Bue... hacia mucho tiempo que no publicaba nada por aqui y decidi poner algunas de las historias que he escrito este tiempo. Esta es una señora chorrada, pero al menos espero que os riais un poquito. Sed compasivos... es un fic chorra, no Shakespeare...

Titulo : Mordiscos.

Autor : la aquí presente, Vulpix_Vulpecula.

Spoilers : Segunda temporada, asi que no creo, vamos.

Clasificacion : Mayores de 18 años, sexo, lenguaje adulto y bastante pitorreo, la verdad.

Advertencias : Wincest y… se me ha ido la pinza otra vez, asi que avisadas estais todas.

Estado : Completo.

Resumen : odio hacer resumenes… Dean sufre un contratiempo en una caza y sufre un ataque que le traera bastantes dolores de cabeza a su hermano. Odio hacer resumenes…

Disclaimer... leed atentamente, porque solo lo pondre en este capi y vale para el resto. Los Winchester no me pertenecen, mas quisiera yo, la serie tampoco o añadiria más chicos sin camisetas y algo de wincest a la estupenda trama que ya tiene. Esto se hace sin animo de lucro ni de ofender a nadie, solo porque me aburro y porque me divierte hacerlo. He dicho!

A disfrutar!!!!

Capitulo 1.

- ¡Suéltame!

Nueva Orleans. Habían sucedido varios casos de personas muertas y mutiladas en el barrio francés. Muertes sospechosas en las que el arma homicida fueron garras y colmillos.

Los Winchester llevaban en la ciudad una semana, investigando el caso. Creían que era un hombre lobo, pero el forense les dijo que los corazones permanecían intactos y en su sitio. Así que debía ser otro bicho.

Tras muchas indagaciones encontraron un posible culpable. Un tipo llamado Eliot al que Dean había seguido dos noches y dos días enteros solo para descubrir que el tipo era algo más que un hombre normal.

Aun no sabían exactamente que era, ya que Sam no encontraba información alguna sobre eso, pero el tal Eliot era una especie de hombre gato, por ridículo que sonara.

No solo era un hombre de metro ochenta, ojos azules, melena rubia y cuerpo musculoso. Nop. También era el que tenía las pupilas rasgadas como las de un gato, orejas puntiagudas escondidas bajo el largo cabello, colmillos y garras afilados y un largo rabo que ondeaba amenazante a su espalda.

Para saber todos esos detalles había que acercarse mucho. Demasiado, incluso. Desde luego, eso pensaba Dean tratando de liberarse del agarre del bicho que además era mucho más fuerte que él.

- Hueles que alimentas, cazador. – Dean hizo una mueca de disgusto al ver al tipo ese meter la nariz en su cuello y olisquearle. Se le puso la carne de gallina al notar su calido aliento contra la piel. La criatura le volvió a aplastar contra la pared cuando trato de revolverse de nuevo.

- Como no me sueltes de una vez, voy a despellejarte vivo, minino. – Eliot soltó una carcajada y le dio bruscamente la vuelta, manejándole como si fuera un muñeco y poniéndole cara a la pared.

De manera igual de violenta le saco la cazadora y le rasgo la camiseta hasta arrancársela, dejándole desnuda la espalda. Un escalofrío hizo estremecer al cazador que gimió dolorido cuando la criatura le araño los costados con las garras y le mordió entre los omoplatos.

- No voy a soltarte, cazador. Tengo planes más interesantes para ti. – ronroneo en su oído antes de lamerle en la nuca. Dean volvió a estremecerse y no estaba seguro de que fuera de miedo. ¿Qué coño tenia ese tío en la voz? Casi era hipnotizante. Su miembro se endureció cuando le mordió en un hombro.

- ¿Qué planes? ¿Matarme? – la risa de Eliot lleno el callejón vacío en el que se encontraban, pegándose más a su cuerpo. - Vas a tener que ser más imaginativo, campeón.

- Matarte no sería tan divertido. Tengo algo mejor en mente. Mucho más placentero para mí.

Cuando le clavo los colmillos en la nuca Dean quiso gritar y no solo de dolor. Fue una sensación extraña. Le dolía. Le dolía y mucho. Pero también sintió un misterioso placer que le recorrió entero. Su miembro se endureció aun más y un jadeo se le escapo de los labios. Podía notar el musculoso cuerpo del otro, su boca caliente en la nuca y la sangre resbalando por su espalda.

Gimoteo cuando la criatura le soltó al fin, cayendo sentado al suelo con la vista nublada. Eliot le miro desde arriba, sonriendo socarrón, los colmillos a la vista y lamiéndose la sangre de los labios. Dean se llevo una mano a la nuca y la vio manchada con su sangre.

- ¿Qué coño me has hecho? – Eliot volvió a reír.

- Pronto lo sabrás. Estaré esperando a que regreses a mi, cazador. – con una última risa, la criatura desapareció del callejón.

