Telaraña de mentiras
Nada de Star Wars me pertenece. Es propiedad de George Lucas.
Parte de la historia se inspira en una conversación que tienen Vader y Luke en el fanfic "Forbidden" de Raythe. Para no adelantaros nada del capítulo, al final del mismo os indico exactamente de qué se trata.
Capítulo 1: Revelaciones
Aquel era el peor momento para que dejase de funcionar correctamente. Aunque físicamente aún no había notado ningún efecto, sabía que era cuestión de poco tiempo. El respirador estaba funcionando mal. Estaba seguro. No en vano llevaba veinte años atrapado en aquel maldito traje y si no llegaba a tiempo a su caza, no pasaría ninguno más. De hecho, aunque llegara a su nave antes de perder la consciencia, nada le garantizaba que fuera capaz de llegar al Executor antes de morir.
Aquella había sido la misión más absurda a la que su Maestro le había enviado. Una misión que hasta un político de tercera categoría habría sido capaz de resolver. Y, sin embargo, el Emperador había insistido en que él era el único que podría resolverla. Sintió como la rabia le envolvía y la oscuridad bañaba su espíritu mientras se encaminaba hacia su caza lo más rápido que su dignidad y su reputación le hacían permitirse. ¡No¡No pensaba morirse! No le iba a dar el gusto a esa víbora. Ahora sus palabras cobraban todo su significado: "Sé, amigo mío, que esta misión parece insignificante para que requiera tu atención, pero créeme, tu presencia es vital. Recuerda, debes acudir sólo. El Executor deberá quedarse fuera del sistema." Luego había sonreído de manera enigmática y había añadido: "¡Durante tu viaje de vuelta recuerda que todo lo que un día empieza, otro día debe acabar".
Entonces no lo había entendido pero sabía que tarde o temprano captaría su significado. Estaba acostumbrado a que Palpatine fuera en ocasiones un tanto críptico en sus afirmaciones. Y, ahora que lo comprendía, resultaba evidente que le había enviado a morir, de la manera más indigna posible. No luchando. No con la dignidad que merecía. No. Iba a morir asfixiado en su propio traje. Pero, sí ¡iba a luchar! Iba a luchar por su vida, Como luchó veinte años antes, cuando comprendió que lo había perdido todo, cuando se vio prisionero de aquel traje, de aquella maldita máscara. Entonces recurrió a la rabia, el dolor, la venganza, a la oscuridad en definitiva, para seguir adelante, para seguir viviendo. Y lo mismo haría ahora. Sólo que ahora su objeto de venganza no sería toda la galaxia, sino aquel que le había enviado a morir: Palpatine.
A 100 metros de su caza se sintió desorientado y la visión se le nubló brevemente. Su cerebro estaba empezando a notar la disminución del aire que el respirador le proporcionaba. Debía darse prisa.
Al llegar a la rampa de acceso al caza, se despidió de los diplomáticos que le acompañaban. "En breve tendrán nuevas noticias del Emperador", 'si es que ese reptil vive para ello' añadió para sí lleno de oscura rabia. Sin perder ni un segundo más, entró en su nave y despegó. Estaba luchando desesperadamente por su vida. Cada vez le resultaba más difícil mantener la mente clara. Debía salir de la atmósfera del planeta y pasar al hiperespacio antes de perder por completo la consciencia. Además, debía programar el sistema para que el caza saliera del hiperespacio lo más cerca posible del Executor, porque cuando llegase allí estaría totalmente inconsciente o, incluso,... No, no iba a pensar en la muerte. Aquel no sería su fin.
Apenas un segundo después de haber programado el ordenador de el caza, sintió como su mente caía en una espiral de inconsciencia. Un sentimiento de rabia incontrolable le invadió y, aferrándose a ella y amplificándola mediante la Oscuridad, se forzó a permanecer consciente un poco más. Después de unos segundos que se le hicieron eternos, el sistema de navegación le indicó que había trazado la ruta y, al borde de la insconsciencia, pulsó el botón que le lanzó al hiperespacio.
Entonces, en un punto en el que no estaba consciente pero tampoco totalmente inconsciente, empezaron las visiones. Visiones de un pasado que llevaba veinte años forzándose a no recordar, usando la Oscuridad para olvidar.
