Los personajes no son míos, solo la historia.

Prólogo

Apreté las manos sobre su cara una vez más y retiré el escudo de mi mente para dejarme ir de nuevo hasta los nítidos recuerdos de la primera noche de esta vida nueva, demorándome en los detalles. Reía sin aliento cuando la urgencia de su beso interrumpió otra vez mis esfuerzos. —Maldita sea —refunfuñó mientras me besaba con ansia por debajo de la barbilla. —Tenemos todo el tiempo del mundo para perfeccionarlo —le recordé. —Por siempre y para siempre jamás —murmuró. —Eso me suena a gloria. Y entonces continuamos apurando con alegría esa pequeña pero perfecta fracción de nuestra eternidad.

Sentí un fuerte dolor de cabeza, y no solo eso; sentía todo mi cuerpo adolorido. Poco a poco fui tratando de abrir los ojos. Todo esta blanco pensé. Poco después me di cuenta que estaba mirando el techo. Cuando baje la mirada, me di cuenta que estaba en un hospital. Antes de pensar el significado de esto, escuché un sonido constante. Vi la maquina a mi lado marcando el sonido de mi corazón. Tarde un minuto en percatarme lo extraño de esto. Mi corazón no late desde mi transformación. Poco a poco me di cuenta que mi vista y mis sentidos no eran vampíricos sino humanos. Intenté moverme pero sentí todo el cuerpo entumecido además me era difícil pensar con claridad.

Soy humana pensé, pero entonces… ¿dónde está Edward, Renesme y los demás?. Este lugar se parecía mucho a cuando estuve hospitalizada luego del enfrentamiento con James. Pero en esta ocasión Edward no está a mi lado pensé sintiendo un vacío. No el vacío que sentí cuando Edward me dejó; sino un vacío que sientes cuando caminas y te das cuenta que el suelo ha desaparecido. Antes de poder analizar mis sentimientos, la puerta se abrió. Mi madre pensé sorprendida y algo alicaída.

-¡Bellaaa...!- gritó. Corrió a mi lado a abrazarme. Hice una mueca de dolor. Renne al percatarse, se alejó. –Lo siento- susurró apenada.

-¿Qué ha pasado?-dije ignorando su disculpa.

-Tal vez debería llamar al doctor ahora que por fin has despertado. ¡Cariño, estoy tan feliz!. Han sido unos meses horribles.-replicó con ojos llorosos.

-¿Meses?-exclamé.

-Llamaré al doctor- dijo saliendo de la habitación.

He estado meses inconsciente y aun así no veo a ninguno de los Cullen aquí. Antes de poder desesperarme con ese pensamiento, entró un doctor de mediana edad y de rostro corriente. Sentí algo de nostalgia pensando en un doctor que se parecía más a un modelo que a un médico. Comenzó a analizarme sin darme ninguna información acerca de mi condición y su trato era un tanto brusco. Luego salió de la habitación diciendo que en unas cuantas horas vendría una enfermera para que me hagan unas resonancias magnéticas. Miré a mi madre significativamente.

Soltó un suspiro y comenzó a hablar.

-Estuviste cuatro meses inconsciente, te caíste de las escaleras y te golpeaste la cabeza. Te llevé al hospital y te tuvieron que operar; pues la caída provocó que se formara un coágulo en el cerebro. Pero después de la operación entraste en coma y…- dijo derramando algunas lágrimas.-El doctor dijo que tendrías algunos problemas de memoria cuando salieras del coma, ¡oh! cariño, no sabes lo feliz que estoy.-dijo limpiándose las lágrimas.

Quise preguntar dónde estaba Edward pero había algo que me lo impedía. Mordí mi labio con ansiedad.

-¿Qué día es?-pregunté.

- 30 de Abril- dijo.

-¿De qué año?- insistí.

-2005- musitó extrañada.

! ¿2005?! pensé. En esta época todavía no iba Forks, debí haberme caído antes de ir a vivir con Charlie. Eso quiere decir que lo que soñé todavía no ha pasado.

-Y… ¿Charlie?-musité incapaz de decir otra cosa.

-¡Ah!, tengo que decirle que finalmente has despertado- exclamó poniéndose de pie. La detuve antes de que se fuera.

-¿La escuela?, ¿cuándo voy a ir a Forks?-pregunté.

-¿Forks?, cariño, sigues insistiendo en eso; no tienes que hacerlo. Además no puedes viajar, menos en tu condición.

-Estoy bien y ya he tomado una decisión.-repliqué. Renne suspiró.

-Está bien pero tienes que esperar a que el doctor lo autorice- musitó yéndose del cuarto.

Soy humana, tengo diecisiete y no conozco a Edward. De pronto me llegó un pensamiento sombrío.

-Te he traído al baile -dijo arrastrando las palabras y contestando finalmente a mi pregunta-, porque no deseo que te pierdas nada, ni que mi presencia te prive de nada si está en mi mano. Quiero que seas humana, que tu vida continúe como lo habría hecho si yo hubiera muerto en 1918, tal y como debería haber sucedido.

Me estremecí al oír sus palabras y luego sacudí la cabeza con enojo.

Que mi vida continúe como lo habría hecho si Edward hubiese muerto en 1918. Si no existiera seres sobrenaturales, porque sin ellos no hubiese conocido a Edward.

Volví a sentir ese vacío. Sentí que el suelo desapareció a mis pies, solo que esta vez pude sentir como caía. Apenas y me percaté que la oscuridad estaba volviendo. Me estoy desmayando pensé. Después solo sentí una soledad inmensa porque el mundo sin vampiros significaría un mundo sin Edward.

Es una idea que se me ocurrió. Espero que les guste.