Dean volvió a jadear, ahora si dolorido y saco el móvil. Iba a necesitar ayuda si quería salir de ahí y volver a la habitación. El coche estaba en el parking del motel y, de repente, se sentía demasiado cansado y dolorido para andar hasta ahí.

Media hora más tarde se encontraba en su cama de la habitación con Sam buscando el botiquín y echándole la bronca del siglo por haber ido solo contra ese bicho.

- ¡Estas tonto del culo, en serio! – le grito desde el baño. Dean podía oírle revolver entre las cosas del armarito del lavabo, buscando el dichoso botiquín.

- ¡Ey! ¡Un respeto a tu hermano mayor! – gruño Dean, rozándose la herida de la nuca. Al menos ya no sangraba tanto. Sam volvió a la cama, fulminándole con la mirada.

- Te respetare cuando dejes de comportarte como un puto kamikaze. – se sentó junto a su hermano y le obligo a darle la espalda. – Te dije que no fueras solo a por ese tío.

- Estaba atacando a una chica. ¿Qué querías que hiciera? ¿Quedarme mirando mientras la destripaba? – espetó, intentando girarse para encararle. Sam le sujeto del brazo.

- Quédate quieto. – empezó a limpiar la herida, sacando un par de siseos al mayor. – Te ha dado un buen mordisco. – murmuro, perplejo. Podía ver claramente la marca de los dientes, los colmillos habían desgarrado su piel. Iba a dejarle cicatriz, eso sin duda. La rozo con la yema de los dedos, arrancándole un gemido a su hermano. – A lo mejor deberías ir a ponerte la antirrábica. O la antitetánica.

- O la del moquillo, ¿no te jode? – gruño Dean molesto. Sam frunció el ceño. – Limpia la herida y ya esta, Sam. Estoy bien.

- No, no lo estas. No sabemos que es esa cosa. Y te ha mordido.

- Tú lo has dicho. Solo me ha mordido. Podría haber sido peor. – el pequeño se paso una mano por el pelo frustrado.

- ¡A eso me refiero, gilipollas! ¿Por qué solo te ha mordido? Podría haberte matado y no lo ha hecho. Has dicho que tenía planes mejores que matarte. ¿No te preocupa eso? – gruño, poniéndole crema cicatrizante en la herida.

- Sam, me encuentro bien. Y ese tío solo quería asustarme, ¿vale?

- No, no vale. Voy a llamar a Bobby a ver si sabe algo del bicho este. – se levanto, llevándose el botiquín y cogio su móvil de la mesa del comedor.

Diez minutos más tarde, Bobby le gritaba enfurecido desde el teléfono que movieran el culo y pusieran rumbo a su casa, inmediatamente. Sam suspiro y echo un vistazo a las camas. Dean se había quedado dormido, con ropa y todo.

- Saldremos a primera hora, Bobby. Dean esta cansado y yo también. ¿Alguna idea de que puede ser ese bicho?

- Alguna. Aun tengo que revisar un viejo libro que tengo por ahí… en alguna parte, pero lo del mordisco no es bueno, Sam. No le quites el ojo de encima a tu hermano. Vamos a tener problemas por esto.

Sam colgó, frustrado. El día que no tuvieran problemas de alguna clase… probablemente seria el día que estuvieran muertos. Los problemas perseguían a los Winchester. Estaba claro.

No consiguió dormir apenas. El amanecer le sorprendió investigando en el portátil. Se froto los ojos cansado. Estaban a una semana de viaje de casa de Bobby, así que mejor salían ya.

Se acerco a la cama de su hermano y le zarandeo para que despertara. Dean parpadeo un par de veces y se estiro en el colchón, haciendo que se le subiera la camiseta varios centímetros mostrando su firme estomago. Sam desvió la vista, azorado.

- Levanta ya, vago. Tenemos que salir. – Dean bostezo.

- ¿Y el desayuno?

- Luego paramos. Bobby quiere que vayamos a su casa a toda leche. – el mayor hizo un puchero nada digno de él.

- ¡Pero yo tengo hambre ahora! – rezongo. Sam se paso una mano por el pelo, frustrado.

- ¡Oh, esta bien! Iré a comprar algo mientras te cambias de ropa. ¿Qué te traigo? – le pregunto ya con la puerta abierta.

- Un vaso de leche y un bocadillo de atún. – Sam estuvo a puntito de reírse, pensando que su hermano le estaba tomando el pelo, pero la expresión seria de Dean le corto la carcajada. No era una broma. Oh, oh…

- ¿Va en serio?

- Claro.

- Dean… no te gustan los bocatas de atún. ¡Lo odias! ¿Y desde cuando bebes leche?

- Se me ha antojado. – respondió, encogiéndose de hombros. Sam suspiro y salio de la habitación.

Este iba a ser un viaje muuuuuy largo.

Continuara...