que lo tenía acelerado por demasiada adrenalina.

-Si- respondió un poco irónica y burlona. Ambas comenzaron a desfilar por la alfombra roja mientras los paparazzis seguían locos por captar a la famosa actriz Ann Tachibana y a la codiciada y también famosa top model, Sakuno Ryusaki. Ann caminaba muy segura de sí misma y le echaba miradas coquetas a los reporteros, que se derretían ante la feminidad y seguridad de Ann. Sakuno la seguía por detrás pero un poco insegura ya que, le daba pena llevar puesto un vestido tan provocativo (y eso que es modelo).

Un reportero se acercó a Sakuno intentando sacar una entrevista.

- ¡Eh! ¡eh! Sakuno, ¡Sakuno Ryuzaki! ¿Donde dejaste a Atobe Keigo? ¿Es cierto que te dejo por Tomoka Osakada?- gritaba el imprudente reportero.

Sakuno se quedo anonadada, abría y cerraba la boca como un pez sin saber que decir, en eso, Ann entro en rescate de su amiga, se acerco al micrófono y le dijo al reportero:

-Gracias, mira ella lo dejó a él ¿Si? Mira que el muy cínico se pierde de mi amiga, pero pues no está a la altura de la gran modelo Sakuno. En cuanto a ti reportero, sí quieres seguir teniendo tu trabajo, te sugiero que la dejes en paz y que esto no salga en vivo.-

- El reportero le alejó el micrófono nervioso y ya no sabía que decir ante la cámara que lo seguía. Si de Ann algo se conocía, era su carácter y que mejor que no meterse con la fiera.

Ann y Sakuno siguieron su marcha, con esta última a punto de romper en llanto.

- Ya amiga, si no, arruinaras tu maquillaje- dijo tratándola de consolarla

-Es que a todos lados que voy, el ¡ahí esta!- dijo Sakuno con la voz quebrada.

-Ya, no pienses en eso, y solo diviértete ¿sí? Hazlo por ti, y también por mí, que no me gusta verte así- dijo Ann.

Sakuno asintió agradecida con su amiga por soportarla en esas condiciones. Hizo un intento de sonrisa, y se limpio la lágrima que caía sobre su mejilla.

Llegaron a la entrada principal y fueron detenidas por dos corpulentos guardias, vestidos de traje negro y lentes negros y con un audífono en la oreja izquierda.

-Invitación- dijeron los dos al mismo tiempo con un tono muy seco.

-¡Relájense queridos!- dijo Ann un poco asustada por la actitud de los guardias- Ya sé que es su obligación cuidar la entrada, pero no traemos bombas nucleares o algún arma bacteriológica

-Señorita, su invitación o se puede ir retirando- dijo un guardia.

-¡Ay bombón! Con esa actitud, debes de espantar a todas las mujeres- Ann saco la invitación del su bolsillo y se la entrego al guardia. Este se levantó las gafas y la analizó bien corroborando de que no fuera falsa.

- Bien, ahora señoritas, sus bolsos los tengo que revisar- dijo el otro guardia. Ann le estiro el bolso y también Sakuno.

-¡Por dios! Que podemos meter en esos pequeños bolsos, ¿rifles? ¿Cañones? ¿Ántrax?- dijo por lo bajo Ann a Sakuno quien rió ante el comentario de su amiga.

Los guardias escucharon a Ann molestos y les devolvieron sus bolsos.

-Adelante, y bienvenidas- dijeron secamente.

-Gracias- dijo Ann y les guiño el ojo antes de entrar al salón.

Caminaban un poco aprisa, ya que el baile ya tenía horas de empezado. Mientras que Ann iba hablando molesta, Sakuno la seguía impasible, seria y con un deje de tristeza en su rostro. A su mente, venían momentos que había vivido con la persona que la había dejado, y le dolía aun más, al recordar cómo le había propuesto matrimonio, según él en una prueba de "verdadero amor".

Pero por los hechos, nos podemos dar cuenta que en realidad fue muy poco hombre al abandonar a Sakuno.

-¡Que se creen! Solo porque son agentes especiales, no les da ninguno derecho de hablarnos así- Ann despotricaba, cuando se dio cuenta que su amiga estaba ausente de la realidad.

