Esta historia es mi primer fanfic sobre Mass Effect. Intentaré reducir los spoilers al mínimo, aunque siempre aparecerán algunas pequeñas cosas del argumento. Ésta es, ante todo y sobre todo, una historia romántica. Creo que es la primera en castellano, así que espero que os guste.
CAPÍTULO 1: Introducciones
A Jane Shepard el puesto de comandante de la Normandía la había pillado por sorpresa. Estaba acostumbrada a dar órdenes en el campo de batalla, pero nunca había tenido una nave entera bajo su control. Y menos aún una nave como aquella. Desde las dársenas, en el puerto de atraque de la Ciudadela, Jane escudriñó la elegante estructura de metal, tan distinta a otras naves que había conocido. Y también estaba el tema de ser un espectro...
Jane cogió aire y avanzó por el finger que servía como puente entre la dársena y la nave. Las puertas se abrieron a su paso para dejarla acceder al recinto de descontaminación. Una voz metálica explicó el procedimiento mientras un suave vapor cubría a la espectro. El escáner recorrió un par de veces la sala y, finalmente, la puerta que daba acceso a la Normandía se abrió ante Sephard. A un lado estaba la cabina de vuelo, al otro la sala de navegación. Más allá se encontraban los accesos a las dependencias de los oficiales y marines, los motores, almacenes y demás. Shepard sólo había volado una vez en la Normandía, en el viaje que la llevó a Eden Prime. Apenas había tomado contacto con algunos de los -por así llamarlos- habitantes de aquella maravilla tecnológica. Y sin embargo ahora era su comandante. ¿Por dónde empezar?
- Comandante -Shepard se giró al escuchar la voz familiar del teniente Alenko. El hombre, alto y delgado, de ojos y cabello oscuros, se acercó a ella y realizó un saludo militar. Shepard correspondió con el mismo gesto-. Enhorabuena por su nombramiento. Es un orgullo haber servido con usted.
Shepard asintió con gravedad, y después dejó escapar una sonrisa de medio ía conocido al teniente Kaidan Alenko en la desastrosa misión de reconocimiento de Eden Prime. Aquello había sido más que un reconocimiento. Los geth habían invadido la colonia humana convirtiendo a los colonos en una especie de zombies descontrolados. Todo había sido destruído. Solo la soldado Ashley Williams y un par de científicos habían conseguido escapar. Y después habían encontrado la dichosa baliza...
- Parece que me tendréis por aquí durante algún tiempo -dijo mientras miraba a su alrededor, buscando tal vez a la soldado Williams. Alenko no pudo menos que sonreír ante la actitud despreocupada de la espectro-. ¿Dónde están los demás?
- La mayoría de permiso en la Ciudadela hasta mañana -Alenko se encogió de hombros-. Me he quedado para... En fin, por si necesitaba algo mientras... Vaya...
Shepard clavó una mirada interrogativa en el soldado, que desvió la mirada hacia otro lado repentinamente turbado.
- Bien, me alegra que alguien se haya quedado para decirme hola. Gracias, Alenko -Shepard pegó un ligero puñetazo en el hombro del soldado, que no pudo evitar alzar las cejas con sorpresa-. Me vendrá muy bien una cerveza. ¿Hay alguien más a bordo que pueda compartirla?
Alenko frunció el entrecejo, pensativo.
- Creo que Joker estaba todavía en la cabina de vuelo.
- Bien -Shepard dio media vuelta para dirigirse hacia allí-. Alenko, vete preparando la bebida, nos vemos en la sala de descanso dentro de un rato.
- Claro, comandante.
Shepard avanzó por el pasillo entre monitores de tonos rojizos que mostraban diferentes métricas e informes. La cabina de vuelo estaba casi al lado de la puerta de acceso a la Normandía, así que no tardó mucho en alcanzar su destino. Joker parecía entretenido revisando algunas de las pantallas que tenía a su izquierda, pero enseguida se dio cuenta de que no estaba solo.
- Comandante...
- Las noticias vuelan -Shepard se dejó caer aparatosamente en la silla del copiloto y empezó a curiosear la miríada de botones que se extendían ante ella.
- Sí, si estás a cargo de las comunicaciones -replicó el piloto con un deje irónico en la voz-. Enhorabuena por el nombramiento. Por los dos.
- Gracias, Joker -respondió la espectro, utilizando el mote que había usado antes el teniente Alenko-. Imagino que ése no es tu verdadero nombre, ¿me equivoco?
- Jeff Mureau. Jeff "Joker" Mureau –el piloto se quitó la gorra azul a modo de presentación y Shepard aprovechó para observarlo por el rabillo del ojo. Pelirrojo oscuro, de ojos castaños, delgado y fibroso. El piloto la obsequió con una sonrisa de medio lado y se encasquetó la gorra de nuevo, para después volver a concentrarse en uno de los paneles a su izquierda.
- Si has terminado, podrías unirte al teniente Alenko y a mí en la sala de descanso. Esperaba poder tomarme una cerveza para celebrar mi… nombramiento. Y de paso, podrías explicarme de dónde viene lo de Joker.
El piloto asintió levemente.
- Claro, solo estaba repasando los controles. Rutina –Joker movió algunas palancas y la cabina quedó sumida en una tenue oscuridad-. ¿Vamos?
