Prólogo
Candy y Terry habían caído en la trampa de Elisa, un ser ruin, vacío, un alma oscura, sin sentimientos, donde no habita más que la maldad alimentada por un odio y resentimiento que nació en un corazón de niña el cual no supo ser encausado al bien, ella, ha logrado que nuestra pareja favorita se encuentre en uno de los peores momentos en su corta vida, pero… es así, Candy confinada a estar en una sala de castigo, indigna para cualquier persona, un viejo molino sin techo, y sin la compañía de ningún ser, más que su fiel mascota Clin, y el cielo lleno de estrellas…el castigo de Terry había sido totalmente diferente, una semana de confinamiento en su cuarto, aunque la falta era la misma.
Terry acudió a la hermana Grey tratando de que Candy no fuera expulsada, pero fue en vano.
Luego se dirigió hasta donde se encontraba Candy cumpliendo su castigo, y desde fuera daba ánimos a la pecosa, valor y esperanzas que él mismo estaba perdiendo también.
-Candy… me quedaré aquí hasta la mañana…pensaba un Terry triste y casi derrotado…si fuera adulto me iría del colegio con Candy, podríamos decir adiós, si preocupaciones, riéndonos. —
Sentado al lado de la puerta que le impedía llegar a Candy en su castigo, Terry decide despedirse de ella tocando la melodía tan característica de él.
Luego, sintiendo impotencia al no poder hacer nada, dejando a un lado su orgullo, se dirigió a su padre el tan renombrado Duque de Grandchester, solicitando una ayuda que le fue negada.
-Terry estando aún en presencia de su padre pensaba—no debí venir, no debí venir, sabía que esto iba a pasar, pero quise creer que me ayudaría. —
En ese mismo momento, un Terius Grandchester decidido, se despide de su padre, diciéndole que nunca más le pediría ayuda y resolvería sus problemas, solo.
Capítulo I: Un último intento
(Aquí comienza mi adaptación en pro de un final feliz)
Terry decide volver a hablar con la hermana Grey, tratando de convencerla de desistir de expulsar a Candy.
-Terry llama a la puerta de la hermana Grey, recibiendo como respuesta un adelante.- ¡Terry!- exclama la directora.
El solicita hablar con ella, recibiendo como respuesta una negativa por estar "confinado en su dormitorio", pero Terry cambia su actitud y levantando la voz le dice:
-¡Escúcheme, es mi último pedido hermana, no le robaré mucho tiempo!- Con la sorpresa, la hermana Grey decide escucharlo, y él le vuelve a pedir que no expulse a Candy.
-Por favor hermana Grey – dice Terry- Candy no puede ser expulsada, usted debe saber, como directora de este establecimiento, que ella es hija adoptiva de la familia Andrew, y algo como lo que sucedió haría que ella fuese a lo menos repudiada por su familia adoptiva. Reconsidere de algún modo su decisión, ¡tiene que reconocer que fue una trampa!
-Entiendo lo que me dices Terry,-dice la superiora- pero debes entender que la falta es demasiado grave para dejarla pasar. Qué pensarán los padres de los alumnos cuando se enteren de lo sucedido, ya no nos considerarán capaces de cuidar y educar a sus hijos. No puedo Terry, no puedo.
-¿Su determinación de expulsar a Candy ya está tomada?—cuestiona Terry- ¿no considerará otra opción que no perjudique a Candy?
-No Terry, ¡no lo haré! No acostumbro retractarme de mis decisiones.
-Está bien hermana Grey, respetaré su voluntad, ahora usted respetará la mía—
-¿De qué hablas Terry?—pregunta la hermana Grey-
-Si Candy es expulsada sin derecho alguno de presentar una defensa, ya que sabemos que fue una trampa, que las cartas que nos citaron en aquel lugar eran tan falsas como la mano que las escribió –ya que Terry sabía que había sido una trampa de Elisa. Stear y Archie, se habían encargado de averiguar qué había pasado realmente, tratando de obligar a su "pariente" confesar su fechoría, por supuesto, sin resultado— ¡yo también me iré!—continuó Terry- dejando al Real Colegio San Pablo, sin uno de los principales benefactores…
-¡No!, Terry—lo interrumpe la religiosa—si haces eso, tu padre, el Duque de Grandchester, nos responsabilizará de todo lo que pase, aludiendo a un mal manejo de la situación, y no podremos seguir sin su apoyo. Terry…-continuó la hermana Grey—dame unos días, veré otro modo de solucionar esto, pero es casi imposible, que Candy pueda continuar sus estudios aquí. De todas maneras, su familia ya fue notificada.