Se paro y tomo a Sakuno por los hombros. La tenía que regresar a la realidad, mientras que Sakuno se espanto ya que no esperaba eso de su amiga.

-Hagamos un trato, esta noche te olvidas de ese estúpido cobarde, disfrutas la noche, y ya mañana si quieres hasta te cortas las venas por él- dijo Ann un poco molesta, claro que esto último lo dijo bromeando.

Sakuno sonrió, de no ser por su amiga, todavía seguiría devastada llorando en su cuarto.

-Gracias otra vez- dijo Sakuno. Ann también quería llorar por el dolor que su amiga pasaba, pero se contuvo las ganas.

-Ya, ya. Entremos al baile- respondió Ann un poco satisfecha por haber traído a Sakuno devuelta al realidad.- Se nos hace tarde y todos los muchachos guapos nos los ganaran. -Sakuno asintió y entraron al baile.

El tenista se encontraba en la barra, tomando una bebida, mientras que escuchaba una aburrida platica de una de las muchachas que se había acercado a él.

-Y pues no sabía que raza de perrito escoger...-decía la lela compañía del joven, mientras que el, ponía sus ojos en blanco.

Quería una manera de escapar de esa tortura, pero no veía salida. Momoshiro lo veía de lejos carcajeándose.

-Qué bueno que no soy el- dijo para sí mismo, disfrutaba ver a Ryoma en esas condiciones.

Ryoma buscaba a todos lados alguna escapatoria. Lo que sea o, a quien sea.

Sakuno y Ann entraban al Gran Salón. Impresionadas por la grandeza y majestuosidad que este salón representaba, diseños de siglos pasado, columnas de oro y plata. Y del baile ni se diga, miles de figuras y hermosas decoraciones dignas de un cuento de hadas.

-Esto es impresionante- dijo Ann.

-Ya lo creo- le contesto Sakuno igual de impresionada que su amiga.

-¡Que la fiesta comience!- sentenció Ann y arrastró a Sakuno hacia el centro del salón.

Ambas se dirigieron a la pista de baile, donde sonaba una canción movida. Mucha gente se encontraba en la pista de baile y bailaban rítmicamente. Cuando menos se dio cuenta, Sakuno se había perdido entre la gente y no podía encontrar a su amiga. Se trato de desafanar del desastre, y decidió dar unas vueltas alrededor de la pista por si veía a Ann, pero ni pista de la actriz.

-¡Ann!- grito Sakuno.

Ryoma seguía desesperado buscando una salida a esa tediosa tortura que vivía con la joven estaba con él en esos momento tenia, cuando diviso algo que lo dejo totalmente impresionado.

En el centro del salón, se encontraba una hermosa mujer de cabellos rojos como el fuego, como estaba de espaldas, veía su blanca y suave piel, que en ese mismo instante deseo saber cómo se sentía tener esa piel entre sus manos. Un calor lo empezó a recorrer y su corazón empezó a palpitar un poco más rápido de lo normal.

La mujer se veía perdida en el centro del salón y se volteó quedando así de frente con dirección al tenista para que este la pudiera admirar mejor, sus curvas eran perfectas y su belleza era grandiosa.

El príncipe tenista estaba totalmente perdido y no dudo en irse olvidando a la otra lela joven.

Volteaba a todos lados a ver si la encontraba y se movía entre la gente que estaba bailando a ver si la divisaba.
Nada, ninguna señal de Ann, y Sakuno se empezó a preocupar. Decidió dirigirse a la barra, ahí la esperaría por si se le ocurría buscarla ahí. Se sentó a tres asientos de Ryoma, que la observaba fijamente pero Sakuno ni se daba cuenta de su interesado espectador. La modelo suspiró y bajo la mirada, pero no tardo en levantarla cuando escucho que le hablaron.

-¿Le gustaría alguna bebida señorita?- le había dicho el bartender amablemente, cumpliendo su trabajo.

Sakuno lo miro.

-No gracias, no tomo- dijo un poco cohibida al percatarse que el bartander la observaba fijamente iluminado.