Shepard se puso de pie de un salto y observó con sorpresa cómo el piloto recogía una muleta del suelo. El hombre se acercó hasta ella cojeando ligeramente.
- ¿Qué te ha pasado?
- No me digas que no lo sabías… –Joker chasqueó la lengua contrariado-. Padezco la enfermedad de Vrolik. Bueno, no exactamente esa versión... o ya estaría muerto. En definitiva, soy el hombre de cristal. No me pidas que haga mucho ejercicio físico. Al menos, no ejercicio violento –explicó guiñándole un ojo.
- No sabía nada. Pero…
- Mis huesos son más frágiles de lo normal, comandante, pero eso no me impide ser el mejor jodido piloto de la galaxia. Todo lo que soy, toda mi hoja de servicios, me la he ganado a pulso. Puede que no sirva para boxeador, pero soy el único que es capaz de domar a esta maravilla –Joker dio unas palmadas afectuosas sobre la pared de la nave.
- Nunca lo hubiese dicho por tu aspecto. Pareces bastante fuerte...
Joker sonrió.
- Sí, claro, unas cuantas horas de sano ejercicio rehabilitador no me las quita nadie... Pero dudo mucho que pueda acompañaros en ninguna misión. Hace tres semanas me rompí la pierna haciendo el idiota en la Ciudadela. Y... duele.
Cuando llegaron al ascensor Joker se apoyó contra la barandilla y cruzó los brazos contra el pecho, la muleta apoyada en la pared.
- La mejor nave de la galaxia y uno de los ascensores más lentos del universo -Shepard asintió divertida-. Lo siento, comandante, esto es algo que no está en mis manos arreglar.
Cuando llegaron a la sala de descanso, el teniente Alenko les esperaba con un par de botellas sobre la mesa. El marine saludó al piloto con un movimiento de cabeza que el otro correspondió con un gesto de la mano. Shepard tomó asiento entre ellos y sirvió un par de vasos para ella y para el piloto. Alenko se apresuró a inaugurar el brindis:
- Por la primera espectro de la humanidad.
- Y nueva comandante del Normandía -añadió Joker.
- Gracias teniente Alenko, teniente Mureau -dijo Shepard. Tomó un sorbo de su vaso y después dirigió una sonrisa a los dos hombres, que la miraban con curiosidad-. No es que sea precisamente un premio esto de tener que salvar a la galaxia... Pero el embajador Udina parecía muy satisfecho.
Alenko dejó escapar una risa.
- Todos cargamos con alguna etiqueta para mayor gloria de la humanidad, comandante. Solo que ser espectro tiene sus ventajas.
Shepard alzó un ceja y miró sorprendida al soldado moreno.
- ¿Cuál es tu etiqueta, Alenko?
- Biótico. L-2. Marine... Tengo muchas.
- ¿Un L-2? -Joker dejó escapar un silbido-. Creía que la mayoría se habían vuelto locos.
Alenko se encogió de hombros.
- Tuve suerte. Sólo -remarcó cada sílaba con ironía- tengo migrañas. Pero dadas las alternativas, me quedo con mis dolores de cabeza y mis tortillas de medigel.
Shepard frunció el entrecejo y bajó la mirada. Los bióticos eran capaces de controlar los campos de efecto de masa. Podían crear escudos, empujar objetos o alzar cosas por los aires. Y los L-2 eran los más poderosos, aunque había muy pocos. Shepard conocía muy bien el tema, ella misma era una biótica, aunque de otra generación. Los L-3 eran mucho más estables, no sufrían las consecuencias de un poder desmesurado. La espectro observó a Kaidan con renovado interés.
- Y ¿cuáles son tus etiquetas, Joker? -preguntó dirigiéndose al piloto.
Joker esbozó aquella sonrisa suya de perdonavidas.
- Puede imaginárselas, comandante: Soy "el mejor piloto de la Alianza". Incluso podría añadir que soy "el mejor y más atractivo piloto de la Alianza"... Aunque lo normal es que la gente solo se quede con que soy un lisiado.
Jane se arrepintió de haber hecho aquella pregunta, aunque Joker no parecía muy afectado. La autoestima del piloto estaba a la par que sus habilidades, si era cierta la mitad de las cosas que el capitán Anderson había contado de él. Jane carraspeó y por un momento los tres guardaron un silencio incómodo.
- Debería retirarme -dijo finalmente la espectro-. Mañana hay que preparar el plan de infiltración en Artema Tau y llevo día y medio sin dormir -los hombres asintieron y se pusieron en pie al mismo tiempo que ella-. Vosotros también deberíais descansar.
Jane abandonó la mesa y se dirigió a su camarote privado. No había puesto los pies en él todavía, ya que el día anterior todavía era solo una teniente y había tenido que dormir en un cubículo en la zona de la tripulación, al igual que el resto de los soldados. La habitación era amplia, aunque austera, y gran parte del espacio lo ocupaba una mesa con dos ordenadores. Había un espacio para sus cosas personales, que ya habían sido trasladadas allí, y un pequeño baño privado. Todo un lujo. La espectro se quitó la ropa y se metió en la cama. En sus sueños las caóticas imágenes que la baliza proteana le había introducido en el cerebro se mezclaron con los rostros de Kaidan Alenko y Jeff "Joker" Mureau.