La primera fue La Visión. Aquella que años atrás le había llevado a ser quien hoy era. Padmé muriendo en el parto. La parte de su mente que aún seguía consciente intentó usar la Oscuridad para rechazar el recuerdo. Pero en seguida fue evidente que no podía acceder a la Fuerza. Estaba allí, rodeándole, como siempre. Pero era incapaz de alcanzarla. Se sintió frustrado y enfadado al comprender que debería seguir viendo lo que no quería ver, recordando lo que quería... no, lo que necesitaba, olvidar...la muerte de su ángel. Bajo la máscara frunció el ceño y sintió una gran opresión en el corazón. ¿Su ángel? Hacía mucho que no pensaba en ella con ese nombre. ¡Maldición Jedi¿Por qué ahora estaba haciéndolo?
Vader era incapaz de darse cuenta de que su subconsciente estaba saliendo a la superficie ahora que su yo consciente se estaba desvaneciendo.
Sin embargo, incluso en aquel estado de semiconsciencia se sorprendió de que la visión empezara en un punto diferente al que él recordaba. Ahora, en la visión, el androide médico se había acercado a Obi Wan y le había dicho: "Clínicamente está sana, pero por razones que no nos explicamos la estamos perdiendo" Y supo que hablaba de Padmé. Obi-Wan le había preguntado si se estaba muriendo y el androide había replicado "No sabemos por qué. No tiene ganas de vivir..." y, mientras aquella frase se abría paso lentamente en su cerebro, el resto de la conversación se hizo inaudible.
¡Él no había matado a Padmé, como Palpatine le había hecho creer! Bueno, o tal vez sí. Pero no de la manera que él había creído. Padmé había muerto porque no había querido vivir después de descubrir en lo que él se había convertido. Una amarga risa apenas audible surgió de sus labios. ¡Que ironía¡Se había convertido en Darth Vader para evitar la muerte de Padmé y ella había muerto porque se había convertido en Darth Vader!
Pero la visión le reclamaba y tuvo que abandonar sus amargos pensamientos. Aunque, extrañamente, ya no podía oír las conversaciones y las imágenes parecían desenfocadas. Vio el nacimiento de su hijo. Vio como el androide médico se lo llevaba a Obi Wan. Otra nueva oleada de rabia invadió su mente. ¡Obi Wan le había robado a su hijo! Había obligado a Luke a crecer sin su padre y a él a vivir creyendo que su hijo había muerto, asesinado por su propia mano antes de nacer. Y, por su culpa, ahora eran enemigos y, cuanto más buscaba al chico, más profundamente parecía esconderse. Lo que daría por tan sólo hablar con él una vez y decirle... ¿qué?... ¿que era su padre¿cómo?... no lo sabía...
Su mente fluctuaba entre la visión y sus propios, y algo difusos, pensamientos. De repente, algo que ocurría en la visión le obligó a centrarse en ella de nuevo. ¿Otra vez volvía a ver el nacimiento de Luke? Pero, cuando de nuevo el androide llevó al bebé a Obi Wan, éste ya tenía uno en brazos. ¡Dos¡Padmé había tenido gemelos¿Un niño o una niña? La visión era tan borrosa que ni siquiera podía saberlo. Y junto a la inmensa rabia, otro sentimiento le inundó. Tristeza. Porque quizás jamás podría ya saber quien era su otro hijo (o hija), y averiguar donde estaba. Y porque los únicos momentos compartidos con el que sí que conocía, Luke, habían sido de destrucción: matando a Obi Wan,-de lo cual no se arrepentía, claro- y persiguiendo y disparando al muchacho en la trinchera de la Estrella de la Muerte. Después, en dos años, sus caminos no se habían vuelto a cruzar. Era horrible. Si él moría y algún día Luke llegaba a descubrir su parentesco sólo le quedarían esos recuerdos de su padre. Todo por culpa de Obi Wan.
¡Maldito seas donde quiera que estés! gritó a la Fuerza. Pero, si su antiguo Maestro estaba escuchándole, no se dignó a contestar.
¡Oh, Sith¡Si pudiera aferrarse a esa rabia! Porque a medida que la visión iba avanzando, la tristeza amenazaba con ahogarle, más de lo que lo estaba haciendo la falta de aire. No quería seguir viendo aquello. Pero la visión seguía, implacable. E, impotente, vio morir a su ángel. No sin antes darse cuenta de la tristeza infinita que nublaban aquellos hermosos ojos que una vez había amado... Que aún amaba. A pesar de los años. A pesar de su propia Oscuridad. A pesar de toda la crueldad que, para olvidarla, había exhibido todos estos años. Sí, aún amaba a su ángel. Ahora que su muerte parecía tan cercana, ya no le importaba reconocerlo.