-¡Demonios! ¡Yo la conozco! ¡Usted es la famosa modelo Sakuno Ryuzaki! Es más hermosa en persona, ¡si me permite decirlo!- exclamó el bartender emocionado, Ryoma les observaba sigilosamente mientras se iba acercando despacio. Este levanto una ceja y se formo una pequeña sonrisa traviesa al escuchar la exclamación del bartender. ¿Una modelo famosa? Esta noche no sería tan desagradable después de todo.

-Aah...ah...- Sakuno no sabía que decir, la exclamación la había tomado desprevenida.

-¡Dios! Vamos, acepte una bebida, yo invito, aunque si se enteran me regañan, pero se nota que usted lo necesita- prosiguió el bartender- ¡Ah no! pero espere, que tonto fui...usted obviamente no toma, por el modelaje y eso, perdón mi insistencia-

En ese instante algo hizo clic en la mente de Sakuno. "Tal vez, le acepte un poco...digo, dicen que con un poco de bebida se olvida el mal de amores aunque sea por unos momentos..."

-¿Oiga, es cierto que Atobe Keigo la dejó?- pregunto curioso el bartender mientras limpiaba un vaso, no se dio cuenta de la reacción que genero esta pregunta en la modelo, esta última pregunta no la había alcanzado a escuchar Ryoma por el ruido de la música.

Al escuchar ese nombre, Sakuno sintió como si le clavaran un puñal en el corazón... miró decidida al bartender, había escogido que por lo menos una vez en su vida, no sería la jovencita recatada y educada que siempre había sido... ¡Al diablo el modelaje por una noche! Sería lo suficiente desinteresada y despreocupada para poder disfrutar de la fiesta a gusto sin tener que estarse auto flagelando por culpa de ese bastardo que la dejó.

El Bartender se paralizó ante la mirada carmín de la joven.

-No, yo lo deje a él- Se convenció (aunque fuese mentira)- ¿Sabe qué? Cambie de opinión, si deme una bebida... la más fuerte que tenga, no sé de nombres de bebidas, pero deme la más fuerte- dijo Sakuno decidida.

El muchacho que atendía la barra la miro expectante y dudo en darle la bebida.

-¿Está segura?- pregunto con miedo.

-Claro, ¡Venga!- dijo Sakuno golpeando la barra levemente con el puño.

-Está bien- dijo el bartender.

Después de 2 copas, Sakuno se sentía un poco mareada ya que nunca había bebido en su vida, pero feliz, el dolor había desaparecido y estaba alegre. Ryoma la había estado observando curioso sin hacer nada, encontraba fascinante la forma tan inocente con la que se emborrachaba. Hasta que decidió acercarse antes de que la susodicha olvidara hasta su propio nombre.

Una voz le hablo al oído, la tomó totalmente desprevenida y desprotegida e hizo que se estremeciera como nunca antes.

-¿Estas perdida?- fue lo que le susurraron al odio.

Sakuno se volteo a ver quien le había hablado, y cuál fue su sorpresa al encontrar a un apuesto joven, alto y fornido.

De unos hermosos ojos ámbares que se dejaban ver a través de su cara. Era extremadamente varonil y tenía una presencia que la hacía temblar, pero temblar deliciosamente.

Sakuno se quedo sin palabras y totalmente perdida en esos ámbares, como buscando hasta donde se encontraba la profundidad en ellos.

Sakuno asintió y Ryoma extendió una sonrisa coqueta.

El bartender le iba a dar otra bebida, pero se quedo paralizado al observar quien acompañaba a la modelo, se quedo boquiabierto porque no lo podía creer, y por una vez en su vida le agradeció a los cielos por tener un trabajo(aunque fuera sirviendo bebidas) que le permitió rodearse de las luminarias. Ryoma extendía una mano en señal de que no se la diera y el bartender asintió embobado.

-Si le das una más, no va a saber ni quien es- habría pronunciado Ryoma. Volteó a ver a Sakuno que lo observaba maravillada.

-¿Bailamos?- dijo él con una sonrisa radiante y satisfecho por el efecto que provocaba en la modelo. Ella asintió y Ryoma la llevo a la pista de baile, la atrajo hacia él, poniendo una mano en su diminuta cintura y su otra mano agarrada con la de ella.

