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Mi segundo fic de VK, y de momento, en el que más me estoy esforzando. Intento llegar hasta lo más hondo de Zero y Kaname, porque me parecen los dos personajes (junto con Yuuki) más interesantes de este manga.
No es un drama, pero sí tiene mucho sentimiento ;) Una puede llorar con este fic si está un poco sensible... pero también puede sonreir como una niña.
Por cierto, NO, no odio a Yuuki Cross. De hecho, me encanta el personaje, pero decidí hacer algo diferente en este fic. Original.
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1- Esta tarde no llueve
Ni siquiera la meteorología quiso compadecerse ese día, y todos esperaron en vano a que dejase caer sus aguas benignas y éstas empañaran la tristeza y acompañaran el ambiente que se respiraba, pesado como una montaña, sobre las cabezas de los asistentes al entierro de Yuuki Cross.
Era tanto el silencio, tanta la presión en las personas presentes, que los rayos de límpido Sol, claro y abrasador, resultaban casi imperdonables a los ojos de cualquier observador.
Los vampiros se erguían, protegidos en su mayoría por velos oscuros, a la izquierda del corto camino de grava que serpenteaba hasta el sepulcro de roca, en una de las zonas más hermosas y despejadas del cementerio, que aunque no destacaba demasiado, parecía haber permitido allí el desarrollo de cipreses bajos pero de color vivo; incluso también crecía una sencilla cama de margaritas que, si te desconcentrabas, te hacía soñar con un colchón de pétalos blancos y cielo estrellado.
- Es el lugar perfecto para ella – dijo de pronto Sayori Wakaba, como abstraida, y aunque nadie le contestó, muchos estaban de acuerdo con ella. Aunque ésto debería haber roto un poco el silencio, no lo consiguió, sinó que en cambio lo volvió incluso más opresor.
Ella, en un sencillo traje oscuro, pero no negro, estaba junto a algunos amigos más de la Clase Diurna, viendo sin ver, o más bien dicho, viendo sin mirar, pasar el ataud en el que va la que era su mejor amiga. Lleva el pelo completamente despeinado, probablemente sucio porque hace tres días que no se ha tomado una ducha. No es que no lo necesite, ni que no se lave habitualmente. Es que hasta hace tres días ella no sabía siquiera que hoy estaría aquí, asistiendo al entierro de Yuuki. Recordó que había sido el director de la escuela quien se lo había comunicado, antes que a ninguno de los otros alumnos diurnos.
Antes incluso que a Zero; pero Yori tenía la seguridad de que él supo que Yuuki había muerto en el mismo instante en el que dejó de respirar.
Pensando en eso, intentando al mismo tiempo no pensar, Yori escuchó la música, suave y melancólica, que habían compuesto algunos alumnos para la ceremonia voluntariamente. No era del todo triste, más bien pausada, pero así era mejor. Yuuki lo hubiera querido así.
El ataúd llegó a su destino, y los portadores lo dejaron con suavidad sobre la tierra tibia.
Yuuki.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de la rubia, súbitamente, y le arrebataron todo el control. Su cuerpo se convulsionó, y aunque fue la primera en derramar lágrimas, no fue la última, porque aquello fue como una señal, y de pronto decenas de personas lloraban, algunas muy ruidosamente, como las chicas de la Clase Diurna, y otros con lágrimas pequeñas y tímidas de porcelana, todos compartiendo un dolor parecido.
- Yu..¡Yuuki! - gimió Yori, desconcertada ante el doloroso pozo sin fondo que era su corazón en aquellos momentos. Sintió una mano que le estrechaba el hombro, y aunque no se giró para comprobarlo, supuso que era el tacto cálido del director Cross, que era posiblemente el único que podía aguantar medianamente la compostura, junto con algunos miembros de la Clase Nocturna.
Pero tras unos minutos en los que el curso del entierro se paró para dejar que la gente calmase su angustia, ella miró al hombre y supo que estaba sufriendo de forma horrible, más que ella, y que se mordía el labio del esfuerzo por aguantar las lágrimas. Cuando él se dio cuenta de que le observaban, esbozó una sonrisa algo torcida y dijo:
- Por Yuuki.