Empezaba a pensar que morir no sería tan malo, después de todo. Porque si sobrevivía¿como podría seguir adelante sabiendo lo que ahora sabía? Hubiera sido preferible seguir pensando que la había matado con sus propias manos. Que había matado su cuerpo. Porque saber que, lo que en realidad había matado, era su alma, era mucho más doloroso aún. Porque ahora ya no podía culpar a nadie más de su muerte. Ya no podía seguir culpando a Obi Wan por haberla obligado a llevarle a Mustafar, donde él creía que la había matado. No. Ahora sabía que el hecho de que ella hubiera ido a Mustafar era irrelevante con respecto a su muerte. Padmé hubiera muerto en cualquier otro sitio, cuando hubiera comprendido en qué se había convertido Anakin. Y, después de veinte años, una solitaria lágrima resbaló por su mejilla, quemándole la piel más de lo que lo había hecho la lava años atrás.
Esa visión se desvaneció y, durante dos segundos, la negrura más absoluta invadió su mente. Y entonces, otra visión surgió. Estaba en Mustafar, estrangulando a Padmé.
¡Maldita fuera la Fuerza¿Es que no iban a parar nunca aquellas visiones¿Estaba condenado a ver, antes de morir, todo el pasado que había enterrado en su mente bajo incontables capas de Oscuridad? Muy a su pesar, eso parecía.
Sin embargo, había algo extraño en esa visión. Algo que era incapaz de definir. Era... Intentó aclarar su mente, infructuosamente. Hubiera jurado que era como si dentro de su visión, alguien estuviera teniendo una visión de su pasado. ¿Tenía eso sentido? No lo creía.
Y, su alma fue torturada más allá de lo que un ser humano puede soportar cuando revivió todo el horror de Mustafar: Padmé en el suelo inconsciente después de su ataque, su pelea con Obi Wan, su mutilación, su cuerpo quemado por las llamas, de nuevo la muerte de su ángel... '¡Oh, no¡Otra vez, no!' suplicó infructuosamente a la Fuerza... y, finalmente, su encierro en aquel traje que ahora iba a ser su mortaja.
A medida que las imágenes iban fluyendo, la angustia le oprimía más y más el corazón. ¿No podía la Fuerza dejarle morir en paz, sin tener que pasar dos veces por el destino más cruel que nadie pudiera imaginar? Y, como si escuchase sus súplicas, de repente ya no estaba en Mustafar, sino que salía de esa visión... o, al menos salía de esa visión el ser que él era en la suya propia. Ese ser... '¿quién es?'... se encaminó hacia el holotransmisor y lo conectó. Y, aunque no podía reconocer al ser con el que hablaba, el horror, el odio, la ira y un incontrolable deseo de venganza se apoderó de Vader cuando su mente procesó las palabras y la voz del ser que él era en la visión: "¿Les han proporcionado ya a los droides médicos las prótesis, el traje y la máscara que les encargué? Mi nuevo aprendiz va a necesitarlos en breve..." dijo la voz de Palpatine con un tono de total satisfacción en su voz.
Y, como en la más horrible de las pesadillas, la imagen parpadeó y mostró otro fragmento del pasado. Alguien estaba diciendo a Palpatine "De acuerdo con sus deseos, Alteza, hemos alterado los registros de la muerte de la senadora Amidala. Ahora consta como fallecida por estrangulamiento en Mustafar, quince horas estándar antes de la real". La ominosa voz de Palpatine reverberando con tonos lujuriosos respondió "Perfecto. Con eso completaré el viaje al Lado Oscuro de Lord Vader".
En el caza, el cuerpo del Señor Oscuro del Sith se convulsionó mientras su mente se hundía, al final, en una total inconsciencia, no sin antes comprender, horrorizado, que en su punto de destino ya no habría ninguna nave esperándole.
La idea que surge del fanfic de Raythe es que Palpatine ya sabía de antemano lo que le iba a suceder a Anakin en Mustafar ya que lo tenía todo preparado (traje, mascara y prótesis) cuando le trae de regreso.