Sentir el tacto de aquel extraño la hizo estremecerse y sentir una corriente caliente sobre todo su cuerpo.

Empezaron a bailar al ritmo de la música, tan armoniosa y romántica que sonaba al momento, mientras que algunas invitadas comenzaban a cuchichear entre ellas.

Sakuno estaba totalmente apenada y callada mientras bailaba con ese extraño.

Se sonrojó un poco y en eso, se acordó de la desaparecida Ann, vaya que el alcohol la había afectado. Ryoma noto esto y le comienza a sacar platica.

-¿Vienes sola?- Sakuno negó con la cabeza, Ryoma sintió un pequeño ardor de celos dentro de él, al pensar que venía con otro hombre. No señor, esa modelo seria sólo de él, aunque fuera por una noche. Ryoma Echizen siempre consigue lo que quiere.

-Ya veo, nunca te había visto, ¿eres de por aquí?- le pregunto serio mientras seguían bailando.

Mentira, si la había visto. Por dios, era de las más famosas modelos del mundo. Quien no la conociera o la haya visto por lo menos una vez en su vida, tendría que estar ciego o vivir en otro planeta, mas Ryoma nunca se dignó a aprenderse su nombre, aparte de que era malo para aprenderse nombres, nunca lo creyó relevante.

Otra vez Sakuno, negó con la cabeza gacha ya que le daba pena mirarlo a los ojos, por lo menos alguien no la reconocía (eso creía) y estaba contenta con eso, porque había deseado muchas veces volver a tener una vida normal.

Ryoma se comenzaba a desesperar porque no le podía sacar ninguna palabra, mas sin embargo, no se dio por vencido, ya que una mujer como ella, valía la pena.

-Al parecer te comió la lengua el gato- dijo Ryoma desviando su mirada, un poco menos serio, pero tampoco lo dijo de una forma alegre. Sakuno soltó una risita y el príncipe la volteo a ver.

Seguían bailando, tan conectados que parecían uno solo. Todos los miraban maravillados por la presencia que generaban ellos dos juntos.

Ryoma cada vez que se acercaba mas a ella, esta se separaba un poco de él, ya que, era demasiado tímida, y nunca había tenido tan poca distancia entre un hombre desconocido. Totalmente desconocido...pero que provocaba mil reacciones en ella

Momoshiro se encontraba bebiendo cuando vio a Ryoma bailando con una hermosa mujer, casi se atraganta.

¿El? ¿Bailando? que le había picado... al ver a la mujer con la que estaba bailando se dio cuenta de todo. Notó que era muy bella, mas no la alcanzo a reconocer.

"Algunas costumbres no se olvidan Echizen" pensó. Vaya, otra más a la cama del tenista.

Los dos seguían metidos tanto en el baile que habían olvidado que había más gente alrededor de ellos, el acariciaba su cintura y esto la ponía un poco nerviosa, pero le gustaba, le gustaba que hiciera eso.

-¿Y de dónde eres?- dijo otra vez el, intentando iniciar otra vez comunicación con ella.

-Italia- respondió al fin ella tímidamente. No era de Italia, pero vivía ahí.

-Ya veo, y ¿porque estás aquí?- continuo, al parecer, la estaba comenzando a interrogar, para ver si ella no era otra muchachita detrás de él solo por su dinero, pero al parecer, ella no tenía ni la más mínima idea de quién era el.

- Vine solo de paso- dijo ella. Al parecer, ya estaba cediendo más a tener una conversación.

-Mmm, ya veo- dijo él. En eso, la música terminó y se quedaron abrazados en el centro de la pista, como si la música no hubiera acabado, ninguno de los dos se movió, hasta que él se separó de ella. Se acerco otra vez a su oído para susurrarle otra cosa.

-¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más tranquilo? Este salón carece de privacidad, y no podemos hablar a gusto...te gustaría ir, no se... a ¿mi hotel?- dijo él sin pelos en la lengua.

Sakuno casi se cae de bruces al escuchar esta proposición, pero con el alcohol haciéndole efectos, asintió, al parecer aunque tratara no podía poner resistencia, estaba totalmente embelesada. Echizen sonrió, sabía que ninguna fémina se le podía resistir, por muy famosas modelos o actrices que fueran.