Terry miró a la superiora con una muy bien aprendida desconfianza. Cuando iba a cuestionarla, la monja adivinando los pensamientos de Terry lo interrumpió…
-Te estoy diciendo la verdad… por el momento haré salir a Candy de donde se encuentra ahora, para que siga cumpliendo su castigo en su dormitorio, al igual que tú, recuerda que aún sigues castigado y deberías estar ya en tu cuarto.
-Muchas gracias hermana Grey…- decía un Terry más aliviado y con esperanzas, aunque sean pocas, por lo menos había logrado algo de tiempo, muy valioso considerando las circunstancias- sabía que podía contar con usted, con permiso, voy a mi dormitorio a seguir cumpliendo mi castigo.
Así Terry se retira de la presencia de la hermana Grey, con un semblante algo más alegre, pensando en correr hacía Candy para decirle lo que había conseguido, pero al ir de camino se encuentra con los primos preferidos de la pecosa y sus amigas, quienes al verlo con tanta prisa, no dudaron en cuestionar…-¿a dónde tan rápido Terry?—al escuchar su nombre se da media vuelta para ver quien lo llama, al ver a Stear, Archie, Annie y Patty, se detiene diciéndoles—ya no tendrán que preocuparse por Candy- y les cuenta lo recién ocurrido en la oficina de la hermana Grey.
Más contentos, no podían estar, al pensar que quizás Candy no sería expulsada, pero Terry tuvo que bajarlos de la nube, diciendo—No se apresuren tanto, la "vieja cabeza dura" –(como la llamó Candy alguna vez, y se quedó fuera del Festival de Mayo)—solo dijo que le daría unos días más para ver la manera menos escandalosa de tramitar su salida del colegio, no dijo que no la expulsarían, pero tenemos que aprovechar el tiempo que nos den, y solucionar este lío. En ese momento iba a contarle a Candy cuando escucharon-Terry Grandchester, ¿no debería estar ya en su habitación?—fueron interrumpidos por la hna. Margaret, y otra religiosa que la acompañaba- si hermana, enseguida voy, con permiso—y se retiró quedándose con las ganas de hablar con Candy y ser el primero en darle la noticia. No importa, se dijo, ya encontraré la forma de verla. Cosa que sabemos no será dificultad alguna para nuestro personaje estrella.
Lo que Terry desconocía, era que la hermana Margaret iba precisamente a buscar a Candy para llevarla a su habitación, donde estaría confinada, hasta haber tomado una decisión.
Por cosas de la vida, el fiel George Johnson, se encontraba en la mansión Andrew al momento de recibir la notificación de presentarse en el colegio algún familiar de Candy, lo antes posible, por el problemita del encuentro con Terry en los establos, a horas inadecuadas para una señorita de sociedad, y de tan buena familia. Cuando George lee el escrito se encuentra con lo siguiente:
Familia Andrew:
Requerimos la presencia de algún familiar o tutor legal, de la señorita Candice White Andrew, lo antes posible, por problema de conducta grave.
Atentamente
Hermana Grey
Con esa nota, George no pudo sacar ninguna conclusión de lo que podría estar pasando, y para hacerlo peor, su jefe Williams A. Andrew, padre adoptivo de Candy, no se encontraba en Inglaterra en esos momentos, pero para suerte de lo mismo, la tía abuela estaba viajando a América, es decir, que quién debería hacerse cargo de la situación, tendría que ser él.
Cabe mencionar, que el Duque de Grandchester, no recibió ninguna citación.
En el colegio, no todo era felicidad, la vida continuaba entre clases, recreos, estudios, encuentros furtivos entre alumnos, misa y todo lo que puede suceder en un internado. Nuestra pareja favorita, cada uno en su cuarto, no había podido verse, los primos de Candy habían convencido a Terry de no hacer intento de verla ya que si lo llegaban a descubrir, no habría quién salvara a Candy una segunda vez, lo mismo pasaba en los dormitorios de las chicas, Annie y Patty, se habían encargado de aconsejar a Candy de lo mismo, no intentar visitar a Terry, las consecuencias de otro escándalo, serían más que perjudiciales para Candice. Aunque no podían verse, si podían escribir, y el correo diario estaría a cargo de…si, si, si, adivinaron, los primos y las amigas.
Cartas van, cartas vienen.
Carta de Terry a Candy en su confinamiento.