"Lo aguanta por Yuuki" pensó Yori "Por el orgullo de ella, para que no esté triste", y este pensamiento le hizo todabía más difícil aguantar sin llorar. Levantó la barbilla y comprobó, triste, el espacio vacío que había donde debería haber estado el líder Kuran, y también el hueco vacante donde, sin duda, debería haber estado Zero.
Y su alma se encongió sólo de pensar lo pequeño que debería resultar aquel sufrimiento comparado al de ellos. Porque Yori había querido a Yuuki, habían sido realmente íntimas, pero desde hacía un tiempo esos lazos se habían desatado un poco, y aunque ella nunca dejara de considerarla su mejor amiga, y aunque hubiera dado todo por salvarla, sabía que en el tiempo en que ellas se habían distanciado los sentimientos de Kaname y Zero no habían hecho más que duplicar su intensidad.
Y también sabía que Yuuki hubiera acabado marchándose de allí, dejándola sóla en la escuela.
A continuación, mientras el director Cross recitaba de memoria su discurso, Yori deseó haber tenido más tiempo para volver a estrechar esos lazos, para atarlos con un nudo marinero si hiciese falta y no dejarlos escapar jamás. Deseó poder compartir el dolor de aquellos dos, y no sólo un trozo.
No estaba segura de que, aquel día, cuando habían vuelto a hablar de verdad y ella le dijo a Yuuki que, a partir de entonces, volvieran a ser siempre amigas y siempre sinceras, Yuuki la hubiese creído del todo. Y eso la carcomía por dentro.
Porque Yuuki era en realidad una vampira, igual que todos los otros miembros de la Clase Nocturna. Yori era la única humana, a parte del director, que lo sabía, y era porque Yuuki se lo había contado.
Y se sentió tan bien cuando lo hizo, porque en aquel momento todas las dudas parecieron desaparecer, porque ella nunca temería a su amiga por ser como era y pensó que Yuuki y ella estarían juntas por siempre.
Qué ilusa.
- Yuuki – continuaba el director – ha sido amiga, alumna, profesora, hermana... hija – hizo una dolorosa pausa - Yuuki ha significado mucho en nuestras vidas, ha llenado a todos, en los peores momentos, de la esperanza y la paz que necesitábamos...
Todo aquello era cierto. El director Cross continuó describiendo todo aquello que amaban de Yuuki, y Yori echó en falta que se nombraran también las cosas no tan buenas. Porque para ella también había sido Yuuki, la cabezota, la infantil, la a veces un poco egoista y despistada, la inocente... Yuuki... su Yuuki. Toda ella era la misma persona. Imperfecta pero irremplazable.
Por último, las palabras del director retumbaron en los oídos de todos mientras una brisa les hacía estremecerse ligeramente:
- Tras todos éstos acontecimientos recientes, como el ataque del Consejo, la enfermedad que se llevó a Yuuki nos pilló a todos desprevenidos. Dios sabe que ella luchó por su vida y sonrió hasta el final, como siempre. Con su marcha... Yuuki se lleva también un trozo de todos nosotros, y se lo regalamos sin dudar para que le de calor y se acuerde de nosotros en las noches frías, donde quiera que descanse ahora.
No hacía falta decir nada más. Lentamente, el director volvió a su lugar junto a los alumnos y lentamente, un aplauso comenzó a surgir de entre todas las palmas, primero escondido, luego sonoro, al unísono y extrañamente bello como si los mismos ángeles hubieran venido a llevarse a Yuuki.
La despedida había acabado. Yori esperó en silencio durante mucho tiempo a que todo el mundo se fuera, y cuando consiguió (no sin esfuerzo) que incluso el director la dejara sola, se inclinó sobre la lápida de marfil, leyó sin voz el nombre inscrito y con una última lágrima rodando por su mejilla, se acurrucó sobre la tierra donde descansaba su amiga y se quedó dormida.
Y aunque esa noche hizo frío, ella soñó acunada en un cálido abrazo.
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¿Cómo habrá reaccionado Zero? A partir del siguiente chap, seguimos desde el punto de vista del prefecto =) ¡Nos vemos!