La tomó de una mano y salieron del Gran Salón.

Momoshiro observaba todo esto e hizo movimientos negativos con la cabeza.

"Otra más a tu lista" pensó. Pero, lo que él no sabía era que, aunque esto indicara la situación, todo sería diferente esta vez.

Solo se necesitaba tiempo y un poco de paciencia, pero ninguno de los presentes estaba consciente de lo que pasaría en un futuro no muy lejano, ya que simplemente en esos instantes se dejaban llevar por sus instintos del corazón. Descubrir nuevos sentimientos, dejar el orgullo por un lado y seguir adelante.

Ryoma seguía jalando hacia Sakuno lejos de todo ese bullicio para llevarla a un lugar más tranquilo para conocerla mejor. El pudo notar entonces, un brillo de tristeza en esos ojos carmín pero no comento nada, a decir verdad, no le importaba.

Salieron por la puerta trasera, Sakuno conducida por Ryoma, ya que este quería evitar a los paparazzis y los flashes de estos. Si no, ya se imaginaban los titulares de los periódicos de espectáculos al día siguiente.

Ryoma paró un taxi, y se subieron en el. Le dio indicaciones y el auto arrancó. Todo el camino ambos se fueron callados todo el camino, con Sakuno volteando a ver la noche y Ryoma la observaba.

"¡Pero qué pensaba al aceptar! Ahora me dirijo hacia el cuarto de hotel de un desconocido... ¡NUNCA volveré a tomar, por Dios!... pero que he hecho, que tal si es un suicida, aunque para que estuviera en ese evento, debe de ser alguien importante o famoso, pero no lo reconozco..." pensaba Sakuno cuando volteo a ver a su compañía y lo descubrió observándola. Sakuno se sonrojo y volvió a desviar la mirada.

"Aunque, viéndolo bien, su rostro se me hace familiar..." se dijo preocupada, cuando se percato que el auto se había detenido en un lujoso hotel. Ryoma pago el taxi y ambos bajaron de él. Sakuno pensó sus opciones, podía correr, pero de seguro la alcanzaría rápidamente, podía gritar pero su voz no le respondía, asi que sólo se dejo llevar. Ryoma tomó de la mano a Sakuno y la guió hasta su cuarto.

"Vaya, después de todo, esta noche obtuve y tendré diversión fácilmente" pensó Ryoma.

Pero que equivocado estaba, porque no se daba cuenta de los sucesos que pasarían en el futuro. Sakuno estaba aterrada y mareada por el alcohol, pero no podía resistirse al encanto del extraño. Llegaron a su cuarto y él le abrió la puerta para que entrara.

Sakuno se topo con un hermoso cuarto 5 estrellas, que más bien parecía un departamento lujoso de un soltero. Tenía decoraciones modernas y muebles en negro. Sillones de cuero negro y una mega pantalla plana. Y eso era solo el "pequeño" living del cuarto.

"Por Dios..." pensó Sakuno.

Sakuno al no saber qué hacer, se sentó en un sillón negro de cuero, estaba toda sonrojada, no tenía idea de que estaba haciendo. Ryoma se dirigió a una barra que contenía todo tipo de vinos, que se ubicaba en una equina del cuarto.

Se preparaba una bebida mientras la observaba fijamente. Esa mujer si que lo volvió loco por dentro, y no acuantiaría por mucho tiempo su auto control.

-¿Quieres una bebida?- le ofreció amablemente y levantando una ceja serio.

Sakuno negó rápidamente con la cabeza, ya estaba demasiado borracha y eso que casi no había tomado, si tomaba un poco más, perdería la conciencia. Con trabajos se podía mantener cuerda, y más con ese espécimen de hombre estando ahí. Ryoma encogió los hombres y se tomo lentamente la bebida. Cuando se termino la bebida se recargo en la barra observando fijamente a Sakuno. Esta se ponía toda roja (¿mas?) cuando se dio cuenta de la mirada gatuna que la examinaba. A Ryoma le encantaba verla así, tan inocente...suspiro y se comenzó a acercar a ella, como un depredador que acecha a su presa. Sakuno se comenzó a poner nerviosa, para orgullo y éxtasis de Ryoma.