Querida Candy
Hoy quería correr y contarte lo que había pasado, pero a mitad de camino encontré a tus primos, el inventor y el elegante, con sus novias, ahí me vio la hermana Margaret que iba de camino a buscarte, me envió a mi habitación, tuve que obedecer para no perjudicarte, ya que había conseguido algo de tiempo para ti.
Me alegro que ya estés en tu habitación.
La idea de escribirte es de tu primo, el inventor. A mí me pareció la mejor idea del año, ya que me desesperaba el no saber cómo estabas.
Quiero que sepas que a lo largo de estos días, con tus primos nos llevamos mucho mejor, Stear dice que tengo manos de inventor…ja ja… te imaginas yo inventando, o con él haciendo explotar las cosas. No, no, yo quiero vivir, llegar a viejito.
Bueno, hasta aquí por hoy. Tus primos me están apresurando, ya están yendo a clase.
Hasta la próxima señorita pecas.
Terry.
Candy recibió una carta de Terry dejada por debajo de la puerta, al acabar las clases y sus amigas volvían a los dormitorios. La tomó, acercándola a ella, el olor del perfume de Terry la llenó de alegría y fuerza para afrontar lo que viene en su vida, ¿seguiría en el colegio o sería expulsada por su falta?
Se dispuso a leer la misiva. Las palabras de Terry la animaron y al terminar de leer, dobló y guardó la carta con sumo cuidado junto a sus tesoros. Mientras mantenía una gran sonrisa en su rostro, preparó papel y lápiz para contestar a su amigo.
Querido Terry
Muy buena idea la del correo, felicita a Stear de mi parte.
Ayer, las chicas lograron explicarme, por medio de una carta, ya que no tengo permiso de ver a nadie, lo que estaba pasando, tu confinado en tu dormitorio y yo en el mío.
Confío en que pronto se descubra la verdad y todo esto se solucione, ya que si me expulsan, los Andrew, no lo van a tolerar, y con seguridad anulen la adopción, en especial la tía abuela, para ella siempre he sido solo una piedra en el zapato.
Bien, pase lo que pase, puedo seguir siendo yo misma, con apellido Andrew o sin él, simplemente Candy White.
De todos modos, lo que realmente me preocupa es la mala impresión que el tío abuelo se haga de mí.
Seguramente Annie y Patty pasarán mañana por la carta.
Nos vemos, no, mejor dicho nos leemos.
Candy.
Y así, mientras duró el confinamiento en los dormitorios, ellos se escribieron a diario, pero no podemos pretender leer toda su correspondencia, dejemos algo para ellos.
Quién no se encontraba muy feliz era Elisa. Si bien es cierto que la trampa había dado muy buen resultado, no todo salió como lo planeado, ya había pasado una semana y Candy seguía en el colegio, en su dormitorio y ni señales de que la expulsaran.
Es más, la hermana Grey había estado averiguando que fue lo que llevó a Candy y Terry a cometer la falta, aunque coincidía en que los muchachos decían lo mismo, ella pensaba
-¿y si fue una trampa, si los chicos decían la verdad?, lo más importante es encontrar una solución para ellos dos y para el colegio- y en su búsqueda todo la guiaba a una sola persona….Elisa Leagan.
La descarada de Elisa, no aguantó más la espera y fue a reclamarle a la hermana Grey, que como era posible que a Candy todavía no se le expulsaba del colegio, diciendo –no estoy de acuerdo con el castigo hermana Grey—
-Ten cuidado con lo que dices Elisa—dice la religiosa enfadándose
Elisa continúa con su discurso, haciendo caso omiso de las palabras dichas por la superiora—no puedo entenderla, sabiendo que es tan estricta con los reglamentos del colegio—
-Elisa Leagan, tendrás una semana de confinamiento en tu cuarto… -pero hermana Grey-…trata de hablar la muy mentirosa, cuando ve que la Directora pone en sus manos una carta—y aquí tienes la carta que le escribiste a Terry—dice la religiosa. La cara de Elisa cambió de acusadora a acusada, su cara de sorpresa y vergüenza al haber sido descubierta, sumándole el momento en que Terry la enfrentó, sin palabras, mostrándole a través de un escupo en su cara, lo despreciable que era. Ser pillada en la falta la dejó sin palabras, y agachando la cabeza, se retiró a su cuarto, pensando en cómo se iba a desquitar de la muy suertuda de Candy—me las pagarás "niña de establo", esto no termina aquí.
Continuará