Nunca había conocido a una mujer así, y era algo que quería probar.

Ryoma se detuvo y se dirigió hacia ella con una hermosa sonrisa, que no solía mostrar a nadie.
Pero un momento...el se dio cuenta de esto... ¿porque su coraza había cedido ante ella? Ya que, con ninguna persona era así, sería que esta chica tenía algo especial y sin querer, ¿había cedido ante ella?

No, no podría ser. Que se le puede hacer, el estúpido orgullo de un hombre lo volvió a cegar, inmediatamente cambio su sonrisa por una cara seria. ¡Esta mujer lo volvía loco! Iba a explotar en cualquier momento, y no habría poder humano que lo detuviera.

-¿Cómo te llamas?- le pregunto un poco seco, aunque por supuesto que ya lo sabía, después de escuchar su conversación que tuvo con el bartender, pero quería escuchar su nombre salir de sus propios labios.

-Sakuno- dijo ella.

Ella se encontraba totalmente hipnotizada, no le podía negar nada a aquel hombre, el era diferente a los demás, algo se lo decía, pero no sabía qué.

Por un momento, contemplo la posibilidad de huir pero la descarto rápidamente. Se olvido del hombre que la habría hecho sufrir, en inconscientemente estaba cumpliendo con el trato que tenia con Ann. Quería descubrir, quien era él, pero una fuerte barrera de timidez no la dejaba, es que ese hombre era tan cautivador y tan, no sabía, pero la tenia totalmente dominada, sin proponérselo.

Estaban ambos envueltos en un juego, en el que ambos gustosos participarían, pero no lo sabían.

-Sakuno...- dijo él con un suspiro- Hermoso nombre para una hermosa mujer. Sakuno sonrió. El tenista ya no se contenía mas, esta mujer lo hacía desvariar y sus deseos crecían mas, apenas y sabía quien era, pero él sentía que la conocía de siempre. Ambos se encontraban en una lucha de emociones internas. El, ante la reacción, esa sonrisa, fue como un balazo para romper su auto control no pudo aguantarse más. La levantó la atrajo hacia él, y la beso apasionadamente.

Llena de pasión, estaba totalmente sorprendida a la de ojos carmín. Al principio, estaba aterrorizada por la acción del hombre ¿Cómo se atrevía a besarla? Ponía resistencia pero luego fue cediendo ante la presión de Ryoma que termino por seguirle el juego. En ese momento se le olvido todo, Ann, el modelaje, su vida, Atobe... solo quería estar con el joven que tenía enfrente de ella.

El se separo de ella la observó

Estaba totalmente sonrojada y temblando. Atobe jamás la había besado así, con tanto... ¿sentimiento?

Ryoma sonrió al saber que provocaba eso en la mujer, y esto lo incito a descubrir que más podía a provocar en ella.

El corazón de Sakuno latía con fuerza, ¿porque la había besado? ¿Y porque ella le había correspondido?

Apenas y lo conocía pero, su cuerpo no opuso resistencia, respiraba agitadamente. Una ola de emociones choco en su corazón, y no porque ella quisiera, si no que, algo se despertaba, algo que no sentía desde hace mucho tiempo... no, más bien que nunca había sentido, y esto...le había gustado.

Ryoma puso un dedo en los labios de ella y los acaricio. Acto seguido la atrajo otra vez hacia él y la besó otra vez. Ella le siguió el juego. El paseaba sus manos por su cintura y ella se estremecía al sentir el contacto de ese hombre. Ryoma disfrutaba las reacciones de ella, comenzó a bajar lentamente por el cuello de ella cuando de repente, ella reacciono de una forma que nunca pensó que haría.
Un gemido...


Notas de la Autora:

Bueno, este es el principio de esta historia y espero que haya sido de su agrado.

¿Ryoma y Sakuno cederan ante la Pasión?

Les agradecería sus REVIEWS con sus jitomatazos y criticas, ya que si no recibo conforme va avanzando la historia, será removida ya que pensare que no fue de agrado. Espero y no sea así. Gracias.

¡Hasta la proxima!

¡Gracias